Partida Rol por web

La puerta suena. Alguien está llamando, y por la hora, apenas debe haber anochecido.

Era un poco pronto ¿no? 

Se movió por el pasillo sin muchas prisas, abrochando el batín que se había puesto al levantarse, no estaba bien que apareciese en la puerta solo con sus prendas de dormir. La casa no era muy grande, pero aun así, seguía siendo amplia, un par de habitaciones en la parte de arriba y un baño, y el resto en la planta baja. Era una sencilla y típica casa inglesa, nada fuera de lo normal.

- ¿Si? pregunto cuando abrió al fin la puerta

Se trataba del Primogénito en persona, que llamaba a tu puerta. Vestía elegante, a la par que casual, con una chaqueta de sport y camisa blanca abierta en el último botón, con pantalón de raya y zapatos negros.

- Hola Martha. ¿Puedo pasar? - preguntó.

- Señor Baring-Gouhl... si, si, pase por favor Se hizo a un lado para no entorpecerle el paso a través del umbral de la puerta. Mientras el hombre se desplazaba esos pocos pasos, se distrajo un momento y se miró a si misma de arriba abajo. 

"Y yo con estas pintas"

Le guio hasta el pequeño saloncito y le indico que se pusiese cómodo al tiempo que ella se sentaba en uno de los sofás contiguos.

- Le ofrecería algo pero... puso cara de disculpa creo que no tengo nada para la ocasión. Dígame ¿a qué se debe esta agradable visita? Un poco repentina pero que se le iba a hacer

Eric se puso cómodo en uno de los sofás, y te observó moverte. Cuando terminaste de ponerte cómoda, continuó.

- Sin duda recordarás una conversación a medias que tuvimos que dejar en el Eliseo, ¿cierto? Quería hablar contigo a solas, sin oídos indiscretos. Además, tengo curiosidad por lo que pasó en el consejo con la Reina. - preguntó con desparpajo.

- Ah, cierto contesto acompañando las palabras de un golpe de puño en la palma de la mano izquierda. Me había olvidado. Respecto al consejo, supongo que recuerda bien la discusión que mantuvieron dos caballeros durante la coronación, discusión que retomó durante ese uhmm.... juicio. Ambos nosferatus declararon no saber nada  de lo que estaba pasando, cuando se interrogo al primogénito de los tremere, este abandono el palacio de justicia bastante enfadado y ofendido. Después de eso, a causa de la discusión entre el caballero que sugirió lo de la estatua, no nos engañemos, aquello iba a pasar a la posteridad y se recordaría durante un buen tiempo. El nosferatu y el señor Worthington, han sido obligados por la reina a trabajar juntos para descubrir que es lo que pasa con el clan Nosferatu.

Así a grandes rasgo le explicaba lo que había pasado después de la coronación.

- Oh si, seguramente oirá de esto en los próximos días, la reina organizara un festival de las artes para mostrar su apoyo a la casa real y me ha pedido que toque. ¿No es genial? Parecía realmente emocionada y contenta de poder tener aquella gran oportunidad que a muy pocos se le presentaban. La sonrisa se ensancho hasta límites insospechados, además, daba ligeros y diminutos saltitos sentada en su lugar. Ya podía imaginarse el escenario, el público, las notas saliendo de los instrumentos… Sencillamente perfecto.

Eric asintió.

- Si, lo del festival de las artes lo sabía. La Reina lleva un tiempo organizando preparativos. Curiosamente coincide con un aumento del deterioro progresivo del Rey Jorge. No es como si el tabaco no le fuera a matar de todas formas, pero parece que alguien se ha cansado de esperar. No te dije sobre el festival nada porque quería ver si la propia Reina te invitaba por su cuenta, lo que te daría réditos notables en la plana de la Estirpe. - agitó la mano delante de él, como disipando esos temas banales - Lo que si resulta interesante es la reunión de la Reina. ¿Dices que el Primogénito Tremere salió airado de la reunión? No me sorprende, sinceramente. Antes le podrían arrancar lo que le queda de hígado que sacarle algún secreto del Clan, o al menos en público. Nada nuevo en el frente supongo... - suspiró, como si la reunión no le hubiera traído ninguna noticia que no esperara - Pero lo que me trae aquí es bastante importante. Y el cielo no quiera que esté relacionado con los Tremere. Dos compañeros de Clan han desaparecido en la última semana, junto con sus sirvientes. No voy a reportarlo a la Reina hasta que no tenga más información, que me gustaría que me ayudaras a obtener. ¿Podrías hacerme ese favor? - preguntó, con cara de santo.

