Partida Rol por web

Abandonando los territorios de la oscuridad y la comodidad de la oscuridad, el desierto se presentaba delante de ti. Era una marea de arena amarilla que abarcaba todo lo que la vista pudiera alcanzar. No veías el limite solo el inicio debajo de tus pies, no había nada mas destacable salvo cuatro palmeras mal repartidas por el lugar. El sol abrasaba, era una sensación desagradable y el sudor hacia que tu armadura se pegara rápidamente a tu piel. Podías ver como Ahri esta obligada a guardar sus colas con su magia, intentando aguantar el calor. Por suerte teníais lo necesario para cruzar el desierto.

-Hace...mucha...calor. Empieza a decir Ahri con la lengua sacada. -Tenemos que estar mucho tiempo aquí?

Era agotador, cruzar aquel desierto era una labor que de habérlo sabido me lo hubiera planteado con más raciocinio:

-Jodida Luxxuria y su erotismo, si lo consigo te prometo que la violaré analmente hasta que mis fuerzas desfallezca- le dije a Ahri mientras daba paso tras paso hacia nuestro destino, pues aunque habíamos venido bien aprovisionadas, no era para nada suficiente. Mi armadura se hacía pesada y difícil de llevar, pero no estaría tan loca de sacrificar lo único que me mantenía con vida.

A cada paso una gota caía de mi frente y antes de tocar la arena que había bajo mis zapatos se había evaporado, cualquier instinto como la lujuria era sustituido por el único que aquí primaba: la supervivencia:

-Espero que no Ahri, este clima no es para nosotras ¿verdad?- dije con una pequeña sonrisa haciendo un esfuerzo sobrehumano- Ya nos violaremos a esa ramera por esto- dije tratando de animar a Ahri, aunque ahora mismo no quería para nada hablar de sexo, tan solo quería llegar al oasis prometido.

Ahri asiente con fuerzas mientras deja que una columna de vapor salga de entre sus pechos. -Me parece mas que bien, haremos que la señora de la lujuria caiga ante sus propias encantos. Dice Ahri con la boca sacada, buscando algo de humedad en el aire, pero no tarda en replegarla sabiendo que haría mas mal que bien teniéndola fuera. Después de unos minutos Ahri ladea la cabeza y se queda pensativa. -Una cosa Tania tu sabes co... Pero no llega a acabar la frase ya que un grito alerta a ambas chicas.

Al ver el origen del grito se puede ver a un hombre siendo tragado por unas arenas movedizas, tenia mas de la mitad del cuerpo comido por las arenas y no tardaría demasiado en acabar de caer. Su expresión era de terror mientras movía los brazos por los bordes intentando escapar de la trampa. Al veros se le ilumina la cara, olvidando que eres una criatura corrupta. -Por favor! Ayudame! Me estoy cayendo y no se cuanto tiempo mas voy a aguantar!

Contemplo como aquel hombre se va hundiendo poco a poco en aquella trampa, por un momento se me ocurrió dejarlo morir, sin embargo no me serviría de nada muerto y podría conocer el camino hacia donde íbamos, así que tras pensar unos breves instantes saco el látigo y en vez de usarlo para atacarle en aquella posición y dejarlo morir, aprovechando la longitud de este le tiendo el extremo opuesto y entre Ahri y yo hacemos fuerza para sacarlo de allí:

-¡Agárrate fuerte, vamos a sacarte de ahí!- ya me lo cobraría más tarde, ¿Podría ser mi primer esclavo varón? me preguntaba mientras tiraba junto a Ahri para sacarlo. 

El hombre se agarra con fuerza al látigo y por unos instantes parecía que la dificultad había acabado, el cuerpo del hombre iba saliendo lentamente de la arena pero cuando el torso del hombro se hizo presente te alerto. Era marrón oscuro. Con fuerza, el hombre te hizo adentrarte unos pasos mas en la arena haciendo que su trampa se activara. Inmediatamente la arena se fue hundiendo transformándose en una enorme trampa de arena. Tus pies se iban hundiendo lentamente en la arena, atrayendo tu cuerpo hacia el hombre, que ya se podía ver perfectamente que tenia medio cuerpo de hormiga (de las normales, que las otros son feisimas).

-Nuevas presas, interesante, disfrutare mucho saboreandoos. Dice la hormiga sonriendo a la espera de que cayeras. Ahri fue mas rápida, había conseguido alejarse, pero el borde era muy endeble, si se acercaba mucho para ayudarte caería en la trampa contigo.

