Partida Rol por web

Impotente veía cómo mis compañeros de aventuras iban cayendo adormilados por culpa de los dardos, aunque por suerte tanto Lex como el profesor, que también se había lleado su ración de dardos, aún se mantenían en pie y podían ayudar al resto. Miré un segundo hacia atrás, donde Emiko y Patrick aún seguían esperando para saltar y, armándome de valor una vez más me centré en saltar a la siguiente baldosa.

Estaba aterrada, sobre todo después de haber visto cómo el resto fallaba y conociendo mi torpeza habitual seguramente yo no tardaría en hacerlo también, pero no podía quedarme en aquella baldosa el resto de mi vida así que, dándome impulso, salté a la siguiente que estaba marcada con la letra A. Me quedé en ella esperando a que saltara bien Emiko o bien Patrick por si, en el caso de fallar, podía ayudarlos de alguna forma, al fin y al cabo yo estaba más cerca de ellos que el resto.

Lex avanzó con rapidez llevando a Caleb, y saltó de una letra a otra como si estuviese saltando sobre als teclas de un piano gigante. No obstante, cuando llegó a la R, pisó donde no debía un nuevo dardo salió disparado hacia ella y Caleb. 

Sin preocuparse de nada, logró pasar a la E y finalmente, llegar hasta donde se encontraba el profesor, que una vez recuperado el aire, estaba examinando a Scott y a Anne.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía el dardo clavado en su pierna y todo empezó a dar vueltas.

El profesor examinó a Scott. Le levantó los párpados, le comprobó su respiración y el pulso, y finalmente, examinó el dardo. Se llevó un poco del líquido que tenía en la punta a la lengua y luego lo escupió.

-Tranquilos, no es mortal. Es curare, pero está tan diluido después de tanto tiempo, que solo producirá sueño. Estarán bien. Todos estaréis bien.

Después, sacó una petaca y fue uno por uno dándole un poco de su contenido Scott, Anne, Caleb y Lex. Cuando terminó de dárselo, él mismo bebió un sorbo antes de volver a guardarla.

Emiko respiró tranquila cuando escuchó al profesor decir que no era mortal, y sin darse cuenta, agarró una mano de Patrick, aunque se la soltó rápidamente nada más darse cuenta de lo que había hecho.

-Esto... voy yo.

Y sin decir nada más ni coger apenas carrerilla, saltó hacia la S. No fue un gran salto, pero consiguió llegar sin problemas y cuando sus pies tocaron la baldosa, sonrió, aliviada.

-U-una menos -dijo, mirando a Sarah que estaba delante y a Patrick, que todavía no se había atrevido a volver a saltar.

Aguanté la respiración hasta que vi como los que iban delante de mí conseguían pasar, entonces solté de golpe el aire aliviada al saber que lo que contenía los dardos no era mortal. Pero la preocupación volvió al darme cuenta que, a pesar de estar ya a salvo del otro lado, Lex también había sido alcanzada por un proyectil.

Ahora sólo quedábamos nosotros tres, Emiko, Patrick y yo por ponernos a salvo también así que mi atención estuvo pendiente del salto que hacía Emiko.

—Bien —exclamé sin poder contenerme.

Me tocaba de nuevo cambiar de baldosa, en esa ocasión hacia la N para que Emiko avanzara y, de esa forma, dejar espacio a Patrick. Volví a concentrarme, respirando hondo y despacio antes de doblarme ligeramente para impulsarme. Estaba sudando de puro nerviosismo pero, cuando me vi aterrizar en la letra siguiente, no pude evitar una sonrisa de triunfo aunque sabía que sólo sería momentanea. Aún me quedaban tres saltos para el final.

—Vamos Emiko, tú puedes —la animé para que abandonara la baldosa en la que estaba y así dejar espacio a Patrick.

Emiko asintió, se armó de valor, cogió impulso... y saltó tan fuerte que casi se pasa de baldosa, pero logró aterrizar lo suficientemente bien como para no tener problemas.

-Ufff. N-no parece tan... difícil, pero espero no tropezar- dijo, mirando sonriente a Sarah y volviendo la vista hacia Patrick.

Con más o menos suerte todo el grupo conseguía saltar de baldosa en baldosa aunque alguno de esos dardos había impacto, por ejemplo en Scott y en Lex que es la que más me preocupo cuando vió que uno de esos dardos había impactado en su pierna-¡LEX! ¿estás bien?-grité mientras la miraba muy preocupado, su mirada parecía enturbiarse pero el profesor dijo que no era tan grave como parecía aunque me dieron ganas de ser como Flash y cruzar en una milésima de segundo ese montón de trampas o el mismísimo Indiana Jones usando su látigo para sobrevolarlas haciendo de péndulo humano, pero iba a ser que no.

Mi corazón se aceleró por los nervios y el miedo pero había algo más...miré hacia abajo y vi como Emiko había sujetado mi mano durante unos segundos, soltándola al instante. Eso me hizo enrojecer ligeramente aunque dudé muchísimo que alguien se diese cuenta, cosa que agradecí. Contuve el aliento cuando Sarah y Emiko saltaron, pero por suerte lo hicieron sin problemas y pude respirar tranquilo, de momento.

