Partida Rol por web

Hago un gesto amable cuando pregunta. 

-Rodrigo. Hemos sido invitados por... saco la nota discretamente y se la enseño... el Conde

Amelia le hizo sonreir de una forma lobuna, aquella persona comenzaba a gustarle, aunque solo fuera por aquella forma de pensar. Y parecía instruida, eso siempre captaba su atención. Se levantó con la nota y la miró a trasluz para observar algo en ella.

- Bien - Dijo Alberto - Habrá que ponerse en marcha.

Fueron al sitio en cuestión, esta vez conjuntamente, y llegaron a la vez, la casa era impresionante, su definición de rico crecía exponencialmente y empezaba a distanciarse muchísimo de su situación actual, solo por esa nueva perspectiva la noche estaba mereciendo la pena.

Por el camino una charla circunstancial aunque su charla se centró en Amelia y su comentario sobre el greco, pregunto con curiosidad e insistencia sobre el tema. No era un tipo hablador y entre frase y frase dejaba silencios que las subrayaban, dotándolas de un caracter intimidatorio, lo hacía sin pretenderlo, eso quedo patente tras un minuto hablando con él. 

Rodrigo enseñó la nota(pues al final la había cogido en ultimo lugar y se la había guardado él) cuando se dirigió al chico por lo que Alberto esperó a ver que 

En el camino termino tirando la colilla del cigarrillo, que rueda por el empedrado hasta caer a una alcantarilla o lo que sea su destino final. 
Intento solventar las preguntas que me hace sobre el cuadro y lo que aprendí en la Universidad o leyendo algunos libros. En un momento mientras hablo de lo que representa para algunos digo una de mis frases favoritas -Dios no existe y si existiera no creo que le gustara que le representaran en un cuadro.

Miro el destino y niego para mi, cada vez me parece mas un burdo intento de trampa de a saber que. Guardo las manos en los bolsillos del pantalón, viendo el desarrollo de los acontecimientos. No me gustaba Rodrigo, se había apropiado de la nota, de la situación y eso era bueno para mi en cierto modo, pero también malo si la cagaba.
 

Miro de reojo con cierta desidia cuando suelta semejante comentario

 -Dios no existe y si existiera no creo que le gustara que le representaran en un cuadro.

- Muchos que dicen no creer le invocan cuando no ven salida... -  Dijo con cierta sorna - Igual no existe, pero lo necesitamos, eso está claro. - Una sonrisa cínica mientras encendía un cigarrillo con un fósforo.

-Esos son los débiles de mente y corazón, los que realmente queremos algo solo rezamos a quien se debe y es a nosotros mismos - niego mientras saco un cigarrillo de los que llevo echos y le tiendo la pitillera metálica algo ajada y con golpes [algunos podrían pasar por impactos leves de bala] - La religión no es nada mas que el opio del pueblo que nos ponen los gobernantes delante, para que no pensemos en lo mal que lo están haciendo

-Sin nombres -dice el portero cogiendo la nota de Rodrigo, la alza para mirarla a contraluz y os da un recibo a cambio, hasta entonces no os deja pasar.

Lo primero que os llama la atención es que parece haber varias mujeres sirviendo copas, todas ellas ligeras de ropa. Una de ellas os toman los abrigos y los deja en el guardarropa. 

El vestíbulo es una estancia amplia que se prolonga en forma de pasaje hasta el fondo. A la derecha, un mostrador de mármol brillante y el guardarropa. Cerca de la entrada hay una pequeña puerta en la que hay un letrero de "privado". Rodeándoos hay unas alegres señoritas con ropa excitante y ajustada, a la que Madame Ju está bastante acostumbrada, labios pintados de encarnado y ojos resaltados. Al fondo se puede ver una escalera y una puerta y, a lo largo del pasaje, una entrada con cortina a la derecha. Está más allá del mostrador. La iluminación se basa en lámparas situadas a los lados y en el techo. El suelo es de moqueta y las paredes también.

El portero os conduce al cabaret, que está ubicado en la pared izquierda, siguiendo el amplio pasillo. Un poco más allá de esta puerta hay una entrada tapada con una cortina en la pared contigua. Al entrar veis que hay un espectáculo de revista. Ahora actúa una bella muchacha que canta una canción muy sensual.

