Partida Rol por web

Los caminos estaban silenciosos, no se movía ni siquiera las copas de los arboles junto con la brisa cálida del mediodía. No podías ver ninguna caravana pasar por allí ni nadie acercarse. Siempre tu mano firme en tu espada, atenta a cualquier peligro. Salvo que el enemigo te encontró antes a ti.

De repente una columna de humo rojo rodeo tu cuerpo desorientandote durante unos segundos. Apenas sabias a que atacar pues solo veías figuras rojas moverse por el lugar. Tanto como vinieron comenzaron a retroceder, formando dos figuras en los hombros de una mujer. Era muy bella y no tenia el tinte rojizo de la piel de los seres corruptos, pero de su trasero colgaba una larga cola de succubus. Sus ojos rápidamente se centraron en ti y la mujer hizo una larga sonrisa seductora. Vestía muy poca ropa y era reveladora, mas incluso que las elfas. Para ser una primera toma de contacto con los demonios del camino, no había sido una buena elección ir sola.

-Una viajera... Te observo mas detenidamente y se paso uno de sus dedos por la lengua. -No, una heroe. Parece que estas de camino a alguna parte, una lastima que te hayas topado conmigo. Con suma delicadeza va tocando su humo, el cual parecia un gatito en sus manos. -Deberia atacarte y seguramente lo hare. Me gusta tomar a las mujeres por la fuerza...pero...ahora mis mo no me apetece. Hagamos un trato heroe. La succubus alargo su mano, en ella habia tres viales: Uno rojo, uno azul y uno verde.

-He hecho estos viales esta mañana y no se los efectos que hacen. Si te tomas uno te dejare marchar...si no lo haces... El humo tomo forma de grandes fauces que mordian el aire. -Te ahre tragar todos y cada uno de ellos. Dime, cual quieres?

Cada vez que cada un paso, cada vez que me alejaba un poco más del Baluarte podía sentir como la seguridad que me acompañaba desaparecía por momentos. Ya no había viajeros en los caminos, no había nadie, incluso el viento parecía haberse marchado del lugar. Mientras que yo, allí sola, sin saber siquiera lo que estaba buscando. No apartaba la mano de la empuñadura de mi arma, tratando de llevar la vista con rapidez hacia todos los lados para buscar respuestas a mi tarea del cobre desaparecido. Pero entonces, en un simple abrir y cerrar de ojos, todo se volvió escarlata impidiendo que pudiera ver nada más que un humo que ser revolvía junto a mí. Una figura rápida como el viento se movía, incapaz de verla más de un instante hasta que entonces... mis mayores temores se hicieron ante mí.

Apreté la mandíbula con fuerza mientras veía a aquella mujer tomar, forma, viendo como sus curvas y sus partes demoníacas se creaban a partir del humo. Su ropa era escasa, simplemente ocultaba las zonas más intimas de su cuerpo, aunque dudaba que eso le importase a un ser corrupto como ella. No tardé en notar como mi mano comenzaba a temblar, quedándose inmóvil incapaz de sacar la espada de la funda. Mientras escuchaba la voz empalagosa que la succubus me brindaba.

Observé los tres viales aún sin decir palabra, sabiendo que ninguno de ellos sería bueno para mí... Pero... ¿Cúal sería el menos malo? Trague saliva sabiendo que aquello era lo único que me podría sacar de allí con vida. Había sido tan estúpida saliendo del Baluarte yo sola. Pero ahora ya estaba hecho, no había marcha atrás, no podía correr ni luchar. Tan solo... hacer lo que me dijera.

- ¿Cómo sé que puedo confiar en tu palabra? Que me dejarás vivir cuando escoja uno de los viales y me lo beba - la miré a los ojos con dificultad, notando como mi voz era temblorosa y poco segura - Aunque supongo que no tengo elección...

Aparté mi mano de la espada y cerré los ojos, dando un paso al frente para acercarme a su mano extendida con los viales. Los miré uno por uno, como si su color fuese a revelarme algo y entonces con lentitud e inseguridad llegué mis dedos hasta el vial de color azul.

