Partida Rol por web

20 de Julio de 1918

Llegaste a embajada americana en París hace tres días, los cuales has pasado recluida en ella rellenando informes y sin más acceso que a la biblioteca, la sala de entrenamiento y tu própia habitación sin saber nada más de tus compañeros, poder hablar con nadie y con mucho tiempo para pensar en tu primera misión.

La inteligencia aliada había por fin colocado una informadora en la mansión de Mariscal Erich Ludendorff en Frankfurt, la criada Helga Eberhardt. Los agentes británicos y franceses habían sido ya identificados en su mayoría por la inteligencia alemana o estaban destinados en otros operativos, por lo que la comandancia decidió entregar la operación a dos jóvenes agentes americanos con amplios conocimientos de alemán, tú y tu compañero Walter Hawk.

La tapadera era muy simple, erais una matrimonio de Karlsruhe que había perdido su casa por los bombardeos aliados y se había trasladado a una casa en la zona del barrio obrero buscando una zona más segura y prospera donde vivir durante la guerra. La misión básica, reunirte cada mañana con Helga mientras realizabas las compras matutinas y en el caso de que ella os pasara alguna información, codificarla y transmitirla por radio esa misma tarde.

Los últimos días habían sido muy provechosos, Helga había escuchado conversaciones en la mansión donde altos mandos alemanes que hablaban una posible ofensiva alemana en el frente occidental. Habíais trasmitido menajes sobre maniobras de acumulación de tropas en otras zonas del frente para desplazar las reservas aliadas hacía allí y dejar desprotegido la zona del Marne cerca de la localidad de Reims.

Una mañana en la que te retrasaste volviendo de la carnicería de ver a Helga, notaste algo extraño, gente que no habías visto antes por el barrio y algún automóvil cuya matrícula también desconocías. Siguiendo tu entrenamiento cambiaste la ruta de vuelta mientras intentabas pasar lo más desapercibida posible, al llegar a casa, comprobaste con horror que tu compañero no actualizaba el sencillo código de "casa segura", que usabais cada vez que uno de los dos salía, mediante ropa colgada en el tendero desde hacía más de una hora y temiendo lo peor pusiste en marcha el protocolo de emergencia.

Afortunadamente para ti, el equipo de extracción actuó a la perfección sacándote de Frankfurt, metida en un falso hueco en el asiento trasero de un automóvil, escondiéndote en un piso franco cuya localización desconocías y aún hoy desconoces y trasladándote cuatro días después en biplano hasta Francia.

-Toc, toc ,toc.

Un oficinista abre la puerta de tu cuarto y te dice - El mayor Leighton desea hablar con usted, sígame.

En silencio te guía por la embajada hasta una habitación del segundo piso, abre la puerta - El mayor Leighton vendrá en seguida, puede esperar dentro.- Una vez entras cierra la puerta a tu espalda y oyes sus pasos alejándose.

El despacho parece una sala de mando, hay planos detallados de lo que a primera vista parece el frente occidental colgados en las paredes. En el centro una larga mesa alargada con capacidad para más de diez ocupantes preside la estancia, aunque ahora hay solo dos sillas de aspecto austero colocadas enfrentadas una a cada lado de la mesa. La luz del exterior se filtra a través de una ventana y en el lado opuesto a la puerta por la que entraste un espejo de cuerpo entero está colgado de la pared.

Daphne se sentía nerviosa y algo alterada. Necesitaba un cigarrillo...algo había fallado en su primera misión y la chica había estado repasando punto por punto cuatro días todo lo ocurrido. Repasando mentalmente cada movimiento, cada conversación, cada segundo que había pasado con su tapadera. Ni tan siquiera las horas de traslado en coche, embutida en el auto habían apartado de su cabeza aquellos pensamientos. Una sensación amarga la subía por la garganta al pensar en Walter. Era un buen tipo, experimentado en comparación con ella, y la había tratado bien, donde cualquier otro agente habría tratado de aprovecharse de su inexperiencia. Y ahora... ahora estaba muerto. Pero ¿de quién había sido el error?

Para tratar de evadir su mente, la joven leía o hacía ejercicio. Particularmente, las dominadas conseguían hacerla olvidar por unos segundos lo ocurrido ya que tenía que poner absolutamente toda su fuerza y voluntad en hacerlo. Cómo resultado del estres Daphne había perdido dos kilos en aquellos días.

Aquel día, acababa de ducharse y vestirse tras unos ejercicios cuando un oficinista llamó a su puerta. EN completo silencio, y sin saber que esperar, siguió las ordenes del hombre y le acompañó lo más deprisa que pudo.

