Partida Rol por web

Destellos dorados os levantan. Según el reloj, son las 9 de la mañana, aunque quizás no sean tan fiables en este húmedo bosque. Hay signos de la lucha por todo el campamento: sangre, tierra revuelta y cadáveres de las serpientes que matasteis. Los trabajadores refuerzan las tiendas, colocan el resto del equipo y dejan todo bien asentado, a la espera de más órdenes.

Es hora de iniciar la búsqueda de la ciudad perdida, Hekalu la Ahtu.

Despertarme con el sol es… reconfortante. Todo lo ocurrido ayer parece una pesadilla lejana. Pero no lo es. Queda muy patente lo que ha ocurrido cuando me veo atrapado en una soga de la que no soy capaz de liberarme solo. Por suerte uno de los porteadores me desata… no si antes dirigirme algunas miradas. Tampoco puedo culparme después de mi comportamiento.

No puedo sacarme de la cabeza la figura de ayer. Y tiemblo con su recuerdo. Pero… ¿Que pudo ser? Nadie más parece que la vio y sin embargo ¿Estaba consciente? ¿Fue una alucinación? Me examino la pierna. Quizá la serpiente me mordiera… pero, no hay nada ¿Cómo podría explicarlo? Una idea se me ocurre entonces, y me acerco donde tengo los cubiertos de viaje, doblo el tenedor lo suficiente para que solo queden dos púas sobresaliendo, y lo clavo ligeramente. Eso debería bastar. Limpio la sangre, y espero que deje de salir, y guardo el instrumento en su funda. Debo preservar mi dignidad. Me visto, y procuro arreglarme lo mejor que puedo y salgo. Tenemos que seguir con nuestra misión.

Ahora es momento de consultar los mapas y el terreno. Camino utilizando mi bastón que ahora será algo mas que un mero adorno.

Será por los sucesos de los últimos días o por el cansancio acumulado en el cuerpo, pero había dormido como hacía años. El amanecer del nuevo día me golpea en la cara y lo recibo con agrado, el hinchazón y dolor de las heridas se ha relajado, afortunadamente no parece que haya infecciones.

Parece que Sir Jacob a recuperado el control sobre su mente y cuerpo, eso es buena notica, necesitamos a cada persona que haya llegado hasta aquí. Me dirijo hacia el centro del campamento con un paso aún afectado por las heridas. - Buenos días caballeros, señorita ¿Cuáles son los siguientes pasos para encontrar la dichosa ciudad? - Pregunto mientras mastico algo para desayunar.

Con la llegada del nuevo día, me encuentro ya ante el mapa desplegado y las notas del abuelo a un lado, intentando calcular nuestra posición y la mejor ruta hasta la gran X dibujada en él. Necesitaba tener la mente ocupada. Tras ordenar a un porteador que desate a Sir Jacob, le veo salir de la tienda renqueando y acercándose decidido. El teniente también llega y pregunta, directo como siempre.

Parece que nadie quiere hablar de lo sucedido anoche. Quizá sea lo mejor. 

Me temo que nuestro avance será más lento a partir de ahora -les digo a ambos tras saludarles-. Hemos llegado a la zona general,pero ahora habrá que proceder con mediciones y acotaciones. ¡Pero estoy segura de que estamos muy cerca!

Omito mis preocupaciones sobre un posible sabotaje. Hablaré con el teniente en privado más tarde de ello. Necesito de su experiencia para esto, y parece que él sí sabe mantener la templanza ante el peligro. La ayuda de Sir Jacob será más util sobre el mapa. 

¿Como se encuentra hoy, Sr. St Clair? Venga, por favor, ayúdeme con estos mapas. Sus conocimientos de arqueología quizá puedan decirnos cual sería el mejor lugar para edificar una ciudad en este terreno. 

Espero que mantenerle ocupado y hacer que se sienta útil le haga olvidar el incidente de anoche. A saber qué nos espera hoy.

Otro día más por la mañana en la selva. -Buenos días- saludo como si no hubiese pasado nada.

Mis compañeros han sido madrugadores y parecen atareados así que voy a preparar algo de desayuno para el equipo para levantar el ánimo. Al acercarme a la hoguera dónde preparar una infusión veo los rostros de los porteadores ya no son tan tranquilos como estos días; Es más diría que parecen bastante inquietos. Me dirijo al guía de la expedición y le pregunto -¿Qué tal están las cosas entre el equipo y, qué opinan de lo sucedido?-. Espero su respuesta y al agua hervir para mezclar unas hojas de té secas. Y mientras habla examino cuidadosamente nuestros alimentos y equipo en busca de manipulación o restos de drogas.