Es una estancia amplia y las mesas están dispuestas en torno al escenario, que es redondo y de parqué. El escenario es móvil y se puede transformar según la actuación. En el cabaret hay caballeros y señoras, y también jovencitas de pago que acompañan a hombres solitarios. Las mesas de los presentes son redondas y tienen pulcros manteles blancos. En todas hay bebidas tan caras que, con su precio, se podría alimentar a una familia durante meses. No escasea el caviar ni el salmón más fino.

Os sientan en una mesa y os sugieren que pidan una botella de champán. Al acabar la actuación, os dais cuenta que detrás vuestra hay un hombre enjuto, elegante y enmascarado.

-Bellísima, ¿verdad? Es la flor de este lugar. No hay ninguna mujer en el mundo más hermosa y con más talento. Adoro cuando canta Amado mío.

Aplaudo entusiasmado por la voz de la muchacha sujetando la pipa con los dientes.

-¡Qué maravilla de canto!

Ignoro la voz a nuestra espalda y sigo con la mirada a la muchacha hasta que se pierde en el camerino, entonces me giro para ver quien se refiere a nosotros

Con la boca a medio abrir mira como la muchacha deja la pista.

Mas para onde você vai, minha amada?

Se le pierde un poco el brillo en sus ojos al perderse la joven detrás de la cortina.

Da un respingo que no oculta al ver al hombre, se había metido demasiado en aquella interpretación.

Oh sí, é belissima. Le dice todavía en portugués, parece estar desorientado por un momento. ¿Cómo... Cómo se chama la joven?

Al ingresar al lugar puedo tomar nota del despliegue y organización de las mujeres, muy tentada a conversar con ellas para saber si les apetece una propuesta mejor de mi parte. Solo que contengo un poco el ímpetu de querer llevarme alguna a La rosa negra ya que mi estadía aquí tiene otro objetivo. 

No obstante una vez tomamos asiento, es una maravillosa voz la que vislumbra en todo su esplendor. Con una sonrisa en mis labios, no pierdo detalle del cantante y mi otro compañero, que embobados permanecen allí atentos a cada movimiento de la mujer. Por mi parte no me sorprendo, al estar acostumbrada a ver tanta chica preciosa en todos los sentidos. 

Solo si me sorprende la extraña voz que suena detrás y al girar es un hombre enmascarado quien se dirige al grupo. 

—Vaya, innegable el talento. ¿Por qué la máscara noble caballero?—pregunto directa, sonriendo. 

Genial, un burdel el mejor lugar para hacer negocios para algunos. No se en que piensan, si con la entrepierna y esa solo en tirarse lo que se les ponga por delante aunque sea pagando. Hedonistas. 
Guardo mi gorra en el bolsillo del abrigo antes de dárselo a la chica, la ropa que llevo oculta mis formas aunque ya de por si las llevo ocultas.
Sigo a los demás mientras observo cada detalle del lugar, a cada persona con la que nos cruzamos y sobretodo a las que estan sentadas en las mesas viendo el espectáculo. Pediré lo que quiera y no lo que ellos me aconsejen, si al final nos toca pagarlo mejor que sea agua. 
Giro levemente mi cabeza hacia nuestro interlocutor, mientras a dos de mis acompañantes varones se les va la vista con la cantante. 
-Sobre gustos cada uno tiene los suyos - replico mientras doy otra calada a mi cigarro liado al que ya no le queda casi nada para apagarlo en uno de los platos vacíos de la mesa. Paso el brazo por el respaldo de la silla y le miro absolutamente descarada, de arriba a abajo, sonrió taimada esperando que responda a la mujer del grupo, bueno a la otra mujer. 

Antes las ácidas palabras  sobre la debilidad del alma del común de los mortales y de la necesidad de la religión como medio de distracción esbozo una cínica sonrisa y sencillamente dijo:

-Muchos son los corderos y pocos los depredadores, sino el mundo seguiría siendo una eterna revolución. - Luego miró a su interlocutor y mirando su reacción añadió - Por otro lado si me tienen que distraer prefiero la carne que el espíritu como distracción. - Como no tenía muy claro algunas cosas de este extraño compañero su reacción le interesaba.

Pero sus palabras quedaron interrumpidas por el portero con esas dos palabras escuetas, como no, el misticismo y el misterio fueron perpetuados un rato más al menos.

