Partida Rol por web

El profesor había contestado todas sus preguntas y aún así no hallaban consuelo alguno.

-entonces ¿no ha podido averiguar como salir de aquí? Pero...si ese pirata que encontramos muerto en el museo logro hacerlo, eso quiere decir que hay una manera ¿no? - pregunto despertando poco a poco de su aletargado estado de animo – quizá sea nuestra baza para que el capitán no nos mate

Emiko negó con la cabeza.

El capitán nos matará a todos, estoy segura. Solo ha mantenido al profesor con vida porque le conviene, porque le sirve para que haga algo o por todo lo que sabe, pero nosotros no servimos para nada. ¡Nos va a matar! ¡Nos va a matar!

Emiko estaba perdiendo los nervios. Teniendo en cuenta que acababan de trasladarse a un barco pirata y que lo primero que les habían dicho era que les iban a rebanar el cuello, tenía bastante lógica.

Miré a Lex y luego al profesor-Ella tiene razón, nosotros tocamos el cuadro y caímos aquí pero ¿cómo llegó aquel pirata a nuestras realidad? Algo tendría que hacer él ¿no? ¿Usted también tocó el cuadro profesor? Nosotros bajamos al sótano escapando de aquel bicho volador-dije mientras me recorría la espalda un ligero escalofrío-Si, gracias Caleb- comenté cogiendo un regaliz mientras lo masticaba pensativo para luego acercarme a Emiko.

-Eh, tranquila ¿vale? No seamos dramáticos antes de tiempo- apoyé la mano libre del regaliz sobre su hombro--si nos quisieran muertos no nos habrían metido aquí, así que tenemos que pensar en cómo salir de aquí...-dije frotándome la barbilla intentando discurrir alguna solución.

Scott se acercó a Emiko. No es que hubiera hecho demasiados lazos con ninguno de los chicos, pero quizás era con la japonesa americana con quién menos relación había tenido. No obstante, verla tan asustada le dolía.

En el fondo, parte de culpa de que estuvieran allí encerrados era suya. De no haber insistido en entrar en el museo nunca les hubiera pasado aquello. Recordaba que Emiko se había posicionado en contra de entrar allí y fue la primera en querer regresar al restaurante con sus padres.

- Tranquila. Volveremos a casa. - Scott abrazó a la joven tratando de reconfortarla, aunque no sabía cómo reaccionaría. - Creo que sé cómo... - Le susurró. Y entonces se puso en pie y se dirigió al resto y especialmente al profesor. - Cuando miramos el cuadro del Infierno vimos como si hubiera gente del otro lado. ¿No? Al tocarlo aparecimos en el barco. - Recapituló ante la mirada impasible del resto. - En cuadro del faro tiene que ser el portal de regreso. Vimos una imagen, un rostro. Sin duda es el pirata ese, Smailey. Debía estar en el faro en ese momento y llegó de alguna forma al museo. Tenemos que encontrar ese faro y descubrir cómo volver. ¿Lo veis posible?

-¿Posible?- miré a Scott con ojos como platos-¿De verdad crees que nos van a llevar hasta ese faro pidiéndolo por favor?- pregunté incrédulo-Si ése fuera el caso, tendríamos que contarles una mentira bien gorda y que ellos picasen. Son piratas ¿Qué quieren? Oro, joyas ¿Le decimos al capitán que hay allí un tesoro enterrado? Además ¿Quién dice que conoce ya ese faro? ¡Igual aún no ha pintado el cuadro! No se....-dije exaltado para luego mirar al anciano.

-Profesor, usted que opina ¿es viable la idea-

El profesor se quedó pensativo. Aquellos chicos le estaban bombardeando a preguntas e ideas, y algunas de ellas eran ciertamente interesantes.

-Después de haber hablado con el capitán en varias ocasiones, tengo claro dos cosas. La primera, que el faro es, desde luego, nuestra salida de aquí, aunque sé que está muy protegido. Será difícil llegar hasta él. Y la segunda, que el capitán esconde algo muy importante en este lugar. ¿Por qué si no lo de crear todo este lugar? Ya no se trata solo del cómo, sino del para qué.

Con dificultad, Armitage se puso en pie.

-Estoy seguro de que aquí hay mucho más que descubrir y dado que he examinado la zona con mucho cuidado, solo hay un sitio posible. Las cuevas que hay cerca del barco. El capitán debe ocultar un tesoro formidable dentro de ellas. ¡Estoy convencido!

