Partida Rol por web

Londres, 15 de Diciembre de 1951.

La antorcha dibujaba tu sombra sobre el empedrado, haciéndola vibrar como si bailara algún tipo de danza macabra, mientras tu te mantenías en pie, impertérrito, impasible ante lo que acababais de hacer aquella noche. Era la última casa, según las informaciones del Sheriff Halesworth, en la cual estabas haciendo guardia. Te habían herido gravemente en la anterior, y tu brazo había empapado de sangre la chaqueta negra, dándole un brillo rojizo a la luz del fuego.

La había desgarrado un zulo, que como si de un zorro se tratara, sintiéndose acorralado, había luchado hasta el ultimo espasmo. Había saltado por sorpresa y por poco acaba contigo, pero antes de que pudiera terminar de ensartarte en sus púas, Simmons le atravesó el vientre con sus garras, por la espalda, como un felino atacando a su presa desprevenida.

Habías estado observando a aquel vástago con curiosidad, era la primera vez que trabajabas con él, y sus métodos eran muchísimo más brutales que lo que habías visto en el resto de hombres de la Reina. Al parecer, él no respondía ante los Sheriffs, e incluso parecía pasar por encima de la autoridad de la Regente por momentos. Aquella noche, ya había reclamado la esencia de tres vástagos, aunque no parecía estar interesado en la de aquel Tzimisce.

Cuando se convirtió en polvo, te miró con ojos fríos, eres el siguiente, chico, diré que el zulo te consiguió abatir antes de que pudiera salvarte... Sus ojos parecían hablar con una claridad mayor incluso que la de los mejores oradores, y era realmente aterrador. Incluso para ti, la sensación de respeto, y más aún, de alerta, se habían disparado.

Pero entonces llegó Sir Halesworth, y la tensión se rompió. Arrastraba tras de si el cadáver de dos abominaciones que había abatido con sus garras únicamente, y parecía estar ileso. No en vano, era el Sheriff de la zona Sur de la ciudad, y hacía valer su estatus.

La casa en la que estabas ahora, era la de un Seguidor de Set, un mercader al que debía favores media ciudad. Ni siquiera eso le salvaría de aquella noche. Si no estabas del lado de la Camarilla, si no rendías pleitesía, entonces no había otro destino más que la muerte. Los gritos comenzaron en lo alto del edificio, mientras tu sostenías la antorcha, vigilando que nadie se acercara al lugar. Dos hombres más, ghouls, estaban a ambos lados de la calle, desviando el tráfico, con uniformes impecables de policía, y ahuyentando a los transeúntes. Un par de gritos mas, algunos golpes, algo que pareció un jarrón romperse contra el suelo, y después silencio.

Halesworth bajó en calma por las escaleras, seguido de Simmons, que se estaba limpiando las garras de sangre. Desconocías si había reclamado la esencia de ese también.

- Hemos terminado Goodbrother, te llevaremos al Eliseo para que puedas saciarte, y brindaremos por nuestro éxito. - te dijo el viejo, con rostro afable, haciéndose a un lado para que pasara Simmons.

El vaiven de la antorcha lo llevo a pensar en aquel hecho de hacia unas horas: aquel Zulo lo habia agarrado de sorpresa, y aquella herida prometia ser un desagradable recordatorio de que no podia permitirse aquellos errores otra vez.

Sin embargo, no fue la sangre goteando por su brazo (que ya de por si era un augurio macabro) lo que lo tenia preocupado: Ese tipo, el tal Simmons... Eso iba a hacer lo que le sacaria el sueño en las proximas noches, figurativamente hablando. Todos los Gangrels con los que habia hablado, incluyendo su sire, parecian estar de acuerdo que el Clan de la Bestia hacia honor a su nombre: Eran los de su sangre los que estaban mas cercanos a la bestia interior, y al parecer entre los menos verdes miembros de su clan era cuestion de, sino orgullo, al menos una especie de distincion.

Nunca le habia dado mayor importancia a aquella afirmacion, despues de todo, el mismo no era lo que se decia un Gangrel tradicional... Pero los ojos de Simmons, esos si eran los de una bestia, y no del tipo "noble salvaje" de las que los antiguos consanguineos se jactaban. Jamas se habia sentido tan vulnerable... Durante esos instantes, mientras las miradas de los dos Extranjeros se cruzaron, se sintio una presa, no un depredador.
La oportuna llegada de sir Halesworth habia roto aquel trance. Era uno de los hombres que mas admiracion le despertaba de toda la corte de Su Majestad: le hacia recordar a una especie de tio bueno, y aunque sabia que no era tan asi la cosa, sin embargo, no podia evitarlo.

