Partida Rol por web

Shiroi, que hasta ese momento había asistido a las preguntas del Oni Negro sin mediar palabra, endureció ligeramente su expresión cuando comenzó a hablarse de profanar cadáveres. Al llegar hasta los cuerpos, la ronin los observa durante un momento, pero después se da media vuelta y abandona el lugar. Estaba dispuesta a perder hasta su alma en la misión que se les había encomendado, pero si podía escoger, prefería no estar presente en una escena tan horrible.

Aguardó a una distancia prudencial, desde la que podía mantenerse al margen, hasta que finalmente Oni Negro regresó de su investigación. Por la cadencia de sus pasos y la forma en la que se movía, la ronin estuvo seguro de que sus pesquisas habían resultado tan infructuosas como las suyas propias.

-No parece que vayamos a conseguir nada más de este lugar. -Sentenció cuando el Cangrejo llegó a su lado. -Y la descripción de ese yorei que ronda las aguas tampoco nos ayuda demasiado. Podría ser cualquier escorpión, si no otra cosa.

Hizo una pequeña pausa, y finalmente dijo en voz baja.

-Hiroaki me envió ese sueño a mí. Debía ser por algún motivo. Tal vez... tal vez deba arriesgarme a entrar en él.

No veo porqué debería perder honor. Mi personaje no ha tocado a los cuerpos de los muertos directamente, además los difuntos no son nada, otro gallo cantaría si fueran cuerpos de samurais  o de autoridades Imperiales o de la zona. Los cuerpos de los muertos se inspeccionan por los eta, o eso tengo entendido. 

Resumiendo, creo que no debería perder honor por cumplir con mi deber. La percepción de nuestra cultura no es la misma que la que se expresa en el libro de leyenda. Otra cosa sería que mi personaje se hubiera ocupado personalmente de tocar y desollar a los difuntos con sus manos, cosa que no ha echo, de eso se han ocupado los eta. :)

Observó atentamente cuanto hacia Oni Negro, así como la propuesta de Shiroi posterior. Se mantuvo pensativa unos instantes, con los brazos cruzados y una de sus manos acariciando levemente su mentón.

-Entiendo lo que quieres decir, Shiroi-sama -afirmó en cuanto su compañera dejó de hablar- Pero puede ser demasiado peligroso, y el coste, muy alto -argumentó. No estaba dispuesta a perder a ninguno de los Truenos, no tan pronto- Pero sería conveniente inspeccionar el lago de cerca, incluso introducirnos en él, o... -miro alrededor, como tratando de evitar que alguien que no fuera del grupo les escuchara- Tal vez introducir el pergamino -propuso.

Ok. No pierdes honor entonces. ;)

No sentía ningún interés especial por el lago ni sus gentes. Simplemente quería centrarse en su próximo objetivo, el siguiente pergamino, y no es que estuvieran cerca precisamente. O sí, quién salvo los Kami podían saberlo, pero la inacción le resultaba turbadora. Pero de todos aquellos pensamientos, de cualquier idea que pudiera tener o rondara su cabeza, nada se dibujaba en el exterior. Su rostro permanecía hierático, como esculpido en piedra, y cuando se le hablaba mostraba una afable sonrisa que en verdad carecía de alma

Se sentó, como siempre hacía, con los ojos cerrados y concentrada en su meditación. Sabía lo que hacer y cuándo hacerlo, el tiempo que transcurriera hasta entonces no era más que humo desvaneciéndose en el aire...

Shiroi escuchó la respuesta de Tameiki, y su mirada recorrió al resto de los presentes. Pero parecía que el Oni Negro también comenzaba a quedarse sin ideas, y los demás no reaccionaban en exceso. Tanto Hidenaga como Kyoshiro guardaban silencio, e incluso la Togashi había comenzado a meditar sin que aparentemente la discusión actual la distrajera de sus pensamientos, fueran esos los que fueran.

