Partida Rol por web

...Aquel galope se acerca a ti cada vez más. Ahora es lo único que escuchas, en esta pesadilla que se te está haciendo tan real. A Peter prácticamente se lo ha tragado la niebla, o se ha caído y no te diste cuenta...Pero esta que te envuelve cada vez más y hace que tu cuerpo se estremezca de miedo y frío....

Al oír el caballo galopar, me abrazo a mí misma y empiezo a temblar. No sé si lo hago de miedo o de frío, pero estoy más que segura de que aquello no me gusta nada. Intento mirar alrededor, en la niebla, buscar a Peter. ¿Sería todo una maldita broma para reírse de mí? Seguramente, habría preparado algo con sus amigotes para reírse de la idiota escritora, un divertimento para los paletos de pueblo que se aburren. De ser una broma, me parecía muy cruel.

-¿Peter?- lo llamo, intentando no alzar demasiado la voz, tengo miedo. Como el maldito libro de Stephen King, donde de la niebla podían salir monstruos horribles y yo ahora me encontraba embuida en ella. -Peter, si es una puta broma, no tiene gracia... No me jodas...

Peter no te contesta y tú tampoco lo ves. Tus palabras comienzan a quedar solapadas con el sonido de aquellos cascos de caballo chocando con la piedra de cubría el suelo. Son segundos angustiosos los que continúa, donde te das cuenta que la niebla comienza a despejarse. Se despeja y se despeja...Lo hace hasta el punto que ves como una tremenda figura negra se acerca a ti rápido. Pronto sales de dudas y reconoces en aquella silueta las formas de un caballo de gran porte, con un jinete en su lomo. 

El jinete, sorprendido por aquel obstáculo en el camino, da un grito al caballo y este se detiene no sin antes alzar las patas delanteras y casi lanzarle al suelo. Pero se mantiene firme, y consigue calmar al animal. Sabes que es un hombre, por el tono de voz, pero no lo compruebas hasta que se despeja de la capucha que le cubre la cabeza. Algo al estilo antiguo, donde se cubrían del frío con una especie de manto largo, negro.

Es un chico joven:

Está pálido y también parece asustado. Ha estado a punto de atropellar a una persona.

- Perdón...Perdón...¿Está bien, señorita? - dice aun subido a lomos del caballo. Su noto oscila entre la preocupación real y el asombro. 

Pero no es menos sorprendente para ti, dada la situación que estás viviendo y lo que tienes enfrente. Además, el chico viste ropas raras. Ropas antiguas. De un siglo atrás por lo menos.

El animal, por su parte, es así:

Me quedo en shock, no puedo definirlo de otra forma. Abro los ojos viendo como esa silueta, cada vez más grande, se dirige hacia mí. No entendía nada. Peter no estaba. La niebla se disipaba. Ahora iba a morir atropellada por no sabía el qué. Me abrazo a mí misma aún más fuerte, esperando el funesto destino, que fuera lo que fuera. Dentro de mí tengo otro pensamiento de muerte y tortura dirigido al maldito de mi agente cabrón. Incluso me encojo y cierro los ojos sin saber qué esperar.

Pero no me pasa nada, lo que sea que venía para y me hablan. Abro los ojos mirando al joven chico, que viste raro. Vuelvo a pensar que es todo una broma de Peter, o de alguien del pueblo, algo de mal gusto. Arqueo una ceja al verle, incrédula.

-Joder, casi me pasas por encima- doy un paso hacia atrás, aun temblando y alejándome del caballo. Un animal así de grande me daba respeto, más si casi muero bajo sus patas.

Notas como abre ligeramente los ojos ante el inicio de tu frase: "Joder". Parecía un chico fácilmente escandalizable, y eso que por poco arroya contigo. 

De la sorpresa pasa a mirarte con cierta culpabilidad. Y de la culpabilidad pasa de nuevo a la sorpresa al verte nítidamente. Se fija detalladamente en tu ropa. 

- Lo lamento...¿Está perdida? ¿La puedo ayudar, señorita?  - a ese chico tu ropa parece chocarle bastante. - Es demasiado tarde para estar por la calle...- te debe estar bien muy desprotegida aquel señor.

La niebla termina de hacerse tenue y las calles apenas están iluminadas por la luna llena. Por que si, hoy hay luna llena. Si no fuera por éso, estaríais completamente a oscuras...¿Porque donde diablos están las farolas que había antes? ¿También habían jugado al escondite como Peter?

¿Me ha dicho señorita?