En ese momento, se abrió la puerta de la celda y un pirata entró en ella. Sus pasos resonaban con fuerza al apoyarse en las tablas de la cubierta, y a medida que se acercó a vosotros, todos retrocedisteis hasta donde estaba el profesor, como si pudieseis usarlo a él de escudo.

- Soy el Capitán William Tewell, aunque todo el mundo me llama Willy "el tuerto". Tengo entendido que habéis llegado del "otro lado". Más os vale decirme en donde está mi cuadro o de lo contrario no veréis el amanecer. 

Elevó su rostro hacia vosotros y un estremecimiento recorrió vuestra columna. Capitán, con un parche.... no, no podía ser. ¿Estaba... vivo?

Ahora sabíamos que, si queríamos regresar a casa, debíamos llegar hasta el faro o tal vez el sitio en el que iba a ser construido el faro. El profesor acababa de afirmar que el faro se encontraba muy protegido. ¿Habría más piratas? ¿O serían soldados de la marina británica?

Antes siquiera de que pudiéramos seguir hablando, la puerta de la celda se había abierto y había entrado en ella un pirata. Tenía cierto aspecto de estrella del rock y llevaba un puesto un parche en el ojo. No había duda. El pirata no mentía sobre lo que acababa de decir.

Era Willy el Tuerto.

-¡Po' favó, zeñó, no noz haga daño! ¡Zolo zomoz niñoz! -exclamé, levantando las manos en señal de rendición y dejando de masticar regaliz de improviso. Aquellos piratas no habían demostrado ser muy simpáticos, por lo que quizá incluso estuvieran dispuestos a matarnos, pese a que sólo éramos niños-. ¡Llevamoz toda la vida zoñando con vivir aventuraz y zer pirataz! ¡Zu cuadro... zu cuadro eztá en el "otro lado", en un muzeo! ¡Podemoz llevarle hazta allí, pero no noz haga daño, po' favó!

-¡Claro! ¿¡y que más!? ¡¡Willy “El tuerto” esta muerto!! Mi padre encontró sus restos hace treinta años ¿¡que sera lo siguiente!? ¿¡que están malditos como la tripulación de la Perla Negra!?- aunque había reculado asustada junto a los demás, aquello realmente le exaspero, anulando todo juicio.

Si ese era Willy, el autentico y aquel era el buque Infierno ¿a quien habían encontrado sus padres en aquellas cuevas? ¿cómo era posible todo aquello? Vale que darse de bruces con el “primer” Goonie, como su padre siempre hablaba de Willly, era una minucia teniendo en cuenta que les había perseguido un monstruo gigante y habían sido absorbidos por un maldito oleo. Aquello hacía tambalearse los cimientos de la infancia de Lex.

Con los puños apretados y la mandíbula tensa quiso seguir el discurso pero algo en el ojo bueno de Willy le dijo que mejor era guardar silencio y dejar a los mayores hablar.

Lex se había puesto nerviosa en el peor de los momentos. Esa no era forma de hablarle a ningún pirata y Willy no era ninguna excepción. Ciertamente era normal que estuviera confundida y que no entendiera nada de lo que estaba sucediendo. Nadie lo entendía, sin embargo, que ese hombre fuera Willy el tuerto no era alto tan extraño si tenían en cuenta que habían encontrado a un pirata de edades pretéritas en medio el museo, habían sido perseguidos por un extraño ser volador y se habían teleportado hasta un barco pirata a través de un cuadro.

- Tranquila, Lex... - Le susurró Scott. - Yo me encargo... - Puso su dedo índice sobre los labios tratando de silenciar a su amiga y dándole la espada al capitán de la nave en la que se encontraban.

- Señor Willy, soy Scott Devereaux. - Se presentó tratando de empatizar. - Pero mis amigos me llaman "Bocazas". - Los piratas tenían motes, él no lo tenía, pero si le decía aquello a Willy, puede que le tomara más en serio. - La clave de todo esto está en el faro. - Dijo entonces. - Si quiere recuperar el cuadro, estoy seguro que debemos empezar a buscar por ahí. Tengo entendido que está muy protegido, por lo que puede ser difícil llegar hasta allí. Pero no hay más opción que esa.

Willy escuchó las súplicas de Caleb y torció el gesto, satisfecho.

-¡Claro! ¿¡y que más!? ¡¡Willy “El tuerto” esta muerto!! Mi padre encontró sus restos hace treinta años ¿¡que sera lo siguiente!? ¿¡que están malditos como la tripulación de la Perla Negra!?-

Me alegra ver que descubristeis el cuerpo del pobre Johnsy. Después de arrancarle el ojo fue mucho menos parlanchín de lo que era. No me gusta la gente que habla demasiado. ¡Quizás lo haga con vosotros!

