Partida Rol por web

Tras lo que parece una eternidad Andrith recupera la consciencia. No sabe si fue el chocar de las olas contra su cuerpo o los contínuos gritos del capitán los que hicieron que volviese en sí, pero no le importa... está viva, o eso cree pues le duele todo el cuerpo.

Poco a poco abre los ojos y tras la desorientación inicial, se da cuenta de que se encuentra en una playa y puede ver a Itzaina en pie, a lo lejos. Intenta levantarse, para que sepan que está bien y ayudar a los otros, pero le fallan las fuerzas.. está débil y su armadura pesa demasiado.. Decide permanecer en el sitio, en ese momento no le importa mojarse o que la armadura pueda oxidarse.. ya se ocupará de todo eso luego, lo importante es que está viva y por eso sonríe.

Gracias, gracias por no permitir que me ahogase... piensa antes de comezar una sincera plegaria a Bahamut mientras recupera las fuerzas.

Han pasado unos pocos minutos, se siente más fuerte, y cuando intenta incorporarse lo logra. Al hacerlo la cabeza le da vueltas y no puede evitar vomitar toda el agua salada que había tragado pero después se siente mejor. Lentamente se acerca hacia donde están Itzaina y el capitán por si necesitan de sus artes curativas.

Seguramente necesitaré la varita.. estarán heridos piensa mientras avanza y en ese momento se da cuenta de que su bolsa no está a su espalda. Asustada, pues todo su equipo estaba allí guardado, busca por la orilla. Cuando deja de buscar y la da por perdida levanta la vista y allí, aún enganchada al madero que la llevó hasta la orilla encuentra su morral.

Ya entonces continúa, despacio, hacia los demás supervivientes, hasta llegar a su altura.

Me alegro de que estéis bien. ¿Habéis comprobado cómo se encuentran? si hay alguno herido puedo ocuparme de él... habla despacio, pues tiene la garganta seca e irritada por la sal

Ron abrió un ojo.
Madera... Parecía que seguía agarrado al trozo de mástil giro la cabeza y vio el resto de la playa, los gritos del capitán le habían devuelto la consciencia. Notaba un dolor sordo el el cuerpo, con sumo cuidado solto la presa con la que se aferraba al trozo de madera.
La garganta irritada le castigo cuando fue a gritar, era mejor levantar el brazo y agitarlo para visar que estaba consciente.
Miro a su alrededor para ver si había alguien que necesitara su ayuda.

El Capitán se acerca a los ahora náufragos y les ayuda a incorporarse, por toda respuesta a Itzaina se limita a señalar la playa y los cuerpos apilados de varios marineros y pasajeros, así como a algunos que se levantaban con dificultades. Como puede ver son pocos los sobrevivientes, desconozco si todos sus amigos están bien...

En eso Andrith se acerca ofreciéndose a ayudar. Nos haria un gran favor curando a los heridos, un que veo que los sobrevivientes no parecen haberla pasado "tan" mal, por lo menos todos pueden caminar pos si mismos.

En ese momento llega corriendo un marinero quien interrumpe la conversación, se le nota cansado pero contento.

Señor, Señor, hemos encontrado un pequeño pueblo muy cerca de aquí!!!, No parece gran cosa pero seguramente podremos encontrar donde refugiarnos,

Tranquilo, tranquilo, ya veremos, por el momento lo mas importante es cerciorarnos que no dejamos ningún herido en la playa, me gustaría dar sepultura también a los muertos pero no estoy seguro de que eso sea posible. El capitán observa la terrible tempestad que se desarrolla cerca de allí, en cualquier momento alcanzara la playa y quello no pinta nada bien...

Enseguida se gira hacia las dos mujeres. Ojala puedan ayudarme a auxiliar a los heridos, lo suficiente para que puedan caminar por si mismos, debemos encontrar refugio de inmediato y ese pueblo suena como la mejor opción...

Me levante, aturdido y confuso. No sabía dónde estaba ahora mismo. La última vez que me sucedió eso, estaba dentro del capullo de una araña gigante, amarrado y apresado. Al menos ahora, puedo moverme...

Me levanto, y miro alrededor. Empiezo a recordar lo sucedido. Lo último que recuerdo es el naufragio, y que intenté nadar, agarrado a un trozo de madera. Cuando miro al suelo, el trozo está ahí. Parece que, al menos tuve una buena idea...

