Partida Rol por web

Los cuervos de Llandwydd

La carga del Perdón

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14/05/2015, 19:52
Narrador.

Los hermano Evans hacían señales en el agua a Daniel, haciendo presión hacia el fondo con sus manos. Ello parecía como si grandes piedras cayeran del cielo directas al lago Gweld. Y entonces, lo siguiente que vió fue la flecha dibujada levemente en la arena, junto con sus pies. La miraba en pie, y notaba cómo esta se dibujaba lentamente... Y apuntaba EXACTAMENTE hacia las enormes burbujas y tumulto provocados de la nada sobre el lago.

Entonces lo comprendió todo. Allí abajo se encontraba él, se encontraba Gwylim.

Daniel abrió los ojos y sin pensárselo dos veces se lanzó hacia el agua. A duras penas logró desprenderse del chaquetón oscuro que había tenido también en el entierro de los Evans. Con una sóla mano se lanzó, entonces, al agua. Vosotros, con la cabeza fuera, veíais cómo se internaba en el agua, mientras de su boca emergían burbujas que morían en la superficie del lago. Oíais su pensamiento. "Gwylim", "Gwylim", pensaba.

Tras unos momentos de duda, la dificultad que entrañaba inspeccionar el lago helado era enorme. Vosotros habíais visto que muy en el fondo se encontraba el cadáver de Gwylim, pero para Daniel bucear era extremadamente difícil. Igual era que sentía mucho más que vosotros la baja temperatura del agua, y aquello le azotaba. Además, con un brazo menos las posiblidades se reducían a la mitad...

Hubo un momento en que pareció perderse en el fondo, puesto que el burbujeo era ahora menor... Y tras un instantes, casi un minuto después, salía del agua precipitadamente, con arrebatos de cansancio, como si se estuviera ahogando. De hecho sacaba su mano e intentaba mantenerse ¡se ahogaba de verdad! Su cuerpo se zarandeaba, subiendo y bajando, y su cabeza a duras penas podía ascender a la superficie. Quizás sus botas pesaran demasiado. Vosotros, los Evans, mirábais la escena aterrado, puesto que no podíais hacer nada para evitar un funesto destino. Y era curioso cómo habíais causado la muerte a su hermano y ahora no érais capaces tampoco de salvar la vida de Daniel. Extraña eternidad la vuestra, que parecía no querer haceros trascender jamás.

Finalmente Daniel se hundió. El cansancio le pudo, y el agua helada acabó por ganarle la partida. En pocos segundos estuvo en el fondo del lago, perdiéndose a vuestros ojos.

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14/05/2015, 20:05
Narrador.

Silencio.

Perpetuo silencio.

Casi.

Casi perpetuo.

Esperanza.

Salvación.

Daniel.

Daniel.

Daniel.

¡Gwylim!

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14/05/2015, 20:07
Director

Salísteis del agua, y desde la orilla, justo encima de donde Dylan había dibujado la flecha, mirábais el agua, esperanzados en que, de alguna u otra manera, Daniel ascendiera a la superficie. El desastre de los que habíais sido protagonistas parecía no haber resarcido la catarsis que no todos buscábais, sino que también había hecho caer a vuestro amigo Daniel. Quizá en el infierno tendríais el suficiente tiempo para pensar en ello. Claro que, tras un par de minutos, comenzaron a formarse ondas donde habíais hecho las señales a Daniel. La noche había caído y ya apenas se veía bien. Pronto el cielo enseñaría su peculiar manto de estrellas.

En pocos segundos algo apareció en el lago. Alguien, para ser más preciso: un par de figuras, muy juntas. Oteásteis con dificultad el horizonte del lago, y tras un momento os dísteis cuenta de que era Daniel, al cual otra silueta estaba elevando, como sacándole del agua como un socorrista. Era un tipo delgado y alto, de cabello largo y rubio, muy rubio. Daniel estaba empapado, pero el otro no: estaba seco completamente. Entonces ambos se acercaron a la orilla, y le vísteis.

Gwylim Lloyd.

Vivía.

De alguna extraña forma estaba vivo. ¡Vivo!

Colocó a su hermano sobre la playa llena de tosca piedra, arena y huelo, y lo tumbó bocarriba. Gwylim parecía no veros, pues no os hizo caso alguno. Daniel estaba inconsciente (seguramente habría perdido el conocimiento allá abajo). Fue entonces cuando Gwylim se agachó, puso la mano en el pecho de su hermano, y tras unos instantes éste se despertó, echando el agua del lago tragada por la boca. Tosía y tosía, y volvía a toser. Aquel escándalo era desmedido, como si un terrible rayo penetrara en el cuerpo del hombre y lo despertara en vez de matarlo.