- Me quedaré con el azul... - dije mientras lo cogía y daba un paso rápido hacia detrás volviendo a colocarme donde estaba, como si eso fuese a servir de algo - Respóndeme a una pregunta... ¿He tenido suerte al encontrarte sin ganas de tomarme o este vial supondrá un castigo mayor?

Sin pensarlo ni esperar su respuesta destapé aquel líquido, llevándomelo con rapidez a los labios y vertiéndolo sobre mi boca de golpe. Lo tragué sin pensar en nada, no quería ni imaginar lo que aquello podía hacerme. Solo quería hacerlo, hacerlo rápido, que ocurriera lo que tuviese que ocurrir.

El liquido que habías tragado era sorprendentemente agradable. Tenia un sabor afrutado y bastante sabroso, era fácil de beber y de digerir. Al principio no notaste nada raro, incluso la succubus no estaba haciendo nada mas que observarte. Quizás hubiera sido una broma del ser corrupto. Pero de pronto un dolor punzante en tu estomago te obligo a arrodillarte en el suelo. Unos pinchazos se extendían tanto en tu cabeza como en tu espalda y eran difícil de ignorar. Tus brazos estaban obligados a permanecer en el estomago mientras lo que fuera que te habías tomado hacia su efecto.

De repente el sonido a tu alrededor se fue intensificando y notabas que algo se movía a tu espalda, una nueva sensación que no habías notado jamas. El dolor desaparecía y calmaba tu cuerpo. Inmediatamente comprobantes que es lo que te había pasado. Unas orejitas de gata se movían gracilmente en tu cabecita sustituyendo a las orejas que habías perdido. Al intentar incorporarte casi pierdes el equilibrio al notar algo moverse debajo de tu falda. Al levantarla sutilmente podías ver una cola de gato moverse de lado a lado.

-Interesante... Dice la succubus mientras apunta en un cuaderno negro lo que estaba viendo. -La esencia de Feline crea ese efecto... Aun apuntando se va alejando del lugar sin diriguirte mas palabra. -Lo podria potenciar con.... Su voz se pierde en el camino.

Cuando ingerí aquel líquido abrí los ojos para mirar a mi adversaria, notando como un sabor afrutado inundaba mi paladar. Era agradable, muy agradable ¿Cómo podía venir de una criatura maligna como ella? Se había quedado mirándome sin decir ninguna palabra, tan solo observándome como el que espera que ocurra algo. Deslicé entonces la mirada hacia mi cuerpo, viendo que no me había pasado nada, lo que me provocó un suspiro que relajó todo mi cuerpo. Pero entonces, como si me hubiesen clavado una espada, todo mi cuerpo se estremeció haciendo que cayese al suelo de rodillas llevando la mano hasta mi vientre. Solté un gemido de dolor, apretándome con fuerza mientras notaba como el dolor se extendía por todo mi cuerpo... como si me apuñalasen multitud de cuchillos por todo mi ser. Hasta que tras unos segundos en los que pensé que iba a morir, el dolor desapareció de igual que había llegado.

- ¿Qué ha... agh... - pronuncié aún tirada en el suelo, levantándome muy lentamente totalmente desorientada y casi sin equilibrio - ¿Qué me has hecho...?

Enseguida pude percatarme de los cambios que habían aparecido, podía escuchar con mayor claridad y de forma más precisa. Pero aquello era bueno ¿No? Tenía que haber algún truco. Otra sensación nueva llegó hasta mi cuerpo, una muy diferente. Pude notar como si tuviese algo tras de mí, algo que nunca antes había sentido. Con miedo alcé la falda que llevaba, casi pensando que sería algo que la succubus había puesto allí para forzarme. Cuando de pronto salió una cola dorada como mi cabello, moviéndose de lado a lado con cierta torpeza. Mis ojos se abrieron como platos de la sorpresa, haciendo que me llevase una mano a la cabeza para tocar aquellas orejas nuevas que había sustituido a las anterior ¡No podía ser, era una maldita gata!

Abrí la boca para contestar al demonio, pero cuando quise mirarla sus pasos ya se encontraban alejándose de mí. Por una parte aquello me tranquilizó, había cumplido con su palabra ¿Pero qué iba a hacer yo ahora? Suspiré y con mi lengua comencé a repasar los dientes, notando como hasta mis colmillos habían aumentado su tamaño.

