-La noche anterior-
Estábamos varios alumnos preparando un experimento en lo alto del edificio de apartamentos estudiantiles. Era la noche perfecta.
-Oye Ginji este cacharrro no funciona- dijo uno de mis compañeros y yo le respondí -no lo haces bien, dejame a mi, hay que ponerlo más alto-.
Cogí el electroimán que construimos y lo coloqué casi por la mitad del pararayos, se volvieron locos desde abajo gritándome que me bajara de ahí, que era peligroso, lo encendí...
-¿Veis? no pasa nada- bajé pero sin apartarme y un rayo fué directo al objetivo, salí disparado contra los tendederos, mis compañeros salieron en mi ayuda.
-HUUUUUUUUUUUUUU, eso tengo que repetirlo- me levanté antes de que llegaran hasta mí pero no me dejaron volver a subir al lado del pararayos, por lo visto el electroiman se fundió.
Fué una noche divertida, aunque no conseguimos registrar los datos que necesitábamos para el trabajo de ciencias, mi ropa estaba chamuscada y ya no había nada que hacer, fui a ducharme y a dormir, estaba terriblemente agotado.
A la mañana siguiente me sorprendí a mi mismo, había dormido sin sueños y me desperté unos segundos antes de que sonara el despertador, lo miré fijamente, sonó, lo paré, estaba totalmente despierto sin esa "vaguería" de cada mañana, lleno de energía.
-Hoy llegaré temprano, van a pensar que estoy enfermo-.
Mi mano colgaba de la cama, con la misma que acababa de apagar el ruidoso despertador. "Algún día acabarás estrellado contra la pared" pensaba mientras me desperezaba.
Me aseé y vestí. Comencé a bajar las escaleras cuando capté el aroma del desayuno recién hecho. Mis tripas comenzaron a rugir protestonas. Entré en la cocina y vi a mi hermano que me recibía con un mandil floreado y una amplia sonrisa.
-Buenos días, hermanita -me saludó mientras dejaba una taza de leche ante mí.- Espero que durmieras bien- musitó y dándose daba la vuelta, se puso a trastear con los cacharros.
-De maravilla -mascullé mientras masticaba una tortita. Se giró y me miró.
-Con la boca llena no se habla -me riñó dulcemente.
Tragué y le sonreí cómplice.
*A instituto Sakura*
Salí del piso temprano y fui andando hasta una de las tiendas que había de camino al instituto para comprar algo, parecía que la tormenta eléctrica de ayer había terminado en lluvia por la mañana, era extraño pasar una noche de tormenta sin soñar nada.
Atravesé un parque, me iba a ensuciar los pies de barro si no me daba prisa, entonces vi una alimaña, era como un perro pequeño con orejas muy grandes que salió de un arbusto, se quedó paralizado mirándome igual que yo a él.
Entonces apareció otro perro, mucho mas grande que ladraba en dirección al pequeño, éste salió corriendo y desapareció entre la maleza, se oía una voz de una chica llamando al perro más grande que llevaba un collar de cuero y este volvió con su dueña dando zancadas contento como saliendo victorioso de una persecución más.
Me fui comiendo mi bollo con chocolate directo al instituto, cuando llegue llovía aun más, aunque no me molestaba la lluvia, pero sería un problema llegar con la ropa y mis libros mojados a clase así que entré rápido.
*A instituto Sakura*