Partida Rol por web

Laura se movió hacia el norte a través de la espesura. Todo parecía igual, y no sabía dónde había agua en los alrededores. Tampoco parecía que fuese a llover. Y, a pesar de que ya había bebido, tenía cada vez más sed.

Cuando llegó a un claro vio a un zorro blanco mirándola con atención.

Marcus prosiguió su marcha hacia el norte y se encontró una zona devastada. Los árboles estaban llenos de marcas, algunos hasta derribados. No había más que astillas y destrucción por todos lados.

Amanda llegó de vuelta con los otros dos, alzando las manos en señal de no agresión, para que no la tomasen por un enemigo.

- Soy yo, chicos.

Señaló en la dirección de a que venía.

- Acabo de ver a otro tributo, hace nada. Uno que creo que se llamaba Ethan o algo así. Llevaba un arco y, por lo que parecía, iba solo. Ninguna herida a la vista. Si nos damos prisa, aún lo encontraremos. ¿Algún plan concreto, o vamos simplemente a por él?

La mano que sujetaba el mangual estaba cerrada con fuerza sobre el arma. Amanda respiraba agitadamente, impaciente. Quería dejarse de sutilezas y acabar con todo eso. Le sabía mal por ese chico, que no tenía la culpa de nada, pero ahora mismo se interponía entre ella y el volver a casa con sus hermanas. Y por eso estaba dispuesta a matarle. No sabía si a la hora de la verdad podría hacerlo, pero en ese momento estaba ansiosa por echarse encima suyo.

No... Tiene un arco. Si la cosa sale mal alguno de nosotros acabará con una flecha entre los ojos antes de alcanzarle.

Se detiene un segundo a pensar. No le gusta nada la idea, pero es lo único que se le ocurre.

Sigámosle. Yo iré detrás suya y vosotros le rodeáis. Llamaré su atención para que me dispare a mi. Yo me pondré a cubierto y vosotros saltáis sobre su espalda.

La sola idea de ponerse a hacer de diana móvil le acojonaba, pero era lo mejor que se le ocurría si quería seguir con su plan.

Acepto ideas mejores. Pensad que seré yo el que se juegue el culo al principio.

- Dios mio... ¿Qué ha ocurrido aquí? Esto no lo ha podido hacer ningún tributo, de eso no me cabe duda. Ahora... ¿y ahora qué hago? Volver hacia atrás será inútil. Si voy al este, creo que estaría de vuelta en la zona de la Cornucopia y no quiero acercarme a ella, sería blanco fácil. Al norte o al oeste. Iré hacia la izquierda, espero que lo que sea que haya hecho esto no esté en esa dirección. - pensó el tributo ahora verdaderamente nervioso por lo que estaba viendo. Por mucho que pensara 'relájate' no podía evitar imaginarse a si mismo como uno de aquellos árboles.

Lenny sopesó su hacha y miró a ambos tributos.

-A mi me parece un buen plan, ¿vamos? -dijo justo después. Sin nisiquiera pensar en la posibilidad de la existencia de un plan alternativo.

El chico parecía realmente impaciente por volver a manchar su hacha con la sangre de algún pardillo.

Amanda miró a Scoth. El muchacho se ofrecía a hacer de cebo. Le parecía raro que quisiese ponerse en peligro de éste modo, pero tenía que admitir que probablemente era la mejor opción que podían improvisar ahora sobre la marcha. Pensó en ofrecerle al chico cambiarse de armas, porque ella estaba más acostumbrada a usar un hacha que ese maldito mangual y le serviría para despachar rápidamente a Ethan, pero Scoth probablemente no querría, así que se calló. No quería asustarlo ahora, debían trabajar juntos para deshacerse del tributo del arco con rapidez.

- Me parece bien. Cuida de que no te acierte, Scoth. Por lo menos en el torso. Allí hay muchos órganos importantes. Venga, os llevaré hasta donde le he visto. Por aquí.

Amanda se dio la vuelta y empezó a avanzar por el bosque, más rápidamente que antes pero sin lanzarse a la carrera,en la dirección en que había visto a Ethan, pero moviéndose un poco en diagonal en la dirección que le había visto llevar, pues sin duda se habría movido en ese tiempo.

