Partida Rol por web

Los confines de la galaxia

El Cuervo

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19/07/2019, 17:56
Director

De pronto Echo captó una transmisión desde el interior de la mina. No tenía ningún contexto, pero evidentemente era algo que se salía del plan de los Cuervos.
-Sargento, un agente de la URI dice que Oguru va a bombardearnos también a nosotros. Parece sincero, porque me está encañonando y todavía no ha abierto fuego.-

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19/07/2019, 18:16
Director

El soldado miró a Billy. No le gustaba que le hubiese querido tomar el pelo, pero el agente de la URI seguía teniendo dos buenas bazas que le daban credibilidad. La primera era que parecía preocupado por sus compañeros, un sentimiento que el soldado de los cuervos entendía perfectamente. A fin de cuentas en eso se basa toda unidad de élite, en un grupo de hombres y mujeres que son más que amigos o compañeros, son hermanos de armas. La segunda gran baza es que no les había matado ni a Kira ni a él. Podría haberlo hecho, tan solo tenía que haber abierto fuego sin ese “disparo” de advertencia que había dejado postrada (y gritando) a Kira. Finalmente usó su comunicador, aunque no dijo exactamente lo que Billy quería.
- Sargento, un agente de la URI dice que Oguru va a bombardearnos también a nosotros. Parece sincero, porque me está encañonando y todavía no ha abierto fuego.-

Billy no escuchó más. No supo si el mensaje tenía respuesta o no. De pronto no estaba en la cueva. Estaba en su planeta natal, aunque en mitad de ninguna parte. No había gente a su alrededor, sin embargo el paisaje era exactamente como él lo recordaba, incluidos los detalles que era consciente de estar magnificando en uno u otro sentido. Claro que en realidad si había alguien más allí. En frente se encontraba Kira. No estaba herida, aunque el mundo entero vibraba con cada nueva oleada de dolor que la telépata sentía. Billy supo que se encontraban en su propia mente, que Kira había debido enlazar con él guiándose por la voz, y que estaba intentando asaltarla. Todo el mundo tembló como el más potente de los terremotos, como si un ariete estuviese embistiendo contra la pesada puerta de una fortaleza. Billy sintió los tentáculos mentales de la telépata recorriendo todo su ser. También sintió que no consiguió nada.

-¿Eres uno de los nuestros?-
Con uno de los nuestros debía estar refiriéndose a poderes mentales, claro que nadie tenía muy claro si Billy los tenía o si la fuente de su don era otra distinta.
-¿Crees que eso te salvará? No, hijo de puta, no te vas a salvar. Si no puedo contigo aquí, te llevaré a donde no tengas ventaja.-

De pronto ya no estaban en un lugar conocido para Billy. Estaban en una ciudad muy poblada. No era el planeta natal de Kira, pero sí uno de los terraformados por los oleanos. Billy estaba en la mente de su enemiga. No tenía armas ni ningún otro de sus artilugios. Los ciudadanos seguían a sus cosas, ignorándoles. Curiosamente estaban en una pequeña plaza justo en frente de la puerta principal de una comisaría. Atravesando dicha puerta, Billy distinguió a una Kira más joven, probablemente de apenas veinte años, junto a un abogado que no dejaba de recriminarle que estaba mancillando el buen nombre de la familia. Sin duda era un recuerdo de la telépata. Claro que la Kira “de verdad” estaba frente a Billy.
-En mi mente, no tienes nada. No eres nada. No eres nadie.-
El mundo tembló de nuevo. El resto de habitantes siguió sin inmutarse, pero Billy sintió una fortísima punzada de dolor que atravesaba todo su ser.
-Júrame lealtad, pide clemencia, y el dolor tal vez desaparecerá-
Acompañando a sus palabras, una segunda punzada de dolor golpeó a Billy, como si se estuviese devorando a sí mismo, como si cada célula hubiese entrado en guerra con el resto de su organismo.
-¿Sabes lo rápido que trabaja un cerebro? Puedo hacerte sufrir durante milenios mientras en el exterior no ha pasado ni un solo segundo. Quizás no pueda penetrar en tu mente, pero vas a suplicar ser mi esclavo-

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20/07/2019, 22:40
Billy “Nueve Manos” Dee

"No te he disparado porque no soy un asesino a sangre fría y porque necesito a tu jefa", pensó, pero no lo dijo. Aquellos soldados sin emociones negativas, intensificadas sus facetas más positivas, seguramente le hubieran degollado por la espalda si la situación estuviera invertida. Pero él aún tenía principios. Bueno, salvo con las cartas y las mujeres, y si había alcohol de por medio toda su honradez solía diluirse. Matar era diferente. Era una cosa sucia y brutal, al menos ahí debía seguir las normas.
Unas normas estúpidas, como iba a comprobar. El soldado hizo la llamada. No como él quería. Y estaba seguro de que no iba a avisar a sus compañeros de la URI. "Ahora tendré que obligarte, de alguna manera". Sabía como intimidar, pero tenía poco tiempo y amenazar no era productivo si tenía que cumplir sus amenazas. Cosa que no podría hacer. Era uno de los chicos buenos, eso lo tenía claro. Tenía que haber otra manera...y entonces toda su realidad se desdibujó delante de sus ojos. "Y e aquí las consecuencias de no ser un hijo de perra desalmado".
—Jamás pensé que volvería aquí —se dijo al ver el lugar donde había "aterrizado". "Sin duda es una clase de truco mental o una ilusión", pensó, aunque una voz más sabia que la suya le señaló algo más evidente "Es tu propia mente". Llevaba a su hogar en su corazón. Creía haberlo olvidado, enterrado junto a un montón de recuerdos dolorosos. Lo cierto es que uno no puede olvidarse de sus demonios si no los exorciza antes. Él había tratado de ahogarlos en alcohol, pero no había servido. "No es la forma correcta", lo sabía, pero no tenía fuerzas para enfrentarse a todas sus pérdidas.
Y enfrente estaba Kira. Si alguien le hubiera preguntado hace una horas Billy hubiera dicho que no había paisaje que no mejorase con la presencia de la despampanante mujer. Lo cierto es que allí era una nota discordante, casi una ofensa.
Ella intentó entrar en su mente pero no lo logró. Pareció sorprendida. No más que él, eso desde luego. Realmente nunca había sabido de donde provenía su poder ni cual era su límite. Para la gente del desierto era un don, simplemente. Kira se enfadó más aún. ¿Acaso era posible? Parecía que tenía más cartas en el la manga. Y palabrotas en la lengua.
—Eres más mal hablaba que una de ramera de Rigel-7.
Y entonces voló a otro lugar. No reconoció el planeta pero sabía sumar dos y dos. Aquello era la mente de Kira. "Aquí se siente segura, en su terreno". Hasta ahora, y pese a su poder, Kira no había demostrado más que ser una cobarde que utilizaba los cuerpos de otros desde la retaguardia. No eran una gran telépata. Él no era mejor, desde luego, pero podía ver que ella no tenía un gran potencial. Sabía unos cuantos trucos y tenía el apoyo de su jefe, pero nada más. No era una jugadora de verdad.
Y entonces sufrió aquel dolor nuevo y extraño recorriendo todo su cuerpo, el cual no estaba allí. "¿Nunca te cansas de equivocarte?". De alguna manera ella estaba afectando a su cerebro. No atacaba su cuerpo, sino su mente, los receptores del dolor. Seguramente si fuese un teórico de la mente, aquella certeza le serviría de algo. Pero no a él. Para él aquellos poderes no eran algo racional que pudieran medirse o diseccionarse en una mesa de laboratorio. No los entendía, solo los "sentía".
Kira volvió a amenazarle y volvió a soltar otra descarga de dolor sobre él. Aquello había sido demasiado intenso. La mujer podía cumplir todo lo que prometía. Ahora sería el momento de pensar en como funcionaba su mente, la suya, y aplicar sus poderes de tal forma que pudiera anular los suyos y...pero él no era un psíquico. Para él, su poder nacía de dentro, del alma. Era algo místico, intrínseco. Su sangre, su corazón, sus pensamientos, eran todo uno. Así que hizo lo que hacía siempre; no pensar. Actuar.
—En tu mente sigo siendo yo —la idea de pedir clemencia, piedad, o pasar a ser su esclavo ni siquiera brotó entre sus ideas. No estaba enfadado. Mantuvo el control. Se retiró el poncho hacia atrás como si en su cinturón llevase su cartuchera y sus armas —. Yo tenía una familia, y la perdí. Morí con ellos ese día, por eso mi desierto estaba vacío —dijo, serio, calmado. Si iba a morir, ¿Por qué no sincerarse con su enemiga?—. Sé lo que es sentirse solo. Veo a tu "yo" joven, el abogado te recrimina pero tu familia no está contigo. Eso es soledad. No somos tan diferentes, en el fondo. No quiero hacerte daño. No aquí, pero si no me dejas elección...—respiró hondo —. Tienes una oportunidad —ella aprovecharía para burlarse, reírse, o "golpearle" de nuevo con una ola de dolor. Aguantaría, estoico, la respiración mansa, el pulso firme. Seco como el desierto, inmutable, árido. Y entonces, actuaría, sin pensar, usando su don como siempre había hecho —. Yo no disparo con la mente, muchacha. Yo lo hago con el corazón —sacó su arma, que bien podía ser simplemente su dedo, y disparó a la Kira Joven en la pierna, justo donde había disparado a la Kira real en las minas.* Si se paraba a pensarlo, era una locura, igual que pensar que las nueve manos de su familia estaba cuidándolo desde el otro lado. Por eso no se paró a pensar.