- ¿Y ahora...? - pregunté para mi misma - Aún tengo que encontrar el cobre, después iré a la herboristería, sabrán lo que me ha pasado...

Aún muy extrañada comencé de nuevo a caminar, sintiéndome algo torpe, pero parecía que esa era la única capacidad que había perdido. Aún podría empuñar la espada, tan solo esperaba... que los peligros hubiesen terminado o tendría que regresar con las manos vacías.

Con tus nuevas orejas captas unos sonidos y gritos a lo lejos. Te son familiares, desagradablemente familiares. Con la espada en mano y con cautela te vas acercando y gracias a tus nuevos instintos sabes el momento en el cual debes agacharte para no ser vista.

La escena es bastante peculiar ya que 3 diablillos están en una caravana medio destrozada. No sabrías decir de quien era la caravana, pero si que de una de las cajas salia un resplandor de color rojizo. Parecía que los diablillos estaban distraídos y caminaban de un lado a otra, buscando entre la caravana algún tesoro mas que llevarse.

Los diablillos eran como se podían suponer, un cuerpo pequeño y rojizo con unas pequeñas alas en la espalda y ojos amarillos que ocupaban casi toda la cara. Las manos y piernas estaban acabadas en unas garras afiladas. No portaban ninguna clase de ropa por lo que sus miembros erectos brillaban al sol, expulsando un liquido por la punta a la espera de poder cabalgar a cualquier viajero que se encontraran. Por la posición en la que te encontrabas, podías acabar fácilmente con 1 al menos y herir a otro antes de que comenzara el combate.

Temía continuar alejándome por aquel camino, incluso hasta dudé en un par de ocasiones si debía volver atrás y olvidarme de todo el asunto del cobre. Pero se lo había dicho a la pobre elfa, le había dado mi palabra de que lo recuperaría y tenía que continuar... Cuando al fin unos extraños sonidos llegaron hasta mis nuevas orejas. Podía notar como estas giraban de ángulo a voluntad buscando la procedencia, delatando a un conocido enemigo al que ya me había enfrentado en otras ocasiones. Al instante llevé la mano a la espada, aunque sin llegar a sacarla comencé a acercarme hacia la procedencia de aquellos ruidos intentado no delatar mi posición. Cuando me encontré cerca de ellos me agaché, ocultándome para observarles, pues conocer a tu enemigo y sorprenderle era ganar media batalla.

Había una caravana y de ella salía un brillo rojizo que delataba que allí se encontraba lo que iba buscando. Pero estaba custodiada por tres pequeñas criaturas lujuriosas, tres diablillos que ya había visto en ocasiones anteriores. Me quedé un pequeño rato observando lo que hacía, suponiendo que no me serian difíciles de derrotar. Uno podía morir sin que llegase a percatarse de mi presencia, quizá incluso podía pillar a un segundo desprevenido. El tercero... seguramente tendría que luchar contra él. Pero siendo uno solo no tendría porque fracasar.

Cuando estaba apunto de salir, mi mirada se cruzó con el miembro erecto y preparado de uno de los diablos, haciendo que sacase la lengua y lamiese mis labios con suavidad ante la visión que me proporcionaba. Al instante sabiendo lo que había hecho volví a esconderme totalmente, llevando una mano a mi boca y tapándomela con fuerza ¿Por qué lo había hecho? Aquellos seres eran asquerosos, siempre me lo habían parecido. Pero en cambio ahora me habían hecho sentir algo que nunca antes un ser corrupto me había producido.

- Cálmate... - dije para mí en un susurro, tan bajo que únicamente moví los labios - Es por el vial, cuando vuelva a la ciudad me darán la cura.

Me mentalicé, evitando aquel leve pensamiento que me había sorprendido más que otra cosa. Llevé la mano hasta el mango de mi espada y me dispuse a salir a por el primero de ellos. No tendría que haber ningún problema en abatirle, si todo salía bien le arrebataría su insignificante vida de un tajo sin que se diera cuenta.

