Partida Rol por web

¡Kapitein! Quién mierda es ese ''Portugués'' -preguntó Mark alzando la voz para hacerse escuchar entre el ajetreo.

Mark vio al capitán correr por la cubierta, lo más rápido que pudo, tal y como hiciera en Marigot calle abajo, tratando de llegar al puente de mando.

Ya hablaremos de eso, ¡hemos de alejarnos lo antes posible...! -le respondió a Mark sin dejar de correr-. Y siguió avanzando por la cubierta, tratando de dar órdenes al resto de piratas.

Maldición... ¿¡qué es eso!? -gritó Malayedra, en el castillo de popa, estando junto a Fink-. ¡Son...! ¡Escollos! ¡Un arrecife bajo! ¡¡Fink!! ¡¡Atento!! ¡Hay que virar unos grados y sortear ese arrecife!

El viejo marinero observó hacia delante, y entrecerró los ojos para escudriñar en medio del ir y venir de compañeros sobre cubierta. Efectivamente, había un pequeño banco de arena en mitad del mar, junto a unas rocas que asomaban ligeramente en la superficie (y que bajo el agua serían lo suficientemente altas como para rasgar y quebrar el casco de un buque...).

¡Mueve ese timón, Fink! -le ordenó Malayedra-.

Parecía que de momento no se iban a utilizar los cañones, se estaban alejando del portugués. Así que decidió subir y tratar de ayudar con las velas, a ver si lograban dejar atrás al otro barco. Pero se ve que el cambio de ambiente, no les sentó muy bien ni a el, ni a Manolito. Que andaban como pez fuera del agua, por la cubierta.

-¡Joder Manolito! Me estoy haciendo viejo, si hasta me he mareado.- A lo que Manolito respondió. ¡Calla viejo y trabaja cabrón! ¡Que nos echan mano!-Joder con Manolito, ni que no lo estuviese intentando.

— ¡Oh! Ya veo, ya veo... — dijo Fink al comprobar por él mismo el peligro que tenían delante — ¡A la orden, contramaestre!

Con una sorprendente soltura que a él mismo sorprendió, el pequeño hombre se recolgó de las cabillas del timón y tiró fuertemente usando el peso de su cuerpo, haciendo girar la rueda a babor. El barco viró lentamente cambiando su dirección, y volvió a virar a estribor cuando Fink hizo girar la rueda hacia el otro lado, una vez pasado el peligro

Fink miró entonces a Malayedra, bien agarrado al timón. Por algún motivo, el vejete ahora miraba un ojo entrecerrado y una expresión como de asco muy piratesca.

— ¡Arrr...! ¡En aguas más traicioneras he navegado...!¿Le he contado, mi contramaestre, que una vez estuve casado...? — dijo poniendo voz áspera.

Mark estaba encaramado a la baranda de popa, viendo cómo la Liebre Parda dejaba atrás a su perseguidor. Si el capitán estaba tan asustado, por algo sería. Y ese algo ahora daba igual, lo importante era salir de aquella situación.

El holandés comenzó a golpear con la base del arpón sobre cubierta de manera rítmica. Acompañando al principio con unos profundos y reverberantes tarareos, Mark empezó a cantar.

 And it's windy weather, boys, stormy weather, boys

When the wind blows, we're all together, boys

Blow ye winds westerly, blow ye winds, blow

Jolly southwester, boys, steady she goes

No necesitaba gritar para hacerse escuchar, pues la mera proyección de su voz retumbando en su enorme tórax y en las paredes del yelmo hacían que el canto se oyera lo suficiente para que al menos la mitad de la embarcación pudiera verse animado por la arenga.

No cantaba especialmente bien, pero entonaba como nadie, y daba énfasis cuando veía que hacía falta. When the wind blows, we're all together, boys.

No era la primera (ni sería la última vez) que Mark entonaba esa melodía, pues incluso Manolito comenzó a repetir la letra mientras sobrevolaba el barco, haciendo que incluso el más concentrado en su tarea se enterara del cántico.

 And it's windy weather, boys, stormy weather, boys

WHEN THE WIND BLOWS, WE'RE ALL TOGETHER, BOYS

Fink no paraba de recordar anécdotas de su vida, estando de guardia, limpiando la cubierta, o bien virando el timón para salvar unos escollos en alta mar. No obstante, actuó correctamente, con pericia y desenvoltura, pues la Liebre Parda giró unos grados, los suficientes como para salvarse de esas "garras rocosas" que sobresalían tímidamente del mar, pero que podrían ser peligrosas.

