Partida Rol por web

-Deberán ir a la Guardia Civil, ellos les informarán de todo lo que deben saber, tendrán su cooperación. Alli les informarán de todo lo descubierto y les proporcionarán las pistas que piden y desean. Trabajaran en colaboración con la guardia civil, y así se aseguraran de tener su protección

El hombre se levanta y os hace un gesto de despido

-Tengan mucha suerte, espero que consigan atrapar al Juguetero, la vida de muchas personas dependen de ello

Un tanto sorprendida por quién está detrás de la máscara, intento no manifestar una clara expresión que revele aquello y mientras desvío la mirada hacia el cantante de fado, vuelvo a mi centro en cuestión de segundos. Por suerte aquel misterioso hombre, del cual no pienso de momento hacer mención de su identidad, nos indica los pasos a seguir y claramente es hora de partir. 

—Iremos allí de inmediato. ¿Algo específico que debamos decir para que nos ayuden? Me refiero a que somos cinco personas que de repente están metidos detrás de un sujeto...—digo a modo de respuesta y continúo—. ¿Están al tanto de nosotros? ¿Saben que trabajaremos en conjunto?

Tras hacer aquellas preguntas, de las cuales aguardo una respuesta, voy pensando en el paso siguiente. 

Se va a ese intercambio de miradas con Madame Ju, pero sus ojos muestran un poco de nerviosismo.

Sí sí; y, y... ¿Ellos já saben sobre nós, no?

Heitor esperaba que tomasen el mando sus compañeros respecto al tema de contactar con la Guardia Civil. En cierto modo les respetaba y temía, todo a la vez. No le tenía ningún cariño a los inmigrantes que tuviesen los bolsillos medio vacíos, fuesen legales o no, y menos si no podían esconder su origen, como a él le ocurría.

Aunque con esto tal vez pueda regular un visado mejor.

Piensa y se echa un poco hacia atrás, destensándose un poco, parecía que aparte del pago podría recibir algo que era un poco más complicado

Cuando caigo en quien es estoy apunto de soltar un "Majestad" pero mi discreción frena mi admiración. Y simplemente asiento sacando lentamente la pipa de la boca. No es la primera vez que veo al monarca, pero desde luego es la primera que es tan cerca, de manera tan secreta y tan personal.

Asiento despacio

-Así lo haremos.

-La Guardia Civil sabe de vuestra presencia, les dije que irían en cuanto hablasen conmigo, por lo que les estarán esperando para ponerlos al día. Mucha suerte y el País estará en deuda con vosotros

Sin más vuestro interlocutor se marcha

Heitor apura el trago de un sorbo, quería que el trámite con la policía fuese rápido y frutifero. Deja la copa encima de la mesa al terminar y choca las palmas para acabar frotándoselas.

Bom, ¿vamos?

Le dice a los demás mientras le tiende el brazo a Madame Ju

Nos deja como llegamos, para eso que nos hubiera mandado directamente al cuartelillo al menos no hubiera gastado las suelas de los zapatos mas veces de las necesarias y solo para ver los excesos que se gastan algunos.
-Os espero fuera - digo levantandome y volviendo a salir por donde entramos para que me de el aire. 

Tras las palabras dichas por aquel enmascarado, simplemente termino de beber lo que he pedido y al ver que Heitor me ofrece su brazo, lo acepto gustosa reflejando una bonita sonrisa coqueta llena de sensualidad. 

—Cuanto antes hagamos esto, más tiempo libre habrá después—digo divertida. 

Y me dispongo a salir de allí junto al cantante de fado.

Alberto asintió, no le gusto oir que la policía tenía constancia de él.

- Entonces debemos ponernos en marcha - Dijo sin más.

Hizo una inclinación de cabeza y junto a los demás se fue meditabundo. Que asunto mas raro y que empleador más excentrico, tenía pocos datos al respecto del juguetero, de momento ¿Por donde empezar?

-Adelante. Digo sacudiendo la pipa sobre el cenicero y rascándola con el atacador. Sonrío al comentario de la mujer sobre empezar cuanto antes. La verdad es que también tengo algo de impaciencia por ver como se desarrollan los acontecimientos.

-Se supone que nos están esperando ya allí ¿no?, ojalá que nos hayan preparado unas tortillas o algo en la fiesta de bienvenida... No comí nada desde que bajé del tren. Bromeo mientras me pongo el abrigo de nuevo y avanzo junto a la mujer y el portugués.

Siguiendo las indicaciones del misterioso hombre os dirigís a la Dirección General de la Guardia Civil para poder obtener más datos. En cuanto entráis veis rostros serios, ropas verdosas y tricornios de fieltro enfundado de hule. Cuando os identificáis os registran en busca de armas, requisandoos todo lo que pueda parecer peligroso hasta vuestra salida, después os conducen para que podáis ver al director general.

La sala de espera es un cuarto pequeño y mal iluminado. Tiene una pequeña mesa con algunos periódicos atrasados. Al rato llega un hombre que os conduce al despacho del director. Cuando se presenta ante él, se cuadra:

-Excelencia, aquí están las personas que estaban esperando para una entrevista.

-Gracias Rodríguez, hágales pasar

El director, Ricargo Burguete, es un hombre de 55 años, un militar curtido de constitución robusta que parece que en su vida no ha hecho más que trabajar abnegadamente al servicio de la patria. El poco pelo que le queda es oscuro y lo lleva repeinado hacia atrás, las puntas de su bigote bien recortado se tuercen de forma elegante hacia arriba y lleva la barba afeitada. Viste el uniforme que corresponde a su rango y en él hay un aura de respetabilidad palpable.

El teniente general os mira de arriba a abajo.

