Partida Rol por web

Hace algún tiempo que pasó todo aquello en la vieja mansión Brockford, en Maine; pero algunos de vosotros todavía no dormís bien por las noches. Cuando cae la oscuridad y os pilla conduciendo por alguna carretera poco iluminada, rememoráis el terror de aquella noche, conduciendo por vuestra vida, mientras aquellas criaturas insaciables os perseguían. A veces, incluso escucháis los sonidos guturales que parecían ser sus voces. Las oís siempre que pasáis cerca del mar, incluso a veces en mitad de las calles de Boston. Entonces os entra el pánico, buscáis por todos lados para ver si encontráis esos rostros de pesadilla, pero no... nunca están.

Ya empezáis a recuperar el ritmo normal de vuestra vida, aunque... en realidad nunca volverá a ser normal. Vuestros trabajos os aburren.

Brenda ha dejado su estudio de arquitectura, pues no es capaz de encontrar el más mínimo interés en la cimentación de un edificio, si no tiene nada que ver con religiones antiguas, o criaturas que vivan bajo ellos. En el club de tiro todavía no se explican que hace una mujer arquitecta disparando con tanto ahínco y todos los días. Muchos se sorprenden cuando ella, con los protectores para los oidos puestos, grita: ¡trágate esta criatura del diablo!

Robert ha dejado de leer cuentos chinos de chamanes, brujos y vampiros, que están más cerca de la novela que de la realidad que él busca. Ahora sólo ansía saber más de esas criaturas y de tantas otras cosas ocultas que pueda haber como ellas. Tan sólo el miedo le retiene a volver a aquella cala, donde estaba la mansión Brockford, ahora derruida por completo. Robert acompañó un par de meses a Brenda al campo de tiro. Nunca se sabe cuando puede hacer falta un arma.

Kassius es el que ha encontrado más estabilidad. La última aventura le fascinó tanto que permanece en Boston con Philip, ansioso de una nueva misión, entrenando su cuerpo con duro ejercicio físico y repasando diariamente su armamento. Acostumbrado a los horrores de la guerra, es el que menos ha sufrido psicológicamente de la expedición anterior. Toda una suerte.

Philip es el que lo ha pasado peor en estos meses. Sueña a diario con las criaturas. Las ve en todos sitios y recuerda lo cerca que estuvo de la muerte. A veces el miedo le hace quedar quieto, sin poder moverse, y nota como la gente de alrededor le mira, con una mezcla de temor, pena y curiosidad. En esos momentos Philip desearía la muerte, pero el psicoanálisis del doctor Trent está siendo realmente beneficioso. Han pasado seis meses y Philip puede volver a enfrentarse a la vida. Sus compañeros le animan a volver a recibir trabajos y él, que no concibe dedicarse a resolver casos de infidelidades o cualquier vanalidad por el estilo, acepta volver a abrir la oficina sólo para casos más allá de lo común.

En estos meses el grupo a tomado contacto con una nueva persona: William Petersen. Un hombre alto y con buena presencia, bastante erudito y conocido del ocultista Robert, con quien mantenía una relación científica por correspondencia.

William, algo escéptico, busca algo que le haga creer, pero los cuentos de vieja no lo consiguen. Sus cartas con Robert son desde hace bastante tiempo, por lo que no es de extrañar que Robert le confiara el secreto del último caso en los últimos mensajes. William, totalmente fascinado por la historia (y algo incrédulo) se mostró ansioso por conocer personalmente a Robert y el resto del grupo, y a ser posible participar de tan apasionantes aventuras. El resto del grupo acogió al estudioso, ya que el grupo estaba algo falto de intelecto, pues el Arturo el arqueólogo estaba de viaje en su casa de Italia, y Albert, el médico, atendía sus obligaciones sin poder dedicarle tiempo al grupo.

Philip desechó un par de casos por considerarlos poco atractivos, y un buen día (bueno...), recibió una llamada del museo británico.

22 Octubre de 1922

Al parecer, vuestro último caso ha conseguido labraros un nombre en el mundo de la investigación. Aparte, Arturo Rossi, el intrépido arqueólogo gran amigo vuestro también tiene algo que ver en la llamada, ya que fue él quien proporcionó vuestros datos al museo.

Se trata de un caso lo bastante atractivo como para llamar vuestra atención. Además, la remuneración prometida no es nada desdeñable, aparte de lo que significa trabajar para el museo británico, todo un desafío que os puede abrir muchas puertas en el futuro.