-Bueno...me toca a mí-susurré, no pensaba quedarme allí pasmado, así que reuniendo valor salté hacia la siguiente baldosa esperando no cagarla como antes. Salté y caí con facilidad y precisión lo que me hizo sonreir escapándose una mirada a Emiko-Bien! una menos-dije animado mientras veía con preocupación a mi prima, tenía que ir con ella y asegurarme de que estaba bien...

-¡Genial! —exclamé al ver a Patrick saltar sin problemas a su primera baldosa.

Pero había que seguir adelante y, para que Emiko pudiera continuar, primero lo tenía que hacer yo así que, de nuevo tomé aire y me dispuse a saltar a la siguiente baldosa, en esa ocasión la marcada con la letra G. Si lo conseguía entonces ya estaría mucho más cerca del final.

Y, una vez más, respiré aliviada al ver la facilidad con la que había saltado, cayendo limpiamente sobre la letra correspondiente. Me volví a girar haica Emiko para animarla de nuevo.

—¡Vamos! Que lo estás haciendo muy bien.

El siguiente salto fue más sencillo que el anterior, porque Emiko ya se sentía confiada y sabía que podía hacerlo. Ver a Sarah avanzar delante de ella y a Patrick detrás, le hacía sentirse como si estuviese siendo escoltada, como si fuese alguien importante, y por primera vez desde que habían empezado aquella aventura, se lo estaba pasando bien.

-Otra más. Venga, Patrick, tu turno -le dijo a éste, volviéndose hacia él.

El profesor observa con preocupación como los tres últimos chicos saltan de una baldosa a otra. Mientras tanto, poco a poco, parece que Scott, Caleb, Anne y Lex, por ese orden, van recuperándose un poco. Todo parece darles vueltas, como si estuvieran en una atracción de feria, seguramente, pero al menos están vivos.

-¿Cómo estáis, chicos? ¿Se os van pasando los efectos?

Las palmas de las manos de Lex ardían por el brusco golpe al dejarse caer contra el suelo de la cueva y Caleb descansaba a su lado con cara de estar aún afectado, cuando al sentarse sobre sus piernas noto un dolor intenso en una de ellas. Llevando su vista a aquel punto vio con cierto horror uno de los dardos impregnados en curare, arrancándolo inmediatamente y lanzándolo lo más lejos que pudo de ella. Aunque el Profesor afirmara que el veneno había sido diluido perdiendo su efecto real, no pudo evitar palidecer al imaginarse el final que podrían haber sufrido de no ser así.

Antes siquiera pudiera darse cuenta que Sarah, Emiko y Patrick comenzaban a avanzar por el camino de letras, todo empezó a dar vueltas, como si hubiera estado girando sobre si misma demasiado tiempo al practicar alguna pirueta. Cerrando los ojos se tumbo sobre su espalda y permaneció quieta esperando a que pasara, tan solo se movió para asentir ante la pregunta de Armitage alzando el pulgar de una de sus manos para indicar que estaba bien. Sintiera o no que era así.

Sarah, Emiko y yo éramos los que nos quedaba más camino por recorrer/saltar y con una sonrisa nerviosa miré a Sarah y luego a Emiko queseguía concentrándose más en mí así queme quedé mirándola un instante más para volver a concetrarme en loas baldosas-vamos Trick, tú puedes-me dije mientras flotaba en el aire durante un segundo cayendo en la siguiente baldosa con falicidad de nuevo. Otra sonrisa de triunfo surgió en mi rostro.

-¡Genial, puff!-sonreí victorioso aunque mis ojos volvieron a dirigirse a mi prima, seguía con aquella mirada semi perdida-¡Lex, ya llego, aguanta!-

Avanzábamos, lentos pero avanzábamos, y eso hacía crecer dentro de mí una confianza desconocida hasta el momento, por lo menos en temas de coordinación. Pero me iba a dar de morros con la realidad cuando, preparándome para saltar a la siguiente baldosa, a punto estuve de cagarla pero a base de bien... Por los pelos aterricé en la letra R.

Empecé a notar como sudaba más que antes con tanta carrera y tanto nerviosismo, y sentía el corazón golpeándome con furia contra el pecho así que me tomé unos segundos para calmar mi respiración y la tensión que había empezado a dominarme. Desde luego nunca me libraría del sambenito de la torpeza.

Cuando me sentí más tranquila, aunque realmente de tranquila ni un pimiento, me giré hacia Emiko y Patrick y les dediqué una nerviosa sonrisa.

—Venga chicos, esto está casi chupado —mis palabras servían tanto para animarlos a ellos como para animarme a mí misma.

Scott empezaba poco a poco a recuperar el sentido. No obstante, seguía sintiéndose desorientado. No sabía muy bien como había logrado alcanzar el otro lado de aquella trampa mortal y menos como había sobrevivido a ella, porque... ¿Le  había alcanzado uno de aquellos daros en el...? ¡En el culo! Sí, todavía le picaba. ¿Entonces porque estaba vivo? Alguno de sus amigos le había chupado el veneno. ¡Sí, era eso!

