Partida Rol por web

Diebla puso su mano sobre tu hombro y asintió. -Seguirás estando a salvo, estas personas serán puestas en cuarentena y a no ser que sea por alguna enfermedad, serán expulsadas de la tribu. Aquí no se aceptan seres oscuros ni corruptos. Va diciendo Diebla. -Lo lamento, he preguntado a los hombres y no conocen un oasis como el que describes. Quizás en otro lugar te sepan decir mas. Nosotros hemos nacido en el desierto y en el desierto moriremos. Continua explicando Diebla. -La ciudad blanca, alguna vez mandamos a una partida de hombres y mujeres a abastecernos de aquel lugar. Pero después siempre volvemos al desierto. Es nuestro hogar y nos gusta como es. Aunque sea peligroso estar por aquí.

Escuché las palabras de Diebla con gran atención, parecía realmente preocupada por la corrupción, estaría encantada de transformarla a ella y que pudiera probar en sus carnes lo que era ese placer de sentir como la oscuridad se adueñaba de todo tu ser y te empapaba por completo:

-Me gusta que seáis fieles a vuestros orígenes eso me demuestra que sois personas de confianza- dije con una amplia sonrisa- Creo que no te he dado suficientemente las gracias por todo lo que estás haciendo por mi, tengo una misión realmente complicada por delante, y debo encontrar ese oasis por el bien de la luz. No te ocultaré que estoy algo deprimida al respecto, sabía que sería difícil, sobre todo taras perder mi grupo, pero veros me había otorgado un atisbo de esperanza- dije pareciendo algo desanimada.

-Lamento oir eso. Continuo diciendo Diebla a la vez que una anciana se acercaba al grupo y comenzaba a observarlo con detenimiento. Seguramente era la curandera. -Pero no todo esta perdido. Nosotros solo somos un pueblo, podrías probar en la ciudad del desierto. Allí se reúnen mas personas que aquí y el trafico de gente es mayor. Seguramente en aquel lugar deberías poder encontrar alguna pista sobre tu oasis perdido. Una vez dicho esto un soldado se acerca a Diebla y le susurra unas palabras. La mujer asiente y sonríe. -Parece que me toca guardia en la puerta. Por el momento ve mirando el pueblo, si te sientes con fuerzas te daremos provisiones para que te muevas por el desierto o si lo prefieres puedes unirte a la tribu. Ahora me tengo que ir Tania, hablaremos mas tarde.

Me despido de Diebla que ingenuamente se creía todo lo que había dicho cuando mi verdadera intención era montar una orgía en honor a Mezria en aquel pueblo, sin embargo ya solo me quedaba un solo frasco, y esta vez tenía que ser certera, volvería a intentarlo por la noche, sería demasiado arriesgado hacerlo de día mientras todos me veían.

-Haré caso a tu consejo y me daré una pequeña vuelta- dije con una sonrisa, mientras me giraba y la dejaba hacer su trabajo e iba dando una vuelta por el poblado conociendo a la gente que allí habitaba y sus costumbres, la verdad es que era la primera vez que me alejaba tanto de la corrupción.

El poblado nómada aun siendo de comodidades mas bien escasas, era acogedor y grande ademas. Las tiendas se ponían una al lado de la otra, siempre de un material tipo lona para poder cubrir bien la superficie. Como pudiste observar, había gran variedad de especies, desde la ushimimi que ya estaba rondando las tiendas en busca de alguien que la necesitara, hasta la anciana curandera, que cuando la vistes mas de cerca pudiste notar que tenia la piel escamosa y verde. Los soldados que no se habían contaminado con tu “agua” continuaban haciendo la ronda, vigilando que ningun ser corrupto o peligroso entrara en el poblado. Algunos niños reían y jugaba, tirándose una bola de trapo a los pies de una forma extraña. Aquel no era un lugar para ti, no había corrupción alguna en el aire. Era un pueblo de la luz sin duda.