Mientras se movía por el bosque, Ethan distinguió una figura a lo lejos. Era un solo tributo, solo, caminando entre los árboles.

Ethan continuó su camino y vio a Scoth al fondo, aunque aún no se decidía a hacer nada. Amanda y Lenny tomaron posiciones a su alrededor.

Marcus inició su camino hacia el oeste, hasta alejarse de la zona devastada. Pronto llegó a la linde del bosque y comprobó que ante él se abría otra gran extensión de tundra, aunque a lo lejos había más taiga.

Amanda intentó moverse todo lo rápido que pudiese sin alertar a Ethan. Vigilaba no pisar ninguna rama o restregarse contra arbustos que delatasen su posición. Sujetaba el mango del mayal en una mano y la bola con la otra, evitando con cuidado los pinchos metálicos, para que así la cadena no la delatase con su tintineo. Sus ojos se movían velozmente entre Ethan y el terreno que pisaba, pero en ellos brillaba la determinación. No había dudas esta vez. No sabía cómo se sentiría si segaba una vida, una vida inocente, de una víctima como ella...

No, se dijo mentalmente, no pienses así. No es una víctima, no es un pobre diablo. Es un enemigo. Uno peligroso. Quien sabe a cuántos jóvenes como él ha matado con ese arco. Creo que no lo cogió en la Cornucópia. No, los cogieron un chico moreno que empezó a ensartar a mujeres, y una chica, esa tal Miranda. Él se lo ha quitado a uno de ellos. Es un asesino. No habrá piedad. Nada de piedad... O él o tú.

Ethan se percató de que a su alrededor había pasos, como si alguien lo estuviese acechando...

Sonrió. En el momento en que se percató de los pasos, subió a un arbol nuevamente. Buscó con la mirada a su objetivo, aquel tributo solitario. Tensó la cuerda del arco, y, sin esperar demasiado, soltó la misma para proyectar una flecha hacia su objetivo. Luego de aquello se cobijó en ramas mas altas, sin detenerse a examinar si el objetivo de su disparo había sido derribado o no. Cuando alcanzó una mejor posición, mas cubierta, se dispuso a observar.

La flecha de Ethan se perdió en la oscuridad, demasiado torpe en el lanzamiento.

Al parecer no fue lo bastante sigilosa. Ethan la vio, pero optó por disparar a Scoth, que se acercaba de frente. La flecha no acertó a su compañero de distrito. Mierda, pensó ella, espero que no se eche a correr. Siendo tres contra uno, es lo que probablemente hará, pero no me apetece perseguirle por todo el estadio de los Juegos. A ver si podemos terminar esto con rapidez...

La tributo se dejó de sutilezas y corrió hacia Ethan, mientras esquivaba matorrales y ramas caídas. Moverse deprisa por un bosque no era tan fácil como parecía, pero ella tenía mucha práctica por ser del distrito que era. Cuando estuvo cerca, soltó la bola del mangual, dejando que cayese libremente. Dio dos pasos hacia el del arco, y con cada paso la bola de metal trazó un circulo en el aire. Contuvo el aliento.

La hora de la verdad, Amanda. ¿Puedes hacer lo que te han criado para hacer?

Llegó frente a Ethan y su mente no dudó. Lanzó un golpe horizontal, con buena inercia. La siniestra bola de metal con pinchos trazó una línea curva en el aire hasta estrellarse contra el costado derecho del chico, un poco por debajo de la axila. La cadena vibró por la violencia del choque cuando metal y hueso se encontraron, y el segundo cedía. Ese golpe debía haberle roto una costilla, por lo menos. Del propio impacto, el muchacho había retrocedido y el arma volvía a estar libre. Con una seriedad mortal, Amanda se agazapó, extendió el brazo derecho y volvió a empezar a hacer girar el mangual, que lanzó gotas de sangre en todas direcciones. Empezaba a volverse buena con ese arma tan peculiar... y empezaba a apreciarla, también.