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Los Salones del Rey de la Montaña

Los Salones del Rey de la Montaña [Partida]

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01/04/2020, 02:04
Narrador

El camino se hace largo. Largo y silencioso durante horas. La hechicera y la sacerdotisa ni siquiera mantienen una conversación entre ellas, pues parecen estar ocupadas musitando para sí. Cánticos arcanos y divinos, intuyes. Intentas distraerte. Por suerte el primer descanso no se hace esperar y aprovechas para hincarle el diente a algo.

Retomáis el viaje. Frente a ti tus compañeros se pierden en la bruma. A tu espalda el camino se extiende durante kilómetros. Por un momento crees ver sombras en la oscuridad y tu mente vuelve a la noche anterior. Vuelve a las cocinas. No has compartido tu historia con nadie, pero dudas si alguno siquiera te tomará en serio. La sombra resulta ser una roca partida. ¿Qué sería aquella cosa? Piensas, pero nada que hayas visto en este mundo se asemeja siquiera a aquella criatura.

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01/04/2020, 18:06
Narrador

Decides investigar por tu cuenta y volver por el mismo camino que habéis recorrido. La niebla es espesa y la poca luz antes del anochecer no ayuda a la tarea. Te concentras en las auras a tu alrededor. El silencio es sepulcral. Ni siquiera el vozarrón de Astrid se escucha a esa distancia. Estás sola.

No detectas magia alguna, pero sí que oyes unos sonidos inquietantes a tu alrededor. Te adentras en la maleza. En una mano portas la lámpara y en la otra tu libro de conjuros. Estás sola. Los arbustos se agitan. Algo emerge de entre las sombras. Es una cabra y tres cabritillos. Lo dicho, estás sola.

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01/04/2020, 18:31
Hilda Goldstaff

Grizdal resoplaba ya agotada. Había elegido ese nombre para su poni mucho tiempo atrás. Le pareció el más adecuado dado el color ligeramente ambarino que desprendía el animal en las crines, pese a que toda ella era de un color rubio tostado precioso, al menos a ojos de la maga.

De pronto, algo entre las rocas llamó su atención y le puso en alerta. La voz de Otto anunciando el siguiente descanso le llegó muy lejana. Tiro levemente de Grizdal para acercarse un poco más a la roca y descubrir...nada. Absolutamente nada. El lugar donde había percibido aquella fuerza estaba absolutamente vacío.

Pero aquella sensación…Hilda no lograba quitársela de encima, así que decidió que antes de perderla del todo prefería investigar un poco para ver si descubría qué podía haberla ocasionado. Así pues, viró suavemente con su montura, murmurando una vaga excusa para sus compañeros, y volvió por donde habían venido.

La noche caía ya, la niebla era densa y no lograba volver a detectar aquella presencia extraña que la había alterado antes. La voz de sus compañeros no se escuchaba ya, pero ella no parecía darse cuenta de ello, concentrada en percibir algo diferente. Todo estaba tranquilo. La que parecía empezar a ponerse un poco más nerviosa era Grizdal, que empezó a patear la tierra impaciente.

- Calma, preciosa. Calma – le susurró la maga en la oreja mientras le acariciaba suavemente las crines.

Se dio cuenta de que se había alejado bastante del grupo y decidió abandonar tan yerma búsqueda y regresar junto a los suyos. Entonces escuchó algo. Un suave rumor entre los arbustos. Tensó los músculos y, dejando de acariciar a Grizdal, echó mano del mango de su martillo. El rumor fue creciendo, los arbustos se agitaban y de pronto surgió de entre ellos un precioso ejemplar de cabra, seguida de sus tres cabritillos.

Por un momento se quedó boquiabierta, pero pronto se echó a reír liberando toda la tensión que le había agarrotado los músculos durante esos últimos minutos. Sonrió observando como una de las crías restregaba su hocico por la tripa de su madre, probablemente buscando amamantar.

Volvió a darse cuenta de lo lejos que estaba y pensó que sus compañeros estarían preocupados así que se puso en marcha de vuelta a la seguridad de su nueva familia temporal.

