Partida Rol por web

De nuevo, el devorador se gira ahora hacia Leroy y le ruge en la cara. Algunos pedazos de carne y gotas de sangre salen despedidos de su boca, y lanza sus huesudos y afilados dedos a los hombros de Leroy, alcanzando su hombro izquierdo y produciéndole un doloroso tajo del que empieza a brotar sangre.

¿Qué hacéis?

Leroy se lanzó contra aquél ser, encolerizado porque le había herido.

- ¡Vas a saber quién es Leroy Currie!

Le propinó un buen puñetazo en su cabeza retorcida, con la esperanza, casi la certeza, de enviarle al otro barrio. Al fin y al cabo, él era Leroy Currie. Y a Leroy Currie no le hería nadie y se iba de rositas.

No acerté a la horrenda criatura, pero eso no amedrentó el poco ánimo que la situación me obligaba a mantener. Irina se libró de uno de esos seres con una magnífica puñalada, y la que quedaba no debía escapar con vida.

Ver que no eran invencibles ni insuperables me alegró en lo posible, e inicié una nueva embestida, tratando de ensartar a la criatura.. esta vez sin fallar.

Observo cómo se deshace la criatura ante mis ojos. Sentía la adrenalina correr por mis venas, y sin pensármelo demasiado, corrí a rematar a la figura empalada por Ezekiel, cuchillo en mano.

Felix reacciona y dirige el revólver a esa masa distorsionada que las gotas de lluvia dan forma y el disparo la hace tambalear un metro hacia atrás, y en el destello que produce la pólvora, os parece ver un fotograma de una masa informe de carne unida sin seguir ningún orden natural conocido. Un conjunto de materia orgánica horrenda cuyo tórax explosiona en pedazos invisible que os golpea el rostro. El destello ciega a Irina, que por instinto empuña el cuchillo y lo mueve hacia delante, pero sólo consigue un silbido producido por el arma al cortar el viento.

El Profesor Ezekiel, algo confuso por la situación, empuña la caña de bambú pese a no estar acostumbrado a ningún tipo de combate. De hecho, en la facultad evitaba cualquier clase de confrontación que no fuese intelectual. Esta vez sintió una energía que hacía tiempo que no sentía. Un instinto primario, básico, incluso infantil... Un impulso automático que le hizo fijarse en la bala que Felix había incrustado en el cuerpo de la criatura, delatando así su posición. La caña de bambú atravesó la base del cráneo de la criatura hasta salir por la parte superior. El sonido que vino a continuación os pareció romper vuestros tímpanos, al mismo tiempo que el ser abría la mandíbula para concentrar todas sus últimas fuerzas en un último ataque, pero un derechazo de Leroy acabó por detenerlo. El Devorador pareció oscurecerse y desmoronarse en el suelo en pedazos de carne podrida hasta disolverse con ayuda de la lluvia.

Volvéis a estar el avión, vosotros cuatro y esta enigmática isla. Ya es noche cerrada...

El increíble arranque violento que tuve se saldó con la extraña criatura muerta, afortunadamente. Dejé caer la lanza en cuanto me sentí a salvo, respirando profundamente.

Seguía sin fiarme del exterior, y más aún tras lo sucedido, pero no había más refugio a la vista que el avión estrelado.

-¿Estáis todos bien? Hemos tenido mucha suerte, sin duda -dije, recogiendo mi arma de nuevo. Tras descansar levemente, no pensaba separarme mucho de ella - Comamos un poco, y descansemos en lo posible. Propongo montar guardias a turnos, y cuando todos hayamos descansado algo y sea de día, buscar un refugio mejor.

Asintió a las palabras del profesor y, alisándose un poco la chaqueta y revisándose los nudillos, decidió que ya era hora de que alguien competente se hiciera cargo de la situación.

- Yo haré la primera guardia. Sin duda, necesitáis descansar. No estáis acostumbrados a estos ambientes; no como servidor. Además, nuestros amiguitos se lo pensarán dos veces antes de volver a atacarnos. Ahora han aprendido la lección.