- ¿Desaparecido? Eso si que es extraño, estaré encantada de ayudar 

¿Estarían esas desapariciones relacionadas con la del chiquillo tremere?

- ¿Que necesita que haga?

- Averiguar algo de lo que pasó. No hay nada claro, y yo debo ocuparme del festival para no levantar sospechas en la Reina. Los desaparecidos regían un Club en Bromley, al sur, y una galería de arte en Redbridge, al noreste. Te daré una nota con los detalles. - dijo, sacando un papel doblado con esmero - No me atrevo a pedirle esto a nadie más, pero no querría que fueras sola. ¿Crees que alguno de los presentes en la reunión con la Reina podría ayudarte manteniendo la boca cerrada? Si necesitas incentivos para ellos, puedo pagar, si es necesario.

Sonaba como la voz de alguien contra las cuerdas, y se notaba. Ahora que no tenía que llevar sus apariencias formales, parecía bastante aterrado.

- Mmm... es difícil, no tuve oportunidad de entablar conversación con muchos de los asistentes a la coronación y tal vez el único que podría ayudar, esta con una de las labores mas peligrosas que repartió la reina. Tenia un brazo bajo el pecho y el otro apoyado en el, dándose golpecitos en la mejilla con un dedo, pensando en alguien que pudiera ayudar Ciertamente ahora no se me ocurre nadie que quisiera ayudarme con esta misión.

Asintió con la cabeza.

- Bueno, estoy seguro que con tu encanto podrías convencer a alguien para que te acompañe. No digo que deban saber todo al respecto de tu cometido, sino que... - se miró la mano en una pose de desdén - Simplemente los manipules para que lo hagan.

Mostró una pequeña sonrisa asintiendo con la cabeza

- No se preocupe, buscare a alguien que me ayude Andaba ya pensando en una persona, pero antes de tenerlo del todo claro de si si o si no necesitaba organizarse ella primero.

Eric asintió, complacido.

- ¿Vas a pasar esta noche a tocar para la Reina? - preguntó, travieso.

Agitó la cabezo suavemente mostrando una pequeña sonrisa

- Me temo que esta noche no.

- Entonces te dejo. Si la Reina no quiere que toques para ella esta noche, significa que quiere que estés haciendo otra cosa más importante. Avísame si necesitas algo querida, ¿de acuerdo? - se levantó para darte un beso en la mejilla de despedida.

Se levanto de su asiento para despedirle y acompañarle a la puerta. Si que tenia cosas que hacer, ahora mas que antes, posiblemente no podria ensayar demasiado esa noche. 

- Por supuesto, que pase una buena noche señor Baring-Gould

El Primogénito salió de tu apartamento tal y como entró, con gracia. Antes de que te dieras cuenta, volvías a estar sola en la sala, con tareas pendientes, y con la sensación de que, de alguna manera, no podía estar sucediendo todo a la vez sin estar conectado.

Se quedo mirando a la puerta durante unos instantes, pero no podía seguir perdiendo el tiempo. Subió nuevamente a su habitación para cambiarse

Tras arreglarse debidamente y coger su bolso, salio de casa y camino hacia donde estaba situada la tetería de la que le había hablado la reina. No tenia prisa por llegar y el paseo le serviría para poder pensar en como abordar el tema del criado fallecido.

El ambiente era frío y húmedo fuera. El cielo se debatía entre descargar lluvia o descargar nieve, pero entre tanto había dado un periodo de tregua para poder caminar sin empaparse. La tetería estaba situada en el distrito de Candem, en una pequeña calleja con empedrado, que milagrosamente había aguantado intacta los bombardeos. Y la palabra a escoger era exactamente esa, milagroso. No mucho más lejos, a apenas trescientos metros, uno de los edificios había sido reducido a fosfatina por las bombas.

La tetería era pequeña, con una puerta de madera y una pequeña cristalera de colores dibujando una taza de té humeante con distintos trozos de cristal coloreado. Un cartel en la entrada sobre la puerta: Tetería Grey, en madera decorada con gran destreza.

Era triste caminar por las calles de Londres en aquellos tiempos, lo que antes había sido una hermosa ciudad ahora se había convertido es unas grandes ruinas y entre toda la destrucción algunos edificios aun parecían seguir en pie, ente ellos la tetería.

La tetería estaba decorada de manera sencilla pero elegantes y los colores del cristal llamaban lo suficiente la atención para que cualquiera se parase a mirar y decidiera entrar a tomar algo.

"Bien, allá vamos"

Extendió la mano y agarro el pomo de la puerta, empujándola para abrirla y dando un paso adelante para entrar dentro del pequeño local.

- Buenas noches saludo en voz alta para hacerse notar por quien estuviera tras el mostrador.