Partida Rol por web

Lo que una vez fue

Érase una vez... Una pluma sin tintel.

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25/09/2016, 13:08

Al escuchar a la chica de cabellos dorados y orejas puntiagudas, di una fuerte palmada.

—Es sin duda una curiosa casualidad —le dije, llevando la mano a mi sombrero para destapar mi cabeza y hacer una exagerada reverencia en su dirección.

Contemplé al hermoso corcel y a su joven, pero al escuchar la palabra «Príncipe» un escalofrío de té helado recorrió mi espina dorsal. Me llevé una mano al cuello aflojando el cuello de mi camisa con un dedo. Príncipes, reyes y reinas. Siempre querían lo mismo. Las cabezas de la gente. Aunque aquel brillaba mucho y había venido a mi fiesta. Decidí darle una oportunidad en honor a las tres tazas de la mesa.

Los no-cumpleaños eran una de las mejores cosas de la existencia. Era una verdadera suerte haber encontrado a esa chica porque así la celebración sería doble. Tal vez debería regalarle algo si también era su no-cumpleaños. ¿Me habrían traído ellos algún regalo a mí? Era probable ya que habían venido a mi fiesta y había tres tazas sobre la mesa. Así que metí la mano en mi sombrero hasta el codo, rebuscando en él y palpando hasta que mis dedos chocaron con algo y tiraron de ello.

Algunas chispitas propias de las Maravillas salieron del sombrero al mismo tiempo que aquel paquete demasiado grande para haber estado dentro de él un instante atrás. Estaba envuelto en papel lustroso y brillante de color morado. Una cinta amarilla lo sostenía terminando en un enorme lazo en la parte superior, del que colgaba una tarjetita con un nombre escrito: «Duermevela». Lo leí y no me sonaba de nada, pero me encogí de hombros. Si ese nombre ponía, ese era el que tenía que poner. Tampoco sabía qué había dentro, pero no me preocupé por ello.

—¡Feliz no-cumpleaños para ti también! —exclamé, ofreciéndole el paquete, que si fuera abierto desvelaría en su interior un pequeño conejito blanco y esponjoso  de ojos rosados. No era el Conejo, claro, pero era lo más parecido que podía lograrse en ese mundo extraño. Las Maravillas demostraban una vez más que sabían lo que hacían, al fin y al cabo esa chica era rubia, como la pilluela culpable de todo.

De fondo tenía una oreja puesta en la conversación entre el Príncipe y la pobre chica a la que se le había desteñido medio pelo. Eso sí que debía haber sido un fastidio y la verdad, no entendía por qué no se ponía un sombrero para que se le notase menos, o simplemente para adornar su cabeza. Eso de la estrella-fábrica de perros parecía una locura... Y esa era mi especialidad. Quizá fuese una Maravilla perdida. Y puede que yo estuviese loco, pero no era un vago, así que estaba listo para convertir la fiesta en una celebración ambulante en cualquier momento.

¿Y qué te ha pedido a cambio? —pregunté, colándome en la conversación con total naturalidad.

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28/09/2016, 05:07
Fantaghiro

Al parecer no la habían notado, lo que era perfecto, la pequeña ardilla suspira, y se para en sus patitas traseras, olisqueando el aire, sentía magia, y claro, no era sólo de ese pozo, sin embargo parecían demasiado interesadas las mujeres en sus presentaciones y salvarse de malas intensiones que era hora de aprovechar. 

La ardilla se acercó más al borde del pozo he hizo mentalmente su pregunta, probaría así, sino, tendría que sacarse su hechizo, y preguntar, aunque también estaba la opción de simplemente observar si alguna de las tres mujeres hacía alguna pregunta al pozo y saber si era real el mito, no podía perder mucho tiempo ni mucho mostrarse en público y tener que salir corriendo, estaba cansada...

"antiguo pozo....muestrame, por favor, donde está la cura para mi madre... " preguntó con su corazón, rogando a todas las hadas y la bruma mágica que el pozo le revelara lo que su corazón tanto ansiaba. 

