Partida Rol por web

La noche comienza a caer sobre vuestras cabezas y con ella llegan el frío nocturno y la suave brisa que mece las ramas del árbol en el que estáis encaramados.
Antes de dejaros caer rendidos al sueño sabéis que tienen que anunciar en el cielo qué tributos han muerto hoy, si es que ha muerto alguno. Es entonces cuando os vuelve a venir la imagen de la rubita niña del Distrito 5 que quedó inconsciente y a quien su compañero se llevó como un peso muerto del lugar de la pelea. No habéis oído ningún cañonazo desde entonces pero no apostaríais demasiado por la salud de la pequeña.

Tienes un fuerte dolor de cabeza por el brutal cabezazo que le habías propinado a Duna y contra eso no hay gran cosa así que te pones a rebuscar en tu mochila y especialmente en el botiquín.
- ¿Qué te ocurre? - te pregunta Walter visiblemente preocupado al ver lo que haces. Cuando le respondes rápidamente saca su botiquín y te mira.- Con lo que hay en el botiquín no conseguiré quitarte eso. Si mañana llegamos al límite del bosque puedo tratar de buscar árnica, es una planta que ayudará a que el dolor sea menor y además puede que evitemos que te salga un buen chichón en la frente. Por el momento como mucho podemos darte un poco de esa pomada cicatrizante, pero dudo que te haga algo...

-Gracias, pero no quiero desperdiciar nada del botiquín, cuando lo más probable es que no me haga efecto-. Me toco con cuidado la cabeza, notando dónde me duele más-. Es culpa mía, la próxima vez, utilizaré el puño.

Aún recostada, cierro los ojos mientras pienso en otras cosas para intentar aliviar el dolor.

Cuando Bost ya casi comenzaba a quedarse dormida cómodamente en el rinconcito elegido para esa noche, escucháis el himno del Capitolio:

El cielo se ilumina con el Sello del Capitolio tan grande que casi no os alcanza la vista:

Y tras finalizar la música atronadora del himno solamente una imagen adorna el cielo, la única tributo que ha muerto en el segundo día de los Juegos:

DIA 3:

Amaneceis en un día nublado que más que animaros a seguir adelante en busca de agua parece quebrar vuestras esperanzas.
Aún quedáis 8 tributos vivos en la Arena, no es difícil hacer los cálculos pues hasta hoy han caído ambos tributos de los Distritos 1 y 3 y del resto aún no se sabe nada.
Aún os quedaba una buena caminata para llegar a aquel lago en medio de la nada pero si nada os retrasa deberíais llegar durante el día de hoy y eso os anima un poco a pesar del triste cielo. Bost se levanta con ojeras pues por culpa del dolor de cabeza no ha dormido tanto ni tan bien como ella quisiera. Sin embargo, quedarse en esas ramas más tiempo es innecesario.

Tras recoger las mantas y las mochilas echais a andar sin prisa pero sin pausa siguiendo en dirección este. Aunque parece que el dolor de cabeza de la tributo amaina, el chichón que le ha salido en medio de la frente tardará al menos un par de días en desaparecer.

Después de lo que os parece más de medio día andando y, tras el parón para comer de lo poco que os queda, estais muy cerca del límite del bosque, a lo lejos ya podéis vislumbrar el terreno árido aunque el lago no es visible todavía. Solo algunos árboles que no parecen tener vida crecen en algunas partes de esa seca tierra.

Notais que los árboles cada vez están mas distanciados unos de otros dentro de lo que aún es bosque, y que es un terreno donde esconderse es mucho más difícil.

Todo parece complicarse...

Levanto una mano por décima ve para tocar con suavidad la señal del cabezazo, comprobando que sigue ahí. Con un suspiro, sigo andando al lado de Walter.

-A partir de ahora, creo que deberíamos no hablar, o hablar muy bajo. Es fácil ver a nuestro alrededor.. Pero también nos pueden ver. Los chicos de ayer siguen vivos, y puede que busquen su mochila. Además, seguro que más de uno hemos pensado en ir al lago. No me gustaría encontrarnos con nadie una vez lleguemos, pero puede que no tengamos más remedio.

Mejor será hacerse a la idea.

Hago un rápido recuento de lo que nos queda en la mochila. No es un dato esperanzador.

Pronto tendremos que conseguir comida, espero que las horas que practicamos nos sean de ayuda.

