Partida Rol por web

Cojo el equipo de Carss y de seguido le digo a John: Listo. Vamos a paso ligero.
Dicho eso nos dirigimos al granero donde al juntarme con Philipp dejo el equipo de Carss en el suelo diciendole:- Debemos curar a Carss si queremos salir de aqui, a no ser que alguien sepa disparar esto contra el tanque.

- Vamos Zisca es hora de recoger este trasto y reunirnos con la Matilda Trup
Dice Allan mientras recoje la ametralladora
- Aggg! mierda esto quema más que la Kartoffelsuppe que hacía mamá en invierno

Philipp asintió a Hans por el buen trabajo hecho con Sven, pero justo cuando parecía que habían terminado con su enfermería improvisada, la detonación de las granadas y los gritos de sus compañeros le hicieron asomarse por la ventana.

— ¡Sí! ¡Los nuestros han tomado la posición! ¡Ja genau! — dijo para sí mismo en voz alta, más que para Sven y Hans. Se asomó con cuidado por la ventana, tratando de llamar la atención de Ziska y Allan, para juntar a sus hombres. Les hizo gestos para que viniesen hasta el granero.

Estaba haciendo eso cuando vio aparecer a Rademacher con Carss hecho una piltrafa, sobre el hombro, malherido. No lo dijo, pero buscó el Panzerfaust, que gracias a Dios, traía Wolfram.

— Gracias, von Bray... Herr Milchmann, por favor, no guarde las cosas. Vamos a darle un vistazo a ver si podemos recuperar al señor Wade. — luego desenroscó el petate y ofreció agua a los recién llegados mientras les daba una palmada en el hombro a modo de "Bien hecho", antes de agacharse junto a Carss para ver si podía ayudar.

- Gracias Hans.- Acerté a decirle al joven por el empeno que había puesto por pararme la hemorragia.

Mientras todos los demás se movian, decidí quedarme sentado un poco más para recuperar el ánimo y volver a cojer valor con el que seguir luchando. Pero ahora ya era para seguir vivo, ahora ya le podían dar por el culo a Adolfo y todos los imbéciles que estaban sentados en algún lujoso sofa de Berlín bebiendo champán y bailando con sus amantes.

- Hijo de la gran puta. Si salgo de esta juro que mataré a Adolfo.

- Suelta eso, chalado! Está ardiendo. ¿Te quieres quedar sin piel?- Le grita Ziska a Konigsberg. Cree que hace falta cambiar el cañón de la ametralladora. Por suerte llevan de repuesto.- Venga, vamos con los demás idiotas.

Me dirijo hacia el granero.

Hans se incorporó y ayudo a Sven a levantarse para volver a tener lista la enfermería improvisada para ponerse manos a la obra en cuanto llegara Carss. Había trabajado toda su vida de mecánico, y verse de médico no le terminaba de agradar.

“Bueno Hans sigues siendo mecánico… solo que en vez de vehículos arreglas personas, y las manos te las llenas de sangre en vez de aceite” se consoló como buenamente pudo.

Dicho esto se asomó para ver donde estaba el tanque, no quería que le metieran un cañón por el culo mientras estaba trabajando en Carss. Cuando vio el matilda no pudo más que sentir envidia… el también querría ir dentro de un blindado y no estar allí lleno de barro y aun mojado por el paseo por el rio. 

Allan se dirigió al granero y mientras lo hacía no podía evitar pensar en comida: deliciosos granos de cereal machacados hasta hacer una fina harina, horneados hasta alcanzar el punto justo de cocción, ...

- hummm!!!, creo que huele a pan recién horneado - dijo Allan con un deje de esperanza en su grave e ingenua voz mientras se relamía los resecos labios.

TURNO 7:

El carro Matilda sigue avanzando en vuestra dirección lentamente.

El grupo aleman toma la posición enemiga y ocupa la trinchera. No pueden manejar el cañón puesto que había sido destruido, así como el de la posición 38.30

Carss es rescatado con éxito y su herida taponada.

El Junkers toma tierra en la pista levantando una tremenda polvareda que lo oculta de vuestra visión y de todos.

El cabo se alegró de que entre Hans y él pudiesen recuperar la herida de Carss. Wade era fundamental para detener aquel tanque, así que su brazo debía ser firme ante la maniobra que pretendía obligar a hacer a la Matilda Trupp. Ofreció agua de su cantimplora a los dos ametralladores y los felicitó del mismo modo que al resto.

Dejó cinco minutos de respiro mientras miraba por la ventana. Debían unirse al grupo de sus compatriotas y debían hacerlo ya.
Se acercó a Wade:

— ¿Cómo se encuentra, Wade? ¿Puede disparar? Si es así, sigue teniendo una misión. Ha de abatir ese maldito tanque. Está en juego toda nuestra escuadra. Si no se ve capaz dígamelo ahora y buscaremos otro método.

Una vez que el montañero respondió, se dirigió a sus hombres:

— ¡¡VAMOS!! ¡EN MARCHA! ¡Tenemos que llegar dónde el grupo de los nuestros! Podemos protegernos allí pero debemos hacerlo ya antes de que el tanque se acerque más. ¿Recuerdan hace unos meses en la puñetera África? ¡Allí fuimos valientes y le jodimos uno de esos cacharros a los tommies! ¡Esta vez no nos van a joder a nosotros! ¡VAMOS!

El objetivo era tomar la posición y hablar con el grupo de alemanes allí parapetado. Philipp seguía pensando en abatir aquel radar. Estaba obsesionado con cumplir su primera misión, aunque no sirviera practicamente de nada, pero el orgullo de sus hombres y del equipo estaba una vez más en juego. Sven y Carss estaban tocados, pero eran dos tipos duros. Podrían con aquello.

