Partida Rol por web

Los hobbits y los elfos, junto a Edrran y Bledwyn corrieron a auxiliar a sus compañeros, que parecían no encontrarse muy bien y estaban heridos. Leowyn no se encontraba con ellos. Y los enemigos huían a toda velocidad a lomos de sus caballos.

- Deberíamos llevar a los heridos a un lugar seguro por si se les ocurre volver - digo mirando a todos los allí presentes. Algo me decía que aquello no había acabado y que refuerzos volverían.

Teníamos que salir de allí.

 -¿Estáis bien?Quiero decir...¿os han herido de gravedad a alguno? - La elfa calló, preocupada. Ella no conocía muchos métodos de curación, pero al fin y al cabo eran sus compañeros, y eran muchos los enemigos que los atacaban.

Mirando alrededor, y comprobando que todos se habían dirigido hasta allí, cayó en la cuenta de que Leowyn no estaba.

-¿Ha ido a perseguir a los dundelinos, o...?

 -Dónde os han alcanzado?

 Edrram oteo el horizonte, en la direccion por donde huian los dunledinos. Esperaba ver alli a Leowyn corriendo tras ellos, en llugar de malherida en el campo de batalla o inconsciente a lomos del caballo de uno de sus enemigos. No atendia a los heridos, de ello se ocupaban sus compañeros.

Con la mano colocada de forma que el sol no dañara sus ojos, entornaba los mismos para enfocar la galopada de los dunledinos... - ¿Donde estaba Leowyn...? 

- Rapido, no perdamos tiempo, hay que moverese... - dijo Edrram a sabiendas de que no debian permanecer mucho tiempo alli. Buscaba los caballos que hubieran podido quedar abandonados, tanto amigos como enemigos. Necesitaban transporte rapido.

La buena vista de Edrran confirmó sus peores temores. A lomos de uno de los jinetes más alejados iba el cuerpo incosciente de la joven rohirrim, a la cual habían tomado como prisionera en su huida.

Tras ver como los oponentes se alejaban del campo de batalla Amy corrió hacia su macuto, allí guardaba las espinas de bruja, este era sin duda el momento de utilizarlas.

-"¿Alguien está herido?" .Gritó al aire.

Tenemos que coger los caballos y salir de aquí rápidamente, han huído en dos grupos, parece que les causamos terror, pero se detendrán pronto y se intentarán reunir de nuevo junto a sus caídos, después nos perseguirán en un grupo aún mayor...

Como?!! Leowyn ha desaparecido?!!!

Silwen se acercó apresurada al campo de batalla y intentó buscar las huellas de la dama Leowyn con el fin de ratrearlas y averiguar su paradero.

Fhengel estaba sobre su caballa y doblado por el dolor del ultimo golpe del dunledino, levanto su mirada herida y escupio su propia sangre al piso Se la han llevado dice mientras comienza hacer caminar su caballo hacia donde escaparon los dunledinos ire a buscarla el que quiera acompañarme sera mejor que busquen caballos no pienso esperar a nadie

El joven seguía sin comprender del todo lo que ocurría. Aún trataba de quitarse el polvo de los ojos, y continuaba escupiendo tierra a cada paso. Había seguido al resto, y ahora se hallaba junto a los demás, reunidos en medio de la llanura que había servido como campo de batalla.

Con gesto ausente, se palpó el cuerpo en busca de heridas. No encontró sangre que manchara sus manos, pero podía asegurar que le dolía cada centímetro de su anatomía de forma atroz e irreparable.

- No puede ser !!! Debemos hacer algo !!! – dijo finalmente cuando Fenghel puso en palabras lo que todos pensaban pero nadie se atrevía a decir – No podemos dejar que se la lleven !!!

Con cierta desesperación, comenzó a buscar por los alrededores al resto de las monturas que sus atacantes habían perdido.

 -Sea para huir o para buscar a Leowyn necesitamos caballos, busquemos. 

 - Me temo que es asi, vi como uno de los jinetes llevaba a Leowyn, tendida... imagino que inconsciente, muerta no les serviria... - Las palabras de Edrram eran crudas, pero la realidad era lo mejor en esos momentos. - Hemos de cabalgar tras ella si queremos cogerles, esta vez de nada servira que algunos vayamos a pie, recuperemos los caballos necesarios.