Los únicos lugares destacables era una tienda de utensilios en los cuales vendían algunos víveres que sobraban, una tienda de armas que vendían piezas básicas de equipamiento y poca cosa mas. Querrías seguir visitando el poblado o tal vez necesitabas algo mas especifico?

Tras aquel aburrido paseo me di cuenta que necesitaba salir de allí, necesitaba escuchar los gemidos de los seres de la luz al ser profanados por seres corruptos, ains.... como echaba de menos mi ciudad, sin embargo tenía una misión que hacer y no dudaría en seguir intentándolo hasta dar con aquel oasis. Parecía ser que la guardia estaba algo menguada desde la última noche, y casi con toda seguridad estarían atendiendo el perímetro, decidí tratar de escurrirme de nuevo hacia el depósito del agua con la esperanza de poder verter la ponzoña en él.

Estaban bastante distraídos y los guardias muy repartidos. Era una tarea fácil acercarse a los bidones de agua y contaminarlos para la gloria de Mezria. Estabas muy cerca de los barriles, es mas, tenias el vial en la mano justo cuando una voz conocida se escucho a tus espaldas. -Tania, que haces? Ahora mismo no es la hora de la ración. Escuchaste decir a Diebla, que se había acercado a los barriles siguiendo su ronda.

Llevabas el vial en la mano y lo mas seguro era que los ojos de la guerrera viera como te guardabas algo en los bolsillos. Con el corazón en el pecho se te ocurrió una ultima salida. Te metiste el vial en la boca con la mala suerte de que el contenido se virtio en tu garganta. Rápidamente te fuiste a un rincón a intentar escupir, pero era tarde. Lo único que mirabas en el suelo eran los cristales rotos del vial al caer al suelo, cristales que tapaste con la arena, pero el contenido no se encontraba en su interior. -Estas bien Tania? Dice Diebla poniendo una mano en tu hombro. -Aun estas enfermiza tal vez?

Estaba apunto de conseguirlo cuando aquella inoportuna Diebla apareció, no se me ocurrió otra cosa que metermélo en la boca con desastrosas consecuencias, aunque traté de escupirlo fue del todo imposible. Lo peor es que si un frasco había hecho estragos en una compañia entera, un frasco entero para mi sola... no quería ni pensar lo que estaba por suceder:

-Creo que he tomado algo... no se... venía a ver si con algo de agua se me pasaba- dije mirándole a los ojos- Creo que me está pasando lo mismo que a los que detuvisteis esta mañana- dije mientras trataba de refrenar la necesidad imperiosa de saltar sobre aquella chica que solo pude contenerla llevando las manos a mi sexo bajo mi ropa y tocándolo con gran intensidad, no sabía cuanto más podría aguantar, estaba de rodillas- Tienes que ayudarme... no puedo detenerme mucho más- dije a la vez que llevaba mi otra mano también para hacerlo con ambas.

Diebla se alarmo bastante la verte en aquella situación y mas al verte como te acariciabas por ti misma. Rápidamente te indico que te metieras en la primera tienda vaciá que encontrasteis ya que en medio del poblado que una mujer se comenzara a tocar no era algo muy normal precisamente. En cuanto entrasteis Diebla te miro sonrojada y carraspeo un poco. -Dime, que es lo que has comido o bebido? Va preguntando Diebla a la vez que te indicaba que te acomodaras como pudieras, intentando evitar el ver tu cuerpo para no caer en la tentación. -No sabemos aun lo que provoca esta extraña enfermedad pero si me das un momento llamare a la curandera para que te trate. Te sugiere Diebla mientras hace el gesto de marcharse. Podías notar como la respiración de la joven comenzaba a elevarse, sus mejillas se sonrojaban y casi podías notar como sus piernas se movían un poco inquietas tan solo con la mención de yacer contigo.

