Partida Rol por web

Baelrick mira a todos lados con cuidado haciendo caso de las indicaciones de tristan. Intenta ocultarse y mantenerse quieto mientras observa atento.

A vuestra derecha pero oculto a la vista por la alta maleza escuchais unas palabras.

- Tienen que estar por aqui, el rastro era claro en esta dirección -

el idioma es el comun pero con un fuerte acento que casi hace que no podais entenderlo.

- Vosotros dos seguid adelante. Nosotros buscaremos por aqui -

y escuchais ruido de alguien alejandose.

Le hago la señal de estarse quieto y no hacer ruido a mi compañero y aguanto la respiración y no me muevo lo más mínimo. Esperando que pase el peligro y poder continuar. Ya que según lo escuchado son mínimo 3, algo peligroso.

El clérigo permaneció quieto. Atacar a tres o cuatro enemigos sería un suicidio. Asintió a las señales de Tristan pero tenía la maza bien sujeta.

Os quedais quitos escondidos tras unos arbustos y de la dirección de la que provenian las voces aparecen tres trasgos que se planta ne medio del claro.

- No hacer ruido - dice en voz baja el que lleva la voz cantante - No pueden estar lejos y no quiero que nos oigan -

El explorador se retrasó un poco intentando ayudar y poner inconvenientes a los perseguidores, sin embarog la cosa era complicada.

Sigo impasible en mi escondite preparado para el combate por si nos descubren. Intento respirar lo menos posible y no moverme nada de nada.

Parece que los trasgos vienen con intención de sorprender a alguien. Me mantengo a la expectativa. Si ellos entran en combate tal vez podamos vencer a los supervivientes. No hay cosa que nos interese más que trasgos peleando entre ellos. Permanezco quieto y callado.

- ¡Vamos, Vamos! ¡No desfallezcais ahora que falta poco para huir de esos trasgos! - grita Wulwaif intentando animar a los cansados prisioneros - ¡Ya falta poco! - pero parece que sus gritos no son demasiado convincentes para la agotada gente que os sigue.

Tras mirar hacia los lados el Trasgo se gira hacia sus compañeros.

- Por aqui no estar. Seguro que ellos dirigir a montañas buscando mina asi que nosotros ir hacia a alli y preparar emboscada - y tras pronunciar estas palabras hace un gesto con la mano - Vamos deprisa - y se marchan a la carrera en dirección norte.

El clérigo mira a los trasgos mientras se marchan. Permanece aún unos segundos esperando antes de relajarse y aún así después de eso sólo habla en susurros con Tristan.

Ahora por lo menos sabemos hacia dónde está la mina. Y que nos estarán esperando. No me creo capaz de seguirles de cerca sin que me descubran pero tal vez podamos seguir su rastro. ¿Qué opinas? ¿Podemos entre los dos con esos tres?

Espero que haya pasado el peligro y me acerco a Baelrick para contestarle y proponer el camino y la táctica a seguir:

- Pues la verdad es que si empezamos a distancia y puedo abatir uno hasta que lleguen los dos, o si los emboscamos y puedo acuchillar a uno y luego luchar contra dos podríamos, pero no hace falta que nos arriesguemos tontamente. Mejor los perseguimos, siguiendo el rastro y si encontramos la mina podemos esperar a nuestros compañeros allí o volver para decirles dónde es. ¿Qué te parece?

Baelrick asiente a las palabras de Tristan. Muertos no le sirven a nadie y si la dificultad supera sus capacidades arriesgarse inutilmente es el delirio de un loco.

De acuerdo, esperemos un poco y sigámosles.

Whilhem animo en voz alta "Vamos hacer un esfuerzo, nos queda poco para llevar". Whilhem se aseguraba que los niños no se salieran del camino y que sus compañeros estaban a salvo y no necesitaba su ayuda.

He hecho mal la tirada, he superado la tirada.

Vuestras palabras no convencen demasiado a los cansados prisioneros pero de pronto unos los aullidos de los enormes lobos suenan mas cerca y la gente se levanta de nuevo asustada y comienza a caminar con energias renovadas.

Tras escuchar como los trasgos se alejan y darles un poco de margen comenzais a seguir su rastro en dirección norte. En un principio parece bastanbte sencillo ya que aun los escuchais de vez en cuando pero pronto os adentrasi en la espesura del bosque y os parece que los pieles verdes han desaparecido de la faz de la tierra.

El clérigo se arrodilló y miró las marcas con gesto extraño. ¿Eran aquellas las huellas? Tal vez hubiesen pasado por allí numerosos trasgos a lo largo del tiempo y fuesen otras.

Tristan avanzaba intentando agudizar su oído para poder seguir a los trasgos sin más detenimientos, de vez en cuando perdía el sonido de los escandalosos trasgos que sabían moverse por el denso bosque, pero tanto Baelrick como él encontraban rastros dejados por los trasgos que avanzaban sin mucho cuidado por el bosque.