Notas de juego

*Creo que es un poco raro de definir. Pero Billy no conoce sus poderes como lo haría alguien que los hubiera estudiado. Para él es algo que se siente. Así que intentará "disparar" por instinto. Algo natural. Si, va a disparar con su dedo...XD Ese es el plan.

Voy preparando el siguiente personaje...XD

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23/07/2019, 18:26
Director

Rod agarró una piedra. Encontrar a un soldado aislado iba a resultar completamente imposible, pero al menos podía intentar acercarse a la pareja más alejada del resto. Desde su posición no tenía una línea de visión clara, aunque podía fiarse de su oído. En situaciones como aquella venía muy bien ser capaz de escuchar con más claridad que la mayoría de gente. Elegir a las víctimas iba a resultar vital en su plan.
Escuchó con atención. Cada pareja parecía tener una ruta fija que le llevaba a cruzarse con las demás en algún punto. Era un buen método para evitar emboscadas sin romper el silencio de radio. A fin de cuentas bastaba con no encontrarse a alguien en el punto indicado para dar la señal de alarma. Eso significaba que, en el mejor de los casos, tras eliminar a una pareja de soldados tendría como mucho siete u ocho minutos antes de que alguien notase su ausencia. Claro que esos siete u ocho minutos podían ser cuanto necesitase si se movía lo bastante rápido.
Tras unos instantes de minuciosa observación, pudo elegir a su blanco. La patrulla que hacía el recorrido más exterior no sería buena idea. Aunque su ruta no se cruzaba tanto como las demás, al estar en la parte más alejada del perímetro era probable que casi todos pudiesen verlos desde la distancia. Descartando esa opción, no tardó en localizar la siguiente. La patrulla pasaba relativamente cerca de su posición, así que no necesitaba moverse demasiado. Los pasos de los soldados acababan de cruzarse con los de otra pareja, por tanto era el momento óptimo para atacarlos. Tan solo quedaba ejecutar el plan.

Mientras se acercaba, pudo escuchar el comunicador en el antebrazo de uno de sus objetivos. Estaban recibiendo un mensaje de algún otro soldado.
- Sargento, un agente de la URI dice que Oguru va a bombardearnos también a nosotros. Parece sincero, porque me está encañonando y todavía no ha abierto fuego.-

Rod lanzó la primera piedra una vez consideró que estaba lo bastante cerca. Tal como esperaba, ambos soldados se giraron hacia la fuente del ruido. Era su oportunidad. Rod corrió tan sigilosamente como pudo. Aún así el soldado más cercano debió escucharlo, porque empezaba a darse la vuelta cuando Rod se abalanzó sobre él. Era demasiado tarde para el pobre diablo. El brazo de Rod recorrió rápidamente la distancia que separaba su hombro del cuello de su víctima, y la punta del cuchillo se estrelló contra la armadura. La hoja estaba lo bastante afilada como para atravesar la protección, pero no lo hizo silenciosamente. Sonó un fuerte choque metálico primero, seguido de algo parecido al sonido de una rama seca partiéndose. El soldado cayó de rodillas, soltando ambas armas y llevándose las manos al cuello, al cuchillo. Desgraciadamente el sonido había alertado al otro soldado, que se giró a tiempo para ver a Rod.
El agente de la URI aún tenía la piedra más grande en las manos. El soldado, por su parte, comenzó a moverse para apuntarle. El resultado iba a decidirse en tan solo unos pocos segundos. Si el soldado conseguía disparar a esa distancia, no iba a fallar. Al mismo tiempo Rod ya había lanzado la piedra dirigida contra la cabeza de su enemigo. El soldado estaba levantando el arma para apuntar, por lo que la piedra golpeó el cañón del rifle, quitándoselo de las manos al enemigo. El soldado de los cuervos reaccionó rápido. Al haber perdido el arma saltó hacia delante. Se lanzó contra Rod, derribándolo. Tras varias vueltas el soldado acabó de rodillas frente a Rod, que aún se estaba incorporando, y le propició un fuerte puñetazo en la cara. Rod cayó de espaldas al suelo, dolorido, pero la adrenalina impidió que quedase aturdido por el golpe. Vio como el soldado se apresuraba a sacar un cuchillo oculto en el antebrazo derecho de la armadura. Iba a lanzarse otra vez contra el agente de la URI, y era evidente que no tenía intención de fallar por segunda vez.

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23/07/2019, 18:31
Rod Grazemann

Notas de juego

Intento dar un golpe en la junta de la armadura del brazo donde tiene el cuchillo es decir en el sobaco. Estas zonas están menos aseguradas para permitir movilidad así que un buen golpe ahí podrá desarmarlo. En cuanto tenga ocasión trato de morderle en el cuello tratando de pillar traquea impidiéndole gritar

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24/07/2019, 22:36
Director

Notas de juego

Bien, eso suena como un plan. Puede tener éxito o no, pero es un plan xD.

Ahora desarróllalo para el turno. Cuanto más narres y detalles, más oportunidades hay de que salga bien. No tienes porque incluír "solo" las acciones de Rod, también sus impresiones, si está tranquilo o nervioso, etc.

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24/07/2019, 22:46
Rod Grazemann

-Hijo de...

Veo la sonrisa cuando comienza a sacar el cuchillo de su antebrazo izquierdo.

Zuuum... Momento a lo Sherlock que prevee lo que va a pasar

Me acerco con dos pasos lagos salto preveeo el golpeo bajo el brazo de donde saca el cuchillo, en concreto en la junta de la axila, con el pie derecho. Doy la patada con la pierna derecha en su axila izquierda. Giro rápido sobre mi mismo y lanzo una patada con el pie izquierdo en su antebrazo izquierdo tirando el cuchillo de manera definitiva, dos pasos cortos agarro del pecho mientras salto al cuello y muerdo traquea. No hay ruido, no hay problema.

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26/07/2019, 01:05
Echo

Mientras revisaba toda la información disponible sobre el denominado Oguru, la cual era extensa tanto en reportes escritos como en documentación audiovisual y datos de sensores de los encuentros con sus naves, Echo seguía monitorizando las comunicaciones de los Cuervos… lo que le permitió captar algo que parecía alterar su plan.

