Partida Rol por web

Richard escuchó las respuestas que Joy devolvia con la misma intensidad que fueron formuladas las preguntas. Al girarse pudo ver como Richand no tenia el dedo en el gatillo, simplemente sujetaba el arma para ejercer presion, puede que eso evitase un disparo accidental ante la reaccion de la mujer.
Mientras Joy hablaba el doctor examinaba su cara, sus ojos y labios, como buscando algo que la delatase. Una vez habia terminado dejó de ejercer presion con la escopeta.

- Esta bien Joy Harrod de Minnesota... - lentamente bajó el arma, en ese momento, al mirar hacia el torso de la chica, recordó que ella no llevaba camiseta. Como si se tratase de la luz directa del Sol Richard desvió la mirada y continuó hablando. - Pareces lucida y libre de infecciones. Deduzco que no querras devorarme en cuando me despiste.

El hombre dejó la escopeta bajo su asiento y despues se giró de nuevo hacia Joy.

- Date la vuelta, las garras del leon portaban miles de bacterias y dudo que tengas ganas de que esa herida se infecte. Aunque si ahora mismo no te caigo bien siempre puedes probar suerte en el hospital mas cercano...

La mirada de Richard, totalmente neutra, se fijaba en los ojos de Joy sin albergar sentimiento alguno.

Me giro dándole la espalda de nuevo. Por muy gilipollas que me parezca en aquel momento, no pienso ir al hospital mas cercano... Esa broma podía habérsela guardado. Así que simplemente me cruzo de brazos y espero que me cure la espalda de los arañazos del león.

Para una persona que me encuentro y tiene que ser un loco desconfiado... Lo mio es suerte y lo demás ¡nada de nada¡

- La verdad es que no me resultas naaaada apetecible - comenté en un tono bastante ácido.

Con sumo cuidado Richard trató la herida de Joy. Apenas tres arañazos con escasa profundidad que habian desgarrado poco mas que piel.

- Ni siquiera vas a necesitar puntos, lo cual es una suerte porque hace mas de diez años que no coso una herida.

Abrió su mochila y sacó un par de tiritas para tapar las heridas.

- Ya puedes vestirte, aunque te aconsejo no apoyar la espalda. Dentro de unas seis horas dejame echar un vistazo, nunca hay que descartar una infeccion local.

Al decir eso Richard se dio cuenta de que estaba dando por sentado algo que en ningun momento se habia pactado.

- Bueno, mi funcion como salvavidas y medico ha concluido. Y supongo tambien que mi papel de desconfiado armado ha llegado a su fin, de momento. Como dudo que nos topemos con mucha mas gente, al menos viva, te propongo que vayamos juntos. No obstante, y como estan las cosas, se tratatá de una cuestion de confianza. Y teniendo en cuenta que no nos conocemos casi lo consideraria un acto de fe. Aunque como cientifico tenga mis reservas al respecto del concepto fe. La ciencia y la fe no son muy compatibles.

Se detuvo al ver que estaba divagando, aun asi mantuvo sus ojos fijos en los de Joy a la espera de una respuesta.
Una vez reordenadas sus ideas sintetizó la pregunta.

- Dijiste que no tenias un plan, yo si lo tengo. Necesito llegar a un laboratorio para buscar una cura para el virus. Pero debe ser un lugar seguro, supongo que eso es lo que buscas. ¿Vendras conmigo? Al fin y al cabo las probabilidades de supervivencia se duplican en compañia.

Dejé que curara mis heridas, las cuales no me dolieron realmente hasta que fui consciente de ellas. Apreté los labios mientras el Doctor Richard (creo que había dicho Richard) las trataba.

Me puse la camiseta cuando él terminó y le escuché hablar y proponerme aquello. No es que su bienvenida haya sido acogedora pero supongo que solo lo ha hecho para asegurar su supervivencia. Quizás es que yo fuera demasiado confiada. No lo sé.

- Como he dicho no tengo ningún plan, así que sí; iré con usted - me encogí de hombros. Total ¿qué iba a hacer sino? Así, al menos, tendría alguien con quién hablar. Sonreí un poco - Siempre que no vuelva a apuntarme directamente con algún tipo de arma - ladeé la sonrisa y le di una palmada en un hombro - Seré su compañera de aventura, Doctor Richard.

Lenore se arroja con carrito y todo al sector en donde el niño sigue pidiendo a su mami. Mark, por su parte, apunta y dispara... Los sesos del chiquillo vuelan por los aires mientras su cuerpo es arrollado por el carrito que pasa por arriba y marca sus ruedas sobre sus manos y piernas, extremadamente largas. Partes del cerebro del infectado están colgando de uno de los estantes, mientras que su cuerpecito está medio segmentado por el carro, lleno de cosas. Del niño sólo ha quedado la pestilencia.

Lenore está aún en el sector de sombras cuando se oyen unos pasos, corriendo, que vienen del fondo del supermercado.

Las manos de Ben, sudorosas por la tensión increíble que está experimentando le juegan una muy mala pasada y el infectado se hace con el arma del muchacho. Antes de que le dispare, y eso será sólo si tiene piedad, el muchacho se gira y corre escaleras arriba. Siente el sonido del "bang" una vez más y teme que le haya alcanzado la bala, pero comprueba que le ha pasado de largo. Una vez lejos de la obscuridad Mark cierra la puerta del depósito y se aleja, sin quitar la vista de encima. Está nuevamente en la cocina del restorán pero con la sensación de que ha salido vivo de milagro y no falta tanto para la noche, no para él que aún no ha conseguido casi nada de lo que se ha propuesto.

Son las 10 de la mañana.