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28/09/2016, 08:58
Duermevela

Cuando el hombre habló, fue para llamarnos "súbditos". Mis temores se confirmaron; no porque no tuviera razón, ya que, siendo, como dijo, el "Príncipe Patrick", estas serían sus tierras y nosotros estaríamos bajo su amparo feudal. No, mi miedo era que fuera alguien bendecido por mi gente, como parecía ser el caso. Era lo bastante amable como para que algún hada se hubiera fijado en él, y tan agraciado y majestuoso como para que le hubieran concedido tres deseos al nacer. Puede que siete. En ningún caso se pueden conceder más de siete. Eso me hizo sospechar que podía estar tratando con alguien que conocía a entre una y siete hadas. Mala forma de empezar un destierro.

Aún así, preferí disimular e hice un aspaviento con mi reverencia.

- Alteza - dije -. Yo soy Vela... Sauce Llorón - improvisé. Debía ser un apellido común en el bosque, o eso esperaba. No dije nada sobre su suposición de que habíamos acudido en su ayuda. La verdad es que el encuentro parecía estar amañado de alguna forma. Debía ser prudente: todo apestaba a que alguna compañera de trabajo estaba enredando cerca. O tal vez fueran brujas, siempre al acecho, o la propia estrella, cuya magia es maravillosa y diferente -, a vuestro servicio.

Luego me vi con un paquete en las manos y al desenvolverlo, me topé con...

- ¡Oh!

Me encontré con los ojos y las orejas de una esponja blanca y mullida. ¡Un conejo! Había conocido a muchos en su día, de todos los colores y formas; valientes y cobardes. Pero aquel conejillo olía de forma diferente, igual que el tipo del sombrero. Eso y la fiesta del no cumpleaños me estaban diciendo que yo no era la única visitante del bosque de los Desmayos.

No debía llamar la atención, pero mi obligación era corresponder a todos los regalos y los deseos de no-cumpleaños. Todo lo que me quedaba era mi corazón, y no iba a renunciar a él.

- Muchas gracias - dije, y luego chasqué los dedos con una sonrisa -. Quizá en tu sombrero encuentres tu regalo de no-cumpleaños de mi parte. 

Me decidí por un sombrero un poco más pequeño.

Medité también las palabras de la chica. Regalar una miríada de perritos, qué curioso. ¿Sería un deseo? ¿O tal vez algún efecto accidental? Era difícil de decir, sobre todo porque no era ninguna experta en estrella. Las hadas astromantes no son muy habituales. Después de todo, las estrellas son la competencia.

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28/09/2016, 09:30
Florinella

Y en ese momento en el que como un lector enfadado, la joven guerrera acusó a ambas mujeres de ser brujas, la dama del pozo abrió los labios en sorpresa y torció después el gesto en indignación clavando su mirada en la cantarina con los ojos de una madre recriminando una mala palabra a un hijo pequeño.

No respondió a la chica con nuevas palabras pero sí lo hizo a la presentación de la autoproclamada bruja.

¡¿Sois una bruja?! —exclamó sorprendida sin que sonara a que siguiera cuestionándolo— Yo soy Florinella, guardiana del Pozo del encuentro, Hada del bosque y dueña de una pequeña pastelería al final de la calle —fue aumentando su orgullo con cada título—. Y ¿qué trae una bruja a este pueblo? ¿No habéis oído que en esta tierra la magia muere?

Miró entonces a la guerrera —Las brujas te conducen a tus deseos, no a la perdición, solo que a veces una y otros coinciden.

Mientras Fionella hablaba se fijó en aquella ardilla que se había acercado al pozo y le tendió la pslma de su mano por si quería subirse a ella —¿Te has perdido pequeñina? —le preguntó modulando su vos como si hablase a un bebé, pero prontó dejó de hacer caso al animal pues en medio de la plaza cayó un rayo verde de un cielo sin nubes.

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28/09/2016, 09:52
Dulce de Elbon

Dulce sonrió al príncipe en disculpa por dejar de contemplarlo cuando el sombrerero se dirigió a ella.

¿A cambio? ¡Nada! —negó también con la cabeza y no pudo evitar que sus ojos se fueran detrás del conejo blanco que la rubia había destapado. Lo contemplo con ojos brillantes por unos segundos y la boca hecha agua.