Reviso las notas de Lord Crossley, los apuntes de la expedición de Farini y nuestros mapas. Una ciudad de esas dimensiones, y esas características… Lord Crossley llevaba razón, debería encontrarse tener cerca algún lugar para extraer roca. Y por supuesto acceso al agua. Ahora, la tribu conocía la ciudad. Ellos la han visto. No puede estar tan lejos como pensábamos. Aquí tenemos el rio, y aquí… de estas formaciones podrían extraer roca. Marco con un círculo abarcando ambos puntos.

Levanto el mapa con una sonrisa. Entre los dos puntos hay una zona que podremos explorar con los efectivos que tenemos. – Alégrense, dama y caballeros, parece que he podido delimitar lo suficiente el lugar a buscar. – Me doy la vuelta exultante. No importan mis ojos cansandos, no importan las ropas poco planchadas, sin almidonar y francamente, algo sucias. El momento no podría ser mejor… bueno, seguramente sí. Pero lo que cuenta es que estamos un gran paso mas cerca de nuestro objetivo.

Atento a las averiguaciones de Sir Jacob no puedo evitar mirar con el rabillo del ojo los movimientos de Mellanby. Algo le preocupa al doctor, y ciertamente a mi también, no hemos tenido señales de la otra expedición y parece que nadie comenta nada. No seré yo el que avive ese malestar en el grupo.

Buen trabajo Sir Jacob, aunque explorar esa cantidad de terreno puede llevarnos días, pero es mas de lo que teníamos anoche. - Grabo en mi mente el segmento señalado en el plano e intento analizar los peligros que puedan interceder en nuestra labor. Diablos, a quien pretendo engañar es imposible anticiparse a los movimientos de esta selva.

Vuelvo a mi tienda rumiando la idea de un nuevo ataque, así que preparo y limpio mis armas y busco en mi equipaje cualquier cosa que pueda servirnos para guardarla bien a mano... hablando de cosas útiles, aquí estaba mi espejo de viaje, ojalá haberlo encontrado cuando nos cruzamos con los Johair. En fin, voy a darle el uso correcto, rasurar la barba y arreglar el bigote seguro que me ayuda a ordenar mis pensamientos.

Por lo que está haciendo, Mellanby piensa lo mismo que yo. Cuando nos pregunta por lo sucedido, le hago un gesto discreto al doctor, como indicándole que hablemos de ello en otro momento, y felicito a Sir Jacob por sus deducciones.

-Estoy de acuerdo con el teniente. Buen trabajo, señor St Clair. Nos ha dado un rumbo claro a seguir, mi abuelo estaría orgulloso de su discípulo. ¡Ahora debemos ponernos en marcha!

Me excuso ante el arqueólogo y, viendo que el teniente entra en su tienda, dejo pasar un par de minutos y entro tras él, haciendo un gesto al doctor con la cabeza para que me siga. Encuentro al teniente con un espejo de viaje en la mano.

-Disculpe la intrusión, teniente -le digo-, pero creo que debemos hablar de lo sucedido anoche. 

Inspiro profundamente.

-Creo que fuimos víctimas de un intento de sabotaje. Primero esos simios tan agresivos... Luego una multitud de serpientes atacándonos fuera de toda lógica. No sé mucho de zoología, pero nunca había oído de un comportamiento semejante. Alguien tuvo que soltarlas en nuestro campamento después de hacerlas enfadar. ¡Y todo en un mismo día!

Me siento en un pequeño taburete plegable, pensando como enfocar lo siguiente.

-Y luego... lo que vi en la hoguera... No sé que vieron ustedes, pero es obvio que todos vimos algo ahí. Yo vi una especie de criatura, una especie de lobo... terrible... como surgido del mismo infierno. ¡Es una locura! Por eso pienso que han debido drogarnos con alguna hierba o veneno alucinógeno... Quizá en la comida, quizá lo echaron al fuego para que respiráramos los vapores. Creo que el doctor Mellanby opina lo mismo, ¿no es cierto?

-Sea como sea, esto lo está haciendo alguien. Prefiero dejar que St. Clair lo achaque a delirios y malos sueños por su herida, no podemos permitirnos que recaiga en su... en su enajenación de anoche. ¿Qué opinan al respecto? Si hay alguien entre nosotros que nos está saboteando, lo puede intentar de nuevo. ¿Qué podemos hacer para impedirlo?

Lady Jeanne asoma por la entrada de mi tienda y parece que va acompañada del doctor Mellanby. - Adelante. - Les digo con verdadero interés. - Bienvenidos a mi humilde morada. Pónganse cómodos. - Hago una sarcástica reverencia invitándoles a entrar, hasta donde el cosido que me hizo el doctor en el costado me permite. La actitud de Lady Jeanne me hace sospechar que tiene algo importante que decir, lo cual me hace abandonar mi relajada actitud.