Mi interior ardía y cada vez que me tocaba me calmaba un poco pero aumentaba la intensidad, dentro de poco no bastaría para calmar aquella necesidad imperiosa yo sola. Por suerte Diebla me sacó de allí justo a tiempo de que nos vieran, o al menos eso pensaba pues tampoco me extrañaría que nos viera alguien del pueblo pues la sutileza la perdí cuando la lujuria se adueñó de mi cuerpo:

-Pues lo mismo que los demás, la cena de ayer noche y esta mañana un vaso de agua- cuando veo que Diebla tiene la tentación de marcharse y estando apunto de reventar mientras con mi mano tocaba mi clítoris y con la otra metia varios dedos en mi interior a un ritmo frenético- No creo que aguante, tienes que ayudarme a calmar esto, hazlo por mi por favor. No se lo contaré a nadie te lo prometo-dije mientras abría completamente mis piernas y dejaba de tocarme para que pudiese ver con total claridad mi sexo depilado rebosando en mis fluidos que no dejaban de manchar las sábanas que había bajo mía.

Diebla te miraba aun nerviosa, seguramente no tendría mucha experiencia la guerrera, pero en cuanto vio tu sexo lubricado por tus fluidos no pudo negarse mas. -Bueno...pero...solo lo haré como tratamiento. Dijo Diebla arrodillándose delante de ti, tragando saliva sin quitarte ojo de encima. -Intenta relajarte y perdona mi inexperiencia, no estoy acostumbrada a hacer estas cosas.

Las manos de Diebla se posaron en tus muslos, sin saber muy bien, mil pensamientos cruzaron su mente pero al ver tu necesidad, sacudió rápidamente la cabeza y te miro con mas decisión. -Con permiso... dijo antes de comenzar a acariciarte. Los movimientos de Diebla eran un poco torpes pero por suerte era mujer y sabia donde se encontraban los puntos de placer femeninos. Se fue lubricando los dedos con tus fluidos, acariciándote el clítoris y abriendo tus labios, dejando que cayeran a la sabana antes de introducir un par de dedos en tu interior. Con calidez, Diebla se acerco a tu rostro y te beso con cariño sin dejar de tocarte.

La lujuria me poseía a un ritmo irrefrenable, sentía su mano en mi sexo y sus labios junto a los mios, aunque traté de contenerme no pude, y empecé a gemir sin poner barrera alguna. Tomé los labios de Diebla y los besé sin tapujo alguno, de manera apasionada, aunque sin llegar por supuesto a maltratarla, no eran para nada sutiles y no tardé en recorrer con mi lengua todo su cuello para finalizar poniendo mi boca sobre su oido y susurrando:

-Te deseé desde el mismo momento en que me salvaste de aquella bestia- dije mientras llegaba a mi primer orgasmo gracias su continuos roces, eso no hizo más que seguir empapando aquella sábana, Ahri le habría encantado estar ahí- Desvistete y rocemos nuestros sexos, no me parece justo que sea la única que disfrute- añadí con una sonrisa.

La mano de Diebla se encontraba empapada en tus fluidos y su respiración era mas agitada cada vez. El tenerte de aquella manera hacia que su pulso se acelerara sin remedio alguno, ademas de aquella propuesta no hizo mas que quebrar la poca voluntad que poseía. Tragando saliva Diebla comenzó a desvestirse asintiendo sonrojada. Su cuerpo estaba bien esculpido gracias a los entrenamientos de guerrera, sus pechos no se movían de sitio, balanceándose lo mínimo por la dureza. Con un poco de reticencia se quito la ropa interior, mostrando un sexo depilado pero al contrario que tu, sus labios eran tirando a negros por la naturaleza de su raza, eso si brillaban por la excitación. -De acuerdo...pero recuerda que eres tu la que esta malita. Va diciendo Diebla mientras se ponia en posición, cruzando una de sus piernas con la tuya y dejando que la calidez de tus fluidos impregnara su piel. -Yo también te deseaba, Tania. Eres una elfa muy hermosa. Con un ligero gesto vuestros sexos se unieron y Diebla comenzó a moverse, gimiendo suavemente con cada movimiento.