Si quiere recuperar el cuadro, estoy seguro que debemos empezar a buscar por ahí. Tengo entendido que está muy protegido, por lo que puede ser difícil llegar hasta allí. Pero no hay más opción que esa.

-No quiero recuperar el cuadro. Quiero destruirlo. 

Willy os miró a todos, fastidiado y enfadado, porque parecía que no podía estar de otra manera.

En mis viajes descubrí y aprendí muchas cosas -os explicó -, entre otras, magia negra. Gracias a ella pinté esos dos cuadros, que están interconectados, con el fin de esconderme de mis enemigos, que me tenían acorralado, pero sobre todo, de ocultar mi tesoro. Además, aquí el tiempo no transcurre. Ninguno de nosotros envejecerá jamás y yo siempre mantendré aquello que más valoro lejos de manos como las vuestras... o las de otros. El pobre Smiley salió para intentar destruir el cuadro del barco, pero esas inmundas bestias aladas...

El rostro de Willy vuelve a torcerse al hablar de ellas y eleva su vista hacia el techo, como si mirase directamente al cielo.

-Son almas malditas y sobrevuelan este mundo para intentar expulsarnos de él, pero mejor esto que vivir fuera. Vosotros habéis venido a por mi tesoro y no podréis conseguirlo... ¡¡¡jamás!!!

Me había mantenido en ese rincón sin decir ni pío mientras los chicos haciendo las suyas.

Incluso Scott se sacó la camiseta para hacer de McGyver. Cosa que no salió demasiado bien. Pero la sorpresa fue que el propio profesor Armitage estaba allí, en la misma celda con nosotros. No pude evitar un ligero quejido de sorpresa al verlo aparecer y hablar con nosotros, de Willy el Tuerto el cuadro y como llegó hasta aquí. Al igual que nosotros.

Y sin esperarlo, el Capitan pirata apareció mas pronto de lo que esperábamos. El mismísimo Wily el Tuerto.

 Mis ojos se abrieron para atisbarlo entre la oscuridad. De verdad era un pirata, pero lo que decía no tenia demasiado sentido, hasta que lo explico de la forma mas lógica: Magia negra.

Claro. Qué si no.

- Cállese!- Dije alzando mi voz por encima de la de los demás.- ¿Por que no piensa un poco, Willy el tuerto? Deberían llamarlo Willy el sordo!- Estaba enfadada, eso des luego pero no me gustaban esas injusticias de acusar porque sí.

Di un paso al frente hasta colocarme al frente de todos.

- Solo queríamos saber lo que se siente al ser un pirata de verdad! ¿Sabe? Para algunos es usted un heroe. Allí  afuera le han hecho un museo. Si quisiéramos robarle no nos habríamos ido tan lejos, con lo que hay en el museo valdría. Y ahora...- Dije dando un paso mas hacia Willy- Le propongo un trato. Nosotros le ayudamos a destruir los cuadros y usted nos devuelve a casa.

- Tan solo queremos regresar, nada más. - Scott trató de reforzar la idea de Anne. - Si nos lleva a ese faro y conseguimos volver al otro lado, yo mismo me encargaré de destruir los cuadros. - Tragó saliva. - Puede quedarse con todo su tesoro capitán. No lo queremos.

Escuché a Willy el Tuerto, con la boca entreabierta, sorprendido por lo que contaba. ¿Magia negra? ¿La magia existía? ¡Mola! Viéndolo en perspectiva, teniendo en cuenta que la mayoría de los piratas de la antigüedad tenían una esperanza de vida bastante escasa y que la mayoría terminaban ahorcados o encarcelados por las autoridades, era lógico que Willy el Tuerto hubiera buscado una forma de huir de la justicia una vez que había obtenido su tesoro.

Durante toda mi vida, había creído que Willy el Tuerto había huido de la justicia, refugiándose en aquella cueva y manteniendo su tesoro a salvo, pero el afamado pirata había sido aún más astuto, dejando tras de sí a un señuelo, aquel tal Johnsy y buscando un mejor refugio.