Walter te mira y te sonríe con los labios agrietados y llenos de heridas. La falta de agua es notable ya en ambos pero el ansia no hace que seais descuidados.
Asiente a tus palabras, poco más puede añadir, él mismo llevaba pensando en ello toda la mañana. Aquellos dos no debieron escapar tan rápidamente, al menos no ambos con vida... Si ellos u otros tributos también se han dirigido hacia ese lago no será difícil verles una vez cruzeis el umbral donde el bosque deja de serlo.
- Pero, Bost, tarde o temprano tendremos que ir al lago, acercarnos al agua y quedar visibles. Hemos venido aquí a por agua y no pienso echarme atrás ahora. - te dice el muchacho. Está claro que la sed puede con él, que no será tan incauto como para exponerse así como así, pero tiene algo de razón: tarde o temprano tendreis que salir de la protección del bosque.

Como era de esperar a lo lejos os parece ver algunos pequeños animales en la zona árida, al menos eso deben ser porque veis moverse algo y no es tan grande como una persona. Está claro que estarán habituados a las áreas desérticas o incluso tal vez los Vigilantes se preocupen de que cada animal no se salga de su área estipulada.

A pesar de nuestra preocupación por el agua, la falta de comida puede llegar a serlo. Si es que no morimos antes..

Cazar podría ser una de nuestras soluciones, y ante la vista de animales correteando, no puedo resistir la tentación de intentarlo al menos.

Con precaución, adopto mis pasos para pisar con más cuidado, intentando hacer el mínimo ruido posible, mientras le hago una señal a Walter para que no hago ruido. Tomo por descontado que los ha visto igual que yo.

Salís poco a poco y con paso seguro de la seguridad de los árboles del bosque. No parece haber nadie cerca pero no podéis evitar sentiros observados, incómodos, intranquilos. A cada paso que dais estáis más expuestos a posibles enemigos. La sensación de ser observados en parte es algo ya innato en los Juegos, en cualquier momento pueden estar retransmitiendo sus movimientos por todas las televisiones y pantallas enormes del Capitolio.

Cuando os quedan tan solo unos pocos metros para llegar a la orilla del lago veis no muy lejos algunos animales que os son conocidos: lagartos, escorpiones, insectos pequeños, y a bastante distancia una pequeña manda de animales similares a perros o zorros. Walter se detiene y te susurra:
- Esos que parecen perros me suenan de los entrenamientos. Creo que se les llama licaón, siempre cazan en grupo. A menos que encontremos uno solitario no deberíamos meternos con ellos... - te comenta el muchacho tras meditar un poco, mirando serio más allá al grupo de licaones.

Y es entonces, después de que Walter te haga ese comentario cuando tu compañero da un pequeño salto al lado contrario en el que estba. Tú también has reconocido el sonido que lo ha asustado: a apenas unos 3 pies de distancia una serpiente os mira desafiante. Está claro que habéis llamado su atención.

 No puede ser...

La esperanza de encontrar futuras presas se debilita, ya que al parecer no son animalillos indefensos. Tendremos que decidir si arriesgarnos a cazar uno. Algún día tendremos que cazar, y más vale pronto que tarde.

Antes de que pueda comentarle nada a Walter, percibo la figura silenciosa que se arrastra a nuestros pies.

¿Una serpiente? Lo que nos faltaba.

Permanezco lo más quieta que puedo, mientras miro de reojo a Walter para ver su reacción. Si no nos coordinamos, provocaremos su ataque, y no sabemos si es venenosa.

Ambos os quedáis mirando fijamente a la serpiente, que ha detenido su avance, sin saber muy bien qué hacer. Walter se ha quedado petrificado de puro miedo, deduces que ambos estáis pensando en lo mismo: si os quedais quietos y no la atacais quizá no os haga nada y se aleje.

Sin embargo, quizá sea porque tiene hambre, el reptil se levanta un poco y abre la boca mostrándoosla con fiereza y desconfianza sus dos colmillos, pequeños pero tal vez mortales:

Es entonces cuando tu compañero decide que ya ha visto suficiente para decidirse y sale corriendo en dirección al bosque de nuevo.
- ¡Corre! - es lo único que consigue gritarte.
Los movimientos de Walter son algo torpes al principio por algunas rocas inoportunas que se cruzan en su camino. La serpiente parece que no va a dejar escapar a unas presas tan grandes fácilmente.