- Entiendo que lo que están diciendo no son fábulas alimentadas por nuestra estancia en esta maldita selva. Son acusaciones muy graves, pero de ser ciertas explicarían muchos de los sucesos acaecidos en estos últimos días... - Trato de recordar acciones que puedan sugerir que lo que está planteando Lady Jeanne sea cierto. - Creo que por el momento no debemos sembrar el caos en el campamento señalando a un culpable que no sabemos si existe. - Evito el tema del fantasmagórico lobo, pues alucinación o real no me siento cómodo al recordarlo.

- Si están conformes puedo poner bajo estrecha vigilancia a todo el personal, obviando a nosotros cuatro, y llegado el momento estaré encantado de poder interrogar a los sospechosos. - Espero por el bien de quién sea que tenga un buen motivo. - Me preguntaba si esto puede estar relacionado con la otra expedición ¿Qué opinan sobre esto?

-Espero no tener que llegar a eso, Teniente -respondo, refiriéndome a la posibilidad de interrogar a los hombres contratados para la expedición-. Además, quizá no sea ninguno de ellos, alguien podría haberse escabullido en el campamento furtivamente. Recuerde lo sigilosos que se mostraron los Johari.

Pero sí, creo que sólo hay dos posibilidades. Los Johari nos están intentando ahuyentar haciéndonos creer que nos estamos adentrando en un territorio maldito. Mi buen amigo, el sr. Carter, otro de los discípulos de mi abuelo, me ha hablado a menudo de su trabajo en Egipto, donde ese tipo de supersticiones abundan también. 

Si no se trata de eso, y me inclino a creer que no pues establecimos relaciones cordiales con ellos, entonces usted tiene razón, y esa otra expedición nos está intentando ahuyentar para reclamar el hallazgo para sí. Me intriga la descripción que me hicieron los Johari de ellos. 

En todo caso, tenemos que ponernos en movimiento cuanto antes. Doctor Mellanby, ¿dispone en su botiquín de algún tónico para los nervios? Si a Sir Jacob o algún otro miembro de la expedición le vuelve a aquejar un episodio de insania como el de anoche, ¿podría hacer algo para calmarle? Debemos a estar preparados por si los ataques se repiten.

-Estoy de acuerdo en todo lo que comentan. No he traído tónico relajante señorita Jeanne solo dispongo de una droga tan fuerte que duerme completamente, y al administrarla el latido del corazón  es tan leve que el paciente puede incluso morir. Pero resulta muy útil para la cirugía. Desde luego para evitar empeorar a Sir Jacob deberíamos consolarlo si es necesario y no excluirlo de este tipo de reuniones sin darle la opción de elegir. Podría pensar que conspiramos contra él cuando no es cierto. Por lo demás es algo que se le pasará con un poco de reposo y que no debe preocuparnos.

-Me preocupaba que hablar delante de él sobre lo sucedido le hiciera revivirlo, y ya lo pasó bastante mal anoche. Pero tiene toda la razón, Doctor. No debemos excluirle.

Me levanto, saludo a los dos.

-Caballeros, va siendo hora de levantar el campamento y ponernos en marcha. 

Y salgo de la tienda, para ayudar con los preparativos para reanudar la expedición.

- Llevan razón, debemos volver antes de que nuestro compañero comienze a hacerse preguntas. - Me encargaré de vigilar posibles saboteadores, tanto externos como internos. Antes de que Mellanby salga de mi tienda le sujeto por el hombro. - Encárgese de Sir Jacob, le necesitamos en plenas facultades.

Parece que volvemos a tener la situación bajo control, Dios sabe hasta cuando, pero espero que dure.

Cuando salimos de la tienda veo a Sir Jacob haciendo mediciones sobre el mapa, claramente mucho más animado que ayer, y me acerco a hablar con él. -Sir Jacob, nos hemos reunido a hablar sobre los incidentes de ayer aunque en esta ocasión no le hemos invitado por mi consejo médico de no alterarle sin necesidad. En otras ocasiones dependerá de usted decidir si quiere participar o no según considere-.

Observo su reacción y continuo -la conversación ha sido fructífera y el teniente ha decidido mejorar la seguridad en el campamento. Creemos que lo acontecido pudo deberse a que estamos próximos a nuestro destino. Si en algún momento necesita hablar sobre lo ocurrido no dude en contar conmigo, todos necesitamos desahogarnos de vez en cuando-.

