Partida Rol por web

9... 6...

Se supone que se refiere a los años. 96 años vagando por el entremundo.

Marcos era escéptico a todo esto. Sin embargo un hombre culto como él jamás rechaza aprender nuevas cosas, tal y como dijo Mark.

Y todo ha pasado muy rápido. La impresión inicial fue de sorpresa absoluta. Sin más, Marcos empezó a anotar nervioso todo lo que veía. Usaba dos hojas. En la primera anotaba los datos: MIROSLAVA, 96, ... En la otra página apuntaba lo que sentía. Todos los pensamientos que ahora le rondaban la cabeza. La destrucción de su férrea realidad.

- ¿Estás sola o hay alguien más contigo?

Continúa con su interrogatorio vocalizando las palabras para asegurarse de que todo el mundo puede escucharlas correctamente. La moneda se ha movido hasta ahora guiada por una fuerza desconocida e inquietante, pero de momento nadie parece querer abandonar la sesión.

M... U... C... H... O... S...

M... A... L... D... A... D.

A... Y... U... D... A.

Un espíritu pidiendo ayuda. Hasta ahora jamás se había encontrado con algo parecido, y en ese momento no consigue recordar haber leido algo al respecto. Desde luego la situación es inquietante.

- ¿Cómo podemos ayudarte? - Pregunta temblorosa, después de tragar saliva

Los segundos pasan.

La moneda ha perdido esa especie de energía paranormal que la poseía. Las miradas de todos se entrecruzan dos a dos. Buscando respuesta. Respuestas que no existen.

Cuando la moneda empieza a moverse de nuevo con decisión, sentís como las manos tienden a apretarse unas encima de las otras. Hasta Marcos observa ese hecho al dirigir su mirada cuando el fenómeno oija vuelve a iniciarse.

Azules! Las manos están azules! Las venas marcadas bajo una epidermis frágil.

D... I...
A...
R... I...
O.

El primer impulso es el de apartar la mano de la tabla y dejar de sujetar la moneda, pero no quiere perder la conexión con aquel ente. Necesita más información.

- Espera, no nos dejes aún, queremos ayudarte! Dinos donde podemos encontrar ese diario! - Ya no habla tranquila y suavemente como hasta ahora, sino que su voz temblorosa ha elevado el tono considerablemente.

La ansiedad y el miedo se mezclan en los límites de lo consciente.

Elizabeth sigue dirigiendo el interrogatorio paranormal a "Miroslava". La visión de las manos mortecinas infunde temor en las almas de Rubí y Mark. Los ojos desorbitados mirando el fenómeno ouija. El viento en el exterior como intentado añadir algo más a lo dicho por "la ausente". O tal vez para acallarla. El fuego danzando enloquecido en la chimenea del lugar. La moneda emite un sonido peculiar al arrastrarse forzada por el papel.

P... I...
S...
O. 2.

D... I... ... ... ...

El pelo de Marcos se estira hacia delante. Su boca permanece aun abierta cuando cae contra el suelo golpeandose el culo.
La libreta y el lapiz se le escapan de las manos y van a parar a direcciones contrarias. Rodando y botando por la estancia.

Esto es increible. No le encuentro una explicacion. Seguramente la tenga, pero no la encuentro.

Las palabras que habían huido de mis labios durante todo el "experimento" parecen querer salir todas ahora al mismo tiempo..

- Nunca lo hubiera creído pienso mientras veo los movimientos de la moneda siendo consciente de que no es un engaño de Elisabeth.

- El segundo piso? de qué edificio? susurro como pensando en voz alta..

Por primera vez en los escasos dos minutos que ha durado el contacto, sentís una sensación física propia del mismo. Vuestras manos, las que están sobre la moneda, las que están azules, las que parecen ir consumiéndose por el tiempo con el paso de los segundos como si fueran quinquenios, esas manos que parecen haber conectado con el más allá, comienzan a doler. Un dolor interior, procedente del mismísimo tuétano.

La moneda comienza a moverse de nuevo, esta vez lo hace con mayor vigor y decisión. Como si la comunicación fuera más fácil... Como si estuviérais más cerca de... ... Miroslava.

P...

Concentrada en superar el terrible dolor de sus manos, ignora a Mark y ni siquiera piensa en una respuesta para su pregunta. Puede sentir la presencia de Miroslava cada vez más cerca, hasta el punto de que parece estar junto a ellos guiando sus manos sobre la moneda. La sensación es terrible, y nunca antes había sentido algo parecido, pero sabe que al menos uno de ellos debe aguantar si quiere que la conexión no se pierda.

- Graba! - Grita al bibliotecario desesperada, sin conseguir soportar el dolor - Graba hacia aquí, tiene que estar muy cerca!

Marcos inhala por su boca algo similar al humo que se produce cuando arde el plástico. Le arden los pulmones, le arden las entrañas. Tose y escupe primero y luego tiene varias arcadas. Aunque no llega a vomitar.

¡Para! ¡Para ya!

La moneda se mueve con energía y decisión muy probablemente a costa de vuestra propia energía vital. Hasta el bibliotecario que no participa directamente de la sesión siente una opresión de espíritu que se traslada al plano físico.

En una milésima de segundo la moneda sale disparada contra un rincón de la sala perdiénsose la comuncación con Miroslava.

El sonido metálido de la moneda rebotando en el suelo se una al de vuestras agitadas respiraciones. El fuego crepita agotado en la chimenea recuperando su ritmo natural y las manos de aquellos que la han puesto sobre la ouija permanecen frías, azules, inmóviles y sin sensibilidad...

Marcos continúa grabando por inercia, captando las miradas de miedo de Mark y Rubí, y la mirada de fascinacición de Elizabeth.

Aparta la mano de golpe, mientras la moneda sale despedida contra una de las paredes. Con una mueca de dolor, se agarra el brazo que ahora es más pálido de lo habitual.

- Mierda... habéis visto eso? - Comenta fascinada a pesar del dolor - Nunca había tenido una conexión tan cercana, ha sido increíble.

Comienza a masajear su mano intentando recobrar el riego sanguíneo poco a poco. La idea de la ouija ha resultado ser mejor de lo que pensaba. Generalmente los espíritus no se comunican si alguno de los presentes es escéptico, pero en este caso todo eso no ha importado, y la información que les ha dado es más que interesante.

- Tiene que ser en la casa. La biblioteca no tiene segundo piso, y sabemos que la casa sí. Tiene que estar allí. Deberíamos volver a echar un vistazo

Marcos está totalmente pálido y abre y cierra la boca ligeramente.

¡Dios mío! ¡Vaya si llevas razón chiquilla! Vamos al segundo piso.

Se levanta y parece como si hubiera recobrado todas sus fuerzas. Sus ropas están arrugadas y le hacen parecer aun más viejo de lo que es. Sin embargo éste impulso hace que se levante con un vigor antinatural.