Cuando mi mirada pasó por el torso de aquel hombre soñaba con la cantidad de cosas que le haría, pero al empezar a asomar sus piernas, mi mirada paso a ser de terror, me la había jugado bien y tiró de mi látigo para hacerme caer en el vórtice, con suerte Ahri se libró, pero yo estaba ahora en un buen aprieto.

Lo primero que hice fue aprovechando que tenía sujeto mi látigo trate de dormirlo por un tiempo mientras trataba de huir de allí, aunque por más que lo intentaba más me acercaba a aquella desdeñable criatura, se lo haría pagar, digo que se lo haría pagar. No tenía ganas lo más mínimo de con el calor que hacía ponerme a remontar aquella trampa, pero no me quedaba más remedio, tan solo esperaba que al menos tuviera algo más de tiempo por incapacitar durante un breve tiempo a aquella hormiga molesta.

El látigo brillo de una forma violácea antes de impactar en la cabeza del hombre hormiga. Por unos instantes se podía ver el rostro de victoria en la criatura antes de caer dormida en su propia trampa, pero eso no hizo que estuvieras libre. No te haría nada en dos turno, pero ya estabas alejada y las arenas seguían tragándote con cada segundo que pasaba.

-Corre, Tania! Sal de ahí! Escuchabas decir a Ahri que luchaba por asomarse pero a la vez huía del borde de la trampa.

Con un gesto triunfal contemplo como la criatura cae dormida, no tendría mucho tiempo y tenía que tratar de salir de allí a toda costa. Sin embargo el sol me asfixiaba y la armadura me pesaba en exceso, a cada paso que daba hacia la salida, retrocedía cuatro. No lo conseguiría,  de haber estado en mejor condición y el tiempo más clemente seguro que hubiera estado mejor, pero ahora... ashora no hacía más que hundirme más y más en aquel mar de arena, no sabía hasta donde llegaría:

-Huye Ahri- dije en el último momento antes de ser engullida por aquella trampa inesperada.

La trampa se estaba cobrando una nueva victima y el hombre hormiga se despertaba de tu hechizo, sonriente al ver tu cuerpo medio enterrado por las arenas. Con lentitud, tu vista fue abandonando el sol abrasador y la imagen de Ahri intentando acercarse al borde todo lo que podía para salvarte, pero era imposible. Ya estabas enterrada.

La oscuridad rodeo tu cuerpo, la arena te aprisionaba, apenas podías mover alguna extremidad del cuerpo. Como mínimo podías ver un poco, la luz se filtraba por la arena viéndote atrapada en una bolsa de aire, pero aun atrapada por la arena. Un sonido extraño, de movimiento reptiliano te hizo estar en alerta. Era la hormiga, que venia a cobrarse su presa bien merecida. -Vaya, una elfa oscura. Escuchas decir a la vez que una sensación húmeda recorre tu cuello. Estaba probando la sal de tu sudor. -Una presa entretenida seguro. Ahora seras obediente y me dejaras comerte verdad? Dice con una medio sonrisa a la vez que se deshacía de tu armadura, desapareciendo entre la arena.

Las manos de la hormiga recorrieron tu cuerpo de principio a fin, abrazándote con sus fuertes brazos y apretando en tus zonas mas sensibles, haciéndote olvidar por unos instantes que te encontrabas cautiva en su trampa. No tardaste en sentir una enorme presión en tu sexo, adentrándose en tus entrañas produciéndote un placer diferente al que estabas acostumbrada ya que no parecía un miembro del todo. -Tu interior es cálido, lo disfrutare enormemente. Dice el hombre comenzando a moverse con fuerza.

La hormiga se tomo su tiempo en disfrutar de ti, solo cuando notas sus fluidos cálidos inundar tus entrañas sabes que había acabado. Ahora lo mas probable era que acabara contigo. El cansancio por el sexo con la hormiga te obligo a cerrar los ojos y dejarte llevar por la sensación de la arena meciéndote. Al despertar una preocupada Ahri te estaba balanceando el torso intentando despertarte, tu armadura y arma yacían a unos centímetros de ti, el sol había sido reemplazado por una enorme luna. Cuanto tiempo hacia que estabas en la trampa de la hormiga?

Cuando finalmente levanté, me agarré de forma brusca a Ahri, en aquel momento recordé todo mi pasado, las continuas violaciones a las que mis compañeros de raza me sometían noche tras noche, día tras día. Era una mera moneda de cambio hasta que tomé la iniciativa por mi parte. Sin embargo todos aquellos recuerdos se agolparon en mi mente atusados por la hormiga, me sentía muy sucia, no físicamente sino en mi alma, así que solo pude hacer una cosa que jamás hacía desde antaño, llorar.