El diablillo apenas se dio cuenta de que tu espada se había hundido en su carne antes de morir, dejando un grito desgarrador que alerto a los otros dos. Gracias a tu dilatada experiencia aprovechaste para infringir una herida grave al segundo antes de que el tercero se abalanzara contra ti.

-Humana sabrosa matar diablillos!!! Grita el tercero con su miembro casi golpeando tu cuerpo. -Sera carne para diablillo al acabar!!!

Con asco y ese sentimiento extraño en tu cuerpo te defendistes como pudistes ya que la nueva cola dificultaba demasiado tus movimientos y eso nunca era buenos. La batalla se habia alargado de mas, en ocasiones anteriores habrias podido acabar con esas criaturas facilmente, pero claro esta vez te encontrabas sola y tu cuerpo habia cambiado. Tenias arañazos por el cuerpo y tu ropa un poco rasgada. Pero finalmente los diablillos se encontraban a tus pies, con heridas graves aun retorciendose medio muertos. Si lo deseabas podias acabar con su existencia o devolverles lo que tenian pensado hacerte a ti. No muy lejos, en esa caja estaba el cobre rojo que queria Lisa. Desde alli, el volver a la ciudad seria un momento. Que deberias hacer?

Con sigilo comencé a acercarme a los diablillos, tratando de eliminar aquel pensamiento que por un instante había invadido mi mente y una parte muy determinada de mi cuerpo. Tragué saliva cuando estaba cerca, muy cerca, hasta que colocándome tras el primero de ellos lancé una estocada hasta la criatura. El filo de la espada logró atravesar la carne del demonio con facilidad, haciendo que un grito agudo saliese de sus fauces antes de que toda vida dejara su cuerpo. Con rapidez me acerqué al siguiente diablillo, que ya se había girado alertado, pero no lo suficiente rápido. Le barrí con la espada lanzándolo un par de metros más allá, dejando un rastro de sangre por el camino tras infringirle una grave herida que lo dejaría sin opción en aquel combate.

Pero aún quedaba uno y había tenido el tiempo suficiente para abalanzarse a por mí mientras me entretenía con sus amigos. Sus garras  rasgaron mi vestido e hirieron la piel de mi hombro, haciendo una herida ardiente en mi cuerpo. Enseguida comencé a atacarle, pero no era capaz de moverme con la misma destreza con la que lo hacía anteriormente. Me sentía algo confusa, desequilibrada, con aquella cola delante cada vez que me giraba para encarar a ese rápido diablillo. Sus garras me hirieron de nuevo, en un muslo y en un brazo. Por suerte la coraza evitó algunos de los golpes, hasta que finalmente fui yo quien tomó el control de la batalla. De un tajo corté una de las alas del diablillo haciendo que cayese al suelo retorciéndose, a lo cual acto seguido coloqué mi espada sobre su cuello. Le miré apretando los dientes con furia, mientras colocaba mi pie entre sus piernas empujando el miembro erecto de la criatura sobre su propio vientre apretándole con fuerza.

- ¿Ha merecido la pena, demonio? Espero que sí, porque no volverás a hacerlo... - dije con un tono de enfado a la vez que de dolor por todas las heridas.

Comencé entonces a apretar la espada sobre su garganta, viendo como lentamente se hundía en la carne provocando que la sangre manchase de nuevo el filo. Mientras me mantenía mirándole al rostro, admirando como la sangre brotaba entre sus dientes, haciendo que se ahogara en sus propios líquidos. Cuando su vida se escapó, escuché un quejido de uno de sus amigos, a lo cual respondí mirándole con rapidez. Aparté mi pie del cuerpo del difunto diablillo y me dirigí al siente, usando mi espada como guillotina para que dejase de gritar.

Una vez todos hubieron muerto me dirigí al interior de la caravana, recogiendo el cobre rojo que la pequeña elfa me había pedido. Aquello debía valer mucho, más le vale que así fuera, por lo que había tenido que pasar. Así que tras echar un leve vistazo al cielo viendo que cada vez estaba más oscuro comencé a caminar de nuevo hacia el Baluarte. Estaba lejos y esperaba que no encontrase más adversarios por el camino.

