Partida Rol por web

El Dr. Kingston atendió a la pregunta de Rebecca mientras seguía hablando del faro.

-La verdad es que se desconoce si ese faro existió de verdad, porque es bastante genérico en su aspecto. Es decir, que podría ser real o no, haberlo visitado o simplemente imaginado. De lo que sí estamos seguros es de lo siguiente. El profesor Armitage y yo trabajamos en la restauración de este cuadro y pertenece a la misma época de Willy. En cuanto al otro cuadro, lo tenemos guardado en el sótano para evitar que se estropee, lo lamento.

En ese momento, Kingston se dio cuenta de que algo ocurría, porque algunos de vosotros estabais mirando absortos el cuaro.

-¿Sucede algo? -preguntó, extrañado.

Todos estaban haciendo preguntas y también gritando como si fuesen piratas de verdad, lo que me hizo mucha gracia. Pero después, se pusieron a mirar aquel cuadro, como si hubiese algo en él. Yo me acerqué y levanté al Sr. Pebbles para que lo mirase.

-Señor Pebbles, ¿hay algo ahí? -le pregunté

Pero la verdad es que a mí solo me parecía un cuadro con muchos colores.

No puede ser... No tengo muy claro lo que he visto al mirar más detenidamente el cuadro por lo que me acerco aún más y entonces...

- Oye tíos... - digo llamando a todos los que se encuentran allí - ¿es cosa mía... o hay alguien dentro del cuadro que se mueve?

Recuperada del batacazo, la muchacha se recompuso aprovechando que todos estaban ocupados admirando aquellos trastos diseminados por toda la sala. En particular ensimismamos en un cuadro de un faro. Becca se acercó también a echarle un vistazo, pasando por al lado de Bernie.

-Gordi Panzallena. Te pega más, Bernie. Ni comparación con Becca Bonny, la cruel. No, la dulce desalmada. No, la dueña del mar.

Ella también se juntó con sus amigos, observando el detalle y la calidad artística de la pintura.- Sí que está guapa. ¿No hay firma? Qué realismo más impresionante. De alucine.

Rebecca se aproximó más, embobada. Con los ojos cada vez más abiertos…

-¡Ahhhhhhhh!

Dio un salto para atrás -¡¡Qué coño!!! –le salió sin poder evitar maldecir. Y del susto se volvió a caer de culo. Que ya iban dos veces. Señaló con el dedo tembloroso hacia el cuadro a la vez que Álex les avisaba de lo mismo que ella había creído vislumbrar.

-¡¡Yo!!¡Yo! Yo lo he visto. ¡Se movía! Algo…Un efecto óptico, ¿no?

Aún con el sombrero puesto, seguí a los demás hasta posicionarnos delante del cuadro del faro. La verdad es que estaba muy bien pintado, parecía que te trasportabas allí si lo mirabas fijamente durante un rato. Alex pareció ver algo, al igual que Rebecca, que se cayó de culo. Todo podía ser una broma de ellos, pero me picó la curiosidad y me acerqué hasta estar justo debajo del cuadro. Para ello empujé y empujé para apartar a los demás de mi camino. Los picos del sombrero también ayudaban porque se metían en los ojos de los de al lado. Ya debajo, miré profundamente el faro y esa supuesta figura que se movía por él...

¿¡Qué!?

¿¡Cómo!?

¡¡¿DONDE?!!

Exclamé cuando varios de mis amigos dijeron a la vez que vieron algo moverse dentro del cuadro... Eso era algo inaudito... sería algo así como... uau... lo nunca visto...

Traté de llegar hasta el cuadro, para verlo más de cerca, pero ya Gordi junior se había posicionado, desplazando al resto, y ahora ocupaba todo el ancho...

Venga Belni... déjame mirar... 

Lentamente, te acercas al cuadro, como si quisieras tocarlo. Cuando estás a escasos centímetros de él, la silueta de una persona parece caminar por su interior, delante de la luz, primero hacia un lado, y después hacia otro. Sí, estabas completamente seguro. No lo habías soñado.

¡¡Había alguien en el cuadro!!

Paul se acercó a mirar en el cuadro, pero a él no le pareció que ocurriese nada, aparte del hecho de que se tratara de un cuadro más bien aburrido que había visto docena de veces.

El Dr. Kingstone miró con curiosidad, pero no pareció darle demasiada importancia. Lo mismo que vuestros padres, que se miraron entre ellos y bromearon sobre las cosas que solían imaginarse los niños. 

Quizás su memoria ya no llegaba tan lejos, a los tiempos en los cuales ellos también veían cosas en donde nadie más lo hacía.

Monique puso cara de pocos amigos. Todo aquel viaje le estaba aburriendo un montón y tantos niños.... no había quién los aguantase.

-Ah, por favor. No entiendo que es lo que ven aquí. Es un cuadro sosísimo. Y todas estas cosas, tan sucias -dijo, refiriéndose a los objetos piratas.