-Sé que es demasiado peligroso, Tameiki. -Respondió mientras observaba la superficie del cercano lago, que brillaba inofensiva a la luz del sol de la mañana. -Pero cada día nuestro enemigo se hace más fuerte. Si no tenemos otra idea... debemos asumir que quizás sea necesario correr riesgos. Es evidente que nuestro objetivo está ligado a este lugar. Hagamos que se manifieste.

Guardó un momento de silencio, en el que miró a sus compañeros uno a uno.

-¿Estáis dispuestos a ayudarme?

La mirada de Tameiki recorrió al mismo tiempo al grupo, como siguiendo el recorrido prefijado por los ojos de Shiroi. Su mano descansaba en la empuñadura de su katana, con la uña de su pulgar jugando nerviosa con las hebras de la tela que la recubría. La pasividad del resto de sus compañeros estaba empezando a caldear su ánimo, y se vio obligada a respirar profundamente mientras miraba a los últimos integrantes del grupo. Ante el silencio general, tomó la palabra:

-Shiroi-sama, has demostrado sabiduría cada vez que has hablado, y tus actos jamás han perjudicado al grupo... -argumentó, mirando a la ronin- Acepto tu decisión, te seguiré allá a donde vayas y cumpliremos la profecía de Hiroaki -dijo dramáticamente, sin decir mentalmente todo lo que pensaba...

Juntas

El Cangrejo trató de encontrar una explicación allí donde no la había o una respuesta donde nunca se formuló pregunta alguna... Ni tan siquiera la dejar sobre el cadáver el preciado jade que Hiroaki le había confiado y que tras no encontrar reacción alguna volvió a guardar minuciosamente en contacto con su bronceada piel.

El Oni Negro miró a los eta y añadió. -"Podéis llevároslos y prepararlos para la ceremonia de incineración, gracias por vuestra colaboración".

El samurái ofreció un salmo al Kami Hida en favor de la ayuda ofrecida por los cuerpos de los difuntos a la causa del Emperador antes de salir de la casa de los eta y reunirse con los demás Truenos.

-"Nada, no hay indicios de nada a parte del naufragio y el ahogamiento. Tampoco el jade ha reaccionado aparentemente, por lo que están limpios. Por desgracia eso no nos ofrece avances en nuestras investigaciones" Dijo objetivamente el Cangrejo a los miembros elegidos por el monje Hiroaki.

Ante la petición de Shiroi el Cangrejo solamente asintió y se acercó a la ronin. -"Te acompañaré Shiroi-san, nuestros destinos están ligados desde el momento en que fuimos elegidos por Hiroaki-sama, todos lo estamos. Desconozco tu plan, pero las aguas de los lagos suelen ser más tranquilas de las del mar, sobretodo el que baña las costas de Tierras Sombrías. Las gentes de esta aldea son pescadores, pero no son marineros de kobune, por lo que puede... Puede que podamos llegar a la orilla del islote a bordo de una embarcación. Ir a nado es un suicidio, puesto que, en caso de que las aguas se piquen, la madera nos ofrecería algún tipo de opción de no morir ahogados por su facilidad de flotación".

Descruzó las piernas, se puso en pie y abrió los ojos
Como siempre, la Dragón permanecía abstraída en su meditación y no destacaba en absoluto. Más bien parecía una piedra más del camino a la que apenas se hace caso. Sin embargo en esta ocasión la curiosidad por el plan de la ronin llamó su atención, y ya que poseían -de facto- pergaminos negros, su destino (el de los pergaminos) estaba ligado a ella. Pero no sus portadores...