James, configura los sensores para captar cualquier firma energética que pueda corresponder a armamento de bombardeo- le dijo -He interceptado un mensaje que apunta a dicha posibilidad- añadió, tras lo cual les reproduje el propio mensaje.

 -Sargento, un agente de la URI dice que Oguru va a bombardearnos también a nosotros. Parece sincero, porque me está encañonando y todavía no ha abierto fuego.-

Los datos de los que dispongo son insuficientes para realizar una hipótesis fundamentada sobre la identidad del agente de la URI mencionado, pero la probabilidad de que sea un miembro del grupo de infiltración no es cero- dijo.

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26/07/2019, 13:15
Jack

- Eso no tiene ningún sentido - respondí a Echo mientras seguía intentando hacer un barrido con la misma frecuencia con la que se había emitido el mensaje para poder localizar al receptor pero algo me decía que el Capitán pirata estaba apunto de aparecer, y eso no podía ser bueno. - Hablé con Oguru directamente y no tenía ninguna intención de traicionarles... casi parecía asustado, pero no de miedo, sino de las consecuencias que le podría ocasionar traicionar alguien tan peligroso como el Cuervo. - o al menos eso me había parecido... que sentido tenia traicionar a alguien que estaba dispuesto a ofrecerle una pequeña fortuna por un trabajo "fácil"? Más bien todo sonaba a algún tipo de treta del equipo de infiltración.

- Si ha sido cosa suya, de Billy y compañia, significa que los han descubierto capitana... - dije por el comunicador para presionar un poco y esperando a que entrasen en razón y decidiesen volarlo todo por los aires... James parecía un tipo demasiado integro como para traicionar al equipo, pero si la orden venía de un superior, no le quedaría más remedio que obedecer.

- Vamos tío - comenté esta vez al piloto después de silenciar el comunicador - ve calentando motores que esto se va a poner feo. Si actuamos ahora, no se lo van a esperar.

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26/07/2019, 19:27
James Dunn

¿Bombardeo?  En la mente de James se encendieron todas las alarmas. ¿No era esta una misión de rescate? ¿Pum pum y nos vamos a casa?

Las implicaciones de un posible bombardeo y un pirata en las inmediaciones no llenaba de felicidad el corazón el piloto, si no mas bien todo lo contrario. La familiaridad con la que el miembro del escuadrón se había referido al tal Oguru no implicaba nada ni remotamente bueno, ya que eso confirmaba cualquier duda que podría haber tenido sobre la presencia cercana del susodicho.

Para como de males, el lagarto suelta que habló con el pirata sobre el asunto ultrasecreto que tenían como misión. Así, como si nada. 

- ¿Actuar? - James se concentró en lo urgente. ¿Quien no se lo va a esperar? ¿A quién sugieres que ataquemos?

Como le dijera a los cuervos con rehenes y miembros de su propio equipo cerca, se le escurriría la calma zen que estaba conteniendo desde hacía rato.

Sin embargo ya tenía todos los sistemas preparados para salir al instante, lo mismo que la configuración de las armas de la Pegasus. Mientras esperaba que algo pasara, porque algo iba a pasar seguro y en breve, hizo caso a la tostadora y configuró los sensores que le pedía.

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31/07/2019, 00:06
Director

Billy no era tan fácil de amedrentar. Incluso totalmente fuera de su elemento, en la mente de otra persona nada menos, seguía teniendo unas convicciones. Era evidente que su cuerpo no estaba allí dentro, por tanto de algún modo tenía sentido utilizar sus propias manos como armas, porque a fin de cuentas tampoco eran manos. Una batalla mental era una clase de enfrentamiento al que solo accedían los telépatas más preparados. El agente de la URI no era uno de ellos, ni siquiera era telépata, pero Kira tampoco era una experta. Tan solo era una joven con mucho potencial a la que alguien había ayudado a tomar el camino fácil hacia el poder. Que tengas el rifle más potente de todo el desierto no significa que vayas a ganar un tiroteo. Hace falta saber disparar.
Billy sin duda había disparado, pero no como creía. Ni siquiera en el momento que creía. Antes de abrir fuego con su dedo había dedicado unas palabras a la oleana. Palabras que sacudieron el mundo. Estaba dentro de la mente de Kira. Allí dentro ella no podía fingir que algo no le doliese o que le daba igual. Tal como le había dicho a Billy, el cerebro trabaja realmente rápido. Una pequeña idea podía cruzarlo de lado a lado cientos de veces antes de poder encajarla.
-Sola...-
La escena que estaban viendo de fondo se volvió algo más oscura, como si unas nubes tapasen el sol, aunque no había nubes. Billy percibió lo molestos que resultaban todos los ruidos de fondo. Gente hablando, deslizadores desplazándose de un lado a otro, un niño llorando en la distancia porque no le habían comprado un helado, un padre hablando orgulloso por su comunicador al enterarse que su hija había sido aceptada en la universidad de ciencias de la Unión. En realidad era la clase de sonidos que podría escucharse en cualquier otra ciudad. La gente viviendo su vida. Para Kira era desagradable porque ella no tenía nada de eso. Su familia ni siquiera había ido a buscarla, ni se molestaban en reprenderla o en decirle en persona cómo estaba haciendo daño al buen nombre que tenían. Tan solo habían enviado a un estúpido abogado, uno más. Uno de tantos. A ese tipo no le importaba ni una sola palabra del discurso que le estaba soltando. Tan solo repetía lo que alguien le había apuntado en una nota. Por fuera habría parecido que Kira le daba igual, que le ignoraba sin más. Billy estaba “dentro”. Sentía la desolación a cada instante mientras la Kira joven iba comprendiendo que en aquella ocasión tampoco iba a encontrarse a su padre, a su madre o a sus hermanos, esperando en el deslizador al que la estaba dirigiendo el estúpido abogado. No la apreciaban tanto como para despreciarla en persona.

-Pero ya no estoy sola...
La Kira “real” había desparecido para materializarse justo al lado de Billy. El ataque había cesado por el momento. La escena se iluminó progresivamente. Daba la sensación de que el sol estaba brillando con más fuerza que nunca.
-Eres de los nuestros, ¿verdad? Tu tampoco tiene porque estar solo-
De todos los recuerdos, de todos los momentos que había vivido, ¿por qué había ido a parar a ese?, ¿por qué no una fiesta o un amanecer? La escena seguía avanzando. Kira reparó en un tipo alto que estaba justo en mitad de su camino a unos metros de distancia. Era la primera vez que la versión joven de la telépata lo veía, pero la versión adulta lo conocía muy bien. Morkhaat. Tenía la misma gabardina. El traje era distinto, también elegante, pero dado que hacía calor no llevaba ninguna chaqueta sobre su impoluta camisa blanca. De hecho llevaba la gabardina en el antebrazo derecho, cubriéndole la mano.
-¿Kiera Gaila?-
Su vozarrón sonó fuerte, tanto que el abogado dio un paso atrás de inmediato. No. No era solo por la voz. Kira notó que la gente alrededor de ese tipo trataba de mirar a otro lado, de rodearlo. Evitaban cruzarse con él. Ella sin embargo no podía mirar a otro lado.
-¿Quien lo pregunta?, ¿Te envían mis padres?, ¿No bastaba con un abogado, hacen falta dos?-
En realidad ese sería el mejor escenario que la Kira joven podía imaginar. Lo cierto es que la habían arrestado por hacer trampa en una partida de cartas. Bueno, más bien por la pelea que había hecho que ocurriese después, porque los organizadores eran de la mafia y al darse cuenta iban a romperle todos los dedos de las manos. Había tenido que improvisar, provocar un altercado, para que la policía se viese obligada a ir al lugar. Claro que la mafia no era conocida por perdonar. Podían enviar a uno de sus matones trajeados. ¿A plena luz del día y justo en frente de la comisaría? Si lo que querían era asustarla, sí.
-¿Tus padres? A esos bastardos no les preocupas, Kira-
El abogado hizo el amago de defender dialécticamente a sus patrones, pero una mirada severa de aquel tipo bastó para que se buscase una excusa y se largase.
-A mí, sin embargo, me resultas fascinante, pequeña-
-¡No me llames pequeña!- respondió ella, enfadada. -¿Eres telépata?, ¿por eso los demás se alejan y yo no puedo mirar a otro lado? Tienes mucho valor para venir aquí, humano, y usar control mental. Te van a despedazar-
Morkhaat se echó a reír como si hubiese escuchado el mejor chiste de su vida.
-¿Telépata? No, pequeña. No puedo leer ni controlar las mentes. Los tuyos me llamarían émpata, pero no es un término correcto, tampoco puedo sentir las emociones de los demás. Puedo provocarlas. No tienen un término para eso. Del mismo modo que no lo tienen para ti. Tú no eres telépata, no lees las mentes, tu poder, al igual que el mío, es solo de salida-
-¿Y no te parece que tus trucos funcionarán peor si los confiesas con tanta facilidad?-
El rostro de Morkhaat dibujó una sonrisa inquietante, fascinante tal vez, mientras este recorrió los pasos que lo separaban de la telépata.
-Sin lugar a dudas, pero me gusta ser sincero. He venido porque tengo algo que mostrarte...-