Richard atendió las heridas de Joy y, aunque la situación comenzó de lo más tensa, el médico logró que la espalda de la muchacha no tuviese riesgos de infección. Joy se vistió con una de las sudaderas extra, una celeste con lunares blancos. Ahora estaban en este viaje juntos, para bien o para mal, pero al menos no solos. Eran solo las 12:15 del mediodía y aún tenían mucho que decidir: a dónde ir, qué hacer, con qué proveerse. Estaban en una ciudad populosa, en donde no faltaban edificios, tiendas, cines, teatros, y parques, entre otras tantas cosas. Podrían investigarla mejor o usar lo que quedaba de gasolina para probar suerte en otro lugar.

Aquel hombre actuaba con demasiada jovialidad. Al parecer no entendío mi postura, ni mi actitud, por lo que finalmente, decidí ser algo mas... Manifestativo. Saqué la katana, directamente, haciendo notar todo su filo, y todo su esplendor. Podría parecer chistoso, pero claramente, no lo era. Mi cara no tenía ni un poco de chiste.

- Tal como dije antes... Apruebo que vayamos a por comida. Avanzemos...

Y luego, hice una observación sobre el nombre de mi interlocutor. "Sus amigos le llaman" Jota. Jota... Definitivamente algo que no decía mucho, por lo que, por mi mismo, decidí mantenerse bajo la misma cubierta, a medida que observaba al hombre bajar de las escaleras.

- Por el momento, me presentaré como L. Y hablando de seres con nombres cortos...

Apunto hacia N, el can de negro pelaje.

- ¿Lo conoces?

A pesar de haber apuntado, no perdí la vista de J. Mi katana estaba sujeta a un lado, de manera que, aún con el aspecto de un jovencito algo nerd y bibliófilo, se notaba que sabía  manejar el arma, cuya "Funda" era un tubo de planos arquitectónicos.

Una vez J le dijera o no sobre el Can, Lucian haría ademán de indicar que estaba preparado para que, de una vez, avanzaran hacia la ciudad.

El lobo sale disparado hacia Carl y salta sobre el coche tras el que se cubre, casi al mismo tiempo Carl dispara, un ruido atronador que parece romper la paz de la ciudad muerta y el disparo atraviesa limpiamente el pecho del lobo que acaba su salto ya muerto, callendo al lado de Carl

Con la pistola el alto Carl busca al otro lobo, da una vuelta de 360º buscando algo que vaya a por el, y finalmente baja la pistola aliviado al no ver movimiento.

-eso estuvo cerca- va al coche donde se escondio la gata y la recoge.

-y ahora vamos los dos a ver que encontramos en la farmacia-

Ya había tocado fondo, lo había perdido todo y estaba solo, ¿A quien le iba a importar que muriese? Descargue toda mi rabia en ese ser monstruoso, o él o yo, rápidamente encontré lo que buscaba una silla del restaurante, la usaría como escudo y arma a la vez, cogiéndola por el respaldo y apuntando con las patas hacia delante abrí la puerta del almacén, iba a cargar a toda velocidad contra aquel bicho sin piedad, sin contemplación y si aquí tenía la mala fortuna de encontrar la muerte, al menos habrá sido luchando.

- No lo habia visto por la zona. Habrá llegado hace poco buscando comida... - respondió mirando al perro. Parecia que el chico no estaba comodo al encontrarse con otro superviviente y le molestaba el trato cercano. "Lastima... hacia tanto que no podia hablar con tranquilidad con alguien bueno ya habrá ocasión."

- Al oeste pues... - comentó intentando hacer memoria de que puntos de porvecho podrian visitar a lo largo del dia.

¡¡Lánzales el carrito y vuelve aqui, chica!!

Bajando y subiendo el mecanismo de recarga me preparo para volver a disparar a lo primero que salga a la luz (y que no sea lenore) mientras retrocedo  hacia la luz.

El singular trío se dirigió hacia el oeste, una zona donde habían tiendas de distinto tipo, varios almacenes y demás. El perro movía la cola feliz y se turnaba para lamer, de tanto en tanto, la mano de Lucian y la de Jota, como si quisiera transmitir un sentimiento enorme de agradecimiento.

Caminaron alrededor de una hora cuando vieron unas tiendas en la cuadra. Estaban en la zona comercial, había:

Una tienda de cds y cosas de computación, un almacén, una tienda de video (videoclub), un kiosko de revistas y un bar, de esos de estilo irlandés. Entre ellos se intercalaban algunos edificios, pero de no más que de cuatro plantas. Era un área suburbana, comercial pero no demasiado populosa.

N se puso alerta, el pelo del lomo se había erguido un poco y estaba quieto, sus ojos miraban la vidriera del bar...

Richard asentio con la cabeza ante la aceptacion de Joy, despues echó un vistazo al indicador de combustible y asomó la cabeza por la ventanilla.

- Necesitamos encontrar una gasolinera, primero debemos asegurar tener el vehiculo preparado para huir o buscar un refugio optimo. Despues, si tenemos tiempo, seria idoneo saquear algun hospital o clinica. Supongo que tienes comida y demas equipaje para cubrir tus necesidades vitales. ¿Verdad?

Puso en marcha la camioneta y buscó una avenida grande o alguna entrada/salida de la ciudad donde fuese mas probable encontrar tanto la gasolinera como el hospital. Llegado el caso siempre se podria robar gasolina de los coches aparcados o incluso cambiar de vehiculo por uno mejor.

- ¿Sabes donde hay una gasolinera en este lugar? Tu llevas mas tiempo aqui que yo.

Durante la busqueda Richard estuvo atento a esta opcion y se detuvo para inspeccionar cualquier vehiculo adecuado para la supervivencia, como por ejemplo un furgon blindado o un camion con remolque.

N habia visto algo dentro del bar y Jota tambien se habia percatado de que algo no andaba bien...