Del caso en sí no sabéis mucho. Parece ser William Gibson, un panteólogo del museo británico, ha sido asesinado mientras trabajaba en el área de Loch Feinn, al Norte de escocia y cerca del pueblo de Gregor. No se sabe nada de lo que ha sucedido, y las autoridades locales no parecen muy solventes, como para resolver el caso. Se trata, de averiguar qué le ha pasado al profesor, y sobre todo de saber en qué estaba trabajando, ya que el profesor se mostraba muy agitado en sus últimas comunicaciones con el museo, diciendo que estaba a punto de descubrir el hallazgo científico más importante de los dos últimos siglos.

Tal aseveración no puede dejarse pasar como tal cosa, y es ello lo que os llama tanto la atención. Así que os basta una sesión de grupo para aceptar el caso y preparar vuestro viaje a Escocia, con escala en Londres.

El museo británico corre con los gastos del viaje, claro está, y os cita en un apartamento de Londres, donde os encontraréis con Elaine Gibson, hija del profesor asesinado y colaboradora suya habitual. Aunque no pudo viajar con su padre a Escocia por motivos de estudios. En el museo os dicen que no es necesario que paséis por allí, ya que es Elaine quien tiene más datos sobre la investigación de su padre, y ella está dispuesta a colaborar con la investigación e incluso quiere viajar con vosotros a Escocia.

Al día siguiente de la conversación telefónica llegó un correo urgente con los pasajes en avión hasta Londres y 1.000 libras esterlinas para gastos. Esto empieza bien.

Hacia tiempo que esperaba una situación como esa de nuevo....no había olvidado lo ocurrido meses atrás, pero tampoco quería que el miedo me venciera tan fácilmente, y este caso supondría un gran reto.

Echaba en falta a mis dos antiguos, pero sin embargo William estaba allí, y eso nos aportaba una gran ventaja, pues por lo que había llegado a conocerle, su mente analítica nos sería de gran ayuda en cualquier misterio en el que nos viésemos inmersos.

Allí se encontraban todos los demás, con los que había cogido aún más confianza con el paso de los meses...sobre todo con Brenda, quizá la práctica del tiro une mucho cuando se sabe el por qué se está realizando ese entrenamiento, y claro, no todo era pegar tiros a muñecos, sino que muchas veces quedábamos después para hablar de lo sucedido en aquel entonces...y algo en mi interior había nacido en ese tiempo, aunque no me había atrevido a confersarlo...quizá nunca lo haría.

Pero ahora nos encontrábamos de nuevo en marcha, y debíamos encontrarnos lo antes posible con la hija del fallecido, y llegar a la escena del crimen, antes de que toda las huellas fuesen borradas por los torpes agentes de policía.

Debemos partir cuanto antes - digo finalmente a los demás, mientras observo el billete de avión entre mis manos...no es algo usual ese tipo de viaje, pero no le tengo miedo a volar...ya no...hay otras cosas a las que temer - No quisiera que cuando lleguemos allí no quede nada que investigar.

-Estoy de acuerdo con Robert, cuanto mas pronto vayamos mas pronto terminaremos.- digo mientras cargo mi pipa (que al fin decidi comprarme una) con un tabaco suavemente achocolatado.
-Y en cuanto al equipo... ya sabremos mejor lo que hace falta despues de hablar con.... la chica Gibson. Supongo que en Londres habra tiendas.-

El nerviosismo me está consumiendo... ¡Londres! ¡Europa!...

Todo está preparado, bueno, son cuatro cosas, claro. Pero las repaso una y otra vez, no quiero dejar ningún cabo suelto, nunca he viajado tan lejos, y esto es más que un trabajo para mí, mucho más. El motivo... y las personas.

Por fin nos reunimos. Allí estan Kassius, William, y... Robert. Le guiño un ojo mientras sonrío a todos.

-¡Hola!, llegó el día, eh?

Bien, sólo falta Phillip por llegar, nuestro proveedor de trabajos. Providencial, en este caso.
Y, en cuanto llegue, empezamos la aventura...

Tras recoger vuestras pertenencias, os encamináis hasta un aeródromo en las afueras de Boston, donde os espera un avión privado de esos recién construidos. Lo cierto es que os da algo de miedo volar, ya que son pocos los vuelos comerciales que se han hecho hasta ahora, habiendo sido la aviación un campo exclusivamente militar. Con el fin de la gran guerra, se empieza a extender el uso de aviones, casi todos sobrantes de la guerra, para correos y para vuelos privados, y recientemente se están construyendo estos aviones nuevos, con capacidad para llevar pasajeros en viajes largos, como el que vais a hacer ahora vosotros (**). Es un Douglas Dc-3, y os espera en un lateral de la pista, imponente y brillante su fuselaje, como si lo hubieran fabricado esa misma tarde.