-¿Cuál es tu plan, Shiroi-san? -una pregunta simple, directa, sin ambages. Como era lógico no daría su palabra para acatar un plan con el cual podía estar en desacuerdo. Es más, no entendía por qué Tameiki y el Oni Negro, por mucho que viajaran juntos atravesando Rokugán en la mayor de sus empresas, lo aceptaban tan a la ligera. Comprendía el razonamiento tras ello, conste, pero arrastrarse por la afección o los sentimientos era deshonroso para la mayoría de guerreros y estúpido para la totalidad de los monjes

Shiroi escuchó las respuestas de sus compañeros con cierta satisfacción. Al menos, podría contar con ellos. Se había decidido a depositar su confianza en ellos, y estaba segura de que no le fallarían. Al menos, estaba segura en el caso de aquellos con los que más había tratado.

Cuando la ise zumi se decidió por fin a romper su mutismo para preguntarle por su plan, la ronin comenzó a hablar.

-Un lago que se vuelve encantado sin causa alguna, justo cuando comienzan a abrirse los pergaminos. Unas aguas que devoran a todo el que las desafía cruzándolas. Una aldea y un daimio que nada sabe del asunto. Unas huellas que entran al lago desde ninguna parte. Y un fantasma blanco, cubierto por su mempo, que ronda el lago por las noches. –Shiroi expuso lo que sabían de la situación. Un conocimiento que, a la luz de los acontecimientos, era escaso, demasiado escaso.

-Es evidente que el lago, el fantasma, y el pergamino están conectados de algún modo, aunque aún no sepamos cuál. –Continuó con expresión seria. –Pero Hiroaki me envió a mí el sueño de este lago, del mismo modo que mandó el de Toturi a Hidenaga-san y el de Junzo a Tameiki-san. Puede que lo hiciera por alguna razón. Creo que debo arriesgarme a cruzar el lago.

-Y tal vez… si las aguas me tragaran… el resto podáis sacarme de allí si porto una cuerda sólida. –Añadió, haciendo un elocuente gesto hacia el Oni Negro y Aswad. –Y aunque no lo lograra, al menos mi muerte serviría para que podáis ver realmente lo que ocurre. Puede que eso os ayude a resolver este misterio antes de que lleguen las legiones Imperiales. Si Fu-Leng se hace con los pergaminos, no podremos vencerle.

Asintió quedamente
Si no arriesgaba vidas innecesarias y era sólo tirar de una cuerda, y los pergaminos no iban con ella, la Dragón aceptaba el plan. Nada salvo la vida de la ronin se ponía en juego, así que de nuevo guardó silencio a la espera de acontecimientos. Los sueños premonitorios de aquella índole, y en esa situación en particular (¿qué podría ocurrir peor que la apertura de los Pergaminos Negros?), probablemente se dieran por una razón concreta y no al azar. Si el destino de Shiroi era morir en las aguas encantadas del lago es que así estaba predispuesto

Se quedó pensativa sobre su propia vivencia antes de formar parte del grupo y ser convertida en Trueno, así como en las palabras de su maestro. Tras un buen rato exhaló aire, aceptando que su sabiduría no alcanzaba para discernir el futuro...

El León se quedó mirando el lago, mientras sus compañeros debatian un plan plausible para cruzar el lago y develar el misterio, pero cada idea era más estúpida que la anterior, y eso le irrita.
Formular un plan que arriesgue la vida de un miembro de esta extraña coalición, no es factible.
-Temo decir, que es una imprudencia, arriesgar la vida de uno de nosotros o de todos es un riesgo para nuestra misión, sabemos que todo esto está conectado, pero aún no tenemos todas las piezas en el tablero-
Hidenaga cavila un momento pensativo, sabiendo que hay más de una forma de dar con la solución.
-¿Quien o que es capaz de controlar las aguas?-
Miró a sus compañeros, con la seriedad que es natural en su clan.
-Lo más prudente, sería esperar, pero dudo que compartan mi opinión, si ese es el caso, quiero que sepan que no estoy de acuerdo con esta absurda idea, pero que apoyaré de todos modos-
Ofuscado y preocupado, ante esta aberración de plan, se dignó a seguir la corriente.

