Partida Rol por web

No me preocupa lo que hayas tenido que dar para salvarme, te estoy muy agradecido un saquito de monedas no vale mas que mi vida...
Intentaremos hacernos buenas migas con el, no em gustaria acabar muerto... y sino siempre podemos hacer la otra parte del trato...digo en voz mas baja

No me lo agradezcas, se que tu harías lo mismo que e echo yo por ti, lo miro sonriente, eres mi hermano de armas.

Bien lo primero es lo primero, así que hay que ir a ver a un tio a las afueras del pueblo, un tal Krest, su casa está a las afueras de este pueblucho, hay que coger aquella calle, señalo la calle que me dijo el orco mientras aprovecho para mirar haber si veo a alguien espiándonos o que pueda simplemente enterarse de nuestra conversación, esta calle es una de las que dan a la plaza, por lo visto es una pocilga que parece abandonada pero según entendí de orco todo lo que tiene de pocilga su casa lo tiene también de pociones.

Después de pensar un poco digo, Drizzt te necesito porque voy a comprar dentro de lo posible un veneno y algunas cosillas mas así como enterarme de si hay algún sitio donde conseguir pergaminos de hechizos mágicos y mi intención es que vengas para protegerme pues yo no soy nada en un combate cuerpo a cuerpo y temo que si voy solo intente el insensato de Krest robarme o matarme, así que básicamente te necesito por tu gran habilidad a la hora de luchar, ¿Qué me contestas?

Que estamos esperando? vamos!digo mientras doi un paso al frente yo no se donde tenemos que ir asi que ves tu delante jaja pobre krest... y por cierto.. pociones?

Mientras hablais, en voz baja y con la cautela de no ser oidos, os encaminais por la calle que señala Asterot y que nace en la plaza del pueblo. Al parecer nadie os sigue, y con razón, pues a medida que avanzais por dicha calle os dais cuenta que la mayoria de sus casas están abandonas y en un estado lamentable. Al fondo, y siendo la ultima de todas, veis una pequeña casita, de colores chillones y en un estado más lamentable aún que el resto, pero de la pequeña chimenea surge un pequeño remolino de humo, señal inequivoca de que un fuego crepita y nace en su interior. La puerta es azul, y en comparación con el resto de las paredes, es la parte que en mejor condiciones parece estar....

Después de que Drizzt me dijera que a que esperamos y que nos encamináramos a la casa me acerco a la puerta y llamo a ella... TAM, TAM, TAM... mientras miro a mi alrededor y le digo a Drizzt, por favor mira tu haber si hay alguien que nos pueda estar vigilando como entramos en esta casa, mientras, me mantengo erguido esperando a que esta se abra.

Mientras Drizzt mira a un lado y a otro, atento a cualquier presencia, Asterot golpea la puerta, con insistencia. Tras varios minutos de espera, nadia contesta a la llamada, pero la puerta se abre, en silencio, dejando ver lo que otrora fuese un comedor. Solo la luz del sol ilumina la estancia, pero es suficiente para ver su interior. La estancia está sucia y destartalada, y tan solo una gran mesa, partida en dos, asi como varias sillas en muy mal estado son el único mobiliario existente. La suciedad llena cada uno de los rincones, y las telarañas son abundantes, asi como pequeños sonidos, seguramente de roedores u otras alimañas. La chimena, repleta de basura, hace años que no es utilizada, asi como la mayoria de inservibles e inútiles objetos que se esparcen por la sala...

En la pared del fondo, podeis divisar una nueva puerta en perfecto estado, al igual que a vuestra derecha, pero esta ultima esta destrozada, dejando a la vista un pequeña sala llena de cascotes, pues al parecer el techo ha cedido. Por la cantidad de utensilios rotos y desperdigados por la pequeña sala, deducis que antaño debia ser la cocina...

Miro a Drizzt a los ojos y entro con paso decidido mientras hago una señal con la mano para que me acompañe dentro.

Cuando entro observo todo con detenimiento sin decir una sola palabra, me fijo en todos los detalles posibles, los libros, el fuego crepitando en la chimenea, los utensilios ya sean para comer, escribir o cualquier otra cosa y miro a mi alrededor buscando al dueño de aquel caos y suciedad.

Ambos entrais en la sala, y nada más hacerlo, la puerta se cierra a vuestras espaldas con fuerte golpe y privandoos de la luz.

Algo sorprendidos, os dais cuenta como poco a poco, un leve brillo de luz mágica ilumina de nuevo la estancia, seguido un leve murmullo que se hace cada vez más fuerte, hasta que por fin las palabras se hacen claras y audibles...

Ahhh!! Asterot!! Cuantos dias sin verte!! - la voz es masculina y su tono muestra claramente que la edad pesa ya sobre su dueño. - ¿¿Has venido a recoger lo que me pediste?? ¿Traes el oro?? - agrega la voz, al parecer altamente interesado.

Quien eres? digo en un tono fuerte mientra sya he sacado la espada y la guardo en la mano. Asterot le conoces?

Poniendo mi mano en el brazo de mi hermando digo, hola Krest vengo a verte muéstrate ante nosotros pues no es nuestra intención hacerte daño alguno, después me giro hacia Drizzt y digo, tranquilo hermano no hay porque alterarse es solo alguien que me conoce y me dirijo hacia la puerta que miro si está abierta.

Poniendo mi mano en el brazo de mi hermando digo, hola Krest vengo a verte muéstrate ante nosotros pues no es nuestra intención hacerte daño alguno, después me giro hacia Drizzt y digo, vaya otro que parece conocerme, será mejor seguir el juego de momento y mientras no les demos muestra de que no sabemos quienes son la balanza del conocimiento no estará inclinada a su favor, pienso antes de decir a Drizzt, tranquilo hermano no hay porque alterarse es solo alguien que me conoce y me dirijo hacia la puerta que está en buen estado la cual miro si está abierta.

Jaja!! Veo que insistes en verme, jovencito. - responde la voz, burlona. - Ya te dije que eso no creo que suceda, al menos de momento, jaja.... ah, y no intentes abrirla, ya sabes que no podrás hasta que yo quiera. - continua, un instante antes de que Asterot toque la puerta, logrando que este se detenga, precavido, mientras decide si intentar abrirla o no.

Bien, si vienes en busca de tus pergaminos, ya los tengo listos, pero ya sabes, hasta que no vea el oro no puedo dártelos. - agrega, la voz, en un tono un pelin más serio, aunque al parecer a Krest le cuesta bastante, pues no puede evitar contiuas risitas. - Lo has traido todo, jeje, ¿las 500??