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01/04/2020, 20:17
Astrid Copperforge

"Mira la maga yéndose por ahí por su cuenta, mejor, a ver si se pierde por ahí un rato y nos deja en paz un momento, aunque afortunadamente esta vez han ido un rato calladas" - Astrid seguía montando guardia a medida que la noche empezaba a desfilar poco a poco por el firmamento y hacía rato que había dejado de torturar a sus compañeros. Pasó un rato grato en paz sin oír la vocecilla de la joven maga pero empezó a incomodarse. De repente un flash asaltó su mente, se acordó de la visión que había tenido a medida que avanzaban por la bruma, había visto una extraña criatura pero después de todo resultó ser una roca. "Creo que estoy perdiendo cabeza y debería relajarme un poco". Quizá era demasiada concentración y estaba cansada mentalmente. Hilda seguía sin aparecer y aunque no quisiera demostrarlo, la bárbara estaba empezando a inquietarse por ella imaginando ya lo peor. Echó una mirada de resignación a Mollig pensando en ir a por aquella cría cuando de repente esta hizo acto de presencia. Astrid puso su común cara de leño y se dijo más para aliviarse a si misma que por el hecho de que Hilda hubiera vuelto: Lo que viste el otro día es tan imposible que no vale la pena perder el tiempo pensando en encontrárselo entre la bruma.

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01/04/2020, 22:06
Kara Ashenstorm

No había tiempo que perder, ya era suficiente con las adversidades a las que debían enfrentarse durante la ascensión como para tener unos invitados no deseados a su grupo. Observó al grupo de Helga, aún relativamente lejano. Algo les debía de haber retrasado ¿Pero qué?

A primera vista no parecía que hubieran sufrido nada desde que partieron. Pero Kara sabía fijarse en los detalles. Algunos de los hombres cojeaban, otros habían perdido equipo y Helga parecía claramente agotada. Se alegró de no haberse enfrentado a lo que sea que hubieran encontrado en su camino. No pudo evitar reevaluar la opinión que tenía de sus competidores. Desde luego eran duros y tenaces. Un factor a tener muy en cuenta. Tenía claro que un lugar tan escarpado y angosto como en el que se encontraban sus amigos suponía una clara desventaja. Debían avanzar cuanto antes.

Lo más sigilosamente que pudo, volvió a su posición en vanguardia. Pugnando por aparentar más tranquilidad de la que realmente sentía (los ánimos ya estaban bastante caldeados). Una vez vió a la enorme mole que formaban Otto y Willow se les unió rápidamente. Aún seguían estudiando el condenado mapa.

-"Amigos"-dijo con voz queda- "No me gustaría importunaros, pero tenemos a Helga y su tropa de desharrapados pisándonos los talones. No sé que camino es el más seguro, pero debemos continuar si no buscamos un encontronazo con esos malhechores."

 

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01/04/2020, 22:42
Amber Hammersmith

La jornada pasó deprisa. Hilda y Amber se mantuvieron entretenidas conversando a lo largo del día y buscando sustento donde pudiera haberlo, aunque sin mucha suerte. El agua, sin embargo, no les faltaba. Por las escarpadas laderas de las montañas bajaban un sinfín de riachuelos con agua de deshielo que mantuvieron los odres siempre llenos.

Cuando el día se acercaba a su fin, los guías encontraron un buen sitio para acampar. Justo entonces Hilda murmuró algo que Amber no alcanzó entender y se apartó un poco del grupo. La sacerdotisa decidió mantener el rumbo porque, pensó, quizá necesitaba algo de privacidad para hacer sus necesidades.

Cuando llegó donde se encontraban Otto, Ash, Kara y Willow bajó de su poni, lo ató a un árbol y estiró con ganas sus agarrotados músculos. Decidió aprovechar los últimos rayos de sol para dar una vuelta por la zona en busca de algo que llevarse a la boca. Apenas se había separado unos cuantos metros del grupo cuando, iluminados por la llama de su yelmo, vio una serie de nidos en las ramas bajas de unos árboles escuálidos. Sonrió y alabó mentalmente a Øverste Ild por ese maravilloso obsequio de la naturaleza. Estiró los bajos de su camisa para que hicieran las veces de bolsa y cogió todos los huevos que podía llevar.

Una vez de vuelta junto a los demás tomó su amuleto sagrado y dibujó con él un círculo en el suelo, en el centro del grupo. Se puso de rodillas, juntó los puños con la reliquia apretada en uno de ellos y recitó una plegaria al Señor de la Forja. A los pocos segundos en el centro del círculo se encendió un fuego pequeño pero intenso, igual que el que ardía en lo alto de su yelmo. Se acercó a Holger y, tras murmurar otra oración, apagó su yelmo y se lo quitó, al igual que el resto de la armadura. Tomó sus utensilios de cocina y se dirigió nuevamente a la hoguera para preparar la cena para toda la compañía.