La escena cambió. Estaban en otro lugar. Era el mismo día, aunque ya estaba anocheciendo. La conversación frente a la comisaría debía haber durado un buen rato. De algún modo, Morkhaat la había convencido de que le acompañase. Ambos estaban sentados en un deslizador, uno de los caros, frente a un callejón en el que algunos tipos grandes y fuertes movían mercancía. Antigüedades, o eso dirían si les preguntaban, pero llevaban todo tipo de drogas ocultas. Billy estaba subido en el tejado de uno de los edificios del callejón. Uno bastante pequeño. La Kira real estaba junto a él.
En el deslizador, la Kira joven, que estaba en el asiento de copiloto, se esforzaba por agacharse para que no la viesen los hombres de fuera.
-¿Estás loco? Si me ven me matarán. ¡Lárgate de aquí!-
-¿Loco? Tal vez.- Morkhaat se encogió de hombros. -Pero este loco se pregunta, si les tienes tanto miedo, ¿por qué no haces nada al respecto? Mátalos-
-¿Y cómo voy a matarlos? son diez y yo no sé disparar-
-Con la mente. Mira a ese, al que conduce el transporte. Haz que acelere a toda velocidad y se estrelle contra la pared.-
-Eso tampoco puedo hacerlo. No puedes hacer que la gente se suicide, ¿sabes? Tienen instintos que son más potentes que sus ideas. Se detienen. Puedo hacer que se pelee con los demás, pero en un par de golpes se libraría del control. ¿Podemos irnos ya?-
-No. Kira, toda tu vida te han dicho que eres un monstruo por lo que puedes hacer. ¿Sabes? No te mienten. Para ellos lo eres. Te llaman monstruo porque los monstruos dan miedo, y tu gente te teme porque eres mejor que ellos. Se han asegurado muy bien de contarte tus limitaciones, pero nadie se ha preocupado de enseñarte a usar bien tus dones. ¿Por qué?, Porque les asusta una Kira a la que no puedan doblegar. Pero yo no soy así, pequeña, yo quiero ver desatada a la bestia. Deja de pensar en lo que no puedes hacer. Piensa en lo que sí. Ese tipo no va a suicidarse, pero no necesitas que lo haga. No le ordenes que se mate. Solo que cierre los ojos y acelere. Solo eso. Olvida el resultado. El resultado tienes que haberlo planeado tú de antemano, él solo necesita saber lo que hacer. Vamos, concéntrate y hazlo. ¿Creen que eres un monstruo? ¡Pues muéstrales lo monstruosa que puedes ser!-
Dado que las palabras de Morkhaat iban acompañadas de un sentimiento de euforia, Kira se animó a probar. El conductor era precisamente uno de los tipos que habían querido partirle los dedos. De pronto el pobre desgraciado arrancó el transporte y lo estrello contra el muro de enfrente, atropellando además a uno de sus compañeros. Kira se contagió plenamente de la euforia de Morkhaat, al menos hasta que los demás matones comprendieron lo que ocurría y buscaron al causante. Desenfundaron varias armas con las que no dudaron en abrir fuego. Los fogonazos asustaron a Kira, pero todos se estrellaron contra un campo de fuerza invisible.
-¡¿El deslizador tiene escudo?!-
-Seguramente, es el modelo más caro-
Ante tal respuesta, Kira miró el panel de control del deslizador. Ciertamente tenía escudos, pero no estaban activos.
-¿Cómo es posible?-
-También soy telekinético, pero eso es lo de menos. Mátalos a todos-
Kira no podía concentrarse con tantos disparos. Sabía que ninguna barrera telekinética podía aguantar indefinidamente. Comenzó a gritarle a Morkhaat que arrancase de una vez. En lugar de eso, él le puso el dedo índice bajo la barbilla y la hizo mirarle a los ojos.
-No te preocupes, pequeña. Esperaba que pudieses con todos, pero es tu primer día usando de verdad tus poderes. Ya aprenderás. En cuanto a esa escoria… yo me encargo-
El recuerdo se volvía borroso. Billy pudo ver como uno de los matones era estrujado por una fuerza inmensa que debió envolverlo. Le aplastó el torso con tal potencia, tan rápido, que la sangre saltó en todas direcciones.

Ya no estaban allí. Estaban en un antiguo hangar abandonado, con la noche bien entrada. Tanto Kira como Morkhaat habían bajado del deslizador. Fue él quien tomó la palabra.
-Si quieres venir conmigo, ven aquí mañana, a esta misma hora. Dejarás toda tu vida atrás, pero merecerá la pena. Claro que es tu elección. Puedes volver a ser la Kira de siempre, moverte de antro en antro hasta que alguien dispare antes de hacer preguntas. También puedes volver con tu familia, suplicar que te perdonen por existir, hacer lo que te digan, y pasarte décadas esperando una herencia que será lo único que recibas de tus padres-
-No lo entiendo. Lo que has hecho en el callejón… ¿Para qué puede necesitarme alguien cómo tú?-
-¿Necesitarte? No te necesito, pequeña. Hay ciertos asuntos que serían más sencillos con tu ayuda, pero en el sentido estricto de la palabra, no te necesito-
Le puso la mano izquierda en el hombro y nuevamente la miro directamente a los ojos.
-No te necesito. Te quiero a mi lado. Yo también soy un monstruo, y hay otros monstruos como tú allá donde vamos. Quiero que tengas un sitio en este universo, Kira. Un sitio donde puedas ser tú, donde no tengas que disculparte por ser mejor de los demás. Hay un universo entero que rendir a nuestros pies. Se puede ser un lobo o un cordero, yo te ofrezco unirte a la manada. Piénsalo bien esta noche, pequeña. ¿Lobo o cordero?-