Pero en cuanto el viento hizo rozar su abrigo con sus dedos, Dulce sonrió con dulzura y se agacho para recoger a uno de sus perrillos y abrazarlo — Solo necesitaba mi amor por ellos. Y eso es muy fácil de dárselo —dio un beso de nariz al recién bautizado Fiestas.

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29/09/2016, 23:51
Príncipe Patrick

Fue evidente que, de todas las cosas presentes, lo que hizo a aquella chica rodeada de canes reaccionar fue mi nombre. Y no era para menos. Aprobé su reverencia con un gesto de la cabeza tan natural como el hecho de que ella se inclinase, y cuando presentó a sus perros no me molesté en mirarlos demasiado. La verdad es que me gustó el último de los nombres que dijo, «el resto». Ya podían los súbditos aprender de aquellos animales. No eran conscientes de lo duro que era el trabajo de fingir que uno recordaba sus nombres. ¿No eran conscientes de que eran demasiados? En cambio con un nombre así, genérico para todo un pueblo salvo dos o tres, por ejemplo, todo sería más sencillo.

Seguí con la mirada el brazo que señalaba a lo lejos en cuanto esa chica habló de la estrella. Con la dirección era suficiente, ahora sólo faltaba encontrar la estrella. Sólo esperaba que no estuviera muy lejos. Cabalgar por el bosque era algo que todo príncipe, y más un príncipe Príncipe como yo, sabía hacer. Pero también era diez veces más aburrido que hacerlo por caminos y poblados, donde una vez y otra uno encontraba posibles reinas a las que probar.

Estuve a punto de decir algo a aquella mujer que debía estar puesta ahí para que pudiera cumplir mi destino. De otro modo probablemente habría pasado de largo. Sin embargo unas chispas de colores atrajeron mi atención y contemplé cómo el hombre extraño practicaba magia. Y cuando digo practicaba me refiero a que, efectivamente, estaba practicando con aquella chica para hacerme a mí un regalo varias veces mejor que un simple conejo.

Las palabras de la chica de pelo dorado al presentarse me sacaron una sonrisa. Parecía cohibida. Quizá era la primera vez que veía a alguien como yo. Si no me había visto antes, con toda seguridad era la primera vez que veía a alguien así. Una risa cantarina salió automáticamente de mi garganta al recordar su exagerada reverencia.

—Es un honor, Vela Sauce Llorón —respondí, hablando con una voz un poco más grave que antes. Quizá estuviera delante de mi reina, después de todo. No tardé en darme cuenta de que ella también hacía magia y emití un suspiro al pensar que no se daban cuenta de lo evidentes que eran regalándose cosas uno a otro mientras dejaban lo mejor para el final. Primero la fiesta sorpresa, ahora esto. Sin embargo, para que no tuvieran que sufrir demasiado decidí no hacerme de rogar y darles pie a que demostrasen lo majestuosos que podían ser sus presentes.

—¿Sabéis? —pregunté de manera retórica, con una gracia propia de un hombre entre varios millones—. También es mi no-cumpleaños —les dejé caer, decidido a hacerles aquel favor para que pudieran dejar de fingir. Luego miré a la tal Dulce. Recordaba que tenía una respuesta pendiente para ella, pero no cuál, así que no tardé en improvisar otra para que no la consumiera la tristeza.

—Dulce de Elbon, sois entonces la única que desearía realmente tantos perros, y probablemente la única a quien esa estrella se los concedería —expuse—. Habéis tenido suerte de que el destino hiciera coincidir ambas cosas en vos. ¿Podéis decirnos si os puso alguna prueba? Una demostración de valor, o de inteligencia, o de gallardía —enumeré, poco consciente de que había hablado dos veces de lo mismo.

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30/09/2016, 05:13
Helga

Estaba confusa, apunto de saltar de forma respondona pero había cosas que no le encajaban y de repente un rayo verde la coge por sorpresa. Mira a su al redor para encontrar un posible origen, los rayos verdes no caen del cielo así por que si. 

