Partida Rol por web

Era un combate a muerte. Hacha y espada sierra contra carne...y armadura. El equipo del padre Karras, adornado con los símbolos del Adeptus Ministorum, le concedían una severa ventaja sobre el hereje; quien no se dejaba amedrentar y atacaba con cuanta fuerza tenía.

Venria se quedó ahí tirada observando el combate sin intervenir, no iba a malgastar una ráfaga de bolter contra un hereje trabado en combate cuerpo a cuerpo y encima con un compañero... podría herirle sin pretenderlo y no querría esa mancha en su expediente

     Aquel cabrón había salvado la vida milagrosamente y había tenido la osadía de atacar al padre Karras. Solo podía lavar, aunque fuera parcialmente su honor, si lo ejecutaba de una vez. Apuntando cuidadosamente para no herir al pater, Grish y Mark descargaron sus rifles láser contra el hereje, que recibió los haces a escasa distancia, llenando el aire de olor a carne chamuscada.

- "Bien hecho, Soldado Grish.

Descansaremos un momento aquí, mientras el Soldado Flavion nos remienda a los heridos.

Extingan el fuego del Chimera. Phi-Rho 87 intente devolverlo a un estado operativo, aunque sea temporal. Nos servirá para llegar hasta el objetivo, estamos a poco más de un kilómetro.

Mi Capitán. Uno de los heridos no sobrevivirá. El Soldado Flavion pueden proporcionarle un final indoloro." -

El hereje cayó de rodillas cuando la ráfaga corta de Grish le alcanzó; aún le dio tiempo a alzar el hacha, pero los dedos le fallaron y el arma se cayó al suelo. Se quedó ahí, de rodillas, muerto hasta que su propio peso le hizo caer.

Sin ningún enemigo los del 101º se pudieron dedicar a extinguir el fuego, recargar municiones y hacer acopio de equipo enemigo.

No habrá necesidad de eso -los ojos del capitán se clavaron en el sargento Nihilus- si Firro repara el chimera, podremos transportar al herido.

Dicho de ese modo, parecía que la vida y la muerte del soldado herido dependía del tecnosacerdote, y no del médico.

¡Ustedes! ¡Informen!

El enemigo nos emboscó cuando avanzábamos por la carretera, se suponía que esta era una zona segura.

Hasta ahí lo que a ellos les había pasado, ¿qué hacían aquí?

Somos un equipo de reconocimiento del 4...de Gigante; nos dirigíamos a Ishmael para contactar con Rapaz.  El grueso de Gigante no llegará al objetivo hasta dentro de 36 horas. Nuestra unidad se ha visto acosada por bolsas enemigas a lo largo de Casilla, aún hay enemigos en la carretera. No se esperaba tanta resistencia.

Karras pateó y escupió en el cadáver del hereje; casi se podía palpar su decepción por no haber acabado él mismo con la vida del hereje. Limpió la sangre del filo sierra. - Markus, ayúdame a registrar a este hereje. Quizá descubramos algo que nos diga dónde encontrar más de su calaña.

Asentí al capitán y me dispuse a proceder con mi labor. Comencé a reparar todo lo que podía esa máquina bendita que había aguantado más de lo que ninguna màquina debería soportar.
Mientras trabajaba, murmuraba oraciones mezclando elgótico alto y el binario, para que el espíritu máquina se calmara y entendriera que solo quería repararlo y volverle a poner en funcionamiento, como era su labor.
No sabía cuanto tiempo tardaría; pero igual que el sanitario de la carne estaba reparando a los humanos y nadie le obligaba a apresurarse yo hacía lo mismo.
No creo que quieran explotar por una mala reparación.

Ese lanzamisiles nos vendrá bien - comentó poniéndose en pie y cargando con su equipo con la ayuda de Sanaia - ¿Alguno sabe usarlo? - les preguntó a los rescatados, de su unidad sabía de sobra que ella era la única competente

Ya casi estamos Sargento. Comenté terminando de curar a los heridos mientras los disparos y los gritos se extinguían de nuevo. Ya está, ha muerto... Pensé guardando el equipo medico ordenadamente. Se estaba hablando de lanzamisiles y demás equipo de combate que habíamos conseguido, pero teníamos otros problemas como el de la munición, habría que ver cuántos cargadores podríamos sacar de entre los muertos y heridos.