Ahora, mientras observaba en las afueras de la casa de ese setita, no podia dejar de recordar esa situacion, hasta que, una vez mas, sir Halesworth volvio a arrancarlo de aquellas cavilaciones.

-Buena caza, sir Halesworth respondio el joven vastago, tratando con todas sus fuerzas de no mirar a Simmons Me vendria bien un trago de algo. Traere el vehiculo, si le place.

Simmons te dedicó una mirada siniestra de nuevo. Vivo una noche más muchacho. Parecía sonreir, pero no, fué un flash en tu cabeza, nunca habías visto a Nathaniel Simmons sonreir, y tampoco era aquella la ocasión. Se quedó parado, esperando que recogieras el coche, delante de Halesworth.

Entonces, antes de que pudieras girarte para ir a por el vehiculo, lo viste. Halesworth tenía algo en una mano, algo alargado y puntiagudo, pero todo sucedió demasiado deprisa. En un abrir y cerrar de ojos, atravesó la espalda de Simmons, asomando una punta sangrienta por su pecho, mientras el rostro de Simmons cambiaba la expresión por una atónita, antes de dar paso al rictus del estacamiento.

- Date prisa, no queremos que nadie vea esto. - te dijo el viejo, mientras recogía el cuerpo de Nathaniel, que se desplomaba ya inánime.

Antes de que si quiera pudiera reaccionar ante la mirada de Simmons, el estacamiento ocurrio. Todo fue muy rapido, como cabria esperar de alguien como Halesworth.

Parpadeo dos veces, atonito ante lo que acaba de pasar, y miro como se desplomaba el cazador con la boca levemente abierta. Sin embargo, no paso un segundo hasta que recupero la compostura y corrio hacia donde estaba el vehiculo. Lo arranco apresuradamente y lo condujo, tratando de parecer tranquilo, hasta donde sir Arthur se encontraba, estacionandolo frente a el.

Se bajo, tratando de ser rapido, para ayudar al sheriff a meter a Nathaniel en el asiento trasero. Por su mente desfilo el deseo de preguntar por que... Pero supo cerrar la boca, al menos hasta que estuvieran seguros.

Arthur esperó a que abrieras la puerta trasera del coche, para meter el cadáver en él, con un poco de tu ayuda. Después, sacó una manta del maletero y lo cubrió. Al parecer, esto llevaba planeado desde el principio. Después, y viendo tu brazo herido, decidió ponerse al volante para conducir. Su rostro mostraba una serenidad que poco tenía que ver con lo que acababais de hacer aquella noche. Detrás de vosotros, además del cadáver de Simmons, habíais dejado una estela de asesinatos, catorce en total, de vástagos que no respondían ante la Camarilla.

Y las noticias eran que en el extrarradio se habían realizado otras masacres. La purga del Sabbat, de la que habías oido rumores, se había realizado a tus espaldas, protagonizada por el mismo Halesworth, y el nuevo aspirante a Sheriff. O eso eran los rumores. Un tercer Sheriff en la ciudad, como si no fuera extraño que hubiera dos ya....

Arthur te miró, mientras conducía. No estaba dirigiendo el coche hacia el Eliseo, sino hacia otra parte, que aún no lograbas discernir.

- Pareces contrariado, Goodbrother. - te comentó, mientras torcía en una esquina, para tomar una calle secundaria. Evitaba las calles abiertas sistemáticamente, quizá para que no supieras dónde íbais, o quizá para no arriesgarse a que algún policia honesto os diera el alto.

-Yo.... solo logro balbucear durante un momento.

No estaba contrariado, no realmente: Simmons le ponia los pelos de punta, y estaba convencido de que nadie derramaria demasiadas lagrimas por aquella bestia. Lo que le molestaba, o mejor dicho, preocupaba, era que repercusiones podia tener esto.

-No le voy a mentir, sir James: me alegro de que Nathaniel no este consciente dijo, dubitativo Me pone nervioso, me mira como si quisiera matarme, y no parece ser el individuo mas sano de la estirpe... Quiero decir, usted lo ha visto: Bebe sangre de otros vampiros. Cuando se acaben los sabbats o setitas de quien arrancar la vitae, como va a saciar su sed?