Ya no estaban allí. La Kira real y Billy estaban en medio del vacío. Un infinito de color blanco, sin sonidos ni ecos. Allí solo estaban ellos.
-No tienes porque estar solo. Me has hecho daño, pero puedo perdonarte, porque siempre perdonamos a los nuestros. ¿Qué te da la URI? Te envían aquí, a morir, sin saber siquiera a lo que vas a enfrentarte. ¿Eso consigue acallar tu dolor?, ¿Llena ese desierto que he visto antes? No, porque los dos sabemos algo importante-
El vacío se llenó de siluetas. Eran solo siluetas, sombras. Podía intuirse sus formas aunque no se podía ver sus rasgos. Algunos iban uniformados. Los cuervos. Otros y otras no. La figura de Morkhaat era fácil de distinguir. Para Billy también era fácil percibir que Kira sentía aprecio por muchas de esas figuras. ¿Amor?, no, tanto no. Era muy discutible que Kira pudiese albergar un sentimiento tan positivo como ese, pero al aprecio era sincero. Desde luego era más de lo que nunca había sentido por su familia. Tal vez con Morkhaat era distinto. Había un remolino de emociones cuando ella pensaba en él. Un padre, un mentor, un amante, un protector, un líder.
-Lo que sabemos, es que un desierto solo se llena con personas. Lo demás no importa. Si accedes, él puede hacer mucho por ti. ¿Ese dolor que sientes?, ¿esa soledad que atenaza tu corazón? Las hará desaparecer, sin más. Puede eliminar cualquier emoción que tú no quieras sentir. Cuando recuerdes a los tuyos solo habrá dicha y felicidad. No tendrás compañeros, tendrás hermanas y hermanos. ¿Tus poderes? No te puedes hacer una idea de lo que serían cuando él te de fuerzas. Solo tienes que rendirte a mí. Tendremos que matar al resto de tus compañeros y tu tendrás que ayudarnos. Todo trato tiene un precio, ¿no? Pero dime, ¿qué te importan ellos?-
Llevó su dedo índice al cuello de Billy. De forma lenta, sinuosa, lo fue deslizando por su cuerpo hasta llegar al pecho. Billy notó el contacto como si fuese físico.
-Se egoísta. Piensa en ti. Me equivoqué pensando que somos enemigos cuando está claro que podemos ser amigos, y mucho más que eso. Te lo pondré aún más fácil. Solo tienes que dejarme usar esa tablilla una vez más. Después todo irá bien.-

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31/07/2019, 00:08
Director

Rod se movió rápido para esquivar el previsible golpe con el cuchillo. Fue aún más rápido para lanzar una patada a la axila, consiguiendo el resultado que esperaba. El cuchillo cayó al suelo, justo entre ambos. A la primera patada siguió una segunda al mismo brazo. Era evidente que lo había desarmado. Agarró al soldado del pecho disponiéndose a rematar la jugada. La dentellada probablemente no habría atravesado la armadura, pero tampoco tuvo ocasión de comprobarlo. Cuando agarró al soldado del pecho, este se dejó caer hacia atrás, agarrando a su vez los brazos de Rod y de forma fluida colocó una pierna en el vientre del agente de la URI. La inercia y la potencia de la pierna proyectaron a Rod varios metros hacia atrás, haciéndole caer sobre su espalda. El Soldado no dudó. Saltó encima de su agresor y colocó la mano izquierda en el pecho. Luego dio dos fuertes puñetazos en la mandíbula inferior y finalmente uno en la sien. En ese momento todo se volvió borroso.

Cuando Rod recuperó la consciencia no habían pasado más de tres o cuatro minutos. Tenía las manos atadas a la espalda. El soldado lo había llevado al mismo lugar donde se encontraba el resto de prisioneros. Eryne, la hija de Nathan, le estaba limpiando los moratones del rostro con una gasa mojada. Ninguno de los prisioneros parecía estar bajo control de Kira en ese momento.
-¿Estás bien?- Le preguntó la muchacha mientras observaba si los ojos de Rod respondían con normalidad. -Creo que te han dado una buena tunda. Intenta no moverte mucho o te dolerá la cabeza-
La chica hizo su mejor esfuerzo por mostrarle una sonrisa agradable, pero era complicado dadas las circunstancias.

Rod notó que le habían quitado las armas. A pocos pasos de distancia el sargento estaba escuchando el informe del soldado que había apresado a Rod.
-¡Joder! ¿Por dónde demonios han entrado?-
El soldado tenía una pistola en la mano y no dejaba de hacer aspavientos hacia Rod. Quería venganza por su compañero. Los demás soldados también.
-¡Caballeros!- Gritó el sargento con fuerza. -Este no es nuestro primer baile. Si hay enemigos puede haber bajas. Todos lo sabemos. Necesito que tres de vosotros vayan a por Kira. Si es verdad que les están encañonando, liberadla y traedme aquí a ese otro agente. Vivo-
Los soldados se cuadraron. Tres de ellos salieron corriendo hacia el templo principal. El sargento miró entonces a Rod y camino hacia él con firmeza. En cuanto estuvo lo bastante cerca le dio una patada en el pecho.
-A ver, mierdecilla. Dime cómo habéis entrado, dime si es cierto lo de Oguru, y dime cómo habéis interrumpido el control de nuestra telépata. Quiero respuestas y las quiero ya. Vamos con un poco de prisa, ¿sabes?-
Le iba a dar otra patada, pero Eryne se puso en medio, lo cual hizo que el sargento tuviese que frenarse antes de golpearle. Reaccionó violentamente, agarrando a la joven del cuello y tiró con fuerza suficiente para dejarla de puntillas en el suelo.
-Estás dejando de ser graciosa, maldita zorra. ¡Deja de molestarme de una vez!-
La soltó, pero ella no se apartó. Cuatro investigadores más también se pusieron en medio. Ninguno de ellos eran precisamente héroes, pero Rod era uno de los suyos, un agente de la URI, y todos sabían que se interrogatorio no podía acabar bien. Eryne, tras toser unas cuantas veces al intentar volver a respirar, y con la voz sensiblemente afectada por la corta estrangulación, se dirigió al sargento.
-Decís que sois soldados. No podéis torturar a un enemigo capturado. Lo dice vuestro reglamento-
El sargento sacó la pistola y se aseguró de amartillarla de forma que todos lo viesen y lo oyesen.
-Ya no estamos con la unión, por si no lo has notado.-
-Pero seguís siendo soldados, o eso decís. Seguís teniendo el mismo código. Y a nosotros no podéis matarnos. Vuestro jefe os lo ordenó-
-No puedo mataros, pero puedo haceros mucho daño a todos y cada uno de vosotros- Volvió a mirar a Rod. Cada vez estaba más enfadado. -Mierdecilla, ahórrame un problema. Ahórraselo a estos imbéciles. Dime lo que quiero saber y no se te hará daño. Si guardas silencio, creo que le voy a volar las dos rodillas a la rubia-
Tras hablar, apuntó el arma a la pierna izquierda de Eryne.
-Tienes diez segundos-.

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31/07/2019, 00:08
Director

La configuración de las armas de la Pegasus era un protocolo cuidadosamente diseñado. Si se iban a utilizar las armas era probable que los escudos también hiciesen falta, por tanto se activaban automáticamente en el mismo instante que los sistemas secundarios iban desactivándose para evitar problemas energéticos.
Al mismo tiempo James había activado los motores y potenciado los sensores. Seguía sin haber nada destacable además de esos tres cargueros. Tres cargueros. Oguru. Bombardeo. Eran pocos datos separados que de pronto adquirieron un sentido conjunto. Los sensores de largo alcance de la Pegasus detectaron que uno de los cargueros abría todas las compuertas antes de atracar. Habían pasado exactamente veinte minutos desde el primer contacto con el teniente de los cuervos. De las compuertas salieron tres pequeñas naves. Bastante más grandes que un caza, pero no eran naves de guerra. Por supuesto tampoco cabía esperar otra cosa. Los piratas no tenían acceso a naves de guerra. Capturaban todo tipo de naves comerciales que luego reconvertían añadiéndoles todo el armamento al que tuviesen acceso. A esas tres naves las acompañaban seis más de tamaño reducido. Se las podría considerar cazas, aunque más probablemente eran naves de carreras armadas hasta los dientes. Todos los aparatos maniobraron para bajar en picado. James reconocía la maniobra. Los piratas usaban toda la propulsión en el mismo sentido que la gravedad del planeta para conseguir una primera oleada aún más rápida de lo que sus motores les permitirían en condiciones normales. Las tres naves de mayor tamaño produjeron potentes señales energéticas.

