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Los brujos

Los brujos

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03/03/2010, 06:37

Notas de juego

No puedes atacarlos sin entrar en el agua por lo menos hasta la cintura.

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03/03/2010, 12:30
Aldricht Renzo
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

me da que no...

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03/03/2010, 15:23

 El medallón vibraba cada vez más. A cada paso que daba el joven brujo el medallón amenazaba, de las vueltas que daba, con asfixiarle. El pico del ave rapaz que representaba, un aguila lo más seguro, se le clavaba a cada golpe en la carne y le arañaba la piel. Sí, no hacía falta medallón para saber que los sumergidos estaban cerca. Pero algo ocurría, en otra circunstancia los bichos se hubieran lanzado contra él, pero ahora no lo hacían. ¿Qué hacía especial esta circunstancia? Porque todo cuanto nos rodea no son más que circunstancias, y circunstancias que nacen de esa primera. ¿Por qué ésta era diferente al resto de su misma naturaleza?

 Por desgracia Nymeros no lo podía recordar. No recordaba lo que le enseñaron sobre los sumergidos, salvo las cosas más elementas. El resto era como si se hubiese esfumado. En cuando la cabeza bulbosa emergió de las cenagosas aguas del lago, el brujo caminó hacia atrás, trazando un molinete, de advertencia, con la hoja de su espada. Dejando claro que en el momento en que el monstruo invadiera el espacio que les separaba, se encontraría con la hoja de su espada dándole una muy calurosa y húmeda bienvenida. Casi tan calurosa y húmeda como las bienvenidas de una puta cuando escucha sonar una bolsa de monedas.

- Tiradas (1)
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03/03/2010, 18:09
Vanya Istahal
Sólo para el director

Desisto en el intento, pues me tengo que aproximar bastante al grupo de monstruos y no pretendo malgastar mis fuerzas. No es lo más conveniente... en caso de que no me quede más remedio y sea el encargo que me espera... volveré. Además... ahora, sin estar segura de que vaya a cobrar por esto... a veces hay pueblos poco agradecidos y mis servicios no son gratis. Miro con recelo a los allí reunidos y vuelvo sobre mis pasos sin quitarles la mirada de encima. Cuando me encuentre segura de que no me siguen y ninguno más se encuentra a los alrededores, intento continuar mi camino hacia la ciudad de Rubiyard.

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03/03/2010, 19:53

 

Las cabezas resultan irreconocibles en medio de tanta piel colgando, sangre seca y los cuervos que se ceban con los restos, así que optas por dirigirte al palacio de Lord Revis.
 
 
Encuentras sin demasiadas dificultades el sitio, y tras exponer tu asunto a los guardias que vigilan el portón de entrada, uno de ellos te indica que lo sigas. El guardia te precede hasta una habitación donde un hombre calvo, de unos cincuenta años, con ojos de buitre y vestido con ropas cortesanas despacha a múltiples criados desde atrás de una mesa llena de papeles.
 
 
- ¡Ah, otro brujo! ¡Ustedes aparecen como moscas sobre un cadáver! ¡Sin duda has venido atraído por los rumores de monstruos que infestan nuestro territorio! Bueno, te diré lo mismo que a los otros. Tráeme cabezas de monstruos muertos y te pagare por ellas. Si eso es todo, ya puedes irte, que estoy muy ocupado – te dice el viejo sin dedicarte más que una rápida mirada.
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03/03/2010, 19:58

 

Decides retirarte y continuar tu viaje hacia la ciudad, decidiendo que matarlos sin una buena recompensa no es de tu interés. Sin embargo, aprovechas la pausa para revisar lo que aun conservas contigo, aunque lo cierto es que es muy poco.

 

Aparte de un chaleco de cuero con tachones, los guantes del mismo material con tachuelas de plata en los nudillos, y tus dos espadas al hombro, solo tienes tu ropa y tu medallón de plata como toda posesión en este mundo. Es un equipaje bastante escaso, pero los brujos nunca se han distinguido por viajar con lujos o pesadamente cargados. Eso no es practico cuando se lleva un estilo de vida errante. Asi que con una maldición dedicada tanto al calor como a los monstruos que yacen bajo las aguas y a los ladrones que te privaron de un corcel, sigues caminando.

 

Varias horas más tarde, sedienta y cubierta por el polvo del camino, llegas a Rubiyard. Nada más cruzar las puertas de la muralla, te recibe el hedor y el ruido de toda concentración humana. Olores de heces, gente sucia, basura en las calles, excrementos de animales en la calle, vagabundos apestosos, gritos, traqueteo de carros, alaridos de chiquillos piojosos y sobre todo, el olor a descomposición de varias cabezas clavadas en picas en lo alto de la muralla.