- "Gracias, Soldado Flavion." -

- "Venria, vigile el perímetro.

Padre Karras, Soldado Grish. Mientras Phi-Rho sigue con las reparaciones del Chimera, lleven a los heridos al interior del vehículo. Y también todo el equipo que hemos obtenido.

Soldado Grish, reparta las baterías láser entre nosotros. De lo demás pueden coger lo que quieran." -

     El especialista se apresuró a cumplir la orden del sargento en cuanto a los heridos, pero a medio camino dudó. - Sargento, las baterías láser no nos serán muy útiles puesto que nosotros utilizamos carabinas láser y el otro regimiento rifles láser. Es munición incompatible. Solo había dos rifles a recuperar de entre los caídos y aunque le hubiese gustado echarle el guante a uno de ellos, decidió esperar a que le diesen permiso, pues no era material estándar sancionado por el munitorum para su regimiento.

- "De acuerdo, si las baterías no son compatibles con nuestras carabinas, divídalas entonces entre dos.

Que los dos mejores tiradores de entre ustedes cojan cada uno un rifle láser y la mitad de las baterías adecuadas para ellos." -

     Como Venria poseía dos armas pesada, incluyendo su bolter pesado y el lanzamisiles, Grish apartó uno de los rifles láser para si mismo. Seguramente ellos dos serían los mejores tiradores de la escuadra, pero dejó que fuesen sus compañeros quienes decidieran quién debía quedarse el otro. Hecho ésto se afanó en la tarea de ayudar a los heridos a montar en el chimera. Cuanto antes saliesen de aquel lugar para llegar a Ishmael, tanto mejor.

Venria no dijo nada, se limitó a obedecer. Giro sobre si mismo el bolter pesado y empezó a cubrir aquella área mientras Sanaia miraba la zona que la artillera no era capaz de cubrir por si misma

La artillera Venria, acompañada de Sanaia patrullaba el perímetro. No había ni rastro de los enemigos, salvo de los enemigos muertos, claro. Cuatro cadáveres en el lado izquierdo de la carretera y dos en el derecho. Todos ellos habían sido despojados de su equipo. El fuego había sido extinguido, los heridos estaban siendo trasladados al interior del vehículo y el tecnosacerdote reparaba el chimera. Todo parecía ir bien, sin embargo...

¿De verdad Flavion hablaba de matar a ese soldado?

El servidor, ayudando al tecnosacerdote, seguía sus instrucciones en la reparación. Emitía unos ruidos mecánicos que sólo Firro era capaz de descifrar.

Reparaciones completadas. Sistema motriz arreglado. Autonomía de combustible: 4-6 kilómetros. Potencia de fuego: completa. Sistemas de augurios: destruidos. Blindaje: parcialmente limitado.

De este modo en 13 minutos el vehículo estaba operativo. Había una amplia zona en el lado izquierdo que quedaba expuesta al fuego enemigo No se buscaba la protección sino la movilidad, y eso se había logrado.

Los soldados empezaron a subir en el chimera.

Nosotros iremos dentro. Junt está herido pero yo puedo conducir. Los demás se ocuparán del cañón y la torreta. Los demás huecos repartíroslos como podáis.

Dicho esto subió a la cabian del piloto.

Si esos rebeldes siguen en la ciénaga será mejor que avancemos. Por detrás sólo hay enemigos, Ishmale está a un kilómetro, sólo espero...

Lo dejó en el aire.

- "¡En marcha, pues!" -

Tras ser atendido por Flavion me meto dentro del vehículo, cediéndole al Capitán el asiento del comandante.

Veía la herida permanente en ese pequeño ser-máquina y no podía evitar sentir algo parecido a la tristeza. Era una herida brutal y esperaba poder cumplir mi labor y sanar por completo ese vehículo en algún momento.

-No tenemos blindaje por ese lado, pero puede que sirva para usarlo como tronera para el bolter pesado o un lanzamisiles -comenté. No era un experto en táctica, pero nos permitía seguir usando armas pesadas. 

-Tenemos autonomía para llegar a Ishmael de sobra, el problema es no tener los aparatos augures para poder guiarnos bien -esperaba que los conductores tuvieran mejor sentido de la orientación que del que habíamos hecho gala el sacerdote imperial y yo.

Me subo al tanque sin decir nada más. Solo esperaba que no me mandaran ir sentado fuera.