-Nozotroz le ayudaremoz a deztruir loz cuadroz zi ez precizo, capitán -dije, en tono firme, dándole la vuelta a mi gorra. Intentaba adoptar un tono duro que difícilmente lograba, teniendo en cuenta que, a mis catorce años, continuaba teniendo voz de niño-. Ziempre hemoz querido vivir aventuraz pirataz y emularle a uzté. No tiene que preocuparze por nozotroz. Incluzo ze puede uzté venir a nueztro mundo en vez de quedarze aquí con ezoz bichoz tan feoz. Zeguro que tienen que zer tan moleztoz como loz mozquitoz en verano. ¡Ademáz, tenemoz muchaz cozaz guayz al otro lado! ¡Y uzté ez famozo en Aztoria! Ez algo azí como nueztro Barbanegra.

Cuando vi a Lex saltar ante las palabra de el supuesto Willy fuí hasta ella en un par de zancadas y le tiré de la manga de la chaqueta mientras le susurraba al oído con mirada tensa-Lex, calla..sea o no Willy el tío nos puede rajar en cualquier momento, creo que nos tendremos que tragar nuestras opiniones de momento-le dije con urgencia, aquel pirata, fuese quien fuese, si le poníamos nervioso no le costaría nada liquidarnos.

Él afirmaba que era el verdadero Willy el tuerto y que el cuerpo momificado que habían encontrado nuestros padres era otro hombre pero ¿cómo saberlo? desde luego no ibamos a poner en tela de juicio su palabras dada la situación, aunque también podía ser plausible visto desde su mundo ¿que mejor jugada que parecer muerto para disfrutar de toda tu fortuna sin que te molesten?.

Al pronunciar las palabras "magia negra" la cosa me pareció más fantasiosa, pero mantuve un rostro lo más neutro posible, no quería reirme en su cara para terminar hecho un pincho moruno-Señor como dicen mis amigos, llegar aquí ha sido un accidente, en el otro lado también nos persiguió una de esas cosas voladoras y encontramos el cuadro al escondernos. No queremos su tesoro Willy, solo queremos volver a casa con nuestras familias de hecho no tiene ni que arriesgarse, si nos deja volver, destruiremos los dos cuadros inmediatamente y podrá estar tranquilo, nadie le perseguirá ni le robarán su tesoro, se lo prometemos...-fruncí el ceño tomando todo mi valor mirándole a la cara, espera que todos nosotros haciendo piña consiguiésemos convencer al viejo pirata, no me quería quedar allí un segundo más de lo necesario.

Willy os miró con furia, quizás porque no sabía hacerlo de otra manera, o simplemente porque para él no podía considerar la posibilidad de que estuvieses diciendo la verdad, así que....

-De eso nada. ¡QUERÉIS ROBARME LO QUE TENGO Y NO LO PERMITIRÉ! ¡OS MATARÉ...

No pudo terminar de hablar, porque de repente, desde la cubierta superior, llegaron voces y gritos que no esperabais y unos segundos más tarde, un pirata aparecía en la puerta de la celda.

¡Las bestias! ¡Han vuelto las bestias aladas!

Willy se precipitó fuera de la celda, escaleras arriba, junto con el pirata, dejandoos a todos allí a solas, todavía con el susto de haber sido amenazados de muerte por el Willy en persona.

Pero Armitage fue rápido. Se lanzó hacia la puerta y cuando llegó a ella, se volvió hacia vosotros. 

-¡Rapido, hay que aprovechar el momento para escapar! ¡Vamos!

Lex abrió los ojos fijándolos en el punto de sus labios en los que el apestoso dedo de Scott los tocaba. Acto seguido, cuando fue a apartarlo de un manotazo este ya se estaba dirigiendo a Willy el tuerto, como todos los mayores y no tan mayores, empezó a restregarse la boca con el dorso de la chaqueta con gesto de asco y conteniendo una arcada que amenazaba con alcanzar su garganta.

Justo cuando Patrick alcanzaba la manga de su chaqueta, ella se zafo agarrando dos regalices que aun estaban en la mano de Caleb. Sin hacer caso a nadie engullo uno de los regalices, masticándolo con fiereza mientras frotaba el otro por sus labios, tratando de eliminar el rastro de ellos.

-¡joder Scott! No vuelvas a tocarme hasta que te laves esas manos, so guarro – espetó cuando vio que el pirata corría escaleras arriba

Había escuchado los desvarios de viejo Willy sobre su tesoro, arrancando pensamientos nada apropiados para una señorita como diría su madre pero se guardo todo eso para ella. Estaba más centrada en maldecir a Scott por lo que había hecho.

-¡bien! Le seguimos profesor...pero ¿¡y que hacemos con los bichos!?