Se mordio el labio, nervioso. Era algo bueno que el no tuviera que conducir, ya que el brazo le dolia. Pero era otra cosa lo que le ocupaba la mente. Miro por la ventanilla, juntando valor para hacer la pregunta. Sir Halesworth era una persona que inspiraba confianza, pero no era tan inocente como para creer completamente ese comportamiento de tio bueno, en especial tras verlo en accion.

-Señor... Por que lo ha hecho?

Volvió a sonreir, de forma tranquila y pausada. Te parece que tiene la conciencia totalmente limpia.

- Ordenes de la Regente, Victor. Nathaniel no es un adicto, simplemente adora la caza, su instinto es más grande que su intento de volverse cosmopólita. Pero solo es leal a un único ser en este mundo, y ese ser ya no está con nosotros. - no te costó deducir que hablaba de Mithras - Por el momento, una vez terminados estos trabajos, lo mejor es retirar a Simmons de juego, hasta que le volvamos a necesitar, o hasta que la Regente idee la manera de que le jure lealtad. En tiempos de paz, los soldados se reforman y se convierten en campesinos. Si no lo consiguen, mueren de hambre. Nathaniel era controlable bajo el mando del Príncipe, pero sin él, con una tregua con los mortales, sin vástagos que amenacen nuestras tierras, ni guerra, ni amenaza alguna... Simplemente no sabría qué hacer, acabaría volviéndose loco, o rompiendo la tregua, o destruyendo vástagos leales. Es mejor dejarle dormir.

Estabais llegando. Vuestro destino se abrió ante vosotros, de forma imponente: la Torre de Londres. La prisión más temible que un vástago podía llegar a temer. Probablemente, el destino de Simmons.

"Mithras" penso Victor inmediatamente mientras el Sheriff explicaba el porque del estacamiento "Aun cuando no esta entre nosotros, su influencia pesa en Londres mas de lo que a la regente le gustaria admitir"

-Siempre hay lugar para soldados, si me permite la observacion, sir Halesworth replico el Gangrel Aunque, claro, hay soldados y soldados... No le falta razon a la regente: Solo hace falta una bala perdida para romper la tregua, y son los soldados indisciplinados los que generalmente las engendran.

Encogiendose de hombros, callo un momento para contemplar la omniosidad de la Torre de Londres. Habia escuchado cuentos solo el lugar, pero solo eso: Jamas habia estado dentro, y si tenia suerte, no iba a estarlo jamas. Incluso el temido vinculo de sangre era una menor agonia que los muros de la Torre, si la mitad de las cosas que se decian sobre ellas eran ciertas.

-La Torre de Londres susurro, tratando de no parecer impresionado sin mucho exito Van a... Quiero decir, vamos a encerrarlo? Cruel destino para un cazador...

El coche atravesó las últimas calles, y paró frente al puente levadizo. La Torre de Londres conservaba aún un foso en buen estado, con su correspondiente puente replegable. Un vestigio aún útil de la Edad Oscura. La puerta se abrió, y el coche accedió al interior. Los guardías hacían como si no os hubieran visto, a pesar de que sabías que las medidas de seguridad del lugar eran excepcionales. Sir Arthur debía ser un asiduo del lugar.

- Será temporal. Tampoco a mi me gusta la idea de recluir a alguien aquí dentro sólo por ser lo que és. Y espero sinceramente que la situación no se dilate en el tiempo. - te da la impresión de que aquel viejo realmente lo que quería era el retorno de Mithras, debía haber un vínculo muy fuerte entre el Sheriff y el Príncipe, un vínculo de sangre, sin duda alguna.

El coche accedió al patio interior, y dos hombres con uniforme militar se acercaron al coche con una camilla, precedidos de Sir Brian Horrocks.

Se acercó al coche y esperó a que Arthur saliera de él para hablar.

- Me alegra ver que todo salió acorde al plan. - dijo Horrocks, viendo el bulto bajo la manta en la parte trasera del coche - La celda ya esta preparada, aunque no tendrá mucho uso para alguien que va a seguir estacado durante toda la estancia. Lady Bowesley ha decidido que Simmons es demasiado peligroso para ser mantenido de forma convencional, y aún no desea acceder a su mente.

Por supuesto, la Regente no tocaría la mente de un lealista de Mithras mientras ella misma no fuera coronada Reina. La sombra de un regreso de Mithras en cualquier momento planeaba firmemente en el cielo de Londres.

Los dos hombres abrieron la puerta trasera y cargaron a Simmons en la camilla, para desaparecer por una de las puertas del patio.

