Partida Rol por web

El Padre Karras volvió al vehículo arrastrando el cadáver del hereje.- Su prisionero, Sargento. Me temo que no ha querido colaborar. Tampoco es que me lo esperase. - Dijo con voz neutra. Sacudió de nuevo la espada sierra, ya desactivada, y extrajo de uno de los bolsillos de la túnica que asomaba por debajo de la armadura antifrag un paño sucio y rasgado, con el que se dedicó a extraer restos de sangre de entre los dientes de la cadena.- Buen trabajo, Firro. Este cacharro todavía servirá bien al Emperador.- Palmeó el lateral del vehículo. Al hacerlo, le recorrió un pequeño escalofrío e involuntariamente llevó la mano a donde el traidor le había atizado con el hacha. El médico iba a tener bastante trabajo, pero aún así.- Doctor.- dijo dirigiéndose al estresado soldado.- Cuando tenga un momento, le agradecería que echase un vistazo a esto. No corre prisa, es superficial, pero no me gustaría que se infectase. - señaló a su herida. Como no esperaba que el médico tuviese tiempo disponible, empezó a otear la cubierta del vehículo, buscando asideros que lo mantuvieran sujeto durante la marcha.

Sacerdote, ya habrá tiempo para eso. ¡Nos vamos!

El capitán subió al chimera y dio un par de golpes para que entraran en la cabina cuantos cupiera, el resto tendía que subir al techo del vehículo, expuestos al fuego enemigo.

Se encogió de hombros ante la pregunta de Sanaia y se acercó al chimera. Dejo su pesado bolter en el transporte y esperó a que se iniciara la marcha para emprenderla a pie, entonces cayó en que podría ir en el techo agazapada, quizás podría sobrevivir.

- Monta tu Sanaia, necesitas descansar - le ordenó a su ayudante mientras se encaramaba al techo del transporte blindado

- "Sin prisioneros, Padre Karras. Sin prisioneros. Buen trabajo." -

Si alguien más necesita ser remendado... que entre al transporte, lo tenderé en el interior. Comenté subiendo al transporte donde atendería a quien lo necesitara. Desde luego no lo iba a hacer en el techo del transporte, o en todo caso andando, aun menos. Yo mismo necesitaba ser remendado y ya no me fiaba demasiado de Drake así que tendría que hacerlo yo mismo.

     Agotado como estaba, Grish aprovechó la oportunidad para sentarse en el último sitio libre del transporte. Con un poco de suerte llegarían pronto a Ishmael y podría dejar allí a buen recaudo el equipo de campaña que tanto le entorpecía. Definitivamente necesitaba ponerse mas fuerte.

- "Conductor, cuando lleguemos a Ishmail sitúe el Chimera al otro extremo del puente, bloqueándolo. Procure que el boquete en el blindaje quede en dirección contraria al enemigo que dejamos a nuestra espalda." -

El vehículo se puso en marcha por Casilla. Las reparaciones realizadas por el tecnosacerdote le habían devuelto la capacidad motriz, aunque no los augurios y conducían casi a ciegas. El consejo de Nihilus les recordó que aún estaban en territorio enemigo, por lo que prescindieron de la iluminación para moverse. Aún era de noche y el conductor tenía severos problemas para seguir la carretera.

A medida que avanzaban por aquella carretera el chimera empezó a traquetear, fue un traqueteo repentino, con fuerza. Las miradas se volvieron hacia Firro, preguntándole qué estaba pasando. Él estaba convencido de que había reparado todo perfectamente. Aquel traqueteo no correspondía a un problema interno.

- "Conductor. ¿Podremos llegar a Ishmael aunque sea yendo más despacio?" -

¡Apenas voy a 10 kilómetros por hora! ¡Hay algo en la carretera!

- "Conductor. Detenga el vehículo. Vamos a tener que averiguar qué está pasando." -

Espero a que el Chimera se detenga.

- "Venria, Sanaia, al techo.

Soldado Grish, Soldado Mark, Padre Karras, Soldado Markus. Desciendan del vehículo e investiguen qué es lo que nos está deteniendo. Extremen las precauciones.

