Partida Rol por web

 Ben escuchó con atención las palabras de Bledwyn, parecía que tenían una pista...leve, pero pista. Y además era la confirmación de que Tom se encontraba bien cuando pasó por tharbarad. El joven hobbit dedicó una sonrisa a Amy, cada vez estaban mas cerca

Neram había permanecido en el mutismo desde la sorpresiva actuación de Bledwyn, sin duda su cara había mostrado un claro gesto de desaprovación con el espectáculo ofrecido, sin embargo no llegó a inmutarse un segundo ni movió ningún musculo que no fuese el necesario para llevarse la copa a la boca.

Pese a su inicial desaprovación ante la conducta de sus compañeros, las buenas nuevas que portaba el joven Bledwyn le hiciero reconocer que pese a no compartir métodos, los del joven Bledwyn eran realmente efectivos.

Se reclinó hacia adelante cuando Bledwyn hubo acabado su exposición y mostrando una clara sonrisa de satisfacción dijo: Estoy de acuerdo con Edrram, compremos las provisiones y partamos cuanto antes, así recortaremos la ventaja que nos llevan en el camino hacia el sur y de paso abanonaremos esta ciudad que lo único que puede depararnos es mala fortuna.

Bledwyn ¿Por qué no le preguntas a tu amiga, algún puesto de confianza donde podamos comprar provisiones a buen precio? Y... por cierto... ha sido una interpretación magistral.

Amy sonreía encantada con las noticias, devolvió la sonrisa a Ben, sabía que entrar en la ciudad merecería la pena, no comprendía como podía tener tan mala fama, después de todo les habían atendido bien y la gente era agradable. Miró hacía su bolsillo donde asomaba la cabecita de su hamster.

¿Has oido eso Pooka? Quizá pronto veamos al hermano.

El joven cantor estaba atento a las intervenciones de sus compañeros, y escuchaba sus comentarios sin demostrar ninguna sensación en particular. El joven parecía ciertamente satisfecho, aunque tampoco podía decirse que estuviera exultante de felicidad.

A pesar de los halagos y los rostros de alegría que despertaban sus palabras, Bledwyn tomaba todo con absoluta naturalidad, como otro día más en el viaje. Había conseguido algo de información, pero aún faltaba mucho para convertirse en un verdadero héroe. Solo había echo lo que mejor sabía… por primera vez en todo el viaje.

Solo cuando intervino el montaráz cambió su gesto. Fue apenas por unos instantes, y en seguida volvió a su sonrisa habitual. Algo en aquellas palabras lo había desconcertado. “Tu amiga”, había dicho el agudo Neram, aunque Bledwyn no podía estar seguro de cuanto sabía el misterioso hombre del bosque.

- Ya lo he hecho. – se apresuró a contestar, cambiando rápidamente de tema. – No me dieron un lugar en particular, pero me dijeron que buscara el mercado de las clases altas. Está hacia el Sur, cruzando los puentes.

- Los precios son un poco más altos, pero al menos puedes confiar en la mercancía que te venden. Prefiero gastar algunas monedas de más pero que mis raciones sean comestibles. Además, una vez en el camino ya no tendremos oportunidad de arrepentirnos, y eso sería aún más peligroso. ¿Qué dicen?

Digo que tus habilidades sociales son bastante más certeras que mi arco en el bosque... Estaba seguro de que tu presencia en este viaje era más que justificada.

Vayamos a los puestos del sur y aprovisionémosnos, nuestros compañeros que quedaron fuera deben estar ansiosos por vernos salir de aquí.

El posadero se acercó a la mesa del grupo con una sonrisa y aparentando ser lo más amable posible, comenzó a recoger los vasos vacios que habían dejado tras terinar sus copas. ¿Van a tomar algo más? Preguntó.

El joven aspirante a bardo se puso de pie casi en el mismo momento en que el posadero comenzaba a retirar las jarras. Con su sempiterna sonrisa se apresuró a contestar, aprovechando la ocasión para escabullirse de los honores que sus compañeros habían comenzado a profesarle.