Shiroi contuvo las ganas de fruncir el ceño al escuchar las palabras de Hidenaga. Como temía, el antiguo León volvía a ser la nota disonante, criticando el plan pero sin aportar ninguna alternativa. Pero para la ronin, el tiempo de guardar silencio había terminado.

-Decidme, Hidenaga-san… -Comenzó a hablar con fría tranquilidad. -¿Cuál sería vuestra alternativa, entonces? ¿Esperar, tal vez, a la llegada de las Legiones Imperiales? ¿Recordáis acaso quién las manda? ¿Contra quién estamos luchando en realidad?

Hizo una pausa y cerró los ojos, como si ella misma estuviera imaginándolo, antes de seguir con su alegato.

-Todos sabemos que nos falta información, pero tendremos que vivir con esa falta. –Continuó hablando con voz seria. -¿Acaso un general puede saberlo todo antes de presentar batalla? ¿Acaso un duelista debería renunciar al duelo si no conoce la técnica de su oponente? ¿Deberían acaso rendir sus armas los soldados antes de la batalla, al desconocer si sobrevivirán un día más? El kami Akodo habló una vez de lo que representa el coraje de un samurái, Hidenaga-san. Tal vez debáis recordar sus palabras más a menudo.

-Es una suerte que algunos de nosotros aún tengamos espíritu suficiente como para correr riesgos por nuestra causa, o ya estaríamos derrotados. –Añadió con una sonrisa en absoluto alegre. –Y os aseguro que arriesgar mi vida me agrada aún menos de lo que puede agradaros a vos. Pero si no encuentro una forma segura de hacerlo, entonces correré el riesgo.

La joven únicamente observaba la discusión entre los dos ronin con la mirada seria, estudiando sus comportamientos. Inconscientemente, pero al mismo tranquila y relajada, su mano había ido a descansar en la empuñadura de su katana. Shiroi tenía razón, como casi siempre, no podían perder tiempo. Hidenaga, por otro lado, seguía mostrando su habitual sensatez. No obstante, aquella sensatez no tenía cabida en esos momentos ni, sospechaba, tendría cabida en casi todo su cometido.

-No lo eh olvidado Shiori-dono, solo fue una observación- haciendo una pausa ante aquella verdad que la dama presenta.
-Lamento si mis palabras le molestaron- miró a todos los presentes.
-No cuestiono su valor o el de los demás, así cómo vosotros no dudais del mío-
Su rostro se llenó de dolor ante esa idea.
-Pero los Leones no toleramos perder a nuestra gente- Eligiendo con cuidado sus palabras.
-Si alguien debe sacrificarse, ese soy yo, ¿estáis de acuerdo?, me sujetarán a mi de la cuerda -
Dijo en tono serio, no admitiendo protestas.
-Y les diré por qué, soy más viejo, más astuto, y menos importante- colocando su mano en el hombro de la chica.
-¿Lo entiende? Así que le pido que me deje hacerlo Shiori-dono, déjeme ir a mi en su lugar, por que tengo el coraje de no permitir que muera, usted puede cumplir con nuestro cometido, aún si yo peresco-
Respirando, dispuesto a dar su vida por ellos.
Retirando su mano con suavidad del hombro de la chica. Mientras volvía su mirada al lago nuevamente, planeando algo en caso de contingencia, y teniendo en cuenta sus posibilidades.

Arqueó una ceja ante el comentario del león. Puede que fuera más viejo, pero acerca de la astucia de Shiroi en comparación con la suya no tenía claro quién era el más dechado; a decir verdad, tenía serías dudas al respecto. Por otro lado, en cuanto a la importancia de cada uno...