Aún no, Fink, pero si salimos de ésta estaré encantado de escucharte... ¡Cuidado con esos escollos! -le respondió-.

Por su parte, el holandés Ahab comenzó a cantar una de sus populares letanías en alta mar, tal vez con la intención de dar ánimos a la tripulación y al él mismo. Estaba en cubierta, esperando lo que pudiera acontecer para poder resolver durante la persecución. Y además, Ahab observó cómo Hernando aparecía de nuevo en la cubierta y se lanzaba a desplegar otra de las velas de la corbeta, tratando de aprovechar el viento.

La corbeta, entonces, pasó de largo los escollos marinos que se presentaban, y el capitán Malayedra respiró algo más aliviado. No obstante, en aquellos momentos de tensión y movimiento, comprobásteis cómo la Liebre Parda era poco a poco alcanzada* por aquel bricbarca que ondeaba una extraña. Sin embargo, la pequeña embarcación, a pesar de contar con una maniobrabilidad excelente (dado su pequeño tamaño en comparación con vosotros), no debió otear a tiempo los escollos con los que Fink había lidiado, y enseguida vísteis cómo se abalanzaban sobre ellos. En pocos minutos, la persecución pasó aun segundo plano, pues la velocidad de aquel bricbarca comenzó a decaer lentamiente, y finalmente comenzó a hundirse...

Minutos después, el enemigo era un punto lejano detrás de vosotros, hasta que el agua hizo el resto...

¡AH JA JA! -gritó Malayedra lleno de alegría-. ¡Eres un hacha, Fink! -le dijo dándole una palmada-. Después, desde el castillo de la popa, gritó a los piratas de la Liebre-. ¡Barco hundidooooo! -y un rugido de alegría se apoderó de la cubierta-.

El capitán Barbeau también estaba por allí. Se acercó a la barandilla junto al puesto del timonel, donde aún estaba Fink, y observó con su catalejo. Ya no había rastro ni peligro de aquel barco que pertenecía al "Portugués". Y sonrió aliviado.

Al ver ese barco hundido, Mark se quitó el yelmo y lo sujetó en alto, mientras con el arpón lo percutía como si tuviera una cacerola.

 - ¡AU! -con cada golpe, un rugido eufórico- ¡AU! -siendo un aguerrido luchador y siendo la última línea de defensa ante un ataque, Mark sabía perfectamente que si en un conflicto él no hacía acto de presencia, eso era una gloriosa victoria.

Volvió a colgarlo del cinto y guardó los arpones, cruzó cubierta dando palmadas innecesariamente fuertes en los hombros de la tripulación. 

 - Buen trabajo, sabandijas. ¡Gunther! Espero que ya estés ideando una canción para esta hazaña -miró de reojo a Fink con una sonrisa socarrona- ¡y por todo lo sagrado asegúrate que no mencione en ningún momento al Viejo!

 - Hernando -dijo en un susurro acercándose al español y rodeándole los hombros con su enorme brazo- ¿con qué vecinos disfrutas más viéndolos viajar a las profundidades? Un portugués hundido alegra a cualquiera, eh -añadió riendo- a ver si nos topamos con algún danés, a esos sí que les tengo ganas; ¡más que a los franceses!

Tras sus malos movimientos en cubierta, donde casi cae al agua al tratar de ajustar una de las velas, pudo ver como el portugués les ganaba terreno. Pero en los escollos una genial maniobra de Fink, hizo que los superasen sin problemas mientras que el otro barco, más rápido y centrado en la persecución, no pudo hacerlo. Y al rato se fue al fondo.

-¡Bravo por Fint! Menuda maniobra viejo amigo.-Y hasta Manolito, volaba contento mientras gritaba.-¡Bien hecho Fint! ¡Bien hecho!-Para cuando estaba algo más alejado de Hernando añadir.-No como Hernando. ¡Inútil! ¡Hernando inútil!-

Aquello no le hizo mucha gracia al viejo Hernando, que no pudo dejar de decir algunas cosas al respecto. -¡Puto Manolito! ¡Calla ya cabrón! Ni que tu hubieras hecho algo desgraciado.-Pero en esta ocasión la trifulca de los dos viejos amigos, se cerro, cuando llego Mark.