- Silwen, no malgastes el tiempo rastreando sus huellas, estoy seguro de que se la han llevado - El gondoriano segia con su actitud seria. Podia llegar a sonar arrogante, pero no teniamos tiempo para florituras. En cuanto lograra coger una de las monturas se subiria sin pensarlo.

- ¡¡Rapido, coged un caballo, montad a los hobbits con vosotros y no perdamos mas tiempo!!- El comandante sabia que la toma de decisiones en momentos como ese no podia esperar, debian cabalgar y debian hacerlo ya.

Tim estaba preocupado por Leowyn, aquella bella mujer le había caído muy simpática en aquellos días que llevaban con el grupo.

Pero... Dijo timidamente su voz. Y si al vernos acercarnos, la... bueno, la... la matan... Cerró fuertemente los ojos, no quería pensar en eso pero era una posibilidad.

Por más que buscaron solo encontraron el caballo del dunlendino que había matado Fhengel y el de Leowyn, que se había alejado algo hacía el norte, el resto había huido con sus jinetes o por el fuego en el caso del otro flanco donde tuvo lugar el combate.

 -Es igual pequeño hobbit. No tenemos monturas para todos, ni siqueira para algunos. Contamos tan solo con dos caballos y no son suficientes. Solo podemos guiarnos por sus huellas y seguirlas hasta dar con ellos. - dijo apenado Edrram.

- A no ser...  que alguno de nosotros, el mas habil cabalgando... - dijo mirando a Fhengel - ...les siga de lejos hasta ver donde se esconde. Despues podra esperarnos para intentar liberarla. - Observaba para ver si era capaz de ver alguna herida en el rohir que le impidiera tal accion.

 -Los que tengáis caballo galopad tras ellos, nosotros os seguiremos a pie. No podemos permitirnos perder sus huellas mientras aún estén recientes. 

 -¿Se la han llevado?¡Malditos desalmados!¡La siguiente vez que nos los encontremos no pienso dejarlos huir!

Con una rabia bullendo en su interior, la elfa miró hacia donde pensaba que se habían ido los dundelinos.

-Sí, que alguien lleve al caballo y nos indique el camino. Los demás iremos corriendo, porque  está claro que no me pienso quedar aquí. Y si nos encontramos a alguno por el camino, ¡que se acerquen!Que la hora de los remordimientos quedó atrás.

Con el entrecejo fruncido, Miriamele se aseguró de tener todas sus cosas bien afianzadas en la bolsa, y se acercó hasta Tim.

-Maese Tim, ¿podrás seguir el ritmo de los demás, o prefieres que te lleve una amiga en la espalda? Tened en cuenta que el tiempo es vital para Leowyn, y será una nueva experiencia, ¿no?

Aunque aún se la notaba enfadada, la elfa le guiñó un ojo, intentando convencerlo.

Por un pequeño instante de tiempo, Tim estuvo apunto de negar la invitación a la elfa, pues los hobbits eran más resistentes de lo que aparentaban y podían perfectamente aguantarle el ritmo al resto del grupo. Pero luego el pequeño hobbit, obnubulado por la belleza de la elfa cambio de idea. Pues deseaba ir cerca de aquel ser de embragadora presencia, que cargaba con un brillo especial e irresistible.

Claro. Sería un placer... Respondió sonrojado. Nadie en su pequeño pueblo creería que una elfa se había ofrecido a cargar con él y, además una elfa tan bella como Miriamele. Cuándo contara aquella historia, que sin duda repetiría insaciablemente, no se olvidaría de darle gracias a la elfa y recordar su belleza.

Tras discutir durante unos instantes cuales serían los pasos a seguir acordaron que se dividirían entre quienes siguieran a los jinetes a caballo y quienes fueran andando. Había que rescatar a Leowyn como fuera y deberían tener cuidado de no alarmar a los dunlendinos para que no hicieran daño a la rohirrim.

Fhengel no se habia quedado a discutir, su paciencia solo le permitio no ir a toda carrera por su compañera pero su paciencia era poca y muca su ira e impotencia. Avanzaba al trote mientras escuchaba de fondo las voces de sus compañeros pero no las escuchaba, no le prestaba atencion.