Tras estirarme, e incorporarme, compruebo que no he perdido nada. Toqueteo mis bolsillos, por si faltase algo... Parece que está todo. Agarro mi bastón de mago (quizás por eso me costase más nadar) y me pongo a caminar por la playa. A lo lejos puedo ver a mis compañeros, así que decido acercarme a ellos...

Cuando llego, veo que, aparentemente, están todos bien, así que lo único que hago, es preguntar- ¿Qué ha pasado exactamente? ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Qué lugar es este?

Por supuesto, capitán.. empezaré ahora mismo tras estas breves palabras examina los heridos para decidir cuál de ellos se encuentra en un estado más grave y, por tanto, necesita más urgentemente sus dotes curativas. Cuando ha decidido comienza con su trabajo.

Andrith. Me alegra que estés bien. Ron. Ni idea Therk, pero al parecer hay un pueblo cerca, así que seguro que allí hallaremos las respuesta a esa pregunta.

Ante la acertada sugerencia del capitán, y tras sonreír y compartir unas leves palabras con los amigos recién hallados, Andrith, Therk y Ron, mi mirada expresa el pesar de que no todos han aparecido, y mientras Andrith ayuda a los heridos que lo necesitan, empiezo a pasearme entre los restos del naufragio, en busca de los dos amigos que aún faltan por aparecer, Frodo y Fausto, así como de otros supervivientes más peligrosos, como pudieran ser Trish, Valior o alguno de sus hombres.

Nerviosa y temerosa, pues la idea de que Frodo no esté entre aquellos que hemos ganado al enfurecido mar se me presenta aterradora, y que en cambio si lo estén otros, compruebo, aliviada como mi espada sigue colgando de mi ciento, y mi arco, mi mejor arma, sigue presto a mi espalda.

Venga Frodo, Fausto, ¿no me diréis que un poco de agua embravecida ha podido con vosotros, verdad? - me digo a mi misma, ahora con la espada empuñada en mi mano diestra, mientras rebusco entre las maderas y otros restos...

Los aventureros buscan entre los cuerpos en el mar y encuentran a dos de sus compañeros, Ron se encuentra consciente aunque aún aturdido, sin embargo fausto se haya inconsciente y los esfuerzos por reanimarlo resultan infructuosos. pero lo peor, al menos para la elfa, es que por ningún lado se ve rastro de su viejo amigo Frodo, el mediano con él que ha pasado tantas cosas y el único compañero que aún le acompañaba luego de su extraño despertar a los pies de la Fortaleza de los Brazos.

Resignados el grupo ayuda a los marineros y pasajeros sobrevivientes y se encuentran con que también han sobrevivido algunos de los marineros que asaltaron el barco sin embargo no se ve a ninguno de los lideres cerca. En total los sobrevivientes apenas y sobrepasan la docena, tan solo los mas fuertes y capaces han logrado salvar la piel. una vez que se aseguran de tomar todo lo que puede ser útil los náufragos avanzan hacia el pueblo cercano en medio de la lluvia que no solo no se ha detenido sino que nuevamente amenaza con retomar su furia.

Ante el hallazgo de Ron y Fausto, este último sumido en una insistente inconsciencia, debido, sin duda, a la brava batalla ganada contra el mar, logran que una sonrisa florezca en mis labios, pues el saber que están bien alegra a mi corazón y ensalza mis esperanzas de encontrar a Frodo. Con renovadas ilusiones, y por otro buen puñado de minutos, a cada cual más duro, me paseo por la orilla, desenterrando maderos y removiendo cualquier resto de la embarcación en la que viajamos, pero para cuando los supervivientes ya se han reunido alrededor del capitán, con mi propia ayuda y la de otros, mi sonrisa ha desaparecido por completo, sustituida por un rictus serio y preocupado, una expresión que oscila entre el pesar y la desesperación a partes iguales.

Vamos Frodo, ¿donde diablos estás? Va, aparece, deja de esconderte.!! - le grito, en silencio, unas palabras que no son más que meras esperanzas para mi apesadumbrada alma, palabras que me motivan, me obligan a creer que el pequeño mediano sigue con vida aunque en el fondo, a buen recaudo pero sabedora de que está ahí, existe y crece la firme sensación de que mi más fiel amigo puede haber perecido. - No!! No puede ser!! Ha sobrevivido a cosas peores, y estoy segura de que no se ha dejado vencer por un miserable mar!!