Halesworth asintió, y Horrocks se retiró de nuevo, dejandoos solos.

- ¿Un trago, muchacho? - preguntó, casi con desazón.

Antes de que pudiera estar de acuerdo con Halesworth, bajaron del coche y unos militares aparecieron, y con ellos, Brian Horrock. Esto puso en posicion firme a Victor, seguramente algo heredado de sus tiempos como soldado.

Saludo discretamente a los recien llegados, sin decir nada: Una decision de la regente era ley en estos momentos.

Cuando estos se fueron, llevandose con ellos a Simmons, el Gangrel se relajo un poco.

-Por supuesto, sir Arthur respondio con una sonrisa llena de alivio Se lo agradeceria mucho.

Cambiasteis de vehículo. En esta ocasión, el Sheriff cogió su propio coche, que estaba estacionado en una de las cocheras, otrora establos. Se trataba de un Rolls Royce de belleza inconmensurable, cuidado hasta un extremo desquiciante. El coche recorrió las calles de Londres con toda la discrección que un coche de semejante factura permitía, pero ya no importaba atraer miradas de envidia.

Aparcó frente al Eliseo, el Globe Theatre. Pronto estuviste sentado junto con el viejo en una mesa en el piso superior del edificio, mientras abajo se interpretaba una adaptación de Hamlet. Un par de copas, servidas en las cocinas directamente del rebaño de Sir Arthur, que aún estaban calientes, y varias personas revoloteando por el pasillo, parloteando, intrigando. Ese era el Eliseo, sangre y diversión. Sir Arthur sin embargo, miraba hacia el escenario sin ver nada, con la vista perdida.

- Estuviste en Normandía, ¿verdad? - preguntó, sin dejar de mirar al escenario.

Cuando Victor puso ojos en aquel Royce, sintio algo muy parecido al amor: siempre le habian gustado los autos, y diablos! ESO ERA UN AUTO!

Tuvo que reprimir el impulso de acariciar el chasis: No sabia como reaccionaria sir James si lo hacia, y no queria arruinarle la noche. De hecho, no sabia como el mismo reaccionaria si los papeles estuvieran invertidos y alguien tocara ese auto si fuera suyo

El Rolls se conducia como se veia: Perfecto. El joven vastago hasta casi deseo que el eliseo estuviera mas lejos para permanecer mas tiempo en el, pero hasta en la no-vida las cosas buenas siempre tienen un final.

Alli, compartiendo mesa con el Sheriff, Victor se sintio contento por primera vez en años de que la sangre de aquel monstruo lo haya revivido. Y, como si sir James le leyera los pensamientos, hacia alli se encamino la conversacion-

-Si señor dijo laconicamente La 32º de Infanteria Real. Desembarcamos en Gold. Fue durante el desembarco que me hirieron y dieron por muerto.

Arthur asintió, pero seguía sin mirarte. Estaba tal vez, recordando.

- Si, puede decirse que volviste a nacer en esa playa. Yo también estuve allí, durante el desembarco, tras las filas enemigas. Un comando encargado de deshabilitar unidades de artillería en la zona. Recuerdo que llegamos a una de las baterías cuando las tropas ya habían tocado tierra. Antes de que pudiéramos entrar al interior, vi disparar el cañón por última vez contra una columna. La columna entera desapareció, y solo quedó un cráter sanguinolento sobre la arena. Y no sentí nada, de igual manera que no sentí nada cuando acuchillamos al equipo de artillería de ese bunker. - una mujer con vestido de alta cortesana pasó a vuestro lado. Era extremadamente hermosa, pero no sabías gran cosa de ella. No te prodigabas mucho por el Eliseo - Antes las guerras no eran así, antes de la Primera Grande, había honor en el campo de batalla... Dime Goodbrother, ¿echas algo de menos de tu época mortal?

Victor no pudo sino observar con atencion el relato de sir Arthur. No tenia idea que habian desplegado vastagos en la Segunda Gran Guerra, aunque ahora que lo pensaba... No sonaba tan descabellado.

Asintio con conviccion cuando el sheriff menciono la cronica perdida de honor en la batalla. Estaba totalmente de acuerdo: a el mismo no le gustaban las armas de fuego, preferia pelear con sus garras. Las pistolas y rifles eran muy impersonales, y si uno va a matar a un hombre, pensaba, lo minimo que podia hacer era mirarlo a los ojos y ser educado en sus ultimos momentos.