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30/09/2016, 05:24
Fantaghiro

Transformada en una ardilla algo desaliñada, intentaba pedir su deseo sin tener que transformarse, pero ya se estaba dando cuenta que tendría que hablar, y con eso, tendría que volver a su forma original, aunque esperaría a ver que pasaba con las demás mujeres que estaban ahí, y rodando los ojitos cuando la mujer que decía ser un hada y protectora del pozo le tendía la mano y le hablaba como un bebe, tuvo el impulso para transformarse y decirle que hablara como una persona normal, sin embargo rayo que cayó desde cielo la salvó de tener que aparentar ser una ardillita de esas que son lindas y le llevaban flores a las damas lindas. 

Su madre detestaba a esas niñitas de vestidos rosados y cabellos dorados, y ella no tenía mejor opinión de ese tipo de chiquillas odiosas que sólo reparaban en las cosas "bellas", frívolas. 

La ardilla bajó del borde del pozo y se resguardó tras de este, esperando a ver que había pasado, perparándose para tener que actuar. Además, algo le decía que su disfraz ya no ayudaría de mucho, si la damita del pozo era un hada, ya debió saber quien era. Doble "rayos". 

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01/10/2016, 00:55
Agatha Wissenschaft

Agatha se sorprendió ante tan curioso efecto meteorológico. Primero miró hacía abajo y luego hacía arriba.

-Un rayo verde que cae del cielo-. Musitó, miro a Florinella. -¿No acaba de decir que la magia muere en estas tierras? Tal vez pueda explicarse mejor a que se refería pues esto tiene pinta de magia.

La bruja no se había percatado de la ardilla, bueno la había visto pero no imagino que fuera mas que eso, ahora mismo su atención estaba dividida en los aconecimientos.

-Y usted- Dijo a la guerrera. -No tiene que preocuparse con respecto a mi, no tengo intención alguna de llevarla a una perdición-. La miró y añadió. -De verdad-.

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01/10/2016, 10:38
Sal Mandora

—[color=#20B2AA]Efectivamente[/color] —resonó una voz eléctrica desde ese rayo que al impactar con el suelo se dividió en once brazos de fuego esmeralda y del centro de la estrella que estos dibujaban emergió una columna de llamas que en lo que dura un parpadeo se convirtió en una figura humana.

Como bien habéis recordado, Agatha, en esta tierra muere la magia —la mujer os sonrió a todos los presentes y con aquella fina sonrisa de hielo, Florinella se agazapó detrás del pozo—. [color=#20B2AA]Gracias. A. Mí.[/color] —marcó cada palabra con contundencia y en su última nota paró una palma hacia arriba e hizo aparecer un danzante fuego verde en ella.

Notas de juego

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01/10/2016, 11:12
Maldor

Tras las palabras de esa mujer vestida en granate, una mano firme pero delicada aparece en su hombro para darle un pequeño y dulce apretón tranquilizador.

Dulzura mía, ¿y tus modales? —pregunta un hombre vestido con un abrigo rojo que recordaba a una capa cortada por el mismo sastre de todo villano— ¿no querías preguntarle una cosa a estas mujeres tan bellas, bondadosas y sabias?

Dio, galán y confidente, un paso por delante de la mujer de fuego verde y abriendo ambos brazos, como quien invita sin ocultar nada se presentó —Mi nombre es Maldor y ésta majestuosa dama es mi amada Sal Mandora —dijo señalándola con un gesto pomposo—. ¿Seríais tan amables de acompañarnos por las buenas?— preguntó dirigiendo un aspabiento a la mujer de cabellos negros como la noche sin luna ni estrellas —Cariño, por favor, apaga eso, anda.

Volvió a miraros cuando ella, después de rotar los ojos aceptó cerrando el puño y extinguiendo la llama—Tenemos regalos: una salvación, un giratiempo...y por lo que más queráis —paró su mirada en Agatha— no nos privéis de vuestra hermosa mirada ni tan solo un segundo, sería tortura para mi alma, haber conocido la más dulce poesía y verla partir sin saberme en su caballería.

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02/10/2016, 03:38

La respuesta de la desteñida me hizo enarcar las cejas con una profunda incredulidad. ¿Nada? Pobre incauta si realmente creía que había obtenido Maravillas a cambio de Nada. Hay pocas reglas inamovibles cuando uno juega con las Maravillas y la más importante de ellas es que siempre hay un precio. La miré con cierta lástima. Probablemente terminaría perdiendo la cabeza, literal o figuradamente, si iba por la vida con esa inocencia.