Contemplé con gran lujuria como se deshacía de su ropa y como por mucho que lo negara disfrutaba de todo aquello tanto o igual que yo, restregué me sexo en el suyo y lo froté no tardando en empaparla pues debido al veneno ni cuerpo no dejaba de fluir. Tras varios minutos de intenso placer, decido pasar a la acción, me levanto ligeramente y deposito mi sexo en su boca mientras digo:

-Se que me deseabas, te daré la oportunidad que tanto te has ganado- dije mientras tomo con las manos su cabeza y la dejo a escasos milímetros de mi sexo para que pudiese respirar. Comencé a jadear sin parar pues se sentía excesivamente rico. Temiendo que alguien nos pudiera escuchar me tumbe ligeramente sobre ella y haciendo un 69 lamí su sexo primero de forma lenta y recorriendo cada milímetro de este, para aumentar la intensidad más tarde. Aquello sabía casi más a mi que a ella pues había estado restregando mi sexo en esa zona largo y tendido, pero poco a poco según iba explorando más y más mis fluidos dejaban paso a los suyos- Realmente rico, sabía que acabaría probándote. 

Por unos instantes la boca de Diebla fue tapada por tu sexo y los fluidos que de el emanaban. Se sorprendió muchísimo al verte encima de ella pero cuando separaste ligeramente la cadera pudiste ver que no estaba enfadada, al contrario estaba sonrojada a mas no poder. No se hizo de rogar y comenzó a lamer tu sexo con calidez, lentamente, saboreando tus fluidos. Las manos de Diebla se dirigieron a tus nalgas, apretándolas con fuerza. En cuanto comenzaste a lamer un gemido largo escapo de sus labios. Al contrario que otros sexos, el de Diebla era mas oscuro que el resto, pero su calidez era extraña era como si envolviera tu lengua y penetrara tu piel con cada lamida que dabas. Si no fuera mujer dirías que era un horno ya que calentaba todo aquello que tocaba. Con un débil quejido Diebla separo aun mas las piernas para que tuvieras mas movilidad en esa zona.

-Tu también....eres muy dulce Tania. Casi parece miel. Va diciendo Diebla entre gemidos sin dejar de probar tu sexo. Con timidez coloca uno de sus dedos en la entrada y lo sumerge solo para que expulsaras aun mas fluidos. -Solo te puedo hacer ciertas cosas.... no estoy dotada como los hombres... Espero que te puedas conformar.

Estaba haciéndome gozar aquel cuerpo de elfa de los bosques que ocupaba temporalmente, de no ser porque mi boca estaba situada en su sexo lamiendo hasta la última gota del nectar que Diebla derramaba, ahora mismo no dejaría de gemir, aunque de vez en cuando no podía contenerme. Una de esas veces fue cuando noté como sus dedos se hundían en mi sexo, emití un largo y profundo gemido. En ese momento tuve que parar de lamer su sexo porque iba a tener un gran orgasmo, así pues me dejé hacer, pero como no era mala amante aunque no usara mi boca para ello si introduje varios dedos, primero empecé por uno, y cuando veía que estaba más o menos dilatada iba aumentando el número, daría lo que fuera por extender mi miembro y follármela como merecía, sin embargo no tenía muy clara su reacción al verlo así que preferí usar mi mano para penetrarla.

 Poco a poco fui cediendo hasta que finalmente como si de una explosión fuera llegó:

-Vas a hacer que me corraaaaa- en ese último momento no pude sino olvidarme de todo y dejarme fluir, mi sexo ya de por si húmedo se transformó en un torrente que no hacía más que expulsar mis fluidos mientras yo no paraba de gemir.

