Partida Rol por web

Me acerco a los hombres que iban detrás del carro con cuidado al saber que están todos en el suelo, muertos o heridos y reviso uno a uno por si hubiera algún superviviente, esperando que los demás que venían conmigo, me sigan.
AL llegar a cada uno de los cuatro compruebo si se mueven y de ser así le disparo, pues no quiero que lo haga el por la espalda, o que mate a ninguno de mis compañeros por un descuido.
A la par busco granadas en cada uno de ellos, a simple vista, que estén en el cinto, camisa, etc.

Rademacher miró a Philipp con autosuficiencia, pero su tono era de respeto. El cabo entendió que aquel hombre, su superior hasta hacía poco tiempo, sabía mucho más de explosivos que él y además tenía el cuajo de lanzarse en pos de la gloria de Alemania.

Sin dudarlo, le dio la granada y una palmada en el hombro:

— Iré con usted, John.

Salieron ambos parapetados por la columna de humo, arrastrándose de la trinchera, para tratar de destrozar aquel puñetero tanque que llevaba tanto tiempo tocándole sus peludos huevos alemanes.

TURNO 13: 4 segundos

Ois el motro del carro que ruge con fuerza. Las orugas poco engrasadas chirrian de manera aguda. Entre la cortina de humo veis aparecer el morro del tanque que avanza hacia la trinchera a unos 5 Km/h y acelerando. La ametralladora del mismo sigue haciendo fuego a discreción sin tener nada a la vista. El carro se aproxima a menos de 10 metros de la trinchera.

Los hombres de la trinchera siguen haciendo fuego de cobertura que impacta estrepitosamente contra el carro.

Von Bray comprueba de un vistazo (4 segundos) que no hay nada que temer de los hombres caidos

Parecía que el carro ignoraba mi posición y avanzaba hacia la trinchera. La infantería que iba detrás de él había quedado desparramada a lo ancho del camino. Mientras el carro seguía con su avance traté de ver si se acercaban más enemigos por su retaguardia o por otro lugar.

Una vez comprobado que no había peligro de infantería y acercándome por detrás al tanque me percate del cuerpo de Allan y de la granada anticarro tirada a su lado. cagándome en todos los Australianos del mundo y con un sentimiento de venganza superior a todo lo que había sentido antes recojo la granada.

Intentando que no me vea la dichosa ametralladora del tanque me levanto y lanzo la granada colocándola justo en las cadenas (salvo que haya penalizadores, es un éxito alto)

-Joderos hijos de...- digo sonriendo y corriendo me vuelvo a tumbar en la trinchera.

Mierda. Luidl gritó a Wolfram y a sus hombres para que se alejaran del tanque y viniesen hacia el agujero que les servía de protección. Él había amagado de salir junto a Rademacher y ahora reculaba de nuevo a la trinchera, con John sonriendo porque había conseguido colocar el explosivo. La onda expansiva de la granada no era muy grande, pero la metralla podía dejar inútiles a alguno de sus soldados y eso no le hacía ninguna gracia.

— ¡GRANADA! ¡FUERA DE AHÍ!

TURNO 14:

Jhon lanza la granada debajo del carro. Se aleja unos pocos metros del mismo antes de oir la deflagración. El Matilda se eleva unos centimetros del suelo y una de sus orugas queda destrozada. El ruido de la ametralladora cesa por completo. 5 segundos mas tarde un denso humo negro empieza a salir al exterior a través de fisuras en el casco. Parece que el riesgo de explosión es importante. No hay enemigos a menos de 100 mts de distancia.

Al ver que sale un humo negro del matilda indicando que se esta quemando aceite y que por tanto hay fisura en el motor, grito:- ALEJAROS DEL TANQUE!!!!
y salgo corriendo en la otra dirección esperando que mi grupo me siga, si escucho la explosión me tirare al suelo.