Entrecierro los ojos, con la oscuridad del momento no podía ver mucho, ¿dónde habían idos las farolas? Inspecciono con sospecha sus ropajes, su forma de hablar y no tengo ni puñetera idea de qué ha pasado. Parece que mi ropa y mi forma de hablar le chocan, le parece algo raro y yo comienzo a pensar que en este pueblo hacen una noche temática de la que yo no tenía ninguna idea.

-¿Perdida? Quizás un poco... Estoy buscando a un chico pelirrojo...- empiezo contando, porque siendo del pueblo, conocería a Peter. Los pelirrojos no pasaban desapercibidos por suerte. Doy una vuelta sobre mí, mirando de nuevo alrededor. -¿Y las farolas? ¿Qué coño...?- musito para mí cuando veo la oscuridad que nos rodea.

El muchacho te mira con cara de estarse perdiendo algo. Y también te debe estar viendo a ti perdida, porque baja del caballo, asiéndolo por las riendas. 

- ¿Pelirrojo? No sé, señorita...Pero me extraña que haya alguien por la calle a estas horas. ¿Usted no es del pueblo, verdad? ¿Necesita ayuda? A estas horas no le puede pasar nada bueno...¿Está en la calle? - aquel chico te mira como tú miras a su medio de transporte. Aunque parece un chico cívico, o se lo hace, si lo que lleva es un maldito disfraz y está actuando muy bien. Pero guarda un par de metros de distancia.

Entrecierro más los ojos cuando vuelve a decir señorita, como si aquello me pusiera años encima. ¿Con quién se creía que hablaba? ¿No conoce a Peter? ¿En serio? Me muerdo el labio inferior con rabia, alguien se estaba burlando de mí y era algo que no soportaba.

-No, no soy del pueblo- digo con cierta indignación y busco el móvil en mi bolsillo. El cabrón de mi agente me iba a oír de quién se iban a reír en este pueblo de mala muerte. -¿Y qué me puede pasar a estas horas? ¿Y el concierto? ¿Quién coño eres tú?

Tu móvil está en tu bolsillo, donde lo dejaste. No obstante, no tienes cobertura. Nada de nada, ni siquiera un mísero 3G. Nada, fuera totalmente de linea. 

El chico mira el móvil y lo mira con suma extrañeza. Tu pronto posterior también parece incomodarlo un poco, porque ante tus palabras da un paso atrás y todo. Tiene cara de estar totalmente estupefacto y no saber qué decirte ante lo que le pregunta.

- Soy Marius, sirvo a los Sartorius, se-señorita...Yo...No se de que concierto me habla...- ahora si guarda la distancia. Como si viera un maldito perro verde frente a sí. Ahora específicamente mira tu móvil.

Gruño cuando veo que no tengo cobertura, molesta de no poder cagarme directamente en el cabrón de mi agente o en su contestador. Frustrada miro al chico y su expresión. Recula como si estuviera loca y supongo que mi cara debe ser de estar cerca de ello, aunque torna a confusión cuando dice que sirve a los Sartorius.

-¿Qué? Pensaba que no quedaba ninguno...- entrecierro los ojos mirándole. Tenía que estar burlándose de mí, no podía ser otra cosa.

El caballo parecía impaciente y emitió un relincho que altero un poco al chico, por lo repentino. Marcus acaricia distraído el lomo del animal, sin apartar la mirada de ti.

- Señorita, creo que se está confudiendo...¿seguro que no necesita ayuda? ¿que hace a estas horas por las calles? ¿se perdió? - el chaval volvió a mirar tus ropas y tu móvil, y su cara denotaba que en cualquier momento se subía al caballo y se largaba de allí. No es que pareciera muy fingida la estupefacción de aquel rubio de extrañas ropas.

Como guinda a aquel pastel de locos, resonó por aquellas calles todo un coro de aullidos de lobo en la lejanía:

No me gustaba nada la forma en que me miraba el chico, como si yo fuera un perro verde. Aunque antes de replicarle de malas formas, el aullido del lobo hace que un escalofrío recorra mi espalda. Miro hacia el lugar del que viene aquel ruido, ¿había lobos aquí? ¿Desde cuándo? Mi cara expresa terror y me agarro a mí misma, abrazándome para darme calor y guardándome el móvil.

-Solo dime por dónde queda el hotel...

Marius asiente un par de veces, está pálido y parece no cuestionar tu solicitud. Claramente parece tener ganas de irse de allí para guarecerse en donde quiera que viva aquel chico. Aprieta las riendas del caballo y lo pone movimiento al tirar de él. 