Los labios de la mujer se abrieron para beber de tu corrida como si fuera agua de manantial. Diebla no se separo de ti hasta que se aseguro de que ya no te venias mas. Tu sexo se había calmado bastante, ya no expulsaba una exageración de fluidos pero aun asi por culpa de Diebla se encontraba muy caliente. Las caderas de Diebla se fueron moviendo de arriba a abajo por el roce de tus dedos, al palpar su interior se podía notar que no era virgen, pero no era muy experta ya que tus dedos parecían prisioneros de su interior, muy estrecha. Con gemidos largos, Diebla deja que su lengua salga al exterior con cada golpe de aire, lanzando a tu sexo su cálido aliento sin dejar de lamerte como queriendo aun mas de ti. -T...Tania se siente demasiado bien...me harás correr. Notabas como su interior se estrechaba mas. Su orgasmo estaba próximo.

Ojala no fuera aquella chica tan reticente, de ser así me la llevaría conmigo, pero parecía bastante difícil de corromper y rechazaba todo lo que fuera corrupto, aunque si que disfrutaba la condenada por lo que parecía. Mientras introducía mis dedos en su interior podía notar su estrechez cada vez más patente, aquel sexo era propio para abusar de él e ir adiestrándolo poco a poco, viendo que estaba cerca su orgasmo y como yo ya había llegado al mismo decidí cambiar mi posición y ponerme de frente a su sexo para poder aprovecharlo aún más, con mis labios fui lamiendo su clítoris y jugueteando con él como ya había hecho con otras mujeres antes, mientras con mis dedos rozaba su punto G en su interior provocándola cada vez más a que llegara a su orgasmo, en ese mimo instante, para darle aun más fuerza extraigo bruscamente mis dedos y situo mis labios a la entrada de su sexo para poder disfrutar de su nectar recién exprimido:

-Dámelo todo, no te preocupes.- dije mientras le sonreía ligeramente.

La resistencia de Diebla cayo ante aquella mirada y gesto, ademas de todos los estímulos que eras capaz de darle. Arqueando su espalda y apretando su sexo contra tus labios, podías sentir como unos cálidos fluidos comenzaban a recorrer tu boca antes de bajar por tu garganta. Era difícil de describir ya que al bajar calmo tu sexo del veneno de la abeja pero a su vez sentías nuevamente aquel hormigueo de no estar del todo satisfecha. Diebla debía descender de alguna raza corrupta o simplemente ser originaria del mundo de Mezria, de eso seguro.

Al acabar de correrse, las piernas de Diebla cayeron a los lados aun dejándose mas a tu merced, jadeando suavemente intentando recuperar el aliento. Su pecho subía y bajaba con cada jadeo, mirándote con los ojos vidriosos. Con las mejillas sonrojadas se acerco a ti y te dio un largo beso con lengua, presa de un atisbo de lujuria. Se volvió a recostar pues se encontraba sin fuerzas de levantarse en ese momento. -Si...hubiera sabido...que sabias hacer eso...creo que te habría...acompañado yo...la noche anterior. Diebla sonríe contenta aunque su sexo aun lubricaba. -Estas mejor Tania?

De no ser porque no sabía como reaccionaría, hubiera extendido mi miembro y hubiéramos gozado las dos de lo lindo, sin embargo era mejor ser precavida y no dejarse llevar en estos momentos pues podría pagar un alto precio. Ciertamente quería más pero lo peor ya había pasado, aún así aquella chica parecía tener algo que ver con la corrupción, puede que fuera su raza o ella misma, pero algo no encajaba del todo allí:

-Yo nunca estoy del todo satisfecha cuando se trata de tí- dije con una sonrisa mientras le devolvía aquel beso con lengua apasionado, aprovechando que ella parecía rendirse a la lujuria decidí torturarla un poco más y tratar de conseguir más información, así pues pasando la mano por sus turgentes pechos mientras no dejaba su boca ni un segundo, llegué finalmente a su sexo y introduje varios dedos en su interior y empecé a moverlos primero lentamente y después a un ritmo más frenético tratando de impulsar aquella lujuria- No he podido dejar de ver que o tu o tu raza tenéis que ver con la corrupción, sabes que puedes confiar en mi, soy una tumba- añadí con una sonrisa mientras que le daba lametones en el cuello para intensificar su placer.