Lo más curioso de este hecho era que el brazo perdido de Daniel estaba reestablecido.

Intacto.

Poseía ambas manos, y tras despertarse, apoyó sin darse cuenta una de ellas en la arena, y la otra se la llevó a la boca mientras tosía. No lo notó, hasta que segundos después se llevó las manos delante de sí, mirando una junto a la otra. Tenía obra vez un brazo. Aquella locura era irracional para cualquier ser, para cualquier hombre. Los horrores de la guerra no eran NADA en comparación con lo que en esos instantes estaba sufriendo Daniel: las dudas consumían su mente, la desgarraba, lo evaporaban aún estando mojado y helado aún de frío.

Por supuesto, Daniel no veía a Gwylim. No podía, como a vosotros. Sin embargo, vosotros sí lo apreciábais. Y él a vosotros, pues se levantó y se os quedó a dos pasos frente a frente. Evans. Gwylim. Gwylim. Evans. No había en su rostro muestra de rencor. ¡Ninguno! Era como si las penalidades del mundo de los vivos no trascendiesen al mundo de los huidos. Supísteis entonces que el odio no era sino ego humano, una mercancía atroz que movía el mundo, que servía de moneda de destrucción y vileza. Sus ojos refulgían, pero era esperanza, alegría, humildad y deseo. Todo por haber encontrado, casi por casualidad, a su hermano, y su hermano a él. Gwylim sabía que nada podía hacer por que éste escuchara una sóla palabra de su voz, pero ahora le había regalado una nueva vida con aquel brazo dedicado.

Y los ojos mantenidos en alto con los vuestros no eran desafiantes. Era un reencuentro. Un simple reencuentro. Él último de su vida y el último de vuestras vidas. Para siempre.

Gwylim se dió la vuelta y comenzó a introducirse en el agua, poco a poco, hasta que finalmente despareció. Daniel, cansado pero consciente, se dejó caer en la orilla, mirando el ahora cielo estrellado, abatido por la desgana. Estaba algo desorientado también.Y entones lo vísteis. Era como el comienzo de un resplandor bastante similar al que sufrísteis no hacía mucho. Aquella estela blanca era estática, y se hacía cada vez más y más grande. Era como si en breves fuera a impactar sobre vosotros.

Notas de juego

Haced un último post de partida.

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14/05/2015, 23:55
Christopher Evans.

Lo habían hecho. Habían expiado la culpa por Gwylin, habían reconocido sus pecados ante Daniel y le habían ayudado a localizar los restos de su hermano. Sin embargo, Christopher no estaba satisfecho consigo mismo. Aquella historia no dejaba de tener un regusto agridulce. Casi lo habían matado a Daniel porque, aunque no lo ahogasen ellos, habrían sido responsables de su ahogamiento...si no llega a ser por el propio Gwylin. Pero lo que más le dolía había sido no poder reparar el daño que habían ocasionado. No podían. Nadie podía.

No entendía cómo podía haber sucedido aquello, pero no importaba. Al fin y al cabo, tampoco entendía como él y sus hermanos estaban allí. Nunca lo sabría. Miró a Gwylin y sonrió.

Christopher miró aquel fulgor en el cielo, que no hacía sino confirmar sus apreciaciones. Lo habían logrado. Se habían redimido por lo sucedido. No podía ser de otra manera.

-Adios, amigo mío. Lo siento por todo-

Se agachó y escribió en la arena para Daniel.

"Adios. Lo siento de veras. Chris."

No le quedaba más tiempo. Miró a sus hermanos. Los abrazó a los tres a la vez.

-Adios, hermanos míos. Hasta siempre-.

Luego cerró los ojos y se dejó envolver por aquella luz ultraterrenal.

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15/05/2015, 04:11
Dylan Evans.

Lo habían logrado tras tantas penurias. Finalmente Daniel había encontrado a su hermano y quizás muy pronto Gwylim podría tener un entierro digno pero las cosas no acaban allí. Milagro o no ahora Daniel había recuperado su brazo perdido en batalla por obra de su difunto hermano pero lo mejor de aquel momento había sido el perdón hacia los Evans. El tan ansiado perdón tras descubrir que todo había sido una ilusión de sus corazones por volver al pueblo natal y regresar con sus padres, ¿pero todo había sido en obra de la redención de los hermanos por su crimen? Tal vez si pero ya no importaba.

Dylan se había aferrado a sus hermanos porque temía a lo desconocido aunque algo le insinuara que no habría nada que temer. Era incapaz de hablar y no quería romper aquel encanto. Simplemente no quería que el cielo rompiese aquella unión de sangre que se extendía más allá de la vida. Incluso su hermano mayo con toda su dureza había apreciado el momento y había estrechado sus brazos sobre sus hermanos.