Desde tierra se vio varios fogonazos en el cielo. Era como ver estrellas fugaces dirigirse directamente a ellos. Solo que no eran estrellas fugaces. La primera tocó tierra entre los hombres de Sanders. Era un phaser de alta potencia que calcinó directamente a los cinco desgraciados más cercanos. Los uniformes de otros tres prendieron en llamas, aunque se cubrieron rápidamente en una pequeña zanja.. La segunda luz impactó de lleno contra la exo armadura, calentando la munición hasta tal punto que estalló. La metralla hirió a dos soldados más. Sanders saltó rápidamente tras una roca. Echo tuvo que reaccionar de manera similar no solo para evitar la deflagración, también porque desde las minas los cuervos comenzaron a disparar. Uno de ellos portaba una ametralladora pesada. El balance total era seis muertos entre los hombres de Sanders, dos heridos, la armadura destruida, todos los supervivientes obligados a cubrirse para evitar el fuego de cobertura, y la batalla tan solo acababa de empezar. Claro que la URI tampoco había salido demasiado bien parada. Greeny estaba cerca de la zona del primer impacto. Su cuerpo podría haber soportado muchas cosas, pero el calor extremo había acabado con ella tan rápido como con el resto de soldados. Garret estaba cerca de la armadura. La explosión le había hecho volar varios metros hasta estrellarse contra el suelo. Era difícil saber si seguía vivo o no, pero desde luego no iban a poder contar con él durante el combate.

La Pegasus se estaba levantando del suelo. Recibió la tercera descarga de lleno. Los escudos aguantaron bien. Aún así Jack y James notaron una fuerte sacudida. Los radares detectaron una última nave salir de la bodega del carguero. Era más grande que las demás, probablemente un transporte. Por desgracia había otras cosas de las que preocuparse. Las naves más pequeñas aparecieron en el firmamento, abriendo fuego contra la Pegasus. De nuevo los escudos aguantaron, pero las pequeñas naves maniobraron rápido, separándose e intentando rodear a la nave de la URI. Irónicamente, la Pegasus podría ganar una batalla abierta contra todos los objetivos enemigos sin demasiados problemas. Su armamento era muchos más potente y sus escudos muchísimo más resistentes. No era un enfrentamiento justo. El problema provenía del entorno en que luchaban. La Pegasus podía realizar incursiones atmosféricas. En otras palabras, podía entrar a toda velocidad, soltar tropas y despegar igual de rápido. A parte de eso no estaba pensada para un combate atmosférico. Aunque en el espacio exterior sería absurdamente más veloz que cualquier enemigo, en la atmósfera del planeta, luchando contra la gravedad y el rozamiento, era como intentar maniobrar un antiguo autobús por un circuito de motos.
Los pequeños agresores seguían disparando sin parar. Sabían que los escudos aguantarían durante un tiempo, pero no indefinidamente. Tenían la ventaja de la maniobrabilidad y de haber tomado la iniciativa. Además les bastaba con mantener la Pegasus ocupada. Mientras lo hicieran, las otras tres naves de combate podían prepararse para la siguiente andanada.

En tierra las cosas también se ponían interesantes. El teniente de los cuervos gritó instrucciones.
-Asegurad la zona de aterrizaje, ¡ya!-
Cuatro cuervos salieron de la mina, disparando. Se movieron hacia su derecha, a un pequeño campo abierto que tenía espacio suficiente para que aterrizase un transporte. Los hombres de Sanders devolvieron el fuego como pudieron, pero se encontraron con una segunda oleada de cuatro cuervos más, incluido el del arma pesada, ofreciendo fuego de cobertura. Aún así Sanders derribó a uno de los cuervos del primer grupo y uno de sus hombres alcanzó en el hombro a otro de los que abrían fuego de cobertura. El teniente, cubierto tras una roca, envió una orden por radio, aunque la gritó lo bastante fuerte como para que se le oyese en los alrededores.
-¡Sargento! Nos movemos. Comience la siguiente fase. Oguru no nos dispara a nosotros.-

Notas de juego

¿Recordáis cuando os hablé de un pequeño detallito que el grupo del hotel no había comentado y que iba a volver para morderos el culo? Detallito. Piratas en el planeta. Y porque Jack ha hablado y Echo ha captado una transmisión. De lo contrario habríais muerto todos este turno xD

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31/07/2019, 00:33
Rod Grazemann

-No... déjala esto va conmigo... escupo sangre.

-Somos unos doce... quizá quince, no se cuantos venían después de mí. He entrado por la puerta... no ha sido complicado sacamos a un par de esos piratuchos del hotel y ha estado cantando como jilgeros en las celdas de nuestras naves sobre como es el complejo, además, eso unido a que alguno de estos soldados parece que no se ha alejado tanto de la unión... pocas veces nos había costado tan poco sobornar a un grupo de guardias... Siento lo de tu colega... no era personal

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01/08/2019, 05:56
Billy “Nueve Manos” Dee