Los caminos estaban silenciosos, no se movía ni siquiera las copas de los arboles junto con la brisa cálida del mediodía. No podías ver ninguna caravana pasar por allí ni nadie acercarse. Siempre vuestras manos firmes, atentos a cualquier peligro. Salvo que el enemigo os encontró antes.

De repente una columna de humo rojo rodeo vuestros cuerpos desorientandoos durante unos segundos. Apenas sabiais a que atacar pues solo veíais figuras rojas moverse por el lugar. Tanto como vinieron comenzaron a retroceder, formando dos figuras en los hombros de una mujer. Era muy bella y no tenia el tinte rojizo de la piel de los seres corruptos, pero de su trasero colgaba una larga cola de succubus. Sus ojos rápidamente se centraron en ti y la mujer hizo una larga sonrisa seductora. Vestía muy poca ropa y era reveladora, mas incluso que las elfas. Para ser una primera toma de contacto con los demonios del camino, no había sido una buena elección.

-Viajeros... os observo mas detenidamente y se paso uno de sus dedos por la lengua. -No, heroes. Parece que estais de camino a alguna parte, una lastima que os hayais topado conmigo. Con suma delicadeza va tocando su humo, el cual parecia un gatito en sus manos. -Deberia atacar y seguramente lo hare. Me gusta tomar a las presas por la fuerza...pero...ahora mismo no me apetece. Hagamos un trato heroes. La succubus alargo su mano, en ella habia tres viales: Uno negro, uno amarillo y uno verde.

-He hecho estos viales esta mañana y no se los efectos que hacen. Si alguno de vosotrs se toma uno os dejare marchar...si no lo haceis... El humo tomo forma de grandes fauces que mordian el aire. -Os hare todos y cada uno de ellos. Dime, cual quieres?

Shun no se había dado cuenta de que aquel paseo por los caminos desiertos estaba siendod emasiado tranquilo para poder ser bueno así que cuando se vieron rodeados tan repentinamente se asustó y acercó un poco más a su compañera. ¿Era ese humo algún enemigo? No conocía nada que tuviera ese tipo de forma. Parecía más bien magia. Cuando terminaron por formarse las dos figuras que fueron a encontrarse con la mujer, supo que no sólo era magia sino también un alarde de su poder.

¿De verdad pensaba que accederían a tomar una de esas cosas sabiendo que pensaba atacarles? Shun miró de reojo a Danae. Si ella estaba lista para entrar en combate, él también lo estaba.

Danae caminaba atenta a los alrededores pero igual fue sorprendida cuando el humo nos rodeo de esa forma tan particular que no dejaba dudas que alguien lo controlaba. No tardaron tiempo en ver de quien se trataba, una sucubo una demonia de tener cuidado por varias razones. Pero su sorpresa empezo cuando decidio darles un trato que supuestamente evitaria toda la pelea, por lo que escucho y sonrio grande cuando termino. Se oye muy tentador....dijo con obvio sarcasmo. Pero como piensas que podremos confiar en la palabra de una sucubo o en sus pociones. Creo que lo mejor para todos es que vos misma los ingieras y nosotros prometemos decirte que hace cada uno. aporto con una sonrisa divertida. Sabia que no debia extralimitarse con estos seres, ya que aun recordaba el consejo de Lux pero en cualquier caso si perdian la que sufriria peor seria ella por el insulto que le daba ahora a la sucubo.

Si no aceptas tendremos que pelear...ya que nosotros tambien deberiamos estar atacandote y no hablando. concluyo tomando son fuerza su baculo comenzando a realizar su magia para una zarza que rodea su mano libre.

-No me gusta tu tono elfa... Empieza a decir mientras va concentrando el humo en sus manos. -Como querais, tengo varios viales y los queria probar todos. Si hubieras aceptado, vuestra amiga solo se fue con unas orejitas. Vosotros dos... Sonrie sadica. -Quien sabe...

Las manos de la succubus lanzo el humo al cielo. Rápidamente dos figuras impactaron en el suelo formando unas criaturas que os llegaban un pco mas arriba de la cintura. El humo se fue disipando conforme dos enormes perros que expulsaban fuego de sus mandíbulas iban clavando sus enormes garras en el suelo. Sus ojos despedían un fulgor maligno y la saliva que caía al suelo corrompía inmediatamente la tierra. La invocadora volvió a lamer su mano y se sentó tranquilamente en su humo rojo mientras observaba como sus criaturitas se ocupaban del resto.

