Partida Rol por web

Frustrada trás varios intentos infructuosos de averiguar para que servían los objetos, Kat se levantó rabiosa del suelo con ambos bien sujetos en sus manos.
Esto no sirve de nada.- pensó contrariada.- Debería haber prestado más atención en la escuela de magia. Inconscientemente se puso a reir. Siempre habían querido una vida normal, salpicada con un chispa de magia y sin embargo ahora tenía una vida mágica, salpicada con breves notas de normalidad.

Es hora de decidir. Cuál primero? la poción o el abánico?- decidió, que si el abanico la hacía grande, la poción no sería efectiva en un cuerpo gigantesco así que con un poco de suerte sería la poción la que la haría grande y el abanico pequenya. Incluso pensó en probar el abanico con la mesa, pero supuso que no funcionaría con objetos inanimados.

Pues que así sea. Salud!.-Sujetando con la mano izquiera el abanico abierto, destapó la botella con la derecha y de un trago se bebió su contenido.

Algo no iba bien. Por más que Mel quisiera elevarse, no lo estaba logrando. Tal vez era cierto que los poderes Halliwell no funcionaban en aquel lugar. Tal vez solo se tratara de su agitación interior que apenas la dejaba concentrarse en lo que tenía que hacer. Fuera por lo que fuera, ella no logró despegar los pies del suelo. Iban a tener que probar con el abanico.

-No hay caso chicas. Mis poderes no responden como deberían. A ver si con el abanico hay más suerte... -resignada, se acercó a sus primas, sin saber muy bien qué hacer hasta que Penny llevara a la práctica lo que había visto en su premonición.

Henry alzó los brazos y saltó. Al caer, se dio cuenta de lo estúpido que estaría pareciendo, y agradeció que su primo no dijera nada al respecto.

Bueno, voy a ver si consigo llegar a la trampilla, no hagas nada por si acaso.

Esta vez se concentró. Tenía que levitar, tenía que conseguir ser útil.

Si puede hacerlo será ella quien abanique para luego elevarse por si misma.

Frunció el ceño molesta. ¿Quien era la que ha visto al premonición? ¡Dios! ¡Un poquito de credibilidad, joder! Al ver el fallido intento de su prima, bufó impaciente. Sin decir nada, se sentó en el suelo acercándose lo suficiente a Mel como para que esta quedara a la distancia a la que estaba en la premonición. Sin decir nada más, empezó a mover el abanico.

Tam inspiró con fuerza, mientras su boca se ensanchaba en una gran sonrisa. Estaba funcionando. Las heridas estaban empezando a sanar, al menos las de la periferia. Entonces cayó en la cuenta de que su prima no podía verle y quizás había interpretado aquella fuerte respiración como una mala señal en lugar de un gesto de sorpresa. 

- Pat- susurró emocionada.- Está funcionando. Aún quedan unas pocas...pero algunas ya se han cerrado. ¿Puedes ver algo ya?- le pregunta, evaluando el progreso en aquella improvisada sanación. 

Tomó aire y cerró los ojos unas décimas de segundo para relajarse y recuperar la concentración antes de volver a ponerse manos a la obra. Solo un esfuerzo más...- Volverás a ver, ya lo verás.

Pat empezó a notar algo. Seguía sin ver, lo cual no era bueno, pero no le dolía nada, lo cual le daba esperanzas. Y entonces escuchó la emoción en la voz de su prima, por un momento se maravilló de lo que se llegaba a agudizar el oído ante la pérdida de la vista, pero esa sensación pasó a un segundo plano cuando oyó lo que Tam le dijo.

-Todavía no, pero... me parece que noto algo, no sé. Siento que funciona.

No sabía expresar lo que experimentaba de mejor forma. En su rostro apareció un atisbo de sonrisa aderezada con esperanza, no había pensado que recuperaría la visión tan pronto, en cuanto viese el abrazo que le iba a dar a la otra mujer iba a ser de los de oso.

Permanezco espectante el devenir de los acontecimientos.

- Veamos hasta donde es capaz de subir Mel con el abanico. - pienso mientras observo como Peny empieza a mover este.

Nada sucedió. Chris se estaba impacientando, aunque entendía que ser presuroso no sería una buena idea. -Henry, no nos queda otra opción que escoger entre la botella y el abanico. Yo digo, y... no tengo idea de si estoy en lo correcto... pero si el abanico tira aire, ¿no nos podrá hacer subir? Digo, como si fuese la idea anterior pero utilizando alguno de los objetos de esta habitación.

Lo que el muchacho quería intenar era ascender pero usando el abanico en vez de la levitación que su primo planteaba. Lo del frasquito, el tomar el líquido, no le parecía aun una buena idea.

Al ver que nada ocurría, la mente de Mel se puso a trabajar. Algo se les estaba pasando por alto ya que las premoniciones de Penny eran certeras y hasta el momento no habían fallado. Si ella había visto que la solución era el abanico, tendrían que descubrir qué estaban olvidando para hacerlo funcionar.

-Penny, relátanos lo mejor que puedas tu premonición. Trata de recordar todo, hasta el mínimo detalle. Tal vez entre las tres logremos ver qué cosa nos está faltando tener en cuenta para que el abanico comience a ejercer su poder.