Su bala había acertado en la diana antes incluso de desenfundar.
Las palabras podían ser armas terribles. No esperaba que precisamente las suyas fueran a salvarle le vida algún día. Por una vez su verborrea imparable había servido de algo. Había dado en el blanco. Soledad. Era algo que él entendía muy bien y que sabía percibir en los demás. Los síntomas de la enfermedad estaban claros para él.
Fue trasladado varias veces a través de los recuerdos de Kira. Una parte de él, la de agente de la URI, estaba recopilando información, tratando de unir las piezas de un puzzle llamado Morkhaat. A otra parte de él ese desgraciado no le importaba nada. Estaba centrado en Kira, en su vida. En sus emociones. En su juventud, conflictiva, en la que, como todo joven desatendido, solo quería llamar la atención de sus padres. Pero había ido más allá de lo debido.
Ella sabía como jugar. Incluso aunque no le estuviese mintiendo, la oferta de Kira era muy tentadora. Pero había un problema; no era humano. Deshacerte de una parte de ti mismo, por dolorosa que fuera, no iba a hacer desaparecer lo que había pasado. El dolor se enfrenta. El dolor forja. Cada noche sufría al recordar a su familia, pero cuando amanecía, con los nudillos despellejados por alguna pelea o con dolor de cabeza provocado por una noche de alcohol y cartas, lo único que le hacía levantarse del catre, o de la acera donde hubiera ido a parar, era su familia.
Kira era como los soldados, los Cuervos. Les habían extirpado sus emociones negativas para ser los mejores soldados. Por el camino, como Kira, se habían olvidado de su humanidad. Eran peones. Los peones perfectos. No sabía si lo que iba a decir iba a gustarle a Kira, pero no podía callar. Lo primero que hizo fue apartar el dedo de su pecho.
—Así que eras una niña dolida y perdida y él se apareció como tu salvador. Te ayudó a mejorar tus poderes, los amplió y te enseñó un camino, pero no era el camino correcto —respondió con tristeza —. Te diré lo que he visto; un cabrón que sabía que palabras decir a una niña que solo quería un poco de cariño. ¿Crees que es real? ¿Crees que no estás sola? Él te convirtió en una asesina, te hizo pasar una línea tras la cual no había punto de no retorno. Conocía tus emociones. Las utilizó, como a ti —tenía la boca seca y el estómago revuelto, o quizás solo era una sensación; él ni siquiera estaba allí —. La URI no me da nada, pero no espero que lo haga. Vas por la vida buscando qué puedes sacar, no es la mejor elección. ¿Crees que esa es la solución? ¿Provocar más dolor?
Era una niña inmadura capaz de partir a un hombre en dos con el poder de su mente. Su situación con sus padres no le daba ningún derecho a ser cruel con los demás.
—Toda historia tiene un final. La de mi familia fue trágica. El dolor es tan grande que a veces desearía que desapareciese, que un agujero negro se lo tragase. Pero de hacerlo ¿Qué quedaría de mí? Los seres vivos somos la suma de nuestras partes; las buenas y las malas. Si eliminas una, la balanza queda descompensada. ¿No lo entiendes? Os está mutilando. Os priva de vuestro dolor. El dolor te moldea, te hace cambiar. El dolor es parte de la vida, de quien somos. El dolor es parte de mis recuerdos y no permitiría que nadie me arrebatase eso solo porque "resulta más fácil". ¿Y por qué tiene que ser fácil? No tiene que ser fácil. Sería un cabrón desalmado si su recuerdo no me torturase todas las noches.
Se apartó de Kira, desafiante, los hombros tensos, la mirada cargada de acero y reproches.
—Él no te ama. Ni siquiera sabes si esos sentimientos que sientes por él son de verdad o los ha provocado él. Tú no eres tú. No has podido enfrentar tu dolor, no has podido madurar. Eres una pieza más en su juego. Eres una herramienta a la que creyó conveniente mutilar porque así era más fácil de manejar. Lo que ofreces es una mentira. Quédatela.
Mantuvo una posición de alerta, como si fuera a disparar de un momento a otro.
—Cuando mi familia murió, quedé destrozado. Ese dolor me transformó. Podía haber dejado que el odio me consumiese y haberme vuelto un asesino, como tú. Podía haber dejado que la soledad me consumiese y haber acabado con mi vida, pero eso habría sido de cobardes. Ellos, de alguna manera, están conmigo. El dolor me cambió. Estoy aquí porque he visto que hay una tercera opción. Él no te la ofreció. Puedes ser lobo o cordero, pero también perro guardián. Eso es lo que soy —aparte de idiota, no iban a ofrecerle nada mejor en la URI. En fin, las cosas que hacía no las hacía precisamente por la organización —. Si hubieras usado tu don para ayudar a los demás... Si lo hubieras usado para evitar el sufrimiento a otros quizás ahora ese desierto no estaría lleno de fantasmas a los que crees amar. Noticia, eres la misma niña perdida y sola que hace quince años, la misma egocéntrica, narcisista y egoísta niñata. Tenías un don, lo desaprovechaste —arrugó el rostro —. No hay trato. Odio a mis putos compañeros, especialmente al robot, pero al menos ellos son reales. Tú solo me ofreces espejismos en el desierto. Ambos estamos solos, Kira. Tú te engañas, yo me enfrenté a la tormenta. Aún podemos ser amigos. Yo no te pediré que mates a nadie. Pero si te pido que los salves.

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08/08/2019, 19:06
Jack

Des del instante que varios puntos rojos aparecieron en el radar, hasta que las sirenas indicando que estábamos siendo atacados pasaron unos pocos instantes de mucha tensión donde lo único que pasaba por mi cabeza era una cosa – ¿Hasta aquí has llegado, Jack? Así van a ser tus últimos instantes? Metido en una nave de la URI sin poder hacer nada? – casi hubiese preferido morir en la taberna con una cerveza en una mano y el culo de la camarera en la otra.

Sin embargo, el piloto había reaccionado a tiempo como para activar los escudos por lo que, de momento, dentro de la Pegasus estábamos a salvo, pero no se podía decir lo mismo de los hombres que se encontraban en el exterior. Habíamos perdido algo de visión debido a los impulsos de energía o las explosiones habían dañado cámaras y sensores, pero a todas luces el primer impacto había decantado la balanza muy a su favor. A todas luces teníamos las de perder, seguramente habían descubierto al equipo de infiltración, los hombres de Sanders caían como moscas, nuestra capitana ahora no era más que ceniza y la nave con la tecnología más puntera de toda la jodida URI estaba a punto de convertirse en un ataúd muy caro.

A pesar de todo, no era el momento de perder la calma… hasta ahora siempre había salido más o menos delante de situaciones no tan peligrosas, pero no tenía ninguna intención de morir aquí.

- Concentra el fuego en las tres naves más grandes – dije intentando que se me oyera por encima de todo el ruido – son las que nos pueden hacer más daño – aclaré mientras intentaba apoyar a James con su labor – después ayuda a los de fuera, yo intentaré salir con uno de los Skyjets para acabar con esas moscas toca-cojones – finalicé tragando saliva. Aunque era muy arriesgado, posiblemente un suicidio, el bando en el que luchar estaba decidido y si por algún casual conseguía subir a unos de esos cazas y la cosa se ponía peor, sería más fácil escapar que intentar convencer a James para salir pitando ahora mismo.

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09/08/2019, 23:33
Echo

Conectado como estaba a la Pegasus, Echo percibió al mismo tiempo que los sensores de esta cuando del interior de uno de los cargueros empezaron varias naves, y no le costó demasiado calcular los escenarios con mayores posibilidades de ocurrir.

¡A cubierto!- gritó casi al mismo tiempo que las naves abrían fuego, pero por desgracia, tomados por sorpresa, la mayoría de los orgánicos que le acompañaban fueron incapaces de reaccionar, e incluso él mismo a punto estuvo de recibir importantes daños, no solo del bombardeo, sino de los disparos que empezaron a venir de la cueva.

Al mismo tiempo que se cubría, sus sensores registraron quien había sobrevivido al ataque inicial… y por desgracia, la capitana Greeny Glom'Oran Kury  no lo había hecho, lo que significaba que debía asumir el mando.

La capitana Greeny Glom'Oran Kury ha sido abatida, asumo el mando- informó -James Dunn, olvida las naves, dispara a la entrada de la cueva y transmite el siguiente mensaje por un canal abierto- le ordené, tras lo cual le transmití el siguiente mensaje, haciéndolo también por las comunicaciones de los cuervos y a máximo volumen por el altavoz.

A las fuerzas hostiles, cesad el fuego inmediatamente o haremos colapsar la cueva sin importar la presencia de rehenes en esta- dijo -Las armas de nuestra nave son lo suficientemente potentes para hacerlo de un solo disparo, mientras que las vuestras son incapaces de penetrar sus defensas lo suficientemente rápido como para impedirlo- añadió.

James Dunn, si no cesan el ataque, dispara sobre la cueva a máxima potencia hasta colapsarla y luego dispara sobre las naves más lentas- le ordenó, de nuevo por un canal privado -Es una orden- añadió, pues la presencia de rehenes y parte del pelotón en el interior de la cueva hacían probable que no quisiese hacerlo.

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10/08/2019, 04:46
James Dunn

Como era de esperar, se había desatado el infierno. Y era de esperarse porque la perspectiva de que fuese un tranquilo intercambio de rehenes teniendo la información que tenían respecto a sus adversarios no cabía esperarse ni una rendición pacífica o ni siquiera algo que no fuese una estratagema compleja. De hecho estaba seguro de que esto recién empezaba. Sólo habían mostrado unas pocas cartas, los ases aún no habían aparecido.

Observó atónito las explosiones que aniquilaban a varios aliados, entre ellos su capitana. No podía decirse que empatizara mucho con ella, pero definitivamente su muerte no le hacía ninguna gracia, como tampoco las de los otros soldados.

Jim sintió las sacudidas en los escudos de la Pegasus como si lo sintiese en carne propia. Un piloto se hace uno con su nave, aunque no lo quiera. Y si bien no llevaba mucho tiempo en ella, la sentía como su responsabilidad. Por eso era que tenía un impulso casi irrefrenable de devolver el fuego cuanto antes.