-Veamos cuanto aguantais...*risita* Dice riendose la succubus mientras iba seleccionando algunos viales de su repertorio.

No queda otra...Shun, no te limites en esta pelea y lanza lo que tengas a estos perros. Luego veremos si podemos con la Sucubo.  le ordeno mientras estendia su mano cubierta de Zarzas con espinas hacia uno de los perros diabolicos. Las espinas volaron sin ninguna orden dada verbalmente por la elfa, para clavarse sin piedad en uno de los perros.

¿Su otra amiga? ¿Qué otra amiga? No, no pensar en eso, concentración. Estaban en una batalla. Su primera batalla.

- Oh cielos... -murmuró al ver como se formaban esas criaturas escupefuego.

Le daban verdadero miedo... pero si los había podido convocar una vez, ¿qué le impedía seguir haciendo más hasta que ambos estuvieran agotados y sin fuerzas? Le supo mal tener que llevarle la contraria a su compañera pero el verdadero objetivo era aquella mujer. Un orbe de luz comenzó a formarse en una de sus manos... y lo lanzó contra ella y su trono de humo.

Las espinas impactaron en uno de los perros, pero en cuanto hicieron una leve herida, las mismas espinas se carbonizaron en la nada dejando solo unas pequeñas cenizas en el suelo. El orbe de luz paso rozando a la invocadora provocandole un leve malestar. Al tocarse la mejilla y ver un poco de sangre los ojos de la invocadora se tornaron rojos por la rabia. Con una mano señalo al joven mientras se iba formando un largo látigo en la mano.
-Tu.... Los ojso de la invocadora daban verdadero miendo. -No tendre consideracion contigo. La invocadora chasqueo el latigo en el aire y los perros atacaron sin dudarlo. Uno de ellos hizo un zarpazo en el costado de la elfa provocandole una herida bastante fea, ademas de que parte de la tela quedo desgarrada. El segundo abrio la boca para expulsar una pequeña rafaga de fuego sobre los dos. No era un fuego que os quemara la piel, pero os hacia daño por dentro sintiendoos bastante debiles.

Maldijo para dentro al ver el poco efecto que conseguia en el perro, pero fue cuando este le devolvio con un zarpazo feroz el daño que le habia hecho al mismo tiempo que le desgarraba un poco de su ropa. se daba cuenta que habian subestimado mucho a la sucubo en especial Shun que la habia atacado de frente.

Maldicion...Shun corre es una orden, es mejor que solo uno de los dos caiga. Recuerda lo que dijo Lux. le susurro mientras se tomaba el costado. Su siguiente hechizo una enredadera que rapidamente se formo alrededor de la Sucubo la aprisiono por sorpresa. Corre Shun! le grito esperando que el joven le hiciera caso y asi solo uno de los dos tendria que pagar por este error.

Su ataque había causado efecto pero desde luego menos del que había podido imaginar y la mirada que le devolvió al verse atacada le heló la sangre. Lo cual estuvo bien porque lo siguiente que vio fue aquella llamarada. En realidad no, no estuvo nada bien. Shun se sentía como si le estuvieran dando la paliza de su vida desde dentro de su propio cuerpo. Era culpa suya... iba a matarles por su culpa... Si tan sólo hubiese insistido un poco en aceptar su oferta inicial... Ahora Danae...

Pero antes de poder hacer nada la elfa ya había empezado a dar órdenes y había lanzado un ataque desesperado intentando hacerle ganar tiempo. ¿Cómo iba a dejarla allí? Podía protegerla... pero sólo hasta que desfalleciera... y estaba bastante seguro de que eso no le permitiría escapar. Cerró los puños con fuerza sintiéndose terriblemente impotente y se giró para intentar huir. Tal vez si conseguía ayuda a tiempo... Más le valía encontrar a alguien porque no iba a poder perdonarse aquello.