Di una mirada de reojo a la preciosa mujer que pasaba, pero se obligo a mantener la concentracion en la charla con el sheriff. Estaba seguro de que era una gran oportunidad para aprender tanto sobre el oficio y sobre su clan, que compartian, ademas de que el antiguo le caia muy bien.

-Pues... dijo, pensando Extraño a mi familia. Tengo una madre que vive en Devon, junto a mis tias y mi hermano menor. Y mi trabajo... Era criador de perros, mastines y otros grandes animales de caza, mas que nada. Por eso fui reclutado: Empece siendo un consultor en asuntos de perros de guerra, y digamos que mi... Postura, acerca de como utilizarlos moralmente molesto a alguien que no debia mosquear fruncio los labios y el ceño, aun molesto por aquella injusticia Lo proximo que supe era que me habian reasignado a la infanteria. Ahora con mi... Condicion, no creo poder volver a la crianza: Escuche que los animales rehuyen a los vampiros. Igual no me quejo. Dios cierra una puerta y abre una ventana, escuche decir a un yankee en el desembarco. Murio apenas tocar tierra, ironicamente.

Los ojos de Halesworth se habían perdido del todo, alzando levemente la cabeza.

- Demasiado apego a lo perecedero. Te compadezco... - susurró, de forma casi inaudible. Tras ello, y al notar lo maleducado que estaba resultando, se volvió hacia la conversación de nuevo - Por suerte para ti, no todos los vampiros ahuyentan a los animales, y tu tienes el potencial de ser uno de ellos. Lo llevas en la sangre, de hecho. Nuestro Clan siempre ha estado en comunión con la naturaleza, e incluso se sabe que algunos de los nuestros tienen relaciones positivas con hombres lobo. No aspiro a que llegues tan lejos, pero pronto podrás criar tus propios perros. Puedo encargarme de que te traigan buenos ejemplares de cria, ahora que vamos a tener una temporada muy relajada. ¿Qué te parece?

Victor volvio se mordio el labio inferior. Sabia que a Halesworth no le faltaba razon... De hecho, aun antes de ser abrazado sabia que a su madre no le quedaba mucho. Pero no podia evitarlo... Habia lazos que eran incluso mas fuertes que la sangre de Cain.

La siguiente noticia le puso una sonrisa en el rostro, una vista bastante rara en Victor.

-Nuestro clan... repitio Victor Señor, podria hacer eso? Seria fantastico... Los mastines y sabuesos son animales muy utiles tambien: Pueden rastrear mejor que cualquier cazador. Se lo agradeceria muchisimo.

Se pregunto a si mismo porque el Sheriff se habia preocupado tanto por el. Casi ni le importaba que otros motivos o interes tuviera para ayudarlo, despues de todo, era solo un neonato sin sire reconocido en una corte llena de cortadores de garganta y trepadores sociales: Sin la proteccion de alguien importante, seria un pariah en el mejor de los casos, y la cena de Simmons en cualquier otro escenario.

-Clan Gangrel susurro, mas para el que para sir Halesworth Clan de la Bestia... Debi haberlo imaginado, verdad?

- Entonces será un mastín. Quiero que lo ghoulices cuando llegue a la edad adulta, y le des un uso adecuado a tu cargo. Podríamos llegar a necesitarlo. - intervino.

Hizo una pequeña pausa mientras se escuchaban aplausos en la parte inferior del teatro. Te miró fijamente, con el ceño fruncido, y comenzó a hablar de nuevo, ahora con un tono mucho más serio.

- A partir de la Coronación de la Reina, cuando se de a conocer nuestra labor, no serás un cualquiera entre los nuestros, sino uno de los partícipes de la victoria de la Camarilla en Inglaterra. Serás tratado con tal honor, y espero de ti que lo honres de la misma manera. Nuestro Clan, el Gangrel, siempre ha sido un apartado en la sociedad cainita. Tratados como bestias, y no en vano, teniendo en cuenta sujetos como Simmons, llevamos ya demasiado tiempo en esta situación. Quiero que cambie, quiero que dejen de pensar que pertenezco al estirpe de la Reina simplemente por abrir la puerta a las damas con caballerosidad. Quiero que nos teman como lo hacen, pero que también tengan en cuenta nuestra voz como conjunto. Y tú me vas a ayudar en ello. - un momento más de reflexión - Nuestro Clan tendrá lo que se considera un Primogénito, y tú me ayudarás a ser ese vástago que necesita nuestra estirpe.