Poco a poco la oscuridad que percibía Pat se fue difuminando, empezó siendo una brecha de claridad y avanzó convirtiendo las tinieblas en contornos. Estaba oscuro, pero al lado de la negrura total de la que venía, a la joven le parecía la más maravillosa de las luces. Ante ella los rasgos conocidos de su prima, una de las gemelas con las que había pasado los últimos días entrenándose, su sonrisa se ensanchó como hacía meses que no se veía.

-Tam... -le echó los brazos al cuello y se quedó así un momento, recobrando el aliento -Eres la mejor. -Su voz un murmullo quebrado, posiblemente por las lágrimas que intentaba contener -¿O esa era Kat?

Se separó mientras le hacía la típica broma de gemelas, no quería que la volviese a ver llorar, no en la situación en la que estaban. Mejor un poco de humor tonto para pasar página. Sus ojos recorrieron por fin la estancia, era como la había descrito Tam, bueno a excepción de los cortinajes que cubrían las ventanas.

-Probemos a salir de aquí con el abanico, los demás deben estar perdidos sin nosotras. Mejor probamos a hacerte grande a tí, si funciona abres las ventanas y me subes. -dijo dándole la botella y cogiendo el abanico -Si no, revientas lo que haga falta.

Sabía que a su prima no le gustaba el poder destructivo que tenía, pero no siempre era malo romper algo -O a alguien- pensó en el demonio y sus libélulas y su puño se tensó.

Su sonrisa, que había desaparecido al escuchar la negativa de Pat sobre su visión, volvió a ensancharse cuando los cortes más incisivos parecieron comenzar a sanar, a cerrarse. Esperaba que aquello fuese suficiente, que fuesen los cortes los causantes del problema de su prima y no tuviesen un origen más interno o complicado. Cuando el último de los cortes desapareció, Tam dio un paso hacia atrás con las manos todavía sujetando la cabeza de su prima, lo que le permitió´presenciar el milagro en primera línea. 

El cansancio le cayó encima al mismo tiempo que los brazos de Pat, justo cuando se permitió soltar la tensión que había estado conteniendo a lo largo de todo el proceso. Junto a ello, un par de lágrimas gemelas rodaron por sus mejillas, de alegría, de alivio. Podía haberle causado un daño irreparable a su prima con aquel atrevimiento pero no lo había hecho. Lo que es más, había conseguido utilizar su poder, hasta el momento destructivo, para sanar. Aquello era bueno, muy bueno. 

Tam se apresuró a limpiarse las lágrimas disimuladamente ante de separarse de su prima. 

- La duda me ofende.- respondió a la broma de su prima, con una sonrisa ladeada y divertida, tendiéndole el abanico para que le echase un vistazo más de cerca. 

Entonces Pat propuso que fuera ella misma la que creciese. Teniendo en cuenta por lo que acababa de pasar Pat, le pareció justo. Así que tomó aire, cerró los ojos un instante y, al volver a abrirlos, asintió.- Está bien. No sabes el calor que me has hecho pasar.- bromea.- Me vendrá bien un poco de aire. Además, siempre me he preguntado qué sentirán los jugadores de baloncesto siendo tan altos. 

- Adelante.- declaró con tono más serio, accediendo al experimento. Esperaba que fuese reversible y no desembocase en una situación similar a la que acababan de vivir. Confiaba en el instinto de su prima. Al menos eso era lo que se obligaba a sí misma a creer. 

Pat observó a su prima coger aire y soltarlo mientras cerraba los ojos, esperaba que sus suposiciones fuesen ciertas y no hubiese ningún cambio irreversible, después de lo que había pasado lo último que quería es que le pasase nada a Tam. Asintió cuando le dió el visto bueno y abrió el abanico.

-Si notas que creces me coges, no quiero acabar debajo de esos caros zapatos.

Una última mirada y agitó el objeto en dirección a la otra mujer -Va a funcionar, algo nos tiene que salir bien a la primera. Somos los herederos...-.

Que frustración. No había conseguido levitar ni unos tristes centímetros. Le hubiese gustado golpear la pared, o algo, pero la voz de su primo llenó de paciencia su cabeza.

Voy a intentar levitar de nuevo, coge el abanico y... no se, dame aire, a ver si así funciona o algo...

Se sentía estúpido. Pero tenía que intentar algo.

No es que Chris estuviera seguro de que funcionaría, pero mejor que nada, era. O esperaba que lo fuera, así que cogió el abanico y cuando su primo intentó levitar, le empezó a dar bocanadas de aire usando este instrumento. Mientras lo hacía estaba atento a cualquier cosa que pudiera pasar, aunque de verdad no tenía mucha idea. En este mundo en el cual, según el libro, un conejo metía a una niña en un mundo paralelo fantástico a más no poder, ninguna cosa era segura.

-Bien, recemos...

Dijo, y eso que no era creyente.

La sensación de paz que Kat sintió trás beber de la botella, le hizo olvidar la angustiosa sensación de opresión que la habitación le provocaba. Momentos antes se había sentido como si hubiera pasado semanas allí encerrada acompañada de desesperación y silencio.

Pero todo éso había pasado y ya nada le preocupaba. Con un risita escapandose de sus labios pensó,
Qué pasaría si...?

Y antes de terminar de formular su pensamiento, su mano actuó por cuenta propia y se abanicó.