 

Las cabezas pertenecen tanto a monstruos como a hombres, pero los cuervos no hacen distinciones entre unos y otros. Al andar por la calle principal, puedes ver a 2 esqueletos humanos colgando en sus jaulas, a la vista de todos. Seguramente se trataba de algún tipo de delincuentes o de gente molesta para el gobernante de la ciudad, Lord Revis.

 

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03/03/2010, 20:04

 

Ninguno de los monstruos se decide a salir del agua, así que te retiras y continúas el viaje hacia la ciudad, decidiendo que matarlos sin una buena recompensa no es de tu interés. Sin embargo, aprovechas la pausa para revisar lo que aun conservas contigo, aunque lo cierto es que es un equipaje bastante escaso.
 
Pero los brujos nunca se han distinguido por viajar con lujos o pesadamente cargados. Eso no es práctico cuando se lleva un estilo de vida errante. Así que con una maldición dedicada tanto al calor como a los monstruos que yacen bajo las aguas y a los ladrones que te privaron de un corcel, sigues caminando.
 
Varias horas más tarde, sediento y cubierto por el polvo del camino, llegas a Rubiyard. Nada más cruzar las puertas de la muralla, te recibe el hedor y el ruido de toda concentración humana. Olores de heces, gente sucia, basura en las calles, excrementos de animales en la calle, vagabundos apestosos, gritos, traqueteo de carros, alaridos de chiquillos piojosos y sobre todo, el olor a descomposición de varias cabezas clavadas en picas en lo alto de la muralla.
 
Las cabezas pertenecen tanto a monstruos como a hombres, pero los cuervos no hacen distinciones entre unos y otros. Al andar por la calle principal, puedes ver a 2 esqueletos humanos colgando en sus jaulas, a la vista de todos. Seguramente se trataba de algún tipo de delincuentes o de gente molesta para el gobernante de la ciudad, Lord Revis.
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04/03/2010, 14:26
Aldricht Renzo
Sólo para el director

Su aspecto era facilmente reconocible, y más aún cuando habia competencia en la ciudad. Así lo haré, señor. No es que quisiera mostrar excesivo respeto hacia ese hombre desaliñado que comia como un cerdo, pero las formalidades les encantaban a este tipo de dirigentes vulgares.

Sin más espera, se fue de la sala acompañado por el guardia. Se dirigiría al lago de nuevo. Ahora si parecía un buen destino, con la paga por las cabezas asegurada.

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05/03/2010, 01:12

Regresas al lago y una vez ahí te topas con un pequeño grupo de hombres, armados con una red, una lanza y varios cuchillos y garrotes. Parece que están organizándose para tratar de capturar a alguno de los sumergidos y poder cobrar la recompensa por su cabeza.

 

Al distinguirte, los hombres se miran entre sí, dubitativos, y un par de ellos retroceden tras sus compañeros, quienes empuñan las armas con más fuerza, aunque aun parecen indecisos sobre lo que deben hacer contigo.

 

Mientras tanto, los monstruos continúan al acecho, cerca de la orilla pero sin emerger del lago, esperando a que alguna criatura se ponga a su alcance.

 

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05/03/2010, 05:50
Vanya Istahal
Sólo para el director

Al entrar a la ciudad recuerdo mi ya lejano pasado en aquella granja al lado de un pequeño poblado; después de todo, tenía sus encantos vivir en una forma de sedentarismo tan reducida. En Rubiyard da la impresión de que todo queda sumido en la pobreza e incluso que hay gente sin ocupación.

Sigo observando sus calles hasta ir acercándome hacia la zona de gobierno y obtener algo de información. Sólo sé que por este área rondan monstruos; asique, quiero ver si piden recompensa y si coinciden con los que oteé en el lago, a unos kilómetros o, por el contrario, se trata de otros.
Al ir caminando, presto atención a mi medallón, para mantenerme alerta en caso de que algún monstruo se encuentre escondido entre los habitantes.

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05/03/2010, 06:53

 

Mientras caminas por las calles notas como la gente se aparta de tu lado, e incluso alcanzas a oír murmullos que dicen: - “¡Es otra de esos! ¡De los brujos! ¡Ya hay demasiados monstruos por aquí como para tener que ver a estos merodeando!”
 
 
Sin embargo los murmullos se acallan en cuanto vuelves la mirada hacia quienes hablan, de modo que no tardas en acercarte sin más incidentes al palacio de Lord Revis. Tu medallón vibro algunas veces durante el trayecto, pero entre tanta gente es difícil saber si se debía a algún monstruo, un conjuro o un mago cercano.
 