Pero mi atención pronto se vio atraída por la voz de la rubia y mis ojos brillaron cuando mencionó mi sombrero. No me detuve a pensar cómo podía ella saber si el sombrero tenía algo para mí, simplemente metí la mano de nuevo en él hasta palpar algo en su interior. Y cuando lo saqué y vi un precioso sombrero verde hierba se me escapó una carcajada de pura felicidad.

—¡Es un sombrero magnífico! —decreté, mientras mis pies hacían un baile de celebración que el resto de mi cuerpo no siguió.

Vaya si lo era, pero por el momento sólo tenía una cabeza y no dos, así que desgraciadamente tendría que prescindir de uno de los sombreros. En honor a la rubia cogí el que llevaba puesto y con total naturalidad lo metí dentro del pequeño. Un par de chispitas acompañaron a la desaparición del grande, que entró sin ningún esfuerzo. Me puse el verde en la cabeza y está feo que yo lo diga, pero me quedaba como un guante. Hacía un desjuego magnífico con mi traje y resaltaba con mi pelo de forma espléndida.

Mi humor era inmejorable y ni siquiera la voz de un Príncipe pudo hacer que se tambalease. Abrí mucho los ojos cuando anunció que también era su no-cumpleaños y di palmas al ver cómo las cosas encajaban en su lugar. Tres tazas, tres no-cumpleaños.

—¡Feliz, feliz no-cumpleaños! ¡Para ti! ¡Para mí! —exclamé entonando una canción con poca armonía y señalándome a mí al decir «ti» y a Vela al decir «mí» para terminar señalando con mis dos manos al corcel—. ¡Y para ti también!

Corregí un poco la trayectoria de mis dedos hacia arriba para señalar al joven y con toda su palabrería me giré hacia la semi-desteñida, esperando a ver si rectificaba aquel «Nada» lleno de inconsciencia que tan caro podía salirle.

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03/10/2016, 12:49
Agatha Wissenschaft

Agatha se sonrojó ante los comentarios del caballero. -Oh, por supuesto le acompa... esto les acompaño para hablar de la... magia, sí, eso-. Agatha sonreía y miraba nerviosa del suelo a Maldor con una sonrisa. "Debí haber salido del bosque hace años" Pensó, practicamente ni se preocupó por la hada que se escondía detrás del pozo o Helga.

Era una pena para Agatha la presencia de la otra bruja, pero bueno tal vez Maldor tuviera un hermano.

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03/10/2016, 13:35
Duermevela

Debería haber seguido con el juego del no-cumpleaños también con el príncipe, haberle conjurado alguna bagatela. Sin embargo, no podía dejar de pensar en las reglas. Nunca más de siete, nunca más de siete deseos. Era realmente insólito juntar siete hadas para bendecir a alguien pero, ¿qué sabía yo? Era lo bastante apuesto y grácil como para haber recibido siete bendiciones. ¿Y qué ocurriría si yo era la octava? Nadie me lo había dicho, pero como mínimo caería aún más a los ojos de mi gente.

Así pues, saqué una manzana fresca y roja que me había regalado un granjero muy amable. Era una pieza que significaba mucho para mí, pues estaba cargada de simpatía y compasión. Aún así, era todo lo que tenía. No podía ofrecer nada más al príncipe, y, si no le daba nada, sospecharía.

- Es cuanto puedo daros alteza - dije al tenderle la manzana -. Ojalá pudiera hacer más.

Lo decía de verdad. Al mismo tiempo, me sentí muy triste por regalar un regalo, en especial uno tan generoso. Más aún cuando se lo daba a alguien que no lo necesitaba.

Entendí perfectamente lo que había dicho la chica del pelo partido. Yo misma era bien experta en la magia de los tratos, y no se me escapaba el significado de uno.

"Tu amor por ellos... así que ahora que los tienes, no puedes amarlos". Nunca, en ningún pacto, se fijaba un precio tan alto como cuando aparecía la palabra amor. Qué triste... pero, ¿qué iba a hacer yo? No tenía ningún derecho ni autoridad, ni debía aparentar saber demasiado. El plato amargo de esos perritos tendría que esperar a un corazón mejor que el mío.