-Hidenaga-san -dijo quedamente, girando todo su cuerpo hacia su interlocutor, dejando en evidencia la diferencia de tamaño entre ambos- Todos somos Truenos, y todos somos igualmente importantes. Como bien ha afirmado Shiroi-sama, ella fue la que tuvo el sueño de Hiroaki haciendo referencia al Lago, así que todo parece indicar que es ella la designada por el destino para entrar al Lago -explicó- Shiroi-sama ha decidido su destino y nosotros no podemos sino aceptarlo, apoyarle y tratar de colaborar con ella para llevar a cabo nuestro cometido -añadió, con sus dedos tamborileando levemente en la saya de su katana- Dijimos que colaboraríamos y yo me encargaría de comprobar que todo estuviera en orden, de forma que unos no obstaculizáramos a otros -zanjó, pasándose la mano libre por el desordenado cabello en un gesto despreocupado.

El ronin no pudo decir nada más, las cosas están decididas, como en el go.
-Entiendo,no discutiré vuestras decisiones, nada más que agregar-
El hombre se apartó un segundo, y volvió a mirar a Shiori y a Tameiki.
-Voy a colaborar en todo, en todo lo que esté a mi alcance-
Afirmó al final Hidenaga.
Se sentía ofuscado y herido por las palabras de ambas mujeres, pero también se sentía herido por no poder hacer más por su gente, no le ínteresa el título de trueno ni nada. Y sentía la mirada funesta de sus compañeros que el considera ahora su clan, y llegó a una decisión final.
Cuando esto termine, me haré el Harakiri
Sin dejar su aspecto serio para no permitir que sus compañeros vean el estado de su corazón.

El Unicornio soltó un resoplido divertido. Esto empezaba a parecer una de esas ceremonias cortesanas que tanta extrañeza le causaban a él y sus "incivilizados" hermanos de Clan. Todos tenían claro que es lo que debía hacerse y como se dice no hay nada más directo que el camino recto. Así pues terció:

Creo que si a Shiroi-sama le hace ilusión meterse en el agua no deberiamos quitarle el cabricho. Dijo con el ánimo de ayudar a desencallar el debate Atemosle una cuerda fuerte a la cintura y esta a uno de los ponis. Si el lago hace de las suyas la sacamos a rastras, al fin y al cabo parece que a los heimin no los mató otra cosa que tragar demasiada agua.

Kyoshiro sopesaba en silencio lo que se estaba tratando allí y lo veía como una temeridad. O lo que seria lo mismo fallar a su cometido, por lo que decidió no quedarse callado.

- Hidenaga-san, comprendo su punto de vista y créame que lo comparto, es una locura arriesgar las vidas de cualquiera del grupo de esa forma. Desvío la mirada a Shiori, quizá sea una mirada un poco dura. Y también entiendo la postura de Shiori-san, tampoco tenemos tiempo que perder y menos con el enemigo al que nos enfrentamos. Pero quizás se haya dejado llevar por la situación, Hidenaga-san solo ha mostrado su preocupación como yo mismo acabo de hacer, y sus palabras han sido duras hacia alguien que se ha mostrado sincero hacia usted.

Me cruzo de brazos mirando hacia el lago. 

- Aunque hay una cosa que dijo el jefe del pueblo que me ha llamado la atención, que el fantasma aparecía para que nadie se acercase al lago. Por que no empezar por ese punto, si como bien dice Tameiki-san este es su sueño y su destino, por que no intentar hablar con ese guardián del lago y si fuese una callejón sin salida creedme que yo mismo sujetare la cuerda.

Suspiró quedamente. Tan bajo que ni sus propios oídos lo escucharon
El por qué es algo que nadie conocía. En cualquier caso el hecho de discutir sobre una decisión ya tomada era inútil, y perder tiempo sin más no era algo que pudieran permitirse. Trató de ignorar las voces, de concentrarse únicamente en su respiración y elevar su mente a un nuevo estado de consciencia. Esa donde el entorno se funde con ella, y la comprensión de cuanto la rodea se agudiza

No iba a conseguir más que calmar temporalmente su anhelo, pero era lo máximo que podía hacer habida cuenta de las circunstancias...