Su compañero le daba indicaciones y tenía intenciones de salir a ayudar. Bueno, al menos era una buena noticia, tranquilamente podría haber desertado o algo peor. Como acuchillarlo por la espalda. Si su skyjet no salía a toda velocidad en dirección a cualquier lado que no fuera la batalla le debía una disculpa. Gruñó algo parecido a una afirmación cuando le informó sus intenciones, aunque se tomaba unos segundos para decidir.

Y ahí fue cuando entró la comunicación del nuevo capitán. Jim reaccionó casi instintivamente a la orden de hacer fuego contra la entrada. En parte porque era lo que deseaba desde el principio, cuando no había rehenes allí. Sin embargo luego no apuntó directamente hacia la entrada sino hacia los cuervos que intentaban tomar aquella zona de aterrizaje, en particular al que tenía el arma pesada. 

Finalmente decidió que seguir corriendo detrás de lo que los cuervos habían preparado para ellos no era la mejor opción, como tampoco lo era desobedecer una orden directa y si se ponía puntilloso, pensar por si mismo, pero levantó vuelo. Haría un giro largo, como para ganar algo de maniobrabilidad y distancia, e iría contra el transporte. Porque dedujo que, o bien traía gente que no quería ver incluida en el combate, o venía a llevarse a otra gente que tampoco quería que se fuera de allí sin dar las correspondientes explicaciones. O muriese. Lo que ocurriera primero.

La presencia de aquellas naves de vanguardia tenían la clara intención de asegurar que el transporte llegara a tierra, y era por eso que James iba a asegurarse de que eso no sucediera. Y si lo hacía, que fuera en forma de metal retorcido y humeante.

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21/08/2019, 00:06
Director

El sargento habría seguido golpeando a Rod de buena gana. Era evidente que no estaba falto de motivación. Podía creerse que la URI hubiese infiltrado un comando entero tras sus líneas. Podía creerse que hubiesen interrogado a los piratas. En el fondo las palabras de Rod tenían cierto sentido. Sin embargo le resultaba inconcebible que uno solo de sus hombres fuese un traidor. Tan solo insinuarlo ya era suficiente para que considerase que cada una de sus palabras eran mentira. Una patraña. Agarró el rifle con ambas manos, listo para estrellar la culata contra el morro del agente de la URI. Si para eso tenía que vapulear un poco a los miembros del equipo de investigación, tampoco iba a echarse a llorar. Estaba un poco cansado de la actitud de los prisioneros, siempre dando por hecho que lo peor ya había pasado.
Detuvo el arma antes de dar el golpe. No era piedad. Por toda la cueva se escuchó un estallido proveniente del exterior. Pocos segundos después temblaron las paredes y el techo, dejando caer tierra acompañada de alguna que otra roca. El bombardeo había empezado. Las radios tomaron vida para transmitir un mensaje desde el exterior.
-¡Sargento! Nos movemos. Comience la siguiente fase. Oguru no nos dispara a nosotros.
Ya no había tiempo para nada. El sargento miró a los soldados más cercanos.
-Nos vamos. Asegurad a los prisioneros, se vienen con nosotros. El agente también. Seguro que al comandante le encantará interrogarle en persona.
Los cuervos asintieron. Encañonaron con las armas a los investigadores y a Rod, indicándoles que se moviesen hacia la entrada.

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21/08/2019, 00:06
Director

El mundo tembló una vez más. Las palabras de Billy habían hecho enfadar a Kiera aún más que antes. Poner en duda a Morkhaat era un pecado capital, uno que provocaba la ira descontrolada de la telépata. ¿Solo ira? No, allí había algo más. Dolor. El dolor que tan solo la verdad puede producir. Las palabras de Billy, Kiera ya las había escuchado antes, o al menos palabras similares. Una voz desconocida y femenina resonó mientras calles y edificios se resquebrajaban como fragmentos de un espejo que alguien ha tirado al suelo.
-Solo somos un pequeño engranaje en sus planes.
Kiera cayó de rodillas con las dos manos en la cabeza, tapándose los oídos. En su propia mente daba igual. No podía evitar escuchar esa voz ni podía evitar escuchar a Billy. No en su propia mente. Cuando la influencia de Morkhaat se debilitaba, volvían otras sensaciones. Incertidumbre, soledad, inseguridad, miedo.
-¡Callad!, ¡Callad los dos!
Sus gritos resonaron con tanta fuerza que tal vez les estuviesen escuchando incluso en el “exterior”. Miró a Billy a los ojos. El contacto visual en un mundo imaginario era extraño, porque no había forma de esconder sus emociones. Le odiaba por lo que había dicho, por recordarle todos esos detalles que de algún modo no acababan de encajar. Al igual que haría un erudito al toparse con la falsificación de un cuadro, Billy le había enseñado los brochazos que estaban fuera de lugar.
-¡Fuera!, ¡Aléjate y no vuelvas!
Billy volvió a ver a través de sus propios ojos. Volvió a sentir su cuerpo. Estaba en el mismo sitio, aunque en el suelo. Kiera tampoco se había ido. Estaba acurrucada, recostada de medio lado en posición fetal. Ya no gritaba de dolor. El soldado se encontraba entre ambos. Tenía el rifle en la mano. Tan solo debían haber pasado unos minutos. Suficiente para que llegasen refuerzos. La cueva entera tembló mientras el sonido de un estallido lejano inundaba todos los rincones. Venía del exterior. El bombardeo había empezado.
Tres soldados más entraron a la carrera. Vieron a la telépata herida en el suelo, y también vieron a Billy.
-¿Qué ha pasado?- preguntó uno de los recién llegados. -Kiera ha perdido el control de los prisioneros, pero tenemos que movernos ya.
El soldado a quien Billy había encañonado para intentar negociar, se giró hacia sus compañeros y les disparo repetidas veces. El primer objetivo cayó al suelo antes de comprender lo que ocurría. El segundo estaba comenzando a agacharse cuando otro tiro le acertó en mitad del pecho. El tercero consiguió devolver el fuego, aunque solo hirió en el hombro a su agresor mientras que este le arrancó el casco en un par de impactos.
El dolor no pareció hacer mella en el cuervo, que inmediatamente volvió a apuntar a Billy.
- Aléjate y no vuelvas
Aunque la voz era del soldado, las palabras eran de Kiera.
-Llévate a los tuyos. No quiero volver a verte. Lárgate o haré que también te dispare a ti. No hables, no protestes. No quiero escuchar tu voz nunca más.-
El soldado no dejó de apuntar a Billy en ningún momento. Por rápido que fuese desenfundando no podía hacerlo antes de que el miembro de los cuervos aprestase el gatillo*.

Cuando salió del templo, la cueva había dejado de temblar. Tan solo dos impactos en el exterior. Habían sido lo bastante potentes como para tener consecuencias letales, pero era imposible saber lo que había ocurrido en el exterior. En el interior los cuervos se estaban moviendo hacia la salida. Primero iban los soldados más fuertemente armados, indicando que en el exterior ya se estaba librando alguna clase de batalla. El Sargento iba en el grupo de cabeza, por tanto ya se estaba adentrando en el túnel principal. En el grupo más rezagado estaban los prisioneros. Junto a ellos, Rod. El agente de la URI tenía pinta de haber recibido una buena paliza, con moratones y rasguños en la cara. Llevaba las manos atadas a la espalda. Lo cierto es que había pasado a formar parte de los prisioneros. Estos al menos no daban muestras de seguir bajo el control de Kiera, motivo por el cual los escoltaban cuatro soldados. Dos delante y dos detrás. Ninguno vio a Billy porque nadie estaba mirando hacia el templo. El comienzo del bombardeo había precipitado las acciones de los cuervos, obligándoles a moverse rápido.

Notas de juego

*Aunque por supuesto, puede intentar cualquier cosa llegado este punto. El turno continúa asumiendo que Billy hace caso, pero siéntete libre de ignorar desde aquí hacia delante si decide alguna otra cosa. En ese caso ignora también el siguiente post.