 
Encuentras sin demasiadas dificultades el sitio, y nada más verte, uno de los guardias que vigilan el portón de entrada te indica que lo sigas. El guardia te precede hasta una habitación donde un hombre delgado y calvo, de unos cincuenta años, con ojos de buitre y vestido con ropas cortesanas despacha a múltiples criados desde atrás de una mesa llena de papeles.
 
 
- ¡Ah, otro brujo! ¡Aunque esta vez es una mujer! ¡Ustedes aparecen como moscas sobre un cadáver! ¡Sin duda has venido atraída por los rumores de monstruos que infestan nuestro territorio! Bueno, te diré lo mismo que a los otros. Tráeme cabezas de monstruos muertos y te pagare por ellas. Si eso es todo, ya puedes irte, que estoy muy ocupado – te dice el viejo sin dedicarte más que una rápida mirada.
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05/03/2010, 07:02
Vanya Istahal
Sólo para el director

Tras varios años viajando no me sorprendo por los desprecios recibidos. Sé que no somos bien recibidos, somos seres ajenos a los humanos y eso les debe asustar.

Al llegar frente al Lord de la ciudad su actitud no es más acojedora. A continuación, me limito a buscar la información que quería cuando llegúe; no sin antes mostrar cierta indignación al trato recibido:

- Ya que voy a despedazar a sus depredadores poniendo en peligro mi vida, podría indicarme, si es tan amable, en qué zonas han sido vistos y si tenían algún rasgo en particular.

Tantos inconvenientes en el camino para recibir otro cordial saludo por parte de los habitantes y el Lord, el cual parece que de educación no entiende. Debería dejarles aquí con sus monstruos y que se enfrentasen ellos mismos.

Tras mis palabras permanezco atenta al guardia.

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05/03/2010, 12:19
Aldricht Renzo
Sólo para el director

La gente se aferraba a un clavo ardiendo si es lo unico que tienen, y asi era como debian sentirse estas personas cuando intentaban cazar a las bestias del lago con unas redes y lanzas.

¿Que se supone que haceis? Me hariais el favor de iros y dejar el trabajo a los profesionales

Me quedo esperando a que se vayan antes de empezar con la caza. Se por experiencia que, a veces, yo puedo ser más peligroso que lo monstruos que cazo.

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06/03/2010, 04:27

- ¿Qué dices? ¿Encima de soportar su presencia tengo que hacer el trabajo por ustedes? ¿Eres una bruja o no? ¡Entonces, búscalos por ti misma! – te responde el anciano con un gesto cargado de molestia e impaciencia, mientras algunos de los que lo rodean sonríen, lisonjeros.

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06/03/2010, 04:29

- Los hombres se miran repetidamente, hasta que un sujeto barbudo y más fornido que el resto se adelanta y te dice: - Nosotros llegamos primero, quien quiera que seas, y esta es nuestra tierra. Si quieres a uno de los monstruos, espera tu turno. Y si no te parece, lárgate. Aquí nadie quiere cerca a uno de tu calaña.

 

- ¡Pero si eres más bestia que hombre! ¡Deberías estar allá abajo, con ellos! - grita otro, escudándose tras el primero.

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06/03/2010, 12:14
Aldricht Renzo
Sólo para el director

jeje Sonrío ante los comentarios de los aldeanos. Intentaban ser ofensivos, pero yo estaba más que acostumbrado a este trato y tampoco estas personas eran demasiado ingeniosas. Muy bien, esperaré mi turno.

Me doy la vuelta y me siento tranquilamente junto a un arbol. Cuando os canseis de intentar cazar uno o cuando os tengais que volver con alguna baja, señalo al más enclenque de entre ellos seguramente tu, amigo, entonces podeis avisarme. Saco una pieza de fruta de mi mochila y la muerdo mientras observo sus ridiculos intentos.

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08/03/2010, 13:34
Sólo para el director

- Humanos... - Murmura con desprecio cuando pasa los guardias de las puertas de la ciudad. En Kaer Cam le enseñaron que  los monstruos eran malignos. Pero eran malignos, malos malos, porque mataban humanos. Eran oscuros y habia que matarlos a todos. Mentiras. Burdas patrañas de viejos seniles que vieron tiempos mejores. Brabuconadas de hechiceros que ensaltan a la gente para conseguir sus fines. Y la verdad era muy distinta a lo que se cuenta en los libros. Esa verdad solo se la había escuchado a un brujo, con tantas cicatrices en su cuerpo que podría trazarse un mapa de los Reinos usando solo tinta y los surcos de su piel.

 Era un muchacho de siete años, y añun se podía permitir ser idealista y soñador. El brujo, el hombre que más miedo le daba de todos sus compañeros y tutores, le cogió cierto apego al niño y trataba de darle... clases extraescolares. Una vez, durante una discusión con otro brujo, joven, guapo e idealista, sobre la razón de sus actos, el veterano zanjó la discusión con un argumento que ni el mejor orador habría usado.