Amber bendijo la comida y la repartió entre los hambrientos comensales, que mostraron su agradecimiento con gestos algunos, con palabras otros. Una vez hubo terminado, guardó sus utensilios, desensilló a Holger y dibujó ceremoniosamente otro círculo en la tierra, esta vez un poco más apartada del grupo. Entró, se puso de rodillas y juntó los puños. Dio gracias a Øverste Ild porque la jornada hubiese pasado rápida y tranquilamente y le pidió por su familia, por los miembros de su Orden y, en especial, por sus aprendices. Rezó unas cuantas oraciones vocales más y se levantó, estiró su petate y se quedó dormida al poco tiempo de tumbarse en él.

Notas de juego

Una vez de vuelta junto a los demás tomó su amuleto sagrado y dibujó con él un círculo en el suelo, en el centro del grupo. Se puso de rodillas, juntó los puños con la reliquia apretada en uno de ellos y recitó una plegaria al Señor de la Forja. A los pocos segundos en el centro del círculo se encendió un fuego pequeño pero intenso, igual que el que ardía en lo alto de su yelmo.

Utilizo Llama Sagrada para encender un fuego en el campamento. 

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01/04/2020, 22:51
Otto Ironwood

Estaba siendo un día largo en las montañas. Los desniveles del camino les hacían botar en las monturas, lo que acababa resultando en unas posaderas irritadas. Otto prefería ir andando, pero entendía que la comunidad constituida no tenía el suficiente callo para ir a velocidad de marcha a pie (bueno, realmente el tampoco tenía callo para ir montando, cuestión de puntos de vista).

Willow daba muestras de conocerse el camino a la perfección. Tras varias horas caminando bajo condiciones climáticas muy lejos de resultar ideales, no se habían desviado lo más mínimo. El camino por ahora estaba resultando tranquilo, y en las paradas habían conseguido reabastecer agua y comida. Kara estaba realizando una buena labor de vigilante y el resto no estaba dando quebraderos de cabeza. Hilda desapareció un momento, pero afortunadamente supo volver con el resto, poco a poco iba ubicándose en el grupo.

Cuando las luces del día comenzaban a ir cayendo, llegaron a una bifurcación. La bardo les recordó que el grupo de la “patapalo” les estaba siguiendo, por lo que no podían demorarse en exceso y tenían que tomar rápido la decisión de por donde ir. El mapa señalaba que ambos caminos se separaban, pero se volvían a unir en un punto ulterior. Sin embargo, uno de ellos parecía sensiblemente más corto frente al otro (e implicaría caminar por un territorio menos abrupto). Afortunadamente, en otro momento de la historia Willow apuntó en un margen del mapa “ogros”, por lo que era mejor no arriesgar y tomar el camino lento, pero seguro.

-Señoritas, caballeros. Es hora de proseguir -indicó el explorador con tono autoritario- Como bien nos ha informado la señorita Ashenstorm, el grupo de indeseables de Helga nos pisa los talones. Tenemos la ventaja del guía y el mapa, algo de lo que ellos carecen, por lo que vamos a sacar partido de la situación. Según este escrito, por este camino hay una gruta de ogros. Nosotros vamos a ir por el otro camino, más largo, pero con menos probabilidad de peligro- terminó Otto de explayarse, puede que fuera la frase más larga que había dicho en semanas y necesitaba tomar el aire.

-Vamos a ponerles las cosas difíciles a nuestros “amigos”. Vosotros comenzad la ascensión por este camino, que yo me encargo de borrar las huellas. Ash y yo vamos a colocar un par de rastros erróneos para que ellos sigan por el camino “divertido”- dijo levantando las cejas y guiñando un ojo a Hilda, que le miraba con cara de incredulidad- y subimos rápido a vuestro encuentro. Amber no podía creer lo que estaba oyendo, el juego sucio no era lo suyo y comenzó a rezar en voz baja, rogando por el alma de esos individuos.