- No, gracias. Nos pondremos en marcha de inmediato. Quizás aún estemos a tiempo de conseguir algo bueno en el mercado antes de que las tiendas cierren. Trataremos de llegar antes del anochecer.

Luego de un cordial saludo al posadero, Bledwyn se encaminó hacia la salida, dejando atrás no solo los halagos que lo incomodaban, sino también mucho más...

Neram asintió y se puso en pié, la impulsiva reacción del joven hizo que cabilase unos segundos antes de poner en marcha sus cansadas piernass. Luego de unos segundos musitativo, miró a la barra del bar y luego miró la presurosa caminata del joven hacia la puerta, no pudo más que esbozar una sonrisa antes de seguir los pasos de su compañero.

Cuando hubo llegado a su altura le susurró al oído Nadie dijo que para ser un héroe hubiese que realizar semejantes sacrificios, pero no te apures volveremos algún día.

 Edrram no dudo en sumarse a los dos hombres, su deseo de proseguir el camino era grande. Al fin habia conseguido una pista, no conluyente pero si buena. Su amigo se dirigia al sur, acomapañado de un hobbit. Semejante pareja no pasaria desapercibia. Su corazon le decia que aquel hombre era Bolgen, su amigo. Necesitaba verle.

Asi pues, sin mediar palabra alguna, con un pequeño gesto de saludo a la hermosa camarera marcho tras el muchacho y Neram.

Amy estaba contenta, era grato recibir noticias buenas de su hermano.

Vamos Ben, Ya veras cuando le contemos a Tim lo que hemos averiguado.  Radiante de alegria y sin dejar de acariciar a Pooka, Amy siguió los pasos del montaraz y los demás.

 Ben asintió sonriente y acompañó a Amy y los demás fuera de la posada. Ya tenían una pista, ahora sólo quedaba comprar unas buenas provisiones. 

Acelerando el paso consiguió ponerse a la altura de Bledwyn

Me alegró mucho la música que tocaste, nunca pensé que escucharía nuestras canciones tan lejos de la Comarca... ¿estuviste alguna vez allí?

Las palabras del montaráz habían dejado helado a Bledwyn, y casi se había parado en seco. Se sentía extrañamente incómodo ante la perspectiva de haber sido descubierto en sus andanzas, aunque por alguna estúpida razón que no alcanzaba a comprender. No era como si lo hubieran pescado durmiendo en el trabajo, o robando, o algo parecido. Es decir, no era algo malo. Sencillamente hubiera preferido que nadie se enterara, aunque no sabía bien por qué.

Las palabras se le atragantaron en la garganta y no supo bien que responder. Por fortuna, el pequeño hobbit apareció de repente y cambió el tono de la charla. Su talante alegre y despreocupado pronto invadió la atmósfera, y Bledwyn recuperó su soltura acostumbrada.

- Pues no… Dicen que es un lugar hermoso, pero la verdad que apenas si he salido de Bree. Aunque tampoco me ha hecho falta, al menos para escuchar vuestras historias.

- La posada de mi antiguo patrón no era un lugar demasiado acogedor, y menos para alguien de vuestro pueblo. Pero de vez en cuanto se pasaba por ella alguno de ustedes, y hasta había dos o tres entre los clientes habituales. Solían hablar de su hogar y de muchísimas otras cosas, y casi todos extrañaban algo de allí. Sobre todo la hierba para pipa.

- Incluso intentaron enseñarme a fumarla, pero nunca pude aprender. La verdad es que no me gusta nada, y es terrible para mi garganta. Hasta hace que me duela la cabeza.

- En fin, el caso es que a todos parecía encantarles esa melodía. Un día la aprendí, y desde entonces la he tocado casi cada semana. Me imaginé que si había un hobbit en las cercanías pronto vendría corriendo a cantarla junto a mí. Desgraciadamente, solo estabais vosotros.

- Igual, al menos sirvió de algo. Parece que vuestro amigo Tom solía tararearla, y como es tan pegadiza hubo quienes la reconocieron de inmediato. Así fue como averigüé que había pasado por la taberna.