Maldición... a ver si me entero de una vez que demonios pasó...

Pasaste más de diez minutos sola en aquella habitación sin saber que hacer.

Sentías como si alguien estuviera observándote, evaluándote, como si lo que hicieras en esos momentos pudiera afectar al resto de tu vida. Nunca supiste si fue por el estrés que sufrías o si fue por sentirte observada, pero te quedaste quieta junto a la puerta durante esos interminables diez minutos.

La joven finalmente camino con decisión hasta el centro del despacho, parandose momentaneamente ante el espejo y tocandose el cabello, como si estuviese contemplando su reflejo, aunque en realidad, trataba de discernir si era un espejo con observadores detras. Aquello no sería muy dificil de averiguar Frunciendo el ceño con la sospecha sobre sus hombros, apagó la luz de la habitación: de este modo se vería al otro lado si la estaban vigilando.

Apagaste la luz con la intención de comprobar si te estaban espiando, pero no descubriste nada que confirmara tus sensaciones.

Segundos más tarde la puerta se abrió y desde donde estabas oíste- Muy bueno, Srta. Ryan, veo que sus superiores no se equivocaban con usted. Afortunadamente, ya no estamos en el siglo XIX, así que volveré a encender la luz. - al girarte viste entrar un militar de unos sesenta años alto, de pelo canoso y con bigote bien arreglado, que te sonreía igual que un padre sonríe a una hija que ha hecho algo bien y que llevaba una carpeta con documentos bajo el brazo, por su uniforme supiste enseguida que el oficinista no te había mentido y estabas delante de un militar de alta graduación.

- Sientese.

El mayor Leighton se sentó en la silla de enfrente y dejo la carpeta sobre la mesa.

- Ya he leído su informe, Srta. Ryan ¿Algo que añadir? - El militar te miró fijamente a los ojos como si pudiera leer tus pensamientos a través de ellos mientras esperaba una respuesta y al verte reflejada en los suyos dudaste si la sonrisa que habías visto segundos antes no fuera más que un truco de interrogador.

La joven obedeció automáticamente, con la eficiencia militar que su padre había inculcado a sus hermanos varones cuando les regañaba en casa. Trató de mantener la compostura y permanecer inalterable ante la sonrisa del supuesto Mayor Leighton.

— Nada que añadir. Tan solo tengo dos preguntas, si me permite hacerlas.

La sonrisa del mayor desapareció una fracción de segundo, volvió tan rápida que casi pensaste que te lo habías imaginado, pero estabas segura que no te lo imaginaste.

Claro, por supuesto, estamos en el mismo bando. Pregunte lo que desee.

Mi primera pregunta, es sencilla: ¿podría darme un cigarrillo?. Como comprenderá tras cuatro días encerrada necesito relajarme de algún modo...para la segunda pregunta— La joven alzó la mirada y examinó la expresión facial de su interlocutor mientras pronunciaba una curiosa petición— necesitaré asegurarme de que usted es quien dice ser. Como comprenderá, una agente novata como yo... debe tomar precauciones así que le rogaría que me mostrase una identificación, o algo que le avale.

La voz de la joven trataba de ser firme, pero la delataba un leve temblor en la voz. No quería mostrarse debil, aquello era evidente pero tampoco podía controlar al completo sus sospechas y miedos.
 

El mayor se metió una mano al bolsillo de la chaqueta, sacó una pitillera, la apoyó sobre la mesa y la empujó para que se deslizara hasta ti. Dentro había diez o doce cigarrillos Camel y una caja de cerillas de esas que obsequiaban los restaurantes a sus clientes.

Permítame corregirla antes de continuar srta. Ryan. No ha estado encerrada, solo incomunicada por necesidades operativas.

Si esperabas alguna reacción por parte del mayor te equivocabas, escucho tu extraña petición como si fuera la cosa más normal del mundo, dejo pasar unos segundo que parecieron eternos y por fin contesto.

Sabe una cosa.... Me gusta. En los diez minutos que lleva en esta sala ya ha intentado descubrir si estábamos observándola a través de ese espejo y con solo cuatro fases está tratando de desestabilizar a su supuesto interrogador.

Se levantó para acercarse a la ventanas, y dándote la espalda abrió las cortinas, para que pudieras ver fuera de la habitación.

Supongo que en estos cuatro días se habrá asomado a la ventana para ver donde se encontraba y habrá visto la plaza de la concordia, el obelisco, el Senna y a los infantes de marina que hacen guardia en la verja, por lo que sabe que está en nuestra embajada en Paris¹. - dicho esto volvió a sentarte frente a ti.