-No se Mark, pensaras que soy un blandengue, pero lo cierto es que más que alegría, tengo una sensación de alivio, por haber podido evitar ese innecesario combate. Pero no puedo sentir alegría de esa terrible muerte, a la que tendrán que enfrentarse esos desgraciados. Aunque, por supuesto y sin dudarlo, antes ellos que nosotros.

Hasta Manolito, se calmo y volvió al hombro de Hernando, donde este le acarició de forma inconsciente. Se habían librado de una buena, pero no por ello, lo que tenían aun por delante era menos siniestro.-Mark, espero que todo esto acabe bien, pero no me gusta nada como ha comenzado.-

Fink se espantó cuando en una de esas miradas por encima del hombro le pareció ver que el bricbarca les iba comiendo terreno. Se agarró fuerte al timón, incluso agazapándose un poco para ofrecer menor resistencia al viento y que el barco corriera más. Como hombre de ciencia que era también sabía de esos fenómenos.

Y así continuaría si el Malayedra no hubiera dado aquella palmada en la espalda.

— ¿Eh, cómo? — Fink se giró, oteando incrédulo en la distancia. Aquellos piratas no debían haber visto los escollos y ahora pagaban por ello. ¡Maravilloso! — ¡Oh, vaya, pues es verdad que se hunde...! — infló el pecho escuálido ante los calurosos agradecimientos de Hernando, Malayedra y algún otro tarado — Ejerm, jeje, gracias, amigos, gracias, ¡lo sé! Formaba parte, uh... ¡parte de mi plan! Obviamente no sabían que yo estaba al timón.

Sin embargo, percibió que sus intentos de bienquedar delante de todos empezaron a empañarse con el comentario de Ahab.

— ¡Ah, condenado Mark! ¡Este viejo que aquí ves es el mejor timonel que se ha agarrado nunca al timón de la Liebre Parda! ¡Gunther! Gunther ven aquí, caricatura de sordo patitieso, no hagas caso a este holandés loco. Apunta, apunta bien mi nombre, Fink Queeney, el mejor timonel de los siete mares... ¡Nada de poner lo de 'el viejo'! Ay, si hubierais visto qué rubia melena ondeaba yo al viento a la luz del atardecer...

Gunther, aquel tipo al que se le daban bien las chanzas y las canciones, desde ese momento ocupó su mente en pensar una buena canción para aquella hazaña, que bien podría empezar en Marigot, seguir con el chamán-águila y continuar con el asalto en alta mar, finalizando con los escollos; pero... ¿acaso aquella aventura finalizó así? En absoluto.

El día pasó tranquilo, y esa noche, pese a que el capitán Barbeau no dio permiso para descorchar ninguna botella de ron, sí dejó que los marineros sintieran la brisa del mar en su rostro con el rumo de una buena historia. Os agrupásteis en algunos corrillos, y en el vuestro aguardaba Gunther (quien era mirado por Manolito muy de cerca), y os contó en una de sus fantásticas historias (casi todas...) que ese "Portugués" era también conocido como...

... “el capitán Traidor” -decía sentado, gesticulando y mirándoos a cada uno-. Se trata de una sucia rata mercenaria dedicada a capturar a otros piratas, que ostenta una infame reputación en el gremio y en todas las naciones del Caribe... ¡os lo aseguro! Ni siquiera tiene cabida en Tortuga, según he oído -que era el hogar pirata por excelencia-. Se rumorea que tiene su guarida en la isla de Madeira, más allá de este mar que estamos cruzando, y en ciertas ocasiones regresa hasta el Caribe para saquear a otros piratas y hacer engordar sus arcas... Por el momento nadie ha conseguido darle caza, o mejor dicho, nadie se ha atrevido a hacerlo, ni siquiera nuestro buen capitán...

Entonces resonó una voz, detrás de vuestro corrillo. Una figura que estaba de pie, tras el palo mayor, escuchando
con las manos sujetas atrás, a la espalda, toda la conversación.

Todo lo que dices es cierto, Gunther... -apostilló Barbeau, sin cambiar su semblante-. Todo excepto lo último: una vez le dí caza, pero regresó de entre los muertos y ahora sus marineros son, bueno... "esqueletos andantes" sería decir poco... -hubo un pequeño silencio, ¿estaría de broma el capitán?-. Marineros de la Liebre Parda -os dijo-: en una hora, todos a sus camarotes... ¡Aún tenemos que llegar a la tumba de la Castellana!

Y paseó por cubierta, hasta desaparecer por el acceso a los camarotes inferiores.