Mientras Bledwyn contaba su historia salieron de la posada y cruzaron el primero de los puentes, que tenían justo al lado. Este puente les conducía a la isla que se encontraba en medio de la ciudad, cubierta por el río y que únicamente tenía acceso por ambos puentes. El del Norte que ahora cruzaban y el del Sur que pretendían cruzar a continuación.

La isla era grande y alargada y también tenía canales como los que habían visto en la parte Norte de la ciudad. El aspecto de lo que habían visto de Tharbad les hizo suponer que en otros tiempos la ciudad debió de ser de una belleza incomensurable. Los canales, los puentes, el río, el hecho de estar dividida en tres con aquella isla, todo en la ciudad era propicio para su belleza. Sin embargo estaba sumida en una profunda decadencia. Qué si bien no se apreciaba en el trato de las personas con las que habían topado hasta ahora, si lo hacía, en cambio, en la atmosfera que reinaba en la ciudad y en el aspecto de los edificios. Descuidados, sin limpiar, muchos de ellos casi en ruinas.

Cruzaron el ancho camino que atravesaba la isla antes de llegar al segundo puente y finalmente llegaron a la parte Sur de la ciudad. Aquel camino era el mismo que llevaban días siguiendo. El que hasta entonces llamaban Camino Verde, y que a partir de Tharbad era conocido como Camino del Norte-sur, que llegaba hasta el mismisimo Gondor, atravesando Rohan.

-"Amigos, el tiempo apremia y nuestros compañeros aguardan al otro lado de la ciudad, terminemos rápido el aprovisionamiento y continuemos el camino."

Amy estiró su espalda colocando las manos en la cintura y volviendo la vista atrás continuó.

-"Al fin y al cabo no parece tan peligroso, cuando nos reunamos con nuestros compañeros deberiamos atravesar la ciudad sin miedo, sino nos detenemos demasiado no creo que surjan complicaciones."

Amy se mostraba ansiosa y contenta, las noticias sobre el paradero de su hermano la habían animado, y además su hermano no viajaba solo, eso restaría peligro a su camino.

Un viejo vendedor se acercó hasta Amy y dirigiendose a ella y también a Ben comenzó a hablar con una sonrisa en la que faltaban algunos dientes.

Hola jovencitos, ¿quereís comer algunos dulces? ¿Por qué no le decis a vuestros padres que os las compren en la tienda del viejo Bill?. Tengo dulces y pasteles para vosotros de rico chocolate.

El saludo del extraño sobresaltó a Amy haciendo que regresara a la realidad, sin atreverse a contestar al hombre corrió hasta las piernas de Neram y tirando de su capa señaló al hombre que les ofrecía dulces.

Si realmente es un pastelero que sea Neram el que hable con él.

El hombre se echó a reir con sonoras carcajadas.

Pobrecilla. La creía más traviesa cuando la ví caminar con ese rantoncillo que lleva en el jubón. Soltó otras carcajadas y algún caminante que iba tras el grupo se paró a mirar y alguno también reía. Sin duda el viejo pretendía llamar la atención sobre su tienda.

¡La tienda del viejo Bill tiene dulces a buen precio!. Se animó a gritar.

 El aspecto sucio y decadente de Tharbad hacía que Ben no se sintiera muy a gusto en la ciudad, pero continuaba muy impresionado por sus construcciones y no perdía detalle de lo que sucedía a su alrededor. Andando junto a sus compañeros se sentía seguro, lo que le permitía disfrutar del camino y saciar su curiosidad.

Cuando el vendedor de dulces se dirigió a ellos, Ben tardó en reaccionar, y se quedó como embobado mirando al viejo pastelero. Una pequeña lucha se desarrollaba en su interior mientras valoraba las opciones. Le tentaba la idea de detenerse a tomar algo de chocolate e incluso una buena porción de pastel, pero por otro lado sabía que el grupo tenía prisa... Tras unos largos segundos de verdadero ejercicio de fuerza de voluntad, Ben por fin se movió y andó hacia el grupo, claramente desilusionado porque muy a su pesar no estaban alli para comer chocolates.