Pronto algo revelador les sucedería a los cuatro, algo que los cambiaria para siempre.

En aquel ultimo tacto Dylan cedió sus miedos y sus pasadas añoranzas para dejar lugar a la paz de haber tenido a los mejores hermanos que el destino podía otorgar.

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15/05/2015, 12:13
Huw Evans.

Finalmente habían conseguido el perdón o eso creía Huw, habían reencontrado a los dos hermanos. Ya nada más podían hacer, ahora Daniel descubriría la verdadera razón de la muerte de Gwylim y debería de cargar con las culpas de la venganza, pero eso era otra historia que no afectaba a los Evans. Huw se conformaba con recordar los últimos días vividos en el pueblo y apartar todo sentimiento de rabia u odio ¿serian estos recuerdos reales o serian un simple sueño? Al mayor de los hermanos no le importaba, solo quería recordar esos instantes de felicidad junto a sus hermanos y su prometida.

Huw se abrazó a sus hermanos, no sabía que les esperaba, pero no le importaba, los cuatro estaban unidos.

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15/05/2015, 22:58
Dafydd Evans.

Cuando Daniel se metió en el agua y se ahogó, Dafydd sintió una mezcla de angustia por no poder ayudarle y miedo por no saber qué pasaría cuando él muriera.

Cuando Daniel emergió del agua en brazos de su hermano Dafydd sintió confusión. La confusión poco a poco se convirtió en frustración al ver lo que ocurría y en rabia.

-¡ESO NO ES JUSTO!-grito al comprender el milagro. 

Ellos habían pagado con su vida por un accidente, por su mal hacer en un momento determinado de sus vidas en las que por una crueldad por su parte, un chico había estado apunto de matarlos y ahora Daniel era recompensado por haberlos matado. Eran dos hermanos separados en la noche de la muerte que se volvían a encontrar y el que era más culpable de los dos, era bendecido.

Por su parte los Evans, siempre habían estado juntos, sufriendo y muriendo juntos ¿por qué ellos no podían tener su milagro? ¿por qué eran abandonados a lo que viniera después, sin poder ver a sus padres y a sus seres queridos?.

Mientras Christopher los abrazaba, Dafydd se daba cuenta que realmente para él solo estaban sus hermanos y con lagrimas en los ojos se preguntaba por qué ellos no podían disfrutar de lo que ahora tenía Daniel. Todo aquello había sido demasiado para él, ya que cuando creía comprender algo y asumía su situación, esta cambiaba por completo.

La luz apaciguó a sus hermanos, pero a él le parecía terrorífica, porque tras lo vivido recientemente ni se imaginaba qué podría ser lo siguiente que les esperara por sus actos, así que agachó la cabeza cubríendose entre los cuerpos protectores de Huw Christopher y Dylan y esperó que todo sucediera...

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16/05/2015, 09:20
Narrador.

Unos creyeron encontrar la redención. Otros quisieron creerse que la habían encontrado. El menor de los Evans, sin embargo, apelaba a sus padres en su pensamiento. ¿Porqué no estaban allí?

Sea como fuere, la luz llegó como caída del cielo, como un meteorito directo hacia vosotros. No había temblor alguno, y el agua tampoco se movía: sólo parecía, cada vez estando más cerca, que el día emergía a una velocidad espectacular. Pensábais en papá, mamá, Rhonda, Daniel... ¿Acaso volveríais a verlos alguna vez? Esa respuesta comprendía una incertidumbre total. Pronto la luz aproximante os atrapó e impactó en vosotros, como otro fogonazo de luz y energía.

En ese momento, ya no érais, ya no estábais.

Todo había acabado.

Habíais trascendido al más allá.

Días después, las gentes de Llandwydd creyero vez una pequeña luz a las afueras del pueblo, que se acercó a tierra, aunque jamás lograron saber lo que era. Daniel dejó una nota a uno de sus vecinos, el señor Clayton, diciéndole que de una manera inexplicable sabía del paradero de su hermano: el lago Gweld. Daniel, tras dejar esta nota, ya no estaba en Llandwydd: le habrían acusado de la muerte, y tampoco podría explicar lo de su brazo regenerado.

En poco tiempo encontraron un cuerpo en el interior del lago. Concretaron que era Gwylim Lloyd, al que creían huido. Su cuerpo descansó junto al de los cuatro hermanos Evans, en el cementerio de Llandwydd.

Ningún cuervo ahora se posaba delante de la casa de los Evans.

::FIN::