Aparte de vosotros sólo van en el avión los dos pilotos y dos pasajeros ingleses, con aspecto de ser gente adinerada, quizás aristócratas, que se muestran bastante amables y simpáticos, aunque no tienen nada que ver con vosotros, ni con el museo británico, sino que comparten el vuelo con vosotros para abaratar costes.

Cuando os acomodáis en la cabina, el avión se pone en marcha y, tras colocarse al principio de la pista, acelera hasta llegar a una velocidad que se os antoja increíble. En ese momento se sentís que os estáis separando del suelo y un hormigueo recorre vuestros vientres, una sensación desconocida y muy inquietante. Por suerte sólo dura unos minutos, y después un día de viaje que se hace interminable, con ocasionales sustos provocados por turbulencias que os hacen dar saltos en vuestros sillones. La velocidad de 300 km por hora se os antoja lenta, como la de un viejo Buick destartalado, pero al final llegáis a vuestro destino.

Al sobrevolar Londres podéis ver el Tamesis serpenteando por la ciudad y las calles con su perfecta ordenación urbana de perpendiculares, con multitud de zonas residenciales con casas bajas y los pocos edificios altos del centro, incipiente testigo del desarrollo de la ciudad moderna. El aeródromo es mucho más grande que el que dejásteis en Boston, y se ven muchos aeroplanos de distintos tamaños. No hay que olvidar que hay una línea regular de vuelos entre Londres y París desde hace un par de años y que en materia de aviación comercial, los europeos os llevan un poco de ventaja.

La entrada al país no supone ningún problema, al estar acreditado y con tan buenos contactos como el museo británico. De hecho, un hombre os espera en la pista, con un cartel que pone en unas letras grandes "Philip Marlowe". Al dirigiros hacia él, se presenta como un hombre que ha enviado el museo para recibiros y llevaros al apartamento de Elaine Gibson o a un hotel cercano a la chica, donde pasaréis la noche. Estáis bastante cansados pero preferís entrevistaros cuanto antes con Elaine, para luego poder ir a dormir a pierna suelta al hotel, así que le decís al hombre que os lleve con la hija del profesor asesinado primero.

Tras una hora de viaje en un automóvil típico inglés, con detalles muy cuidados, carrocería impecable y asientos de curo de color beige, llegáis a un apartamento en edificio residencial de apariencia victoriana y de tres plantas de altura. Allí os recibe una muchacha de unos veinticinco años, preciosa y con el aspecto sereno que da la cultura y la erudición. Os recibe cordialmente, y se le ve sosegada y amable, como si no estuvierais allí para investigar la muerte de su padre, sino para tomar el té con pastas.

Tras los saludos de cortesía y el protocolo de rigor en la Gran Bretaña de principios de siglo, Elaine cambia de tercio y va al grano:

-Caballeros... señorita, en el museo me dijeron que ustedes eran grandes profesionales, y que formaban un grupo heterogéneo, con recursos para investigar casos extraños y complicados. No tengan duda que éste es uno de ellos.

A mi padre lo asesinaron, y no fue por casualidad. El estaba detrás de algo importante, me decía que iba a ser el descubrimiento científico más importante de los últimos siglos. Estaba firmemente convencido de que en Loch Feinn habita una criatura tan antigua como el mismo lago. Un fósil viviente, probablemente estemos hablando de un plesiosaurio o similar. Sé que resulta extraño, pero... ojalá mi padre hubiera terminado la investigación.

Quiero que lean estas cartas que me enviaban, antes de nada, y cuando lo hayan hecho podrán preguntarme lo que quieran, que les contestaré encantada.

También les aviso de que les acompañaré en su viaje a Escocia, a Loch Feinn, así que tendremos tiempo de hablar de todos los temas.

Dicho eso, os proporciona unas cartas que remiten de Gregor, Escocia.

Esas cartas dan primero orientaciones generales sobre la población de GRegor y el carácter taciturno de sus habitantes. No puede presentar pruebas concretas de que en el lago haya algo real, pero no pierde las esperanzas. Menciona que está llevando un diario de todos sus descubrimientos.

Entre los papeles hay un archivador con recortes de prensa y notas manuscritas extraídas a partir de libros, con otras referencias anotadas, incluyen un episodio de la vida de San Anfac, que menciona que los habitantes de Loch Feinn estan sumidos en la más condenable de las herejías. El punto álgido de la historia es una batalla de Satán en forma de dragón al que el santo vence con oraciones. Esta historia se supone acaecida a finales del siglo IX.