 - Matamos bestias porque nos pagan. Si los cerdos pagasen por matar al carnicero, no dudariamos en hacerlo.

 Esa frase marcó la vida del joven, y desde entonces, cada día que pasa, más se clava en su piel esa afirmación. Los humanos no eran mejores que las striges y las kikimoras. Había monstruos que incluso te acechaban, dandote la oportunidad de defenderte. Los había incluso que tenían un brillo de razón en sus ojos. Nymeros, ante la podredumbre de la ciudad, pensaba lo que había pensado muchas veces ya, antes de esta. LA razón humana dejó de existir cuando algún lumbreras quiso ponerle precio a la vida y quiso elegir a cuatro lameculos que gobernaran sobre todos los demás.

 El poder y la riqueza. Huelen peor que los cadáveres en descomposición. Nymeros avanzaba, mirando indiferente los cadaveres colgados, los cuervos hambrientos, y las gentes que hacían signos supersticiosos contra la mala suerte cuando el brujo pasaba por su lado. Vio a mujeres gordas y empolvadas, otras delgadas y tan enfermas que dudosamente pasarían del invierno. Vio a hombres morirse de hambre en la calle al tiempo que por alli pasaban mercaderes adinerados y tan ricos que hasta podía decirse que cagaban oro. Aquella indiferencia olía peor que una red de alcantarillado.

 Pero esto no era diferente a otras ciudades. Todas iguales. Y, por suerte o por desgracia uno, que aún tiene ciertas necesidades, tiene que comer. Y para ello hace falta dinero. Dinero que, por suerte o por desgracia, abunda en las arcas de los mercaderes empolvados y los grasientos gobernantes. Personas que pagaban para que les quitasen algún grano monstruoso del culo. La verdad era que, si a Nymeros le pagase una strige para cargarse al cabrón que la maldijo, igual le daría. Incluso haría el encargo con placer.

Notas de juego

Perdona la tardanza, que con la uni hay veces que no tengo tiempo de nada :(

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08/03/2010, 18:37

 

Asqueado por lo que ves, como casi siempre que tienes que andar por un asentamiento humano, apresuras el paso. Los insultos ocasionales, gritados por algunos cobardes que se esconden entre la multitud no ayudan a mejorar tu animo, así que optas por dirigirte al palacio de Lord Revis sin más demora.
 
 
Encuentras sin demasiadas dificultades el sitio, y tras exponer tu asunto a los guardias que vigilan el portón de entrada, uno de ellos te indica que lo sigas. El guardia te precede hasta una habitación donde un hombre calvo y delgado, de unos cincuenta años, con ojos de buitre y vestido con ropas cortesanas despacha a múltiples criados desde atrás de una mesa llena de papeles.
 
 
- ¡Ah, otro brujo! ¡Ustedes aparecen como moscas sobre un cadáver! ¡Sin duda has venido atraído por los rumores de monstruos que infestan nuestro territorio! Bueno, te diré lo mismo que a los otros. Tráeme cabezas de monstruos muertos y te pagare por ellas. Si eso es todo, ya puedes irte, que estoy muy ocupado – te dice el viejo sin dedicarte más que una rápida mirada, cargada de repugnancia. Casi tanta como la que tú sientes por él.
Cargando editor
08/03/2010, 23:36
Sólo para el director

Las maneras del noble consiguieron sacar una sonrisa ácida del joven. Una sonrisa que tuvo que ser su mayor insulto, porque si abría la boca corría el riesgo de acabar en una pica como los que había visto a la entrada. Pero no pudo evitar un comentario mordaz.

 - ¿Todo tipo de monstruos? - Dijo mirando, uno por uno, a los hombres allí presentes. - Llenaré mis bolsillos del hedor del oro. Pero decidme "buen" Revis, ¿quién es quien me hace competencia? - Pues el señor de la ciudad señaló a otros brujos, que seguro se encontraría en su camino. Dos espadas son mejor que una, incluso para... tratar con la nobleza. Las alabardas enaceitadas de los guardias de culo respingón y bien petado por su señor se lo pensarían dos veces antes de atacar a dos brujos. Y, por propia experiencia del joven, parece que los problemas le llueven solos.

Cargando editor
09/03/2010, 05:18

Otros como tú. Y yo no soy lord Revis, ignorante. Su Señoría no tiene tiempo para tratar con brujos, así que por desgracia yo tengo que encargarme en su lugar de tales cosas – replico el anciano, dirigiendo de nuevo su atención a los documentos que tenía enfrente, como si ya no quisiera perder más tiempo contigo.