Firro, 93, Soldado Flavion, Soldado Drake, Silon. Listos para salir en cuanto el Soldado Grish o la Soldado Venria den la señal." -

pero si ya estoy en el techo idiota - le espetó poniéndose cuerpo a tierra sobre el chimera mientras ponía un ojo en la distancia con la carabina presta esperando a su ayudante y le trajera el bolter pesado que iba dentro del transporte ligero

Estaba a punto de realizarme una cura a mi mismo en mis propias heridas cuando se dio la voz de alerta. Había algo en la carretera y aquello no sonaba pero que NADA bien. No tenía tiempo para aquello así que a medias, dejé la cura y guardé el equipo de nuevo, tomando el rifle laser entre mis manos listo para bajar en cuanto alguien diera la orden. Maldita sea... jamás conseguiré cerrarme bien estas heridas, y podrían infectarse...

El Padre Karras guiñó un ojo a Venria en respuesta a sus quejas mientras se deslizaba por el blindaje del tanque hasta el suelo. Ayudó a Sanaia, la municionera, a subir el bólter pesado al techo del vehículo, antes de ponerse en vanguardia con Markus flanqueándolo. El lanzallamas estaba a medio gas, pero todavía tenía cargadores de reserva. Empezó a recitar sin voz la plegaria del sigilo, y avanzó hacia lo que fuera que obstaculizaba el tránsito en carretera.

- "Firro, preparado para apoyar a Grish y al Padre a la menor señal de peligro..." - Susurro.

     El especialista bajó por la puerta trasera del chimera. Sus pies cayeron pesadamente sobre el barro, evidenciando su cansancio. No esperaba volver a encontrar enemigos tan pronto, aunque ya nada de aquella misión podría resultarle una sorpresa. Con el cuerpo contra el blindaje de vehículo se llevó la culata del rifle al hombro y escrutó los alrededores a vista de cañón. Con suerte no sería nada y podrían continuar el viaje.

Con la oscuridad y los augurios destruidos no se apreciaba, pero había una serie de bultos negros en la carretera. Lo primero que pensó es que eran minas, pero de haber sido así ya hubieran saltado por los aires mucho antes; después pensó que eran cadáveres, los cadáveres de sus cientos de compañeros caídos en la ciénaga de los muertos, una maniobra macabra de sus enemigos o de alguna otra unidad, cuando fue a comprobar si estaba equivocado metió el pie en uno de aquellos agujeros: eran impactos de artillería. Toda la zona había sido barrida por ellos. Había incluso alguno sin detonar. Con un vistazo rápido los reconoció como proyectiles de Alto Explosivo, 70 o 75 mm.

Asentí a las órdenes del sargento mientras me disponía con la carabina preparada y a bajar, salir por el agujero o disparar por una de las aberturas que tenía el Chimera en la parte trasera para que la tripulación sacara los rifles.

Hice una seña al servidor para que se preparara y estuviera dispuesto para salir del vehículo.

Yo juraría por el Omnissiah que había reparado bien el vehículo, no entendía que podía ir mal; pero ahora quería entender mejor porqué había algo en la carretera. Intentaba aplicar las leyes lógicas basándome en nuestras circustancias; pero el factor traidores hacía que aparecieran demasiadas variables.

Demasiadas.

     Pero que demonios... ¿Quien había estado disparando sobre la carretera? ¿el enemigo o los defensores quizás? Además los impactos eran de un calibre monumental. Todo aquello no tenía sentido. - Señor. Murmuró por el comunicador en el canal del sargento Nihilus. - Parecen cráteres de impacto de artillería. 

Algo se estaba hablando ahí fuera, en el silencio de la noche sonaban los chasquidos de los comunicadores encerrados susurrando al oído de los respectivos dueños. Comunicaciones cerradas, algo estaba pasando. Las manos toqueteaban la carabina laser inquietas mientras tamborileaban en su superficie. Espero que vaya todo bien... Tan solo fue un murmullo, en el interior del blindado a los compañeros que esperábamos. No sabía qué clase de error había provocado todo aquello, solo era un medico de combate, que ni siquiera se le daba especialmente bien ni le gustaba el ejercicio físico. ¿Por qué todo ha salido tan mal? La idea insidiosa se había fijado a mi subconsciente. ¿Por qué?