Dispuesto a llevar a cabo su plan se dirigió el primero para ir hasta la trinchera.

Sigo a Luidl cubriendo el flanco más cercano al Matilda e intentando agacharme y esconderme entre los árboles y la maleza pero sin bajar la velocidad de marcha que imponga.

De vez en cuando echo una mirada a los heridos para comprobar que están bien y avanzan también sin problemas.

- ¡Oh, sí! Recuerdo que por destruir un tanque nos hicieron un consejo de guerra! Supongo que por destruir dos nos fusilarán directamente.- dice con amargura Ziska.- Aquí no tenemos cañón, Luidl. No cuentes conmigo para hacer heroicidades.

¿Nadie mas sabe usar el panzerfust este? No es que no pueda disparar, es que tendremos que acercarnos a menos de 25 metros Señor, no será fácil.

Lo que le decía Wade ya lo sabía. Pero no veía capaz de usar el PF a ninguno de sus hombres. Había fusileros, ametralladores, lanzadores, pero ninguno con la capacidad de usar lanzagranadas. Miró a su equipo, esperando a ver si alguno se ofrecía.

Al no hacerlo se acercó a Carss. Sabía que dependían de él y la tarea debía hacerla solo. No podía prescindir de más hombres. 

— Debe proporcionarnos el tiempo suficiente para que tomemos la posición junto a los nuestros, Carss. Un blanco en solitario será menos atractivo para el tanque. Desde la trinchera dispararemos al tanque para dejarle vía libre a usted. Tan sólo espere su momento y dispare cuando esté lo suficiente cerca. Luego nos juntaremos y celebraremos esto con una cerveza. Créame.

Luidl pensó en darle fuego de apoyo para distraer la atención de los operarios del Matilda, desde el granero. Pero eso sería poner en riesgo a Rudolf y Allan, pues lo más probable es que el tanque disparara sobre el granero. No podía permitirse arriesgar más la vida de sus soldados, así que el plan era ese: salir del granero, ir hacia la trinchera y que Wade en solitario, y ocultándose, reptara hasta poder encontrar una buena posición de tiro. Una vez allí y hablando con los suyos, esperaba distraer al vehículo los instantes necesarios para que Wade hiciese estallar aquel armatoste.

jjjj...zappp. Wade escupió en el suelo y volvió la vista de su superior distrayendola sobre su equipo. Parecía que le había tocado el papel de heroe. Comenzó a hablar mientras soltaba su mochila y abría sus bolsills para aligerar equipo. No es que discuta sus ordenes señor, pero quizás Ud que no está herido y lleva gafas sea mas apropiado para la tarea de acertar al tanque de los cojones. Seguro que le otorgarán el indulto y la cruz de hierro de primera clase. Se incorporó de nuevo y planto la mirada en los ojos de su superior. Por otra parte, si me vuelven a dar y muero.... ¿van a venir hasta donde esté mi cadaver a recuperar el tubo de estufa?

Con la ayuda de Hans me levanté y dejé espacio para que ayudasen a Carss.
Al iniciar el movimiento me pegué al culo de Philipp tratando de entorpecer lo minimo el movimiento de los demás. El dolor de cla clavícula era grande pero de nada servía quejarse.
Yo también pensaba que había que reunirse con aquellos alemanes. Quizá incluso tuviesen informaciones importantes sobre la isla o cualquier otra cosa.

-Yo me quedare aquí contigo Carss.- dijo Hans. –Cuidare de que no te mueras.- terminó diciéndole mientras le miraba a los ojos.

El soldado no era ningún héroe, y sabía que para hacer algo de verdad tenía que estar dentro del tanque, no fuera intentando derribarlo con un panzerfaust. Pero sentía la obligación de quedarse con él. Si empezaban a salir enemigos del tanque una vez destruido el montañero no tendría nada para pararlos.

Además… era el mecánico… no podía dejar a Wade hasta que estuviera completamente reparado. 

Yo creo que deberiamos escondernos en otro edificio diferente al granero, en una esquina por ejemplo, y preparar hay la emboscada, supongo que los demás alemanes le disparan y quizás así el matilda orientara el cañón hacia ellos, si ese es el caso seria una buena oportunidad para reventarlo.
Si avanza hasta aquí, le pillamos entre las edificaciones., e incluso podríamos usar granadas con sus orugas, de ser necesario. digo mas activo que de costumbre.

Mientras cada uno expresa su opinión y recogeis a los heridos, el Matilda sigue avanzando. De la trinchera surge a todo correr un soldado que alcanza a la carrera vuestra posición.

Luidl tiene un plan trazado y no va a cambiar de opinión, salvo circunstancias mayores. Deben unirse con el resto de la tropa.

Se acercó a Carss y a Hans y les habló tratando de explicarles el heroismo de su acción, pero que en realidad ellos no serían el cebo sino la trampa. El tanque dispararía al grupo mayor.

Cuando le informaron de que un soldado se acercaba ordenó:

— ¡Cúbranlo! ¡Hagan fuego de supresión!

El soldado llega sin problemas a vuestra posición. ¡Gracias al cielo! - suspira el paracidista dejandose caer al suelo tras el granero y recuperando el aliento. Obergrefeiter Kinski a sus ordenes. Echa un rápido vistazo alrededor y se dirige al cabo 2º Luidl algo sorprendido por vuestros uniformes - Señor, nuestro pelotón perdió a sus oficiales. Yo estoy al mando. 8 hombres, una ametralladora y fusiles de asalto, dos granadas antitanque. Debemos tomar el aerodromo para permitir el aterrizaje del resto de nuestros hombres y la división de cazadores de montaña.