Por un lado furiosa conmigo misma, todo y ser consciente que lo ha acaecido no ha sido culpa mía, y por otro sintiéndome intensamente sola y triste sin la compañía de Frodo, me reúno con los supervivientes así como con mis compañeros, y en un prolongado y pesaroso silencio, me uno a la pequeña comitiva, obligando a mis pies a caminar en la misma dirección que aquel que me precede. Mi rostro, salpicado tanto por la incesante lluvia como por mis aciagas lágrimas, se vuelve atrás en un sinfín de ocasiones, pero su recompensa no es más que otro golpe a mi maltrecha moral, otro derrumbe de los pocos pilares que aún se sostienen en pie abrigados por mi menguante esperanza.

Seguro que habrá alcanzado la orilla en otro punto más alejada... ya verás como lo encontramos en el pueblo. - intento animarme, sin mucho éxito, mientras continuo con mi pesaroso caminar...

La búsqueda de supervivientes había sido poco productiva. Había muchos desaparecidos y algunos muertos en la playa. Entre los desaparecidos se encontraban Frodo y los lideres del barco que les había atacado.
Pequeño espero que hayas sobrevivido
Y entre los vivos hay quien no respondía y seguía inconsciente, entre ellos Fausto. Todos se preparaban para trasladarse al pueblo los marineros llevaban a sus compañeros que no podían ir solos. Solo solto un resoplido de resignación y levanto el cuerpo del astuto junto a sus pertenencias cargándolo sobre su hombro, con un gesto de dolor reajusto el peso. Y con voz ronca dio el aviso de que podia avanzar.
Listo.
Camino en dirección al pueblo junto a sus compañeros.

Andrith pasó largo rato cuidando de aquellos que necesitaban de su ayuda por lo que poco ayudó a la búsqueda de otros supervivientes. Cuando, finalmente, llegó el momento de partir hacia el pueblo se encontraba muy cansada pero aún así comenzo a avanzar ayudando a caminar a uno de los marineros cuya pierna no había podido sanar totalmente.

Espero que ese pueblo no esté muy lejos, si nos atrapa la tormenta lo pasaremos mal... Sus pensamientos no eran agradables por lo que decidió que sería mejor guardárselos para ella misma por lo que avanzaba en silencio...

Fausto dormía el sueño de los justos, el sueño de los astutos. Apoyada su cabeza sobre una esponjosa masa de grasa, reposaba soñándose en un bosquecillo, cargado por desnudas ninfas del agua. Sin embargo, no era una flácida ninfa sino Ron, quien cargaba de su inconsciente cuerpo. La cabeza del espadachín, golpeteaba ritmicamente contra la grasa empapada de agua salina, y delirante por el agua tragada, Fausto comenzó a balbucear.

Si...ven a mi preciosa hada del agua... -las manos del astuto, comenzaron a descender por la espalda de Ron-

Que increíbles tetas tiene! Erectas como estatuas de leche...Está buenísima! Si...sin dudas...voy a enseñarle lo que es capaz de hacerle Fausto a una ninfa...va a querer seguirme a todos lados cuando acabe con ella, Zas!
-Soñaba-

Eres preciosa...seguía murmurando...Un néctar para mis ojos, pequeña....
Las manos, apretaban los omóplatos de Ron, como quien ablanda una naranja para sacarle luego el jugo.

Conforme el grupo se acerca al pueblo la tormenta arrecia, entre las densas nubes y la lluvia sin fin, bien podrían estar ciegos ya que en el destello ocasional de un rayo apenas y distinguen las siluetas de quienes están cerca de ellos. las ráfagas de viento crean multitud de aullidos y apenas y pueden seguir por el camino que tienen delante. Un verdadero río de lodo y un bosquecillo de árboles retorcidos a lo largo de una costa rocosa es todo lo que les acompaña por su trayecto. Cuando por fin se encuentran en las cercanías del pueblo el grupo es capaz de ver los edificios viejos y remendados, así como los techos sin tejas. Sólo otro pueblo, al menos eso parece, sin embargo algo en él les eriza la piel, aun que claro, tal vez es sólo el frío y la lluvia. . .

Llegamos, lo logramos... bendito seas Bahamut

Debemos encontrar la posada o, al menos, pedir a agún habitante que nos deje pasar la tormenta en su granero... no debemos permanecer a la intemperie, sobretodo los heridos. Mientras habla busca un edificio de mayor tamaño que pudiese ser la posada, también repara en si hay edificios con luz o están todos a oscuras