Sé también que ha mirado mi uniforme¹, que sabe que se corresponde con mi graduación y que el personal de este edificio no me dejaría pasearme por él si no fuera quien digo ser.

Así que, si es tan amable de hacerme su segunda pregunta estaré encantado de responderla.

Siempre existe la posibilidad de que alguien se vista con un uniforme que no es el suyo—respondió la chica cogiendo un cigarrillo y encendiendolo con la mano izquierda, a pesar de ser diestra. La joven lanzó una amplia calada y contempló unos segundos a su interlocutor.—Pero de acuerdo, digamos que salir escondida en un diminuto agujero en un coche ha activado mi alerta demasiado.

Esperando unos segundos mientras se deleitaba con el tranquilizador gusto del tebaco, sabiendo que la cuerda se estaba tensando por ambos extremos, Daphne, lanzó finalmente su pregunta.

—Digame Mayor ¿Que fue lo que salió mal en la misión?—preguntó tratandole por primera vez desde que entro por su cargo.

Bien dicho, aunque también existe la posibilidad de que alguien falsifique una identificación. - algo en la actitud del oficial te inclinaba a pensar que aún sin dejar de evaluarte estaba disfrutando con vuestra entrevista.

No se preocupe, la comprendo. Tenga presente que en este trabajo siempre es mejor acabar escapando en un diminuto agujero que fusilado por espía como le ha pasado al sargento Hawk.

Aguantó estoicamente mientras fumabas, esperando tu pregunta, aunque al oírla apretó ligeramente los labios y negó con la cabeza como si no le gustara lo que tenía que decirte.

Lamento no poder contestarle a su pregunta más que con suposiciones. Durante esta semana hemos trabajamos sobre tres suposiciones: la primera la del topo dentro de la operación, descartado el sargento Hawk solo quedaban dos candidatas. Afortunadamente,- no lo dijo, pero inmediatamente pensaste que la fortuna había sido para ti- nuevos informes sumado a lo ocurrido en el frente durante estos días las han exonerado.

Descartada la opción del topo solo nos quedan otras dos, que un descuido suyo o del sargento Hawk pusieran en peligro su tapadera o la que aparecerá en el informe oficial como más probable que es que el enemigo detectara sus comunicaciones por radio, que en los últimos días fueron muchas y consiguiera localizar la posición desde la que emitían.

¿Tiene alguna pregunta más srta. Ryan?

Sí, pero ya implicaría dos falsificaciones —apostilló la chica, que sin saber porque cada vez comenzaba a sentirse más cómoda— aunque eso no es nada imposible.

La expresión de la joven se quedó gélida cuando se enteró del destino de su compañero: fusilado... aquello era terrible. La joven imaginaba que había muerto pero la confirmación del dato le pareció terrible. Con los ojos cerrados se recostó en la silla mientras escuchaba las suposiciones de una acusación. Instintivamente miro el cigarrillo....¿y si estaba envenenado? No, era una estupidez. Era el maldito gobierno, si quisieran podían hacerla desaparecer en un santiamen después de sacarla toda la información. Pero... ¿Y si la había cagado? ¿Y si todo había sido culpa suya? No... no podía permitirse seguir regodeandose en aquello. Sentía muchisimo la muerte de Walter pero no podía culparse, especialmente si el fallo podría no haber sido suyo. Daphne se dio cuenta de que su mano temblaba por lo que, de una fuerte calada terminó el cigarrillo entero y abriendo los ojos lo apagó en un cenicero. Pensativa.

— ¿Por qué París? Sospecho que no suele haber segundas oportunidades en este trabajo, y menos en temas delicados como es una guerra a escala mundial. Y si sigo viva es, como usted dijo antes, porque no soy un topo y si no estoy en Estados Unidos es porque quereís algo de mí y no he realizado la misión tan mal despues de todo.

¿Paris? Por muchos motivos, el principal, es la embajada aliada más cercana a Alemania y donde era más fácil efectuar su extracción.

Después se levantó y fue hasta la pared con los mapas.

Srta. Ryan, este trabajo no suele dar segundas oportunidades, un fallo y acabas con un tiro en la cabeza en cualquier cuneta. Aunque, como usted ha dicho, seguimos en guerra y no hemos dedicado esfuerzos en su entrenamiento para ahora mandarla de vuelta a casa por unos pequeños problemas en una misión que por otro lado fue un completo éxito y de la que debería sentirse orgullosa. Miré estos mapas.