Os acomodáis para echar una cabezada (supongo que dentro del Electra), y cuando pasa un rato, el sonido de la lluvia cesa y lo único que se oye es el sonido de la vegetación mecida por la brisa. De vez en cuando también se escucha en la lejanía algún que otro animal que no conseguís identificar. No pasa mucho más tiempo hasta que os dormís mientras Leroy queda en alerta observando el cielo estrellado a través de los huecos del avión.

Cuando lleváis poco tiempo de sueño, unos ruidos y movimientos os despiertan. Leroy también es alertado por ellos. Se trata de Felix Strode. Parece estar teniendo una pesadilla, pues gime, da vueltas, suda y murmulla cosas ininteligibles. No llega a despertar, aunque en ocasiones parece estar a punto de hacerlo.

Tienes un sueño verdaderamente extraño esa noche:

Te mueves por una catacumba inexplorada, sudando y aterrorizado. Algo que debería estar a salvo y escondido ha sido violado. A tu alrededor hay pilas de huesos y esqueletos. Estás en una cripta húmeda, crees que en Italia, con una linterna en la mano. Finalmente llegas a tu destino: la puerta de una cámara. Con pánico, la abres. Dentro de la sala, en el suelo, hay un anciano vestino con una sotana de sacerdote. Un cuchillo sobresale de su pecho. Corres a su lado.

"Lewinston", gime. Está hablando en italiano, pero en el sueño entiendes el idioma. "Tienen el libro. Debes detenerles, antes de que convoquen a Abholos. Luego, el libro... desbes destruirlo".

Leroy se acercó rápidamente hacia el detective, alarmado por sus bruscos espasmos en sueños. Lo agarra de los hombros y lo zarandea con violencia.

- ¡Strode! ¡Despierta! ¡¡Strode!!

Al comprobar que no surtía efecto, pasó inmediatamente al pan B. Leroy Currie siempre tenía un plan B. Le soltó un fuerte revés con la mano derecha y, con un único y fluido movimiento, invirtió el movimiento para soltarle un buen guantazo con la mano abierta.

Felix se despierta, sorprendido y con rostro cansado.

Me despierto sobresaltado, con los gritos de Leroy. El descanso, aunque poco y malo, fue en parte reparador.. El susto del despertar ya es otra cosa.

-¿¡Qué.. qué ha.. qué ha pasado!? -pregunto, aún somnoliento, esperando que todo fuese una terrible pesadilla, y esperando estar de nuevo en mi cómoda y añorada cama de la ciudad.

Pues no.

Instintivamente busco mi lanza, y me incorporo.

Felix se despierta con la respiración acelerada tras su extraño sueño. Mira a su alrededor comprobando que todo sigue en orden mientras intenta relajarse y su respiración se vuelve más normal.
-Lewinston... dice muy bajo, como hablando para sí mismo. ¿De qué me sonará ese nombre...?

Pero de pronto Ezekiel se despierta sobresaltado. -¿Un sueño agradable, eh profesor? Yo también he tenido uno la mar de extraño... No entiendo que demonios está pasando aquí, primero esas abominaciones y ahora los sueños.

Miré confuso a Strode, al oir sus palabras, y me reí de puro e inestable buen humor:

-¿Sueños? Ni recuerdo haberlos tenido.. Fueron los gritos de Leroy los que me despertaron.. Y el bofetón que te propinó, jaja.. ¡Creí que sucedía un nuevo ataque! Me alegra que no fuese así -pero por un instante recordé las palabras de Félix-. ¿Qué te ocurrió? ¿Qué soñaste?

Por experiencias y estudios al respecto, yo sabía que los sueños a veces podían ser reveladores. Quizás Felix sufrió algún efecto secundario de alguna raíz, o del ambiente.. Esperando su respuesta, me senté, a revisar lo que nos quedaba de comida y bebida, para racionarlo y buscar más.