Del otro lado de la trampa se encontraban Caleb, Anne y Lex. Primero pensó en que seguramente había sido  Anne la que le había... bueno la que  le había extraído el veneno. Eso le hizo sonrojar. Pero al ver que se encontraba en un estado similar al suyo lo descartó de inmediato. Sólo podía ser que el profesor Armitage hubiera hecho ese trabajo, porque el resto de chicos todavía estaban cruzando.

¿Un viejo le había chupado el culo? ¡Vaya desgracia! Al menos seguía con vida. Sólo esperaba que los otros chicos y en especial las chicas no lo hubiera visto. Ese sería  su terrible final como líder delos nuevos goonies, pero lo peor era que si se corría la voz, Anne ya nunca querría ser su novia. 

Scott se puso en pie y se acercó a la que creía que era la jefa de animadoras.

- ¿Oye, Anne? - Le susurró dulcemente a la chica. - ¿Estás bien?

- ¡Lex, Caleb! - Les zarandeó para tratar de que reaccionaran.

Emiko se sentía como si estuviese en un videojuego, y quizás fuese eso lo que lo hacía todo tan divertido. Pero cada vez estaba más cansada y sus saltos eran peores.

Logró saltar de la N a la G, pero esta vez, estuvo muy cerca de resbalar y pisar una baldosa que no era.

Tengo que concentrarme. Tengo que concentrarme.

Adormecido por el efecto del curare, tenía la cabeza completamente en otro sitio. Soñaba que estaba huyendo de una de esas bestias aladas, como la que habíamos visto en el museo, mientras yo me alejaba montado en mi bicicleta. "¡Mierda, mierda, mierda...!" gritaba mientras aquella criatura se aproximaba volando, cada vez más cerca.

Entonces aquel ser me agarró con sus garras y me alzó en el aire, levantándome por la mochila. Fue una voz conocida la que me hizo despertar de aquella horrible pesadilla, aunque por algún motivo esa voz también estaba llamando a Lex.

-Mamá, no quiero ir a la ezcuela... -comenté, mientras abría los ojos.

Entonces me di cuenta de que la voz no era la de mi madre, sino la de Scott, llamándonos a mí a Lex para que nos despertásemos. Apenas me había percatado de lo sucedido. Lo último que había sentido era ese dardo y después todo había dado vueltas a mi alrededor.

-Chicoz, menuda pezadilla... ¿Qué ha pazado? -pregunté, incorporándome, aún tambaleante.

Ahora llegaba el momento de saltar a la siguiente baldosa y aunque estaba envalentonado con el éxito que había conseguido, eso no quitaba que aún pudiera cagarla, así que mirando de nuevo a Lex y a continuación a Emiko, volví a saltar conteniendo la respiración...y de nuevo volví a caer con facilidad provocando que sonriese nuevamente.

-¡Vamos chicas que nos queda menos!-dije animado por el nuevo triunfo, una baldosa menos que saltar y un poco más cerca de Lex.

Veía que, tanto Emiko como Patrick, estaban saltando sin problemas sobre sus respectivas baldosas lo que hizo que yo me tranquilizara un poco. Un último salto sobre una baldosa, eso era lo que a mí me faltaba para conseguir evitar aquellos dardos cargados de... ya no me acordaba de la palabra que había empleado el profesor. Con los dos pulgares levantados, dando ánimos de esa forma a mis compañeros que aún tenían que pasar, me giré para enfocar mi último reto... de esa parte del camino.

Tengo que conseguirlo, lo voy a conseguir, un último salto, venga... Me fui dando ánimos a la vez que, como hacía siempre, tomé aire y me impulsé lo suficiente para aterrizar en la última letra marcada como la E. De buena gana, si no fuera porque me moría de verguenza, me habría puesto a bailar sobre la baldosa.

Envalentonada, enfoqué el último salto que me pondría definitivamente a salvo. Pero estaba claro que no debía confiarme ya que a punto estuve de fallar y no fue hasta en el último segundo que conseguí estabilizarme.

—Lo conseguí —dije, con una mezcla de sorpresa por no haber fallado ni una sola vez y alivio al verme junto al resto.

Me giré hacia el profesor para interesarme por mis compañeros de aventuras ya que amigos aún no podía considerarlos, y pude comprobar que poco a poco parecían estar volviendo en sí.

—Se pondrán bien del todo ¿verdad profesor? —mientras esperaba la respuesta de Armitage me centré en ver los últimos saltos de Patrick y Emiko. Estaban tan cerca que esperaba que no sufrieran ningún tipo de contratiempo.
 

-¡¡Dios!! ¡Scott dejame en paz! – le espeto con un manotazo cuando comenzó a zarandearla – estoy bien, solo deja que descanse un momento

Una arcada producida por el mareo del curare, y el repentino zarandeo, ascendió por la garganta de Lex haciendo que girar sobre su costado reteniendo el contenido de su estomago y dejando un ácido regusto en su boca. Así se quedo, reposando unos minutos más, mientras escuchaba las voces de los que quedaban por cruzar. Dejando que una sonrisa en sus labios se dibujara cuando entre ellos distinguió la voz de Patrick.