El pasado lunes 15 el ejercito alemán lanzó una ofensiva envolvente sobre Reims, gracias a sus informes, estábamos preparados y el ataque por el este fue repelido ese mismo día. El asalto por el oeste no pudo ser contenido y los enemigos avanzarón más de quince kilometros ese día llegando a cruzar el Marne. Afortunadamente teníamos divisiones de reserva cerca y este jueves (día 18) lanzamos una contraofensiva para recuperar ese terreno.

El mayor volvió a la mesa y te pasó una carpeta con fotos.

Dejémonos de informes del frente y ocupemonos de los asuntos que nos interesan. ¿Conoce usted a alguno de estos soldados?

Altimore, Joey

Claypore, Derek

Campos, Francis

Harper, Richard

Highway, Tomas

Jhonson, Samid Ahmed

King Joe

Speirs Harry

Y 19 fotos más que no he perdido el tiempo en buscar

Daphne observó con detenimiento el dossier que tenía en sus manos. No venía demasiado sobre los hombres, tan solo su nombre y su fotografía. La joven se abstuvo de hacer comentarío alguno sobre lo que parecía estar sucediendo así que, con paciencia, reviso una a una todas las fotografías diciendose a sí misma que era bastante afortunada por no haber acabado siendo sospechosa de ser una infiltrada. Por otra parte, se alegraba de que la misión hubiese servido para algo.

Finalmente,la joven levenató la cabeza y respondió:

No conozco a ninguno, Mayor Leighton

Eso suponía. Estos hombres pertenecen a la 2ª Compañía del 1^er Regimiento de la División Rainbow destinado en la primera línea de trinqueras cerca de Frouard

Perdimos el enlace por rádio la mañana del 14, justo día antes de la ofensiva alemana. Durante la noche del trece se recibieron un par de comunicaciones... ¿cómo podría llamarlas? Ilógicas, lo que nos puso en alerta. Cuando el pelotón de refuerzo llegó a su posición no encontrarón a nadie. Los más de doscientos hombres de la 2ª compañia habían desaparecido sin dejar rastro.

Ayer un destacamento que participa en la contraofensiva encontró inconscientes a 27 soldados, por esta zona, - marca un punto en el plano cerca de Reims- por sus ropas supimos que eran parte de la compañia desaparecida.

Tras hacerles una primera evaluación médica podemos decir que se encuentras se encuentran fuera de peligro, aunque inconscientes y ya están de camino a un hospital militar en Paris.

Todos, sin excepción llevan un extraño tatuaje en el hombro derecho.- Te pasa otra carpeta con una foto- Tenemos a los mejores profesores franceses trabajando en él aunque de momento no sabemos nada.

No tenemos ningún dato más, stra. Ryan. Con estos datos  ¿Cuál sería su opinión al respecto?

Bueno, por muy ilógicas que sean esas comunicaciones, estaría bien saber que decían— respondió vivazmente la agente— pero con los datos que me ha proporcionado...veamos...

La joven encendió otro cigarrillo de la misma forma que la vez anterior, la gustaba practicar ha hacer pequeñas tareas con la mano izquierda. Una pequeña manía, aunque aún no conseguía dominar las "Grandes", como escribir, coser o tareas realmente complejas. Con el cigarro en la mano y las piernas cruzadas,cerró los ojos mientras las diferentes opciones volaban por su cabeza. No fue hasta un par de minutos despues cuando respondió con calma.

De una unidad de 200 hombres aparecen 27. Todos con un tatuaje. Mi primera opción es que hubiesen lanzado algún tipo de gas experimental que los hubiese dormido, momento en el cual les habrían hecho un tatuaje para marcarlos. Despues, 27 de estos hombres habrían conseguido escapar con lagunas mentales por efecto del gas. Pero no... no tiene sentido, ya que aparecieron con el uniforme reglamentario.

La joven tenía la mirada perdida pero continuaba hablando—si fuese una loca superticiosa, pensaría que es algún tipo tatuaje para "gobernarlos" ya sabe que a los alemanes nles encantan esas bobadas parapsicológicas pero...yo tengo los pies en la tierra—trasdar otra profunda calada al cigarrillo miró fijamente a los ojos a su interlocutor con una idea en la cabeza.

¿Podría hacerle una recomendación? Haga una radiografía o algo así a todos los soldados. ¿Y si les han injertado algún tipo de dispositivo de escucha a unos cuantos y les hayan dejado con vida para que nos espíen sin darse cuenta? El tatuaje sería una forma de reconocerlos si les matan o hieren en combate, para tomar "medidas especiales" con esos cuerpos.