Los monstruos reaparecen en una serie de otras narraciones que se extienden desde siglos atrás hasta bien entrada la época moderna. Se describe al monstruo como de color gris oscuro, con un cuello largo y "extraños" pies, aunque en relatos más antiguos se añaden alas y muchas cabezas. Al monstruo siempre se le ha divisado en el lago o cerca de la orilla. Durante muchos años las desapariciones de personas y animales se le habían achacado al monstruo, pero recientemente testimonios oficiales hablan de ahogamientos, ataques cardíacos, y asesinatos por bandoleros.

Las últimas cargas hablan de los siniestros Mac Allan. El profesor fue amenazado por Liam Mac Allan, pero cree que su investigación va tomando cuerpo y no está dispuesto a ser disuadido de sus conclusiones. Aconseja a Elaine que no se preocupe.

En su última carta, le encarga que le busque dos libros: "Megalitos de Gran Bretaña" y "Unasprechlichen Kulten".

Elaine os mira mientras leéis las cartas y los documentos adjuntos, ansiosa de que le hagáis preguntas.

Phillip ha permanecido casi todo el viaje apático y algo reservado. Esta es su prueba de fuego, aunque ansía volver a investigar casos el temor de volver a ver a los seres que habitaban bajo la casa esta presente.

Enfundado en una gabardina vieja y con las solapas del cuello levantadas apenas intercambia algunas palabras con sus compañeros. Al menos estan ellos, le da seguridad su compañía y son los únicos que han vivido lo que el.

Después de la presentación de Elain Guibson se limita a un simple Encantado, gracias. y se dedica a anotar algunas cosas en su cuaderno mientras ojea por encima las cartas que les enseña.

Escucho atentamente las palabras de la mujer, y mis ojos recorren lentamente cada una de las líneas de aquellas cartas que nos tiende, para luego ir pasándoselas a los demás.

¿Por qué habría de importarle a alguien que se investigara un mito? - me pregunto pensativo - Tal vez no quieran ningún tipo de publicidad, pero un asesinato es aún más llamativo...uhmmm, es interesante.

Disculpe señorita - llama su atención - ¿Ha encontrado esos libros que le indicó su padre?

Conoces el megalitos de Gran Bretaña, incluso llegaste a leerlo. Es un libro que habla sobre los menhires, que colocados en puntos importantes del mundo actuaban como amplificadores de poder. Según el autor, los menhires colocados en una disposición adecuada formaban un campo cohesivo de energía magnética. No recuerdas más del libro, porque lo leíste hace años, y, aunque te resultó interesante, tampoco era algo que te entusiasmara.

El libro alemán ni te suena.

-Lo cierto es que he encontrado sólo el libro de los megalitos de Gran Bretaña. Lo tengo aquí, y podremos estudiarlo durante el viaje. El libro alemán que me pidió mi padre ha sido imposible de encontrar. De hecho, nadie al que le haya preguntado conocía su existencia.

Con las cartas en mis manos, contemplo los recortes, y tomo algunas anotaciones. Caundo Robert pregunta por los libros, caigo en la cuenta.

-¿qué significa el título del volúmen en alemán? Algo acerca de un culto, imagino, pero desconozco el idioma...

Luego miro una de las cartas, mientras espero la respuesta. Y añado:

-Y en cuanto a ese diario que menciona, donde anotaba sus descubrimientos, ¿lo tiene usted? ¿se ha encontrado?

Significa "cultos inconfesables". Sé algo de alemán, pero sólo un poco.

En cuanto al diario... lo cierto es que no se ha encontrado. No está entre las pertenencias que me enviaron las autoridades de Gregor. De hecho entre ellas no hay nada de interés para la investigación, tan sólo ropa, algún instrumento de medición y enseres de dibujo.

-No se por que...- digo después de haber mirado un poco las cartas que me han pasado -... pero se me hace que si ese diario aún no ha sido destruído estará en poder de Liam Mac Allan, o de algún otro allegado suyo.-

-Disculpe ma'am entre los enseres de dibujo se encontraba algún boceto o dibujos del difunto? De todas formas creo que puede que las autoridades se hayan quedado con alguna cosa, como puede ser el diario, como pruebas del caso de asesinato.Suele pasar que en los diarios se encuentren pistas que lleven hasta los asesinos o tras los pasos de la investigación del asesinado.