Dicho esto concluyo. -Al parecer a encontrado una localización cercana prometedora, por fin buenas noticias.

El primer punto a explorar queda definido tras una breve charla. Parte de los trabajadores se quedan para vigilar y fortificar el campamento, algo que parece aliviarlos. Empacáis lo necesario y comienza una nueva marcha, más fácil al no cargar con equipo pesado y engorroso. 

Resulta fácil distraerse. Hoy la naturaleza parece querer mostrarse, presumir de sus logros como una mujer de alta alcurnia con vestido nuevo. Aves de rojos y azules vuelan bajo, regándoos con sus trinos mientras atravesáis arbustos de exuberantes flores con que cuelgan como campanas, otras que parecen caras tristes y otras de un olor tan embriagante que os obliga a acercaros y oler de cerca. Veis elefantes al acercaros al río, bebiendo y bañándose con gran alboroto, junto a una extraña criatura que parece una amalgama entre cebra y jirafa.

Tras varias horas recorriendo y marcando, la primera suposición resulta errónea. El terreno es ideal para una ciudad, pero no descubrís indicios y la tierra restante no podría albergar una ciudad. O más bien, la ciudad que cuenta la leyenda. Con el sol aún alto y buen tiempo, volvéis vuestras miradas hacia la segunda zona, más cerca de las montañas. 

Con el terreno volviéndose más abrupto, os veis obligados a marchar más despacio. No tardáis mucho en mostrar un cierto rubor por el esfuerzo, unos más que otros, hasta que algo os hace deteneros por completo. El guía señala un árbol. Allí, con marcas profundas sobre la madera, hay un símbolo que nada tiene que ver con los indígenas, sino con algo que todos bien conocéis.

Mentiría si dijese que no me siento, de nuevo, fascinado por las cosas que este lugar tiene para ofrecer. Pero igualmente lo haría, si no admitiese que tengo miedo por lo que pueda pasar. Demasiadas cosas saltando sobre nosotros, y aun temo por la sombra que vimos anoche… ¿era real o no? Mas toda esta belleza salvaje ayuda a calmar un poco mi tribulada cabeza y mi agitado corazón.

Me desanima el hecho de que no hallamos encontrado la ciudad. Aun. Pero no dudo de que lo haremos. Tiene que estar por aquí. En algún lugar.

Lo que el guía señala, lejos de desanimarme; me anima. Marcas humanas, seguramente para poner en situación por donde han pasado, o donde han dejado algo. Observo el lugar, seguramente hallan sido los de la otra expedición, hay que encontrar marcas de que han estado aquí… huellas de un campamento… si no. Miro el suelo bajo el árbol, en busca de tierra removida. Quizá… quizá dejaran algo enterrado. Algo que quisieran recuperar después. Con esto en mente me muevo por el lugar, apartando plantas y tierra por igual con el bastón; sin pararme demasiado hasta que algo llama lo suficiente mi atención. Murmurando para mi.

¡Una X en un árbol! El abuelo siempre me decía, "Jeannie, querida, recuérdalo siempre: ¡la X marca el lugar!"

Veo que Sir Jacob ha pensado algo parecido, y está rebuscando a los pies del árbol a su manera flemática.

Pero no estamos mirando un viejo mapa, y dudo que sea una buena señal. Esto indica que alguien ha pasado por aquí. 

-No creo que lo hayan hecho los Johari -digo a mis compañeros, mientras me acerco a examinarla-. Ni ninguna otra tribu. Esa otra expedición debe habernos tomado la delantera.

Intento ocultar mi decepción por no hallar restos de la ciudad perdida donde sugirió Sir Jacob, aunque a decir verdad era como un disparo a ciegas. Pero sin duda estamos más cerca cada día. 

Teniente, ¿sería capaz de encontrar rastros de quien puede haber hecho esto? ¿Deducir de donde vinieron o hacia donde se fueron?

Por mi parte me quedo pensando, reflexionando sobre todo lo que sé de las tribus del lugar, sus costumbres ancestrales, donde erigen sus lugares de culto, incluso lugares que eviten, cualquier cosa que nos pueda dar un indicio más del paradero de Hekalu la Ahtu.

- De acuerdo señorita revisaré el lugar. - Palpo la cicatriz del árbol en forma de X, como si esperase recibir una respuesta. - Lo primero es averigüar el motivo de marcar este lugar, si es por no haber nada y lo contrario.

No soy un gran experto en rastreo pero me entrego a la tarea, cualquier pista por mínima que sea puede darnos una idea de lo que pasa aquí.

- Estén atentos, podríamos cruzarnos con los autores de la marca en cualquier momento.