El Mayor repasó sus notas. El primer mensaje decía que el Capitán George Lombard había muerto en una incursión, intentamos ponernos en contacto con ellos pero no respondieron. Después llegó una última comunicación diciendo que ya había llegado un capitán sustituto, un tal Peter Stress. No hay ningún oficial americano con ese nombre.

Después te dejó tiempo para que expusieras tus ideas.

Pese a que no ha considerado que la distancia entre Frouard y Reims es de más de 200 km., más de 300 si se va por la zona alemana, me alegra que no haya pensado en que esos chicos simplemente desertaron, eso sería lo más simple. Aunque no creo que le alegre mucho al Mayor Smith. Está deseando que despierten para tramitar su consejo de guerra y posterior fusilamiento por desertores.

Ya les hemos hecho radiografías y están limpios de dispositivos metálicos en sus cuerpos. Aunque yo no he dicho que aparecieran con el uniforme reglamentario completo. Srta Ryan, solo he dicho que pudimos identificarlos por sus ropas, de las cuales, todo sea dicho, quedaban muy pocas.

Esto son todos los datos que tenemos. Aquí tiene su nueva misión- señala las carpetas que ya has visto.- Y ahora, si es tan amable, vuelva a sorprenderme gratamente y dígame que queremos de usted esta vez.- Una vez más la sensación de evaluación constante que habías tenido en la entrevista volvió a ti.

La opción de la deserción es absurda a mi modo de ver. Para empezar nadie que tenga la intención de desertar decide hacerse un tatuaje ¿no cree? Y aunque les capturaran y les hiciesen un tatuaje para "marcarlos" es un dibujo demasiado comlejo para marcar a un desertor. Sería más práctico, rápido y humillante una D al rojo vivo, como al ganado. En cuanto a la distancia— la mujer frunció el ceño. El debate dialéctico la había absorbido por completo y no dejaba de dar vueltas a la cabeza a las infinitas posibilidades, descartando las improbables e imposibles. Es decir, casi todas.— creo que puedo encontrar una explicación aunque un poco cogida por los pelos. Trasladaron a los soldados en camiones. Y uno de los camiones, pudo tener problemas técnicos. Quizás incluso otro se parase a ayudarlo. Eso generaría una oportunidad aunque ni yo misma me creo esta explicación, Mayor.

Cuando el mayor señaló las carpetas y la invito a que expusiese de nuevo sus dotes deductivas la joven sonrió. La joven comenzaba a pensar  que caía bien a ese tipo y que si no fuese por ser mujer no tendría grandes problemas en acceder a puestos bastante elevados dentro de la jerarquía militar.

Bueno, "casualmente" estoy en París, al igual que los soldados que estan dormidos —comenzó con una sonrisa pícara— y supongo que para averiguar que pasa vendrá bien que alguien ajeno al ejercito estuviese poniendo el oído por lo que pudiesen decir. O incluso charlando amistosamente con ellos... en una dura rehabilitación, donde pasaran sus momentos más bajos y confusos al lado de una enfermera que les trate bien y les ayude... y quizás enterarme de quien es ese tal Peter Stress.

Una vez más ha vuelto a acertar, stra. Ryan. Nos gustaría poderla volver a enviarla a Alemania, donde sus habilidades serían de mucha más utilidad, pero no sabemos si tienen su descripción una fotografía o ambas cosas, así que de momento se quedará en París.

Como ha dicho, queremos que cuando salgan del coma, - si es que lo hacen, -esté presente, quiero que escuché todo lo que tengan que decir, si saben lo que les paso, que recuerdan, todo.

Al igual que usted, también pensamos que han debido ser víctimas de una nueva arma química, pero nos preocupa también que durante la semana que han estado desaparecidos alguno de ellos haya podido ser sugestionado de alguna forma y ahora sea leal a los del eje. Y ahora los han soltado a varios de los prisioneros con la esperanza que el lobo se oculte entre el resto de corderos.

Dejó unos segundos y te pasó un último documento y una foto.

Esta es su nueva identidad. A partir de hoy será Daisy Kaplan, llegó ayer a París para trabajar como voluntaria en un hospital militar.

Ese hombre de la foto es el Doctor Alexander Sciende, es el jefe de planta donde se instalarán los soldados y es su contacto. Sabe que es una empleada de la embajada y no es enfermera, pero no tiene todos los detalles de su misión y pensamos que es mejor así.

Pase por suministros para recoger su equipaje y su nuevo equipo, si considera que le falta alguna cosa pidasela al cabo furriel. ¿Alguna duda antes de partir?