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03/04/2020, 01:27
Narrador

Tras debatir brevemente sobre qué camino tomar decidís que lo mejor, dado que contáis con el mapa, es seguir la ruta que asciende por la ladera de la montaña. El valle, aunque más expedito, es un riesgo que no estáis dispuestos a asumir. Al menos no en este punto de vuestro viaje. Con un pequeño tirón de riendas desviáis a vuestras monturas hacia la empinada y pedregosa ruta, dejando atrás el escaso verdor que aún os acompañaba durante el primer tramo.

El viento helado sopla desde la cumbre y por un momento la niebla se disipa lo suficiente como para ver lo que tenéis delante. Las vistas desde aquella altura podrían quitarle el aliento a cualquiera. Los tres picos más altos de las Montañas de la Bruma se recortan contra un cielo azul pastel. Los hielos eternos reflejan la luz del sol sobre las cumbres, como si fueran diamantes en bruto. El camino gira de pronto y el paisaje queda oculto nuevamente. Ahora es el valle lo que veis. La bruma comienza a reclamar nuevamente el terreno cuando reflejos metálicos os llaman la atención en lo más profundo de la cuenca. Se trata de los mercenarios, con Parte-muelas a la cabeza. Sus mulas de porteo parecen estar dándoles problemas, pues tiran de ellas con impaciencia. Algo parece haber asustado a las pobres bestias, pero éstos parecen hacer caso omiso. La compañía se aproxima a un pequeño cañón cuando notáis movimiento algo más arriba. Desde donde os encontráis os es imposible distinguir de qué se trata pero, segundos después, alcanzáis a oír el estruendo de rocas al caer. Los gritos y los relinchos de los animales se entremezclan con el ruido. Luego el silencio.

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03/04/2020, 01:27
Narrador

Han pasado unas horas y el camino se vuelve cada vez más complicado de transitar a lomos de vuestras monturas. El aire es más húmedo y más frío y los ponis tiritan. Decidís dar un alto. Estirar las piernas, entrar en calor y llevarse algo caliente a la boca. La mente de todos vuelve de golpe al estofado que guarda Astrid en sus alforjas y de pronto os dais cuenta. Sólo siete pequeños enanos se encuentran en aquella cuesta cubierta de blanca nieve. Os miráis los unos a los otros, por si alguno tuviera la más mínima idea de dónde se encuentra la princesa Copperforge.

Kara, que en ese momento se encarga de vigilar el camino, cree ver algo entre las brumas. Una figura se recorta en la niebla. Ash gruñe. Ha olido algo. Los sentidos de Hilda se disparan. Algo mágico se encuentra más adelante. Lo que sea que se esconde entre las rocas se mueve deprisa. Quién sabe lo que se oculta en aquella montaña traicionera.

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03/04/2020, 01:28
Narrador

 Continuáis el camino a través de ese yermo paraje, donde todas las rocas se parecen y cada giro en el camino da la impresión de ser igual que el anterior. La bruma lo envuelve todo y debes ralentizar el paso si no quieres que Mollig se parta una pezuña. Tus compañeras parecen seguir igual de silenciosas, pero no podrías asegurarlo, hace mucho que no ves el trasero de sus correspondientes ponis. Es entonces cuando te asalta la duda y aprietas el paso. Nada. Frente a tí sólo bruma y rocas afiladas. El aire se vuelve pesado, húmedo y frío. Tu poni tirita. Llamas a cada uno de su compañeros por su nombre. Sólo el eco te responde. La dura realidad cae como una losa sobre tus espaldas. Estás perdida.

Notas de juego

Nadie dijo que este viaje sería un camino de rosas. Cuando puedas hazme una tirada oculta de Supervivencia+Sabiduría. Suerte.

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05/04/2020, 13:17
Narrador

Continúas por el camino con la duda acuciante de si con cada paso te estarás alejando un poco más del grupo. Desciendes de tu montura y tiras con nerviosismo de la brida. Mollig lo nota y se resiste a avanzar. Te detienes unos segundos para calmar a la pobre bestia. Recuerdas las muescas sobre el cartel de la aldea. Con aquella niebla envolviéndolo todo no te extraña que hayan sido tantos los que han perdido el rumbo y la vida entre aquellas rocas.