Agarrada al pecho de la Kyubi lloré desconsoladamente recordando todo lo acontecido pues me había prometido a mi misma que no pasaría por lo mismo de nuevo y había vuelto a suceder, me habían vuelto a usar como si de un objeto se tratase, aun sentía en mis entrañas su semilla extendiéndose por mi interior, me imaginaba como pequeñas hormiguitas deborándome por dentro, aquella sensación era repugnante.

Cuando finalmente volví en mi, me sequé las lágrimas y mire con odio a Ahri, en el fondo no la miraba a ella, me miraba a mi pro haber permitido que todo esto sucediese:

-Perdona Ahri, fui débil, no volverá a suceder, dije cogiendo mi arma y armadura, ya volveremos a encontrarnos a esa hormiga, y esta vez me lo pagara bien, le arrancaré cada una de sus patas y le pegaré con ellas. Pero ahora tenemos un camino que seguir- dije incorporándome y retomando el camino- ¿Cuánto tiempo me mantuvo cautiva?

En todo momento, las colas de Ahri te estuvieron rodeando, dejando que te calmaras en su pecho a la vez que la mano de la kyubi peinaba tu pelo con mimo. Si lo vieran desde fuera, seria una imagen maternal de madre e hija, la hija siendo consolada en silencio. Cuando te separas Ahri se te queda mirando entendiendo tu rencor hacia la hormiga, pero por mas que miraras a tu alrededor estabas segura que ya te habían movido de sitio y la hormiga buscaba otra victima.

-Llevas todo el día fuera, he tenido que moverme mucho para encontrarte. Por suerte tu olor se a quedado en mi nariz. Te sonríe Ahri intentando quitarle hierro al asunto. Ves que no muy lejos Ahri a montado el campamento, en el cual luce una pequeña fogata de fuego azulado, producto de la magia de la kyubi. -Podemos movernos de noche, pero seria peligroso. Ademas, tendría que limpiarte un poco si me dejas. Te mira de arriba a abajo y te pone ojitos. -Te sentirás mejor después de que te trate.

Tras recuperar la compostura y volver a ser la de siempre sonrio a su sugerencia de limpiarme:

-Creo que lo mejor será pasar la noche bien resguardadas, pues el frío de la noche del desierto puede doblegar hasta al más fuerte. Ya mañana con más cuidado iremos avanzando, aún así no haremos fogata alguna y trataremos de pasar desapercibidas, no quiero ni saber que criaturas campan por la noche- dije mientras me introducía en la tienda de campaña junto a Ahri y mientras dejo que me limpie poco a poco voy cerrando los ojos para caer rendida y dormida por el largo, duro y violado día para nada más levantarme coger de nuevo el camino a nuestro destino con más fuerzas de con las que me acosté.

Ahri se toma su tiempo esa noche para limpiarte, dejándote lo mas relajada posible y sin la sensación de los fluidos de la hormiga en tu vientre. La magia de Ahri era muy útil y dormida entre sus colas no pasaste nada de frio. A la mañana siguiente y después de un rápido desayuno, el sol volvió a pegar con fuerza.

Apenas podías ver nada a lo lejos, pero si algunas figuras. Algo que parecía una agrupación de cactus o algo por el estilo. Verde al horizonte eso seguro. Mas apartado se podía observar algunos montículos, pero no se sabia bien bien que era. Por lo demás, por el momento, no se podía ver nada mas.

Tras una calmada y relajante noche entre los brazos de Ahri consigo levantarme y aunque hubiera estado allí durante largo tiempo había que ponerse en marcha, me habían encomendado una importante misión y no podía defraudarlos. Tras un desayuno consistente para reponer fuerzas nos pusimos en camino, tras una pequeña travesía;

-Vayamos a lo que parecen ser algunos cactus, deberíamos buscar agua o algo parecido donde haya vida, no creo que nos hayan mandado a ver arena- dije con una pequeña sonrisa mientras nos dirigíamos hacia ellos.

Tal como habías imaginado, el campo verde eran cactus del desierto. Enromes formaciones puntiagudas se elevaban en el cielo para hacerse con mas calor que las demás criaturas del desierto, su cuerpo se encontraba recubierto por una película de pinchos afilados que daban miedo de solo verlos. Ahri iba con mucho cuidado de no acercarse a ninguno. Aunque hubieran cactus grandes, también los había pequeños, en forma de asiento (bola) que estaban mas al alcance de vuestras manos. El campo no era muy grande pero si disperso, habían cactus rodeándoos. Por muy verdes que estuvieran y muy sanos, ningún cactus estaba florecido. Por el momento no observabais nada mas.