- Os indico donde es...- parece que su intenciones eran guiarte presencialmente y a paso ligero. - No queda lejos, pero las calles no son seguras a estas horas para una mujer, señorita...Si tiene problemas le puedo indicar también donde queda el cuartel de la policía. - se da prisa y parece que los lobos claramente ha hecho que olvide mirar raro tus ropas y tu movil.

-¿No son seguras para una mujer?- vuelvo a mirarle extrañada con lo que dice, el lobo casi pasa a plano secundario. ¿Qué coño pretendía? Si esto era un pueblo de mierda, cómo no van a ser seguras... Ni que estuviéramos en Londres donde una mafia rusa te podía secuestrar y venderte en la trata de blancas. Resoplo. -Venga, lo que tú digas... Pero llévame al hotel, tengo una habitación reservada y un agente al que mandar a tomar por culo. Mejor que no me mandes a la policía porque no saldréis ninguno de los de esta bromita bien parados, estoy cansada si pensáis que os podéis reír de mí por ser de la capital.

El muchacho camina mientras tu despotricas, y llega un momento en que se vuelve para mirarte con cierto horror. Cara de no entender una mierda, literalmente. Incluso asustado de tus palabras, como si pensara que estás como una jodida cabra.

- Creo...creo, señorita, que se encuentra un poco alterada. Creo que deberia cobijarse y descansar....- te sigue mirando aquella forma, y ves que estira el brazo. Para tu horror señala la plaza, la plaza donde hasta hace un cuarto de hora había un concierto lleno de gente hasta reventar. 

Ahora solo hay desierto:

Ni rastro de concierto, ni rastro de personas...Ni farolas, ni focos, ni el cableado de los altavoces...Por no estar no estaba ni la taberna de aquel irlandés gordo. La fachada era la misma, el portón era el mismo...pero no había barra de bebidas. Por no haber, no había ni luz dentro y las puertas estaban totalmente cerradas. " Casa de huéspedes. Habitaciones" ponía escuetamente en un tablero mohoso en la parte superior de la fachada. Allí señalaba el chico:

- Es ahí...- y monta al caballo.

Arqueo una ceja cuando me enseña la plaza, aquello no era exactamente el lugar del que acababa de marcharme y no me gustaba nada como pintaba aquello. ¿Y si en realidad me había escurrido, había perdido el conocimiento y esto era un sueño?

-¡Espera!- digo cuando sube al caballo. -Este no es mi hotel... Yo no vengo de aquí... Joder...- mascullo mirando todo atónita y sin saber bien qué decir. No entendía nada, doy un par de pasos y luego me pongo a dar vueltas en círculos. -Joder, joder, joder... Tengo que estar durmiendo.

El chico te mira ahora desde las alturas. Te ve dar vueltas como si fueras un león enjaulado y sus ojos se tornan preocupados de nuevo.

- Aquí no hay más hoteles, señorita...- te observa con extrañeza, claramente debía pensar que estabas loca o algo así. O saber que pasaba por la mente de aquel chaval. Por que, sin duda, tu lenguaje parecía chocarle mucho. - ¿Está desorientada? ¿Seguro que no necesita ayuda?

Abro los ojos mirándole cuando dice que no hay más hoteles, había pasado algo raro. Me empecé a pellizcar el brazo, tratando de despertarme. Seguramente había perdido el conocimiento tras todo lo que había bebido, seguro que había bebido mucho más... ¡Que me habían echado algo en la bebida! ¡Todo era culpa de Peter! ¡O de ese camarero borracho!

-No puede ser...- digo para mí. -¿Dónde estoy? ¿Por qué esto es parecido pero no lo mismo? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el concierto? ¿Y la gente? ¿¡Y la cobertura!?

Marius contempla atónito como te pellizcas, cómo sueltas toda aquella retaila de improperios y frases que para él (según reflejaba su rostro) no tenían ningún sentido ni respuesta posible. Permanece en lo alto en su caballo, mirándote con sentimientos encontrados entre la extrañeza y la compasión. 

- En Saint Louis, señorita...- para el resto de preguntas te miró y negó un poco, aturdido él también y sin palabras.

Se hizo un silencio tenso. Ajeno a lo que allí estaba pasando, el frío del lugar comenzó a helar los huesos. Sin duda hacía mucho más frío que antes de que pasara toda esta locura. Cuando había Peter, concierto, gente...

- De-debo marcharme....- acabó por decir pasado unos minutos, exhalando vaho de su boca conforme brotaban sus palabras con cierto tartamudeo.