Sus ojos se volvieron hacia Bocazas, como si estuviesen suplicando marcharse de allí cuanto antes.

Richard se acercó a su hijo y pasó un brazo alrededor de su hombro.

-Se puede saber qué haces? Este sitio tiene cosas de mucho valor. Tienes que controlarte más -le dijo, ignorando todo lo que habían dicho los demás. Para él, aquel lugar era como una especie de santuario y su hijo parecía estar dispuesto a ponerlo patas arriba.

Y eso era algo que no podía permitir.

Sus ojos se volvieron hacia los de Mikey y también a los de Lawrence.

-Eh, ¿por qué no tranquilizáis un poco a vuestros hijos?

El caso es que mientras vuestros padres intentaban calmar los ánimos, vosotros seguíais viendo una silueta moviéndose, hasta que finalmente, desapareció, haciendo que dudaseis de si os lo habíais imaginado... o no.

Por otro lado, erais los únicos que lo habíais visto. Paul no parecía haber detectado nada, ni tampoco ninguno de los adultos, o la enana. Quizás habíais tomado demasiados refrescos...

Brand miró a su hijo sin alterar el gesto.

Alex, será mejor que no digas tonterías. -le dijo Brand a su hijo, con mucha seriedad. No era por lo que había dicho Richard, pero no quería que cundiera el pánico y que les acusaran de causar destrozos o lo que fuera.

Ya tenía bastante en casa y no había viajado tantos kilómetros para encontrarse en más problemas.

El cuadro parecía poseer un efecto evocador y embelesador, igual que el canto de una sirena e inconscientemente todos quedamos hipnotizados por los trazos de aquel lienzo. Pero... no solo era la textura, los colores o el fondo. Había algo más. Y era desde luego mágico y tenebroso. "¿Estoy soñando?" —es la primera idea que se me vino a la mente al ver una silueta moverse en mitad del cuadro. Me pellizqué (sin mucha fuerza, tampoco vamos a pasarnos) en un brazo y el dolor atestiguaba que estaba muy despierto. Dirigí una mirada a los demás, queriendo decirles lo que acababa de presenciar, aunque algunos también lo habían visto. Pues resulta que no eran imaginaciones mías.

—Yo... yo también he visto algo —asentí, comenzando a temblar—. ¡Se mu-mueve, alguien se mo-mo-movía en mitad del cuadro! Seguro que el faro es un portal a otro mundo y un espíritu vendrá a por nosotros... —lo dije como si aquello fuera lo lógico. Pero, en el fondo, estaba más blanco que el papel y sintiendo un miedo por dentro que me empujaba a separarme del cuadro cada vez más.

-¡Que sí lo he visto! ¿Verdad, Álex? -buscó la mirada del chico, más mayor, y al que podrían creer más fácilmente que no a ella.-En serio, ¡papá! , mira.

Aunque la verdad, ¿lo había visto o se lo imaginó? Se puso en pie deprisa y se aproximó al cuadro otra vez, animada y  a la vez un

tanto inquieta y con cara de mosqueo. -Ahí, en la luz, se paseaba de un lado a otro, el perfil de una persona. Suena de locos, pero juro que lo he visto. 

No hizo caso de Monique ni de del padre de Paul-A ver...Billy acércate tú también...-Miró raro a los adultos, pero si ellos habían sido niños una vez y ahora...Becca no entendía nada.

Bocazas negó con la cabeza.

-Yo también veo cosas, pero normalmente después de ver el partido y tomarme todo el pack de cervezas -comentó, soltando una carcajada poco después, como si a alguien más le hiciera gracia.

Pero nadie más se rio por ello. 

Mikey se acercó muy tranquilo a Billy.

-Venga, no te preocupes. Si has visto algo yo te creo, pero dudo que sea un espíritu, eso seguro. 

Después, se agachó para ponerse al mismo nivel que su hijo y mirarle a los ojos.

-Hijo, a veces queremos ver tantas cosas, pero nuestro cerebro nos juega malas pasadas. Eso no significa que sea mentira, sino que no es en realidad lo que nosotros creíamos. A mí también me ocurrió muchas veces; a todos.

Miré a Rebecca con expresión asustadiza; ni loco me iba a acercar de nuevo al cuadro. “Ese cuadro tiene algo maligno. Seguro que el espíritu de Willy está atrapado ahí dentro en busca de venganza...” Entonces, mi padre se acercó a mí y tuve que bajar la mirada al suelo, avergonzado, mientras fruncía la boca al escucharle. Probablemente tuviera razón. Papá siempre era la voz de la conciencia, aquella conciliadora y que busca las palabras adecuadas para cada instante. Así había sido conmigo desde que aprendí a razonar por mí mismo. 

—Supongo que tienes razón, papá. Es que parecía tan real... —comenté en un tono dubitativo, antes de abrazarle. Estaba necesitado de un cálido abrazo que aplacara los nervios que habían aflorado en mi cuerpo de un momento a otro, creando una inseguridad en mí como hacía tiempo no sentía.