Tanto Walter como tú intentáis salir corriendo, huyendo de los peligrosos colmillos de esa serpiente, pero tropezáis torpemente durante los primeros pasos hasta que lográis centraros en la huida, en esquivar las piedras rocosas que inundan aquel lugar arenoso y desolado. Como único pensamiento el regresar al bosque y dejar atrás al reptil que os ha amenazado claramente con sus gestos.

Ésta, sin embargo, parece que pretende seguir vuestros pasos, quizá porque considere que sois dignos enemigos y simplemente porque quién sabe lo que han podido hacer con ella en el Capitolio antes de soltarla en ese inhóspito lugar. Es bien sabido que, aparte de los mutos (animales con aspecto de lobo enorme que parecen ser transformados con los tributos muertos), los Vigilantes, que son quienes controlan todo lo que sucede en la Arena, se las apañan para crear nuevas especies peligroas de animales... o sencillamente implantar en animales normales y corrientes una sed de sangre y venganza impropia de ellos.

Sea como fuere, por mucho que corréis, la serpiente os va siguiendo, reptando por el suelo, sin apartar su vista de vosotros.

Una vez que el bosque está a tan solo unos pocos metros Walter consigue acelerar considerablemente hacia la linde del mismo. Por desgracia, no es el único que consigue acelerar su movimiento, pues las eses que hace la serpiente al perseguiros cada vez se dibujan más rápidamente en la arena.

En un último esfuerzo ves cómo Walter te adelanta y se cuela de un salto en la protección que ofrece el bosque, donde ya hay muchos más árboles. Alcanzas a ver que, mientras tú tienes a la serpiente casi encima, tu compañero consigue subirse a un árbol, no muy alto, pero al menos no será tan fácil que la serpiente llegue hasta él por mucho que sea capaz.

Sin embargo, al volver a girarte ves con horror cómo el animal ha llegado a tu altura y abre la boca con intención de morderte en la pierna o el tobillo, donde pille realmente. Pero en un último momento tu tobillo escapa de la mordedura, dejas atrás a la serpiente que parece haberse quedado atrapada entre dos rocas que estaban demasiado juntas incluso para ella.

Walter, desde su posición ve con poca claridad lo que ha sucedido porque desde que se subió al árbol ha dejado de verte por culpa de las ramas y hojas de árboles cercanos.
- ¡Bost, estoy aquí! - te grita esperando verte llegar en cualquier momento.

Por primera vez desde que empezaron los juegos, he sentido la presencia de la muerte camuflada bajo los dientes de esa serpiente.

Por suerte, parece que la fortuna me sonríe, ya que de forma increíble la serpiente falla en alcanzarme.

Aprovechando la oportunidad que se me ha dado, salgo corriendo después de dar media vuelta, intentando seguir el rumbo que ha seguido Walter. Corro con todas mis ganas, aprovechando el aporte de adrenalina. Oigo la voz de Walter, y alargando la mano como si pudiese alcanzarme, grito en forma de súplica:

-¡Ayúdame a subir! - A pesar de no haber visto a la serpiente seguirme, no me gustaría quedarme abajo, sabiendo qué ronda por el suelo.

Aliviada al ver que la serpiente se queda atrapada sigues corriendo, ahora con un acelerón que no te lo crees ni tú, hasta que escuchas la voz de Walter llamándote, haciéndote saber dónde está.
Frenas justo a tiempo de no comerte el tronco del árbol en cuestión y, con la ayuda de Walter que te ofrece su mano para que subas, consigues trepar rápidamente y sin dificultad, de hecho consigues subir más alto de lo que estaba tu compañero.

- Quizá deberíamos esperar a ver si la vemos pasar y permanecer en silencio. Las serpientes no tienen oídos pero se guían por las ondas de los sonidos, y no me gustaría que nos encontrase y se pusiera a trepar hasta aquí. - te comenta en voz baja, aún respirando con dificultad a causa de la carrera, el miedo y la adrenalina del momento. Es hora de calmarse, de no destapar vuestro escondite en lo alto de ese árbol.

Es en el momento en que comenzáis a guardar silencio cuando oís un grito desgarrador de un chico, de dolor y sufrimiento, que viene de no muy lejos de vuestra posición.