Al ver que no había enemigos iba a levantarme y reunirme con los demás. En ese momento escuché el grito de Wolfram diciendo que nos apartásemos del tanque. El tanque parecía que iba a explotar de un momento a otro por la forma en que salía el humo de él. Además Wolfram había mandado en trastos de ese tipo y si gritaba seguro que tenía sus razones.

Yo no estaba muy cerca pero por si acaso volví a tumbarme cuerpo a tierra esperando que el maldito tanque saliera volando por los aires y rezando para que no me cayese encima ningún trozo de chatarra.

Al oír el grito de Wolfram, me doy cuenta que el peligro no ha pasado y echo a correr hacia la parte más alejada de la trinchera a la que pueda llegar y me tiro de cabeza dentro de ella.

-¡Al suelo! ¡Todos al suelo!- Grito

Luidl ya había avisado del peligro de la granada, y reculaba con Rademacher hasta la trinchera, dónde se lanzó y se puso a cubierto.

El matilda continuo humeando durante interminables segundos. El resto de compañeros se alejaron del vehiculo y pusieron a cubierto. Parecia que el tiempo se habia ralentizado y mientras los stukas seguian picando sobre el aerodromo y las armas cortas de la infanteria seguian repiqueteando, nada se movia en el carro. Las miradas permanecian atentas hacia el vehiculo, y aunque era previsible, todos pegasteis un fuerte repreton cuando una fuerte explosion revento el vehiculo. La torreta salto por los aires y cayo a pocos metros clavandose por el cañon en el suelo

Después de la explosión, me giro hacia mi grupo y le hago señas para que se acerquen al limite del aeropuerto. una vez reunidos en el limite del aeropuerto esperaremos atento a todo lo que pueda llegar, mientras Philipp y los demás nos alcanzan.

Al ver que no hay enemigos en los alrededores y que Wolfram hace señas para que nos reunamos, me levanto y me acerco rápidamente a él.

- Pues si que ha sido buena la explosión. Alguien debería ir a mirar que estén todos muertos en ese tanque. ¿No lo cree así, señor?- Le digo con una sonrisa en la boca.

Kinski se reune con sus hombres junto a vosotros.

- Nosotros proseguiremos con la toma del aerodromo. Apoyaremos a los hombres que acaban de bajar del Junkers. ¿Y uds?

Otro Matilda más que añadir a la colección de bajas de aquella tropa, valiente y aguerrida. Luidl levantó el puño al escuchar el estallido del tanque, pero enseguida recordó que habían tenido dos bajas por culpa de aquello. Se levantó y vio que Bauer y Wolfram se dirigían a comprobar los daños en el blindado.

Él por su parte, felicitó a Rademacher con una palmada en el pecho y trató de hacerse cargo de la situación. Desde la trinchera apenas se veía la pista de aterrizaje por culpa de los junkers aterrizando y volviendo a subir. En el cielo aún se veían y sentían los estallidos de los pocos antiaéreos que les quedaban a los Aliados. De todos modos, había que volar aquel radar. Ya era cuestión de cabezonería. No quería llegar ante el superior y además de admitir las bajas de Wade y Allan, no haber cumplido la misión. Eran alemanes. Lo harían sí o sí.

Kinski y sus hombres observaban al cabo cuando este volvió a la realidad. Antes de hacer caso al Obergefreiter, les gritó a Wolfram y los suyos:

— ¡Comprueben el tanque y luego busquen a Wade y a Allan! ¡Miren si llevaban algo para sus familias!

Luego observó a Kinski y le indicó el radar:

— Nosotros tenemos nuestro propio objetivo, cabo. Después nos uniremos a la fiesta. Les deseo suerte. 

Saludó con cansancio y se limpió las gafas del barro y la mierda del ambiente.

¡Adelante! Con cuidado, tras de mi. - cometo Kinski mientras se dirigia hacia el aerodromo seguido por sus hombres.
 

Hans cumplió las ordenes de su superior. Registró los cadaveres y cogió algunos enseres personales de los fallecidos que entregó a su suboficial. Señor, esto es lo poco de valor que poseian.