La actitud de "privacidad" fue en consonancia con el ambiente que allí encontraron, de moral laxo y de despiadado mercantilismo con la carne y el espíritu, de momento veía la carne pero de buen seguro habría algo capaz de elevar espíritu en más de una manera si preguntaba por ello.

La música y la mujer le pasan desapercibidos, como un lobo analiza rostros y actitudes, buscando a aquellos en cuyo alrededor se han formado las cortes más grandes, denotando mayor poder adquisitivo y mayor predisposición a desprenderse de ello.

- Pide y recibirás - Dijo siguiendo al grupo, por lo apropiado de sus palabras antes de ingresar al local y lo libertino del lugar.

No parecía entusiasmado por cuanto le rodeaba, ni siquiera impresionado, sencillamente indiferente, había tenido que hacer muchos negocios en lugares como aquel y no eran de su agrado, después de un tiempo se perdía el gusto opr ellos y algo más normal de repente se le antojaba mucho más especial. Desgraciadamente pocos reconocían que esa era al gran verdad de aquellos sitios, lo único interesante que tenían era la aventura de hacer algo prohibido y rara vez había una segunda razón para volver mas allá de lo importante y atrevido que uno se sentía las primeras veces, pero claro, no se podía decir aquello en  público sin herir las sensibilidades o inseguridades de algunos, ni dañar la reputación de la hombría de uno mismo, y si eso se perdía había que romper unas cuantas rodillas para recuperarla.
Se sentaron para escuchar la canción y al lado de su mesa se colocó un hombre.

- No hace falta que sea la más hermosa a ojos de todos, solo a los ojos adecuados. - Respondió esquivando contestar a su pregunta y tratando de suavizar lo brusco de la respuesta de Amelia. - ¿Es usted nuestro, muy amable, anfitrión? - Le sonrió y mirando alrededor, como si se recrease en el local, y de ese modo buscó hombres, jóvenes y fuertes que tuvieran la atención puesta en sus personas, en lugar de las maravillas que ofrecía aquel lugar(alguien que manejara tanto dinero podría llevar un par de sombras por protección, conocer sus rostros podían ser de utilidad en el futuro)

-Gilda -dice haciendo referencia al nombre de la cantante, pide a un camarero que traiga champán-. Les agradezco la espera, el asunto que tenemos que tratar es de extrema gravedad. Hay un grupo de anarquistas que intenta preparar un atentado contra su rey. El objetivo es detener al comando de anarquistas y descubrir quién lo financia. Parece que el mecenas coordina varios grupos. Es vital encontrarle para cortar todo esto de raíz. Me han llegado noticias de que el financiador es un hombre al que apodan el Juguetero.

Los informes dictaminan que el Juguetero es muy escurridizo y actúa con una precisión matemática. Su gente ha robado varios bancos y promovido atentados contra altas autoridades. La más grave contra el general Primo de Rivera, aunque resultó fallido. La bomba iba oculta en lo que aparentaba un simple juguete para niños, que venía envuelto con papel de regalo. En cada ocasión el juguete es distinto. Se ha hablado también de que la mecánica de algunos de esos juguetes es tan perfecta que escapa a la tecnología conocida, incluso que el Juguetero coquetea con los espíritus para conseguir sus propósitos. Aparte de que quienes le sirven tienen una fuerza y resistencia sobrehumanas. Sin embargo, aquellos individuos que estuvieron a punto de ser capturados se suicidaron con cianuro antes de poder detenerlos.

Es probable que solo sea cosa de superchería, pero desde que desapareció la Inquisición están sucediendo cosas muy raras en este país. Si quieren más detalles tendrán que hablar con la Guardia Civil.

Señores, temo que se intente un atentado contra mi persona o contra mi familia. Su reputación les precede, espero
que sean un buen complemento a la labor que están haciendo los personajes más competentes de las autoridades españolas. Cualquier precaución es poca en estos tiempos. Recuerden, además, que la discreción es muy importante y que esta misión es absolutamente secreta. Este es un trabajo de infiltración, no deben mencionarme en ningún caso, y mucho menos hablar de lo que están haciendo con nadie, salvo con el director general de la Guardia Civil.

No lo olviden: su misión será ayudar a detener a los implicados en esta trama, presentarlos ante las autoridades con pruebas de sus actividades delictivas, y, sobre todo, dar explicación a aquello que no parece tenerla. Tienen permiso para utilizar la fuerza si es preciso, aunque responderán por sus actos si hieren a inocentes.

¿El juguetero?... O fabricante de brinquedos...

Le da un trago a su copa terminando de traducir el mote de aquel hombre mientras lo escucha

Bueno, los hombres mágicos siempre son mais reais do que parecen. Yo conozco uma historia para criançaa que fala sobre isso, eu puedo cantar para vocês encantado

Les dice con un guiño general, intentando calmarse a sí mismo por la fama de aquel "juguetero"

Más, nosotros tenemos permiso, pero... ¿Tenemos algún papel para provar que nós lo tenemos?

—Bien dicho y totalmente de acuerdo—respondo al primer comentario de Alberto. 

La explicación que ofrece el hombre enmascarado tiene ciertas luces y sombras, si bien el hecho de que exista un hombre capaz de hacer algo semejante me resulta poco creíble, la cuestión es desentrañar el misterio y atrapar al sujeto que viene acojonando a todos con su leyenda. No obstante me inquieta saber algunas cosillas antes. 

—¿Dónde se lo ha visto la última vez? ¿Algún dibujo suyo o fotografía? —pregunto interesada. 

Claramente la pregunta de mi compañero es interesante, está claro de que si tenemos vía libre al menos quiero estar segura de que así sea y no termine siendo un acuerdo de palabras que a los hechos, pues no tiene sentido. No estoy para la labor de que la ley me persiga, considerando a lo que me dedico. 

Atentado, anarquistas y su rey en la misma frase hace que me ria, por lo divertida de la afirmación o incluso por asumir que es mi Rey. 
Podria preguntar por ese Juguetero, pero si bien se es que ninguna de las celulas anarquistas se fia demasiado de otra. A esta les deberia enseñar como poner bien una bomba y que se hubieran cargado al cabron de Primo de Rivera, me lo debe por mi familia.
Cuando no se sabe como se ha echo algo, es magia. Malditas supercherias que se mueven en este mundo y que muchos utilizan para provocar miedo en los demas. 
-Claro, la Inquisición y volvemos a la quema de brujas, a acusar a la gente de herejes sin tener prueb.... Es verdad, ya lo hacen sin tener algo asi, entran en casas y se llevan a la gente - la mirada que le echo simplemente es de lo que es, asco y desprecio, un apice de ira tal vez y si tuviera un arma se la enterraria en el pecho tras golpearlo. Cianuro es algo que no usariam..., usarian los anarquistas ya que un tiro es mas efectivo - Me gustaria poder ver si quedo algo de alguno de los artefactos y la seguridad de que sus perros no nos atacaran si nos ven donde no debemos. 

Me acaricio el bigote mientras escucho atento.

-Entonces entiendo que no contamos con ningún tipo de refuerzo. ¿Equipamiento?¿Un centro de operaciones?¿Hay algún tipo de información o dossier con el que podamos empezar?

Aspiro otra calada de la pipa con fuerza y espero un par de segundos antes de volver a respirar

Los mejores de la policía... le costo reprimir la ironía ¿y que tenían? Nada Un rumor y humo. Un gran ejemplo de lo eficientes que eran.

El sarcasmo de Amelia le hizo mirarla con más curiosidad ¿Simpatizaba con los anarquistas quizá? pero quien la podía culpar. Si estaba allí él siendo quien era, quizá ella tuviera algun contacto o relación con los anarquistas. Alberto dejó a sus compañeros hacer preguntas, un aluvión, como era natural con la falta de explicaciones, o por la vaguedad de los datos y para lo que les pedían necesitarían datos, muchos datos, todos los que hubiera el tampoco se quedó sin hacer sus preguntas.

- Seremos discretos y supongo que gozaremos de la colaboración del director general de la Guardia Civil. ¿Como le contactamos? - Preguntó

- ¿Cuando dice infiltración, espera que nos unamos a esa gente y actuemos como agentes dobles? - Preguntaría acto seguido.

- Como ve todos tenemos aún muchas preguntas. - Sonrió relajado. - Sintoma de que estamos entusiasmados con el trabajo.

Hay algo en ese hombre que os llama la atención, su mirada os atrae, como si ya lo conocierais de algo, sus gestos..., de repente un gesto característico hace que reconozcais al hombre de la máscara, ¡no es nada menos que el rey Alfonso XIII!