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03/10/2016, 14:05
Helga

La valiente heroin ve como el hada se esconde, y reconoce el miedo, ahora si, ha encontrado alguien que necesita ayuda, y estos que vienen con palabras amables son definitivamente los malhechores buscando lio, una viva emoción de aventurta invade su cuerpo, poniéndole la piel de gallina

Un paso en medio entre los aparecidos y las del pozo.

Alto todo el mundo!

de aqui nadie se va a mover, 
No creáis que tengo miedo
A este hada yo protejo
y vos no sois de buen ver

Lo rayos verdes no me asustarán 
y nada pueden contra mi corazón
ateneos a la razón
o vuestros poderes aqui morirán

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11/10/2016, 19:44
Fantaghiro

aún oculta, no tenía ningún interés en formar parte de un problema particular de una bruja loca y fea (porque parecía serpiente, es decir, ella tenía cuernitos, pero eran lindos, en fin), así que se mantuvo en forma de ardilla, pero agazapada tras el pozo, esperando que se la sala llevaran pronto, porque esa "amable" invitación estaba lejos de dar opciones de declinación. La joven, sin embargo, buscó en sus recuerdos aquel nombre, sin bajar la guardia, aunque todo indicaba que esa tipa era realmente peligrosa.

 

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Notas de juego

Conocimiento mágico: saber quién es la bruja.

Perspicaz: averiguar intensiones 

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12/10/2016, 23:19
Maldor

¡Oh, genial! Muchas gracias de corazón —exclamó Maldor a la aceptación de Agatha y extendió su mano ofreciéndola para que la sabia bruja le entregase la suya y poder besar sus anverso—.

Y apunto estaba el galán de reprochar a su acompañante también enfundada en granate como de más efectiva era la miel que la hiel cuando Helga estropeó su demostración y arrancó de él un suspiro entristecido.

Es una verdadera lástima que no todas las damas sean tan inteligentes como vos —declaró a Agatha y con esas palabras una nube de humo verde les rodeó a ambos y desaparecieron de la Villa.

Notas de juego

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12/10/2016, 23:20
Sal Mandora

Sal Mandora estalló en carcajadas cuando la joven y valiente Helga pretendió interponerse en su caprichoso camino de llevarse a las muchachas, hada incluida, a su castillo.

Pero lo cierto, es que debía escrito que esa valiente dama la encarara porqué Sal Mandora también había ido preparada y tan pronto la muchacha hizo su declaración y su acompañante desapareció con la bruja gris, Sal reprendió su llama y la lanzo contra la joven.

Y esa llama voló transformándose en una golondrina de fuego verde por el camino que sobrevoló la guerrera y se lanzó a morderla.

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12/10/2016, 23:20
Cuentacuentos

Puede que algunos lo hubiesen olvidado, puede que otros nunca lo hubiesen sabido, pero Fantaghiro también tenía sangre de hada, como su madre. Y aquello la hacía rápida de mente e inteligente.

Había conocido ese nombre con anterioridad, y su cabeza no tardó en recordárselo. Su propia madre le había hablado de Sal Mandora, la bruja coleccionista. Se decía de ella que había nacido de la tierra, con el corazón limpio y latiendo en su pecho, pero que también había nacido envuelta en llamas y que tanto había destruido sin querer que al final, el propio bosque dejo de quererla.

La joven, también había oído decir que la bruja de llamas verdes recorría el mundo hurtando los poderes de otras brujas y que los almacenaba en jarras de cristal en su castillo, junto a una infinidad de tesoros mágicos.

Fantaghiro sabía que aquella mujer era peligrosa, pero también sabía que su madre la había conocido cuando aun se hacía llamar hada.

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12/10/2016, 23:40
Cuentacuentos

Agatha y Maldor aparecieron en el salón de lo que parecía un castillo.

Se trataba de una sala alargada, con suelo de mármol salmón y grandes ventanales en forma de arco en una de sus paredes. Otras dos estaban decoradas con con columnas floreadas y en la cuarta de las paredes había un portal doble alto hasta el techo de madera tallada con motivos naturales.

Entre una y otra columna floreada había mesas repletas de dulces y fruta perfecta. Y en una esquina: un pequeño escenario con un piano de cola tallado en madera rojiza de cerezo.