Retomas el camino intentando fijarte en cualquier detalle que te permita orientarte un poco. Es difícil dejar huella en aquel suelo rocoso, pero al poco un rayo de esperanza ilumina tu situación. Crees ver las marcas de pezuñas entre la gravilla. Tu mente vuelve a aquella ocasión en lo más profundo de las minas. La vuelta a casa más angustiosa de tu vida. Sigues el rastro poniendo todo tu esfuerzo en no confundir unas marcas con otras. Crees ir por el buen camino.

Pasan los minutos y a lo lejos crees ver algo. Quizá fueran los últimos rayos de sol a través de la niebla. O quizá una hoguera. No lo sabes bien. Tu poni de pronto se encabrita. En mitad del camino una sombra se recorta entre la bruma. Reconoces aquella figura achaparrada y pulida. Aquel ojo brillante refulge en la oscuridad. La misma criatura que viste en la taberna se encuentra ahora frente a ti. Solo que esta vez ella no te ha visto a ti.

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05/04/2020, 18:10
Amber Hammersmith

Amber ató a Holger a una piedra y se preparó mentalmente para ir a buscar algo con lo que alimentar al grupo en medio de ese paraje rocoso y yermo. 

-¡Por la Fragua Divina! -murmuró entre dientes, y continuó- A ver qué puedo encontrar, porque de rocas no nos podemos alimentar y no sé yo si...

Se interrumpió cuando levantó la cabeza y notó el tenso ambiente que reinaba en el grupo. Acababan de darse cuenta de la desaparición de Astrid. Amber había ido caminando ensimismada el último trecho, aprovechando para rezar sus oraciones de la tarde y por eso no se había percatado de que no se oía la voz de la princesa canturreando canciones sobre buena cerveza, jabalís asados y placeres similares.

Justo entonces se oyó la voz de Kara dando la alarma: había algo más adelante, en medio de la niebla. Instintivamente, Amber sacó el martillo del cinto y con la otra mano apretó el amuleto en un puño, al tiempo que rezaba una plegaria en voz baja.

-Øverste Ild, protege a éstos tus fieles con tu Llama Sagrada. Otórgales la fuerza de tu Martillo, la pasión de tu Fragua y la templanza de tu Forja para que sepan derrotar a los enemigos que se presenten. Así sea.

Pensó en lanzar una llamarada de advertencia, pero la densa niebla no le permitía ver mucho más allá del haz de luz que se desprendía de su yelmo y no le pareció prudente. Además, desconocía la naturaleza y las intenciones de lo que fuera que Kara había descubierto en el camino.

Con el amuleto aún apretado en su puño y el martillo aferrado en su otra mano, se preparó para lo que pudiera venir...

Notas de juego

-Øverste Ild, protege a éstos tus fieles con tu Llama Sagrada. Otórgales la fuerza de tu Martillo, la pasión de tu Fragua y la templanza de tu Forja para que sepan derrotar a los enemigos que se presenten. Así sea.

Uso Bendición sobre Kara, Hilda y Otto. Se añade un d4 a sus tiradas de ataque y salvación. 

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05/04/2020, 20:00
Hilda Goldstaff

Estaba desensillando a Grizdal cuando de pronto notó una corriente que le recorrió la espina dorsal. Algo no iba bien. Se volvió bruscamente a mirar al grupo e hizo un rápido recuento de personal. No podía ser cierto. Amber y Astrid no se encontraban entre los presentes. Hilda se puso en pie de un salto y corrió para avisar a Otto cuando la clérigo apareció de entre las rocas un poco más alejadas. Sintió alivio al pensar que ambas estarían sin duda juntas, pero le duró poco. La princesa no seguía a su amiga. 

Astrid podía ser muchas cosas, pero también era un miembro de su grupo y a Hilda la lealtad le pesaba más que cualquier conflicto menor que pudiera tener con alguien.

Así pues se acercó a Otto pero antes de que pudiera abrir la boca ocurrieron dos cosas simultáneas. Grizdal relinchó asustada desde donde estaba atada y la vibración que había sacudido a Hilda minutos antes volvió a recorrerla con más fuerza. Estaba claro que algo no estaba en orden. Miró significativamente a Otto y de pronto, oyeron la voz de Kara.

Hilda siguió con la mirada la dirección a la que apuntaba la bardo y vió a qué se refería. Aquella sombra que se recortaba entre la niebla. Instintivamente, sacó su martillo y se preparó para lo que estuviera a punto de ocurrir.

Notas de juego

"Instintivamente sacó su martillo y se preparó para lo que estuviera a punto