Con una risita. -Si te sentaras en uno te pincharías.

-Ten por seguro que no me sentaré, ya me pincharon suficiente ayer y me quitaron todas las ganas- dije haciendo alusión a la hormiga mientras le sonreía a Ahri- Vaya... parece ser que por aquí no vamos a encontrar nada... salvo una sombra donde reposar un rato antes de seguir el camino. Antes de venir vi unos montículos en otra dirección igual podemos acercarnos ahora tras descansar- dije mientras le cedía el agua a Ahri para que también bebiera sin quitarle ojo de encima a mi entorno, pues este territorio era más hostil si cabe que los anteriormente visitados, así que debía permanecer alerta, y la sombra de los cactus era muy de agradecer. 

Una vez descansadas retomamos nuestro camino hacía la zona de los montículos que antes divisé.

Ahri mira los cactus con interés pero asiente a Tania, siguiéndola dando pequeños saltitos antes de volver a sentir el calor abrasante y volver a luchar por caminar. Las provisiones durarían, pero no eternamente eso seguro.

Los montículos no eran otra cosa que un campamento nómada, la gran mayoría se encontraban tapados con telas, cubriendo gran parte de su cuerpo. Las tiendas eran de piel de animal, por eso se camuflaba muy bien con el entorno. Ahri se quedo olisqueando el aire y babeo un poco al oler comida, poca, pero comida. -Como lo ves? Pregunta la kyubi, os encontrabais a una distancia prudencial, pero seria prudente adentrarse? -Podríamos disfrazarte no crees? Tengo lo necesario para eso. Deja escapar una risita.

Había delante nuestra un pequeño campamento bastante bien camuflado y por lo que parecía, acostumbrados a estos climas, igual nos podría servir como guías. Aquí no podríamos entrar por la fuerza, pues no saldríamos vivas, había que usar la maña y el ingenio así pues cuando Ahri me propuso disfrazarme me pareció una idea genial:

-Me parece excelente, no veo otro modo de hacerlo sino- vamos a ello, dije mientras me retiraba la armadura para que pudiera hacer correctamente su trabajo. El sol empezaba a quemar, y aunque mi piel era oscura, seguía quemándome, aquellas tiendas nos podría servir como un alto en el camino y además aprovisionarnos pues no había traído víveres para un camino tan largo.

La risa de Ahri resonó en tus oídos a la vez que se acercaba para admirar tu cuerpo, perfilado por la corrupción casi a la perfección, símbolo de lujuria y deseo. La kyubi se relamió los labios y te miro desde abajo. -Te prometo que sera solo temporal, así que no te asustes mucho vale? Continua riendo y posa las manos en tu cadera. Recorriendo tu cuerpo, aprovechando para sentir su calidez y suavidad. Poco a poco notas una sensación extraña recubriendo tu piel, no era desagradable solo incomoda al principio. Se extendía con las manos de Ahri, la cual continuaba medio canturreando, deleitándose con tu cuerpo. Tus ojos se abrieron de golpe al notar lo que estaba haciendo, gran parte de tu torso se encontraba con un color carnoso. Las manos de Ahri transformaron tu cuerpo oscuro, en uno de elfa del bosque, incluso acaricio los labios de tu sexo para que se volvieran de un color mas tierno. Al acabar, Ahri te mira. -Lista para pasar desapercibida, nadie diría que eres corrupta. Pero cuidado, entrar en combate hará que mi magia se rompa de golpe.

Empezaba a entender a Morgana cuando me dijo que fue Ahri quien me eligió a mi, aquella criatura tenía muchísimo más poder del que aparentaba, ¿por qué me había elegido a mi? ¿Qué había visto en mí que yo había sido incapaz de ver? Eran las preguntas que asaltaban mi mente mientras ella moldeaba mi cuerpo a su antojo. El resultado fue increíble, aquello era totalmente impresionante toqué cada parte de mi cuerpo para asegurarme de todo, y me fije en que incluso había cambiado el color de mi sexo:

-No se te escapa una picarona- le sonreí mientras le otorgaba un beso en sus labios, así podría pasar desapercibida incluso en la ciudad de la luz y corromperla desde dentro, pero ahora tenía otros planes entre manos- Muchas gracias, ¿estás lista?- en ese momento me rasgué un poco las vestiduras me eché algo de agua en los ojos y sonriéndo a Ahri salí corriendo hacia el campamento de nómadas al grito- ¡Ayuda! ¡Qué alguien me ayude! Me persiguen.