Las enredaderas consiguieron aprisionar a la invocadora sin darle tiempo a hacer mas conjuros, pero para vuestra desgracia no le era necesario para hacer que los perros se movieran. Uno de los perros fue a dar caza a Shun, el cual no llego muy lejos antes de que la poderosa bestia le lanzara al suelo y lo dejara allí. Medio aplastado por el peso apenas podía moverse. La segunda bestia se puso justo enfrente de Danae que estaba concentrada en sus ligaduras y no previo el torrente de fuego que impregno en su piel dejándola en el suelo fuera de combate. Con paciencia, la succubus espero a que las enredaderas se marchitaran antes de caminar con paso lento hacia los dos héroes.

-Sabeis...deberia haceros mis mascotas. Deberia aliemntarme de vuestra esencia y corromperos a cada uno de vosotros. Pero no me agradais, no os habeis portado bien y no mereceis ese honor. Destapo el vial verde y se acerco a Danae. -Como no has sabido escoger por ti misma... Sus manos se acercaron a sus labios y los abrieron con algo de fuerza. -Este es para ti. Disfrutalo...junto con este. De la mano surgio el segundo vial amarillo y vertio el contenido de ambos en tu boca. La cerro y espero a que tragaras. Una vez hecho esto se acerco al joven y repitio el mismo sistema. -Tu...me has golpeado simple humano.... susurra mientras destapa el vial negro y ves como incorpora un vial rosa. -Pareces una mujer con ese rostro...bueno... Te obliga a tragar el liquido. -Quizas te vaya bien para el cambio. Una vez hecho su trabajo se sento tranquilamente a lomos de uno de sus perros y os dejo tranquilos. Los efectos de los viales no tardaron en hacerse presentes.

Los dos sentisteis un dolor punzante en el estomago producto tanto de la mezcla entre liquidos como del cambio que estaban apunto de sentir. La piel de Danae se fue tornando verde meintras unas hebras de hierba la iban decorando, era como si te estuvieras convirtiendo en planta o algo por el estilo. A la vez sentias un quemazon en tu sexo que apenas podias aliviar moviendo las piernas. Parecia que tu sensibilidad habia aumentado al igual que tu necesidad. Era extaño ya que notabas que tus fluidos eran mas pegajosos de lo normal. Pero aquel cambio no era comparable con el de Shun.

Retorciendose en el suelo podias ver como la tunica se iba alzando lentamente por la altura del pecho, mientras su cuerpo abandonaba la idea de hacer pectorales y formaban unos senos de un tamaño medio, de igual manera un ardor cerca de tu entrepierna te hacia ver que tus testiculos habian desaparecido reemplazandolo por una sensacion suave y humeda. Te habias convertido en media mujer. Pero ahi no acababa el cambio, pues tu piel fue tornandose de un tinte rojizo al sentir la corrupcion del vial negro penetrar en ti.

-Interesante... Iba diciendo la succubus mientras se alejaba con sus dos perros. -Curiosos cambios los de estos viales.

Cerro los ojos para que la demonio no tuviera la satisfaccion de ver su frustracion ante el vano intento para ayudar a su compañero. Luego trato aunque con menos exito de quedarse tranquila mientras lo efectos de las pocimas se cumplian, pero el cambio fue mucho para ella. Haciendola en un principio encerrarse en simmisma en un ovillo mientras podia sentir como cosas creian por su piel.

Al abrir sus ojos noto el tinte verde de su nueva piel, junto a las hebras de hierba que se formaban en parte de su cuerpo como su fuera una planta. Aunque eso no era todo, pese a su control mental no pudu desalentar suficiente a sus manos para que se metieran entre sus piernas rozando sus partes intimas que ademas de calientes sentia mas pegajosas.

Dejando de explorarme a mi mismo note tambien los cambios de Shun, los visibles al menos y me algo decepcionada cuando mi primera preocupacion pasaba por la posible perdida del pene del muchacho que podria satisfacerla ahora que tanto queria.

Pero se despejo la mente y observo como se iba la sucubo. Se levancon mas rapidez de lo que esperaba y fue hacia Shun. Estas bien Shun? por favor dime que estas bien. pregunto preocupada mientras lo revisaba de arriba a bajo, uniendo sus piernas tratando en vano de aliviar su deseo.