-Tomen asiento. Lamento que solo tenga dos sillas, pero no estoy acostumbrado a recibir grupos. Bien, ustedes dirán.

A Heitor cuando les comienza a cachear le dicen

"Usted, quítese los zapatos"

Oh, ¿meus sapatos? Son muito feos, mira.

Le insisten en que se los quite, y él de mala gana se los quita, pero se rehúsa a darlos, definitivamente le requisan un cuchillo con motivos marinos que el cantante guardaba allí por alguna razón.

Eu lo quiero de vuelta

Entra a regañadientes allí, parecía que les estaban mirando con lupa, y era la primera vez que conseguían requisarle ese cuchillo tan bien escondido.

"Y la guitarra también"

Le dice uno de los policías, un tanto molesto.*

Una vez en la sala le señala a sus compañeros invitándoles a que tomen asiento, en especial se lo cede a Madame Ju. Parece que él prefiere quedarse un poco más atrás durante esta reunión. Que le hubiesen quitado su preciado cuchillo y además su guitarra no le había sentado nada bien.

Finalmente nos disponemos a salir de allí y cuando quiero acordar estoy en aquel lugar que en si, no es de mi agrado. Si bien debo llevarme muy bien con la ley, tampoco es que lo frecuente demasiado por el tipo de trabajo que tengo. Lo bueno es que pese al cacheo, donde me quitan el arma que llevo en mi muslo, no sucede nada demasiado significativo. 

Así que caminando junto a Heitor nos recibe aquel hombre, sin prestar demasiada atención a su apariencia tomo asiento cuando mi compañero me lo indica y aguardo un tanto impaciente a lo que tenga para decir. 

—Buenas tardes Señor, el motivo de nuestra visita es ser informados sobre el juguetero así podemos seguir su rastro y quién lo dice... ¿Cazarlo?—digo en un tono suave. 

Y espero por respuesta, demasiada burocracia, a ver cómo lo sobrellevo con esto de ir a un lado y al otro mendigando información. 

Retuerzo la gorra mientras espero en la puerta, no me gusta nada todo esto. Tengo unos compañeros mas que extraños y que no han dicho nada de ellos, no puedo confiar, aunque no negare que el tal Alberto parece interesante. 
Creo que se merece saber algo que los demas no le van a contar, asi que encuanto sale, le hago un gesto para que espere e irnos a un lugar donde no nos oiga nadie. *
*Odio ir a uno de esos cuarteles, me recuerda el periplo con mi madre para poder encontrar a mi padre y mi hermano. Todos son iguales, las mismas salas, los mismos muebles para  que te asustes y pierdas la esperanza. No, no estas acostumbrado, solo a las viudas e hijos de los desgraciados a los que traeis a estos lugares. Ya se quien se va a sentar, la dama que no se separa el cantante que se ha convertido en su caballero de brillante armadura.

*- Lo que voy a contarte, es algo que puede que sepan los demas pero no creo que te lo cuenten. El hombre con el que nos hemos encontrado dentro, le llaman el Africano. Estaria en una de sus multiples salidas para desfogarse, ha salido a su abuela. Ella una puta, el un putero.*

Alberto se siguió dejando llevar por aquel circo, un tanto aturdido y despistado hasta el momento. Y. de repente estaba rodeado de guardias civiles. Cuando le registraron encontraron una porra y un revolver.

No pudo evitar fijarse en las armas que llevaban los demás, deformación profesional. Y el cantante cada vez que hablaba la boca le desconcertaba ¿Hablaba mal a proposito para no hablar con ellos o no sabía hablar castellano normal?
Empezaba a pensar que iba a estar solo en este periplo* cuando la librera se le acercó.

*Alberto aprendía una palabra diaria para tratar de subsanar su falta de educación, llevaba un diccionario siempre consigo. A veces cuando una palabra le sorprendía con su significado aprendia mas de una en un solo día. Poco a poco había dejado de hablar como un paleto el 90% de las veces.

Os dais cuenta de que al miraros el teniente general hace un gesto de desprecio

Alberto sonrió a su compañera/o

- Buenas noches...- Hizo un gesto como si tratara de recordar algo para añadir a continuación- Si ha dicho su nombre no lo he escuchado, lo siento. - Le dijo 

Hizo un gesto ante lo que ella le dijo, uno de agradecimiento.

- Le agradezco la información. ¿Cuál es su ámbito de influencia? ¿Se conoce? Imagino que debe estar conectado con gente importante para jugar a juegos tan .... elevados - Dijo

- Veremos que mas nos dicen, pero ahora mismo todo esto me parece un tanto excéntrico. Meter a 5 personas a quien parecen haber seleccionado al azar para un asunto político.... La palabra prescindibles me ronda la mente y me pongo muy nervioso. - Reconoció en un susurro a su oído.

Esbozo una medio sonrisa y le miro, pensando que contestarle.
-Puedes llamarme Pere, todos lo hacen menos mi madre pero a ella se lo permito. - a mi madre la permito demasiadas cosas y a mi hermana, pero son mi única familia. Me encojo de hombros - Puedo asegurar que no en mis círculos, si hubiera tenido un arma y hubiera sido en otro lugar le hubiera echo otro ojo en esa cabeza. 

Yo entiendo por que puedo haber sido elegido, pero prescindible es algo que también se me ha pasado por la cabeza. Y cuando termine todo hacernos desaparecer como hacen desaparecer a muchos, asi no molestaría que contáramos quien nos contrato para esto.  En cuanto al Africano, creo que demasiada influencia aunque tenga a alguien que supuestamente la lleve ahora. Pero que puedes esperar de un bastardo al que han puesto en un lugar asi, solo por ser hijo de.