Partida Rol por web

En un rápido vistazo lo que observais son mesas paralelas entre sí y perpendiculares a la puerta de entrada. Seis, tal vez más a derecha e izquierda. Las mesas rectangulares rodeadas de sillas. La pared de enfrente tiene estanterías y libros, muchos libros. No pareceis haber distinguido nada en la pared contraria, la de la puerta.

En un rápido vistazo lo que observais son mesas paralelas, una tras otra. Seis, tal vez más a derecha e izquierda. Las mesas rectangulares rodeadas de sillas. La pared de enfrente tiene estanterías y libros, muchos libros. No pareceis haber distinguido nada en la pared contraria, la de la puerta. A simple vista parece que estais en una biblioteca.

La puerta abierta a vuestra espalda permite entrar un aire helado, que aumenta la sensación térmica de frío de vuestras ropas mojadas. Habrá que hacer algo para entrar en calor, o lo podeis pasar realmente mal.

Camina bajo la lluvia sin demasiada prisa. Sabe que su opinión no vale demasiado para los demás, por lo que parece resignada a seguirles sin protestar. Aunque la idea de la biblioteca no es la mejor, al menos les alejará un poco de la casa y sus extraños acontecimientos. Ni siquiera ha llegado a contestar a Spinner, pero conforme se acerca a la puerta acristalada recuerda lo que poco antes había visto en aquella siniestra biblioteca. Los libros, los cuadros y sobre todo aquella sombra que cruzaba fugazmente ante sus narices para desaparecer en un pestañeo. Desde luego aquel sitio tampoco iba a ser el idóneo para descansar.

- Aquí es donde encontré los libros que os enseñé antes - Sin apartarse de su amiga, a la que no ha dejado desde el incidente con Rick, habla sin un destinatario concreto mientras con la mano trata de secar su pelo azabache - Tal vez haya más información sobre este lugar - Echa un vistazo a las estanterías del fondo y finalmente lanza una mirada hacia la puerta que acaban de atravesar susurrando unas palabras casi ininteligibles - Si alguien quiere entrar, no lo tendrá muy dificil... 

Cruzando la estancia entre las mesas, se acerca hasta la pared cubierta de estanterías y comienza a buscar de nuevo entre los libros, como si los demás ya no existieran.

- Puta lluvia!- grita nada más entrar en la biblioteca- podías haber corrido un poco más abuelo! Mira como me he puesto por tu culpa...- No parecía de muy buen humor y estaba calado hasta los huesos.
Se quitó en un rápido gesto la sudadera, lanzándosela a su hermano Greg- estrujadmela un poco entre los dos- les pidió a sus hermanos mientras él mismo cogía la mojada camiseta que se pegaba a su cuerpo dejando entrever sus curtidos abdominales y haciendo un nudo con ella la retorcía haciendo que un chorro de agua cayera sobre el suelo- Vaya pulmonia voy a pillar- cuando consiguió quitar el exceso de agua que había absorvido su camiseta agitó su cabeza violentamente, salpicando a todos los que tenía a su alrededor, como un perro recien bañado y, dirigiéndose a uno de los estantes de la biblioteca, comenzó a coger libros y a tirarlos sin miramientos hacía la pared contraria, cerca de una de las ventanas- Pasame el mechero- le pidió a su hermano Greg cuando ya había echo un montón de unos diez libros- cuando empiecen a arder le echare las sillas y todo lo que pille por aquí

Greg, que había entrado de los primeros, se sacude como puede el agua de las ropas. No se había dado cuenta de la caída de Marcos, y al girarse para ver entrar a los demás ve al veterano del grupo avanzando con dificultad, ayudado por Spinner y Steve. Mantiene la puerta abierta, para que puedan entrar con facilidad.

Vamos, rápido, entrar.

Una vez todos dentro, Greg cierra la puerta. Cuanto menos se enfríe la estancia mejor.

Tal vez podamos poner alguna mesa para atrancar la puerta. Aunque ya sabéis… si “ella” quiere entrar, una puerta no creo que se lo impida…- comenta mientras se acerca a la primera mesa, para comprobar si está anclada al suelo, o si por el contrario podrían moverla.

Entonces ve a su hermano amontonar libros, para prenderles fuego.
Tranquilo, hermanito. No digo que no sea buena idea, pero antes de hacer un fuego mejor comprobamos que el sitio es seguro. Y si no queremos ahogarnos con el humo, tendría que haber una salida de aire. Tal vez alguna ventana abierta…

Tras ayudar a Marcos a sentarse en una silla frente a una mesa, me quito la chaqueta, absolutamente chopada, y la dejo encima de una mesa. - Esto no me va a sentar demasiado bien.. pienso mientras observo como el jugador de Rugby amontona los libros para quemarlos.

Al ver que su hermano pone cordura a lo que Diamante se disponía a hacer, me centro en Marcos, para ver cómo se encuentra realmente.

El grupo se dispersa en la biblioteca guiados por sus instintos, reacciones y prioridades. Mark Spinner se ocupa del viejo Marcos Saenz. El arquitecto parece ser el único con la humanidad suficiente como para ocuparse del anciano. Elizabeth sigue ajena al grupo, como absorbida por la atmósfera del lugar, y atraída como un imán se dirige de nuevo hacia la estantería, en busca de no sabe bien qué. Diamante, el teórico líder del grupo, abronca injustamente a "el viejo", como el le llama, por haberse caído. Es el que más iniciativa parece demostrar, y se dispone a hacer un fuego en la biblioteca. Greg pone objeciones interesantes al acto, como es el hecho de que sin vía de eliminación de humos corren el riesgo de asfixiarse. Además, el papel suelta mucho humo, genio! Rubí y Rick permanecen silenciosos, absortos en sus mundos y alejados el uno del otro.

Buf, me duele mucho la base de la espalda... dice Marcos con un hilo de voz. Y además, tengo frío.

El sonido del castañeo de los dientes, probablemente postizos, del bibliotecario, se escuchan claramente.

El viejo está pálido y helado. Esta calado hasta los huesos. Su expresión facial demuestra un claro dolor.

Te diriges a la estantería central. Miras los libros como esperando que alguno te diga algo, te de alguna pista. Nada. Nada nuevo. Pero sientes esa sensación extraña, propia de ti. Esa sensación casi paranormal de que "debe de haber algo"...

Miras la estantería y te das cuenta de un detalle. La estantería es realmente enorme. Va desde el suelo hasta el techo. Hasta el techo? Te das cuenta de que deben haber unos dos dedos de separación entre la parte alta de la estantería y el techo de la biblioteca. Los libros en la parte alta son grandes y gruesos volúmenes de encuardenación rica. La cantidad de información es inmensa. Sin saber qué buscar, es difícil encontrar.

Jimmy parece más tranquilo desde que abandonaron el comedor. La biblioteca es misteriosa e igual de lúgubre que el resto del complejo, pero al menos no esta la extraña aparición de la casa. Su hermano anda amontonando libros para quemarlos, y hasta para un bala perdida como Jimmy, parece una atrocidad cultural.

Steve, tío, no creo que sea buena idea. Osea, el papel arde de coña pero no calienta una mierda, hace mucho humo y eso. ¿No sería mejor quemar unas sillas?

Se agacha y comienza a ojear los títulos de los libros que ha tirado su hermano al montón.

Además puede que entre estos libros haya algo que nos sirva de algo, como el libro macabro que encontró Eli. Joder, es que si lo piensas bien no tiene sentido que este puto sitio no tenga una chimenea o una estufa, ¿es que sólo leían en verano..?, tiene que haber alguna manera de calentarse sin matarnos por intoxicación de humo.

Se pone otra vez de pie y observa el techo, buscando algún tubo metálico que indique una salida de humos, pues debajo estará la estufa o chimenea.

Te acuclillas ante el montón de libros que ha comenzado a tirar tu hermano y comienzas a ojearlos sin demasiado interés. Parecen libros sobre santos, biografías y pensamientos. San Agustín, Santa Teresa de Jesús... Basura en tu opinión. Tus suposiciones son absolutamente ciertas. Con este frío y sin calefacción, estas mogigatas solo podrían leer en verano... ¿Qué hacían en invierno? ¿Bolas de anís?

Te levantas mientras hablas y miras el techo. No ves nada. De haber algo debe de estar en la única pared que queda libre. La de la derecha según se entra. Te acercas y ahí está. Un pequeño agujero en la pared pegado al suelo, tapado con una reja metálica ennegrecida. La tocas y está helada, pero tus dedos se han manchado de... hollín!

Sonríes en la oscuridad.

Jimmy se mueve buscando en la pared, parece que toca algo y se mira la mano.

¡Aquí, hay una especie de chimenea empotrada! traed una linterna, un par de sillas y algun libro para que prenda la madera.

Rick había permanecido en silencio desde la entrada en la biblioteca, evitando y siendo evitado al parecer por Rubí, permanece absorto en sus pensamientos. No opina respecto a los planes a corto plazo y tan solo ayuda a trasladar la mesa unos metros cuando Diamante le mira de forma significativa haciéndose entender.

Antes de que la pesada mesa se mueva mucho, no obstante, la deja permaneciendo atento a la discusión sobre el fuego. Cuando Jimmy encuentra la chimenea medio oculta el atleta rompe la calma con un tremendo golpe, una de las sillas ha golpeado la sólida madera de la mesa levantando astillas de ambos muebles, un segundo impacto y la silla se destroza en trozos de madera. Ricky permanece absorto dispuesto a continuar su trabajo con otro asiento.

Da un respingo sobresaltada por el repentino estruendo que provoca la silla destrozada por Rick, sacándole de su concentración examinando las estanterías de libros. Frunce el ceño y tras lanzar alguna maldición contra el jugador de rugby que nadie puede escuchar, vuelve a posar la vista sobre los libros situados en la parte más alta.

Debe haber alguna escalera para poder alcanzarlos. Piensa mientras busca por los alrededores. La escasa luz que tienen no le permite ver mucho más allá, pero la acristalda entrada permite el paso de algún rayo de luna que ilumina la estancia de manera tétrica. Seguro que los de arriba son los más interesantes.

Al comprobar el estado de semicongelación del bibliotecario, le ayudo a quitarse la chaqueta.

- Me parece buena idea quemar la madera de los muebles en la chimenea.. aunque tampoco estaremos seguros de que no esté obstruida.

Levantándome, me dirijo hacia la chimenea y acerco el farol de aceite a la chimenea.. - Abre un segundo la puerta, Greg, veamos si la corriente de aire nos permite saber si corre el aire por la chimenea.. - Sé que no debería correr demasiado, pero la llama del farol detectará cualquier corriente, por ínfima que sea..

Rick usa sus habilidades para ayudar en lo posible. La psique afectada del jugador de rugby procesa la información de su entorno y actúa sin mediar palabra. En unos segundos y de manera abrupta hace trizas una silla. Ya tenemos leña. Ya tenemos papel...

¿Quién tiene un mechero?

La maniobra del arquitecto es prudente y efectiva. Greg, solícito, abre la puerta de la biblioteca. Un aire frío entra poderoso en el lugar, como intentando congelar el buen ánimo que empieza a surgir en el grupo.

La llama del farol se agita en una danza extraña. Las sombras de los personajes bailan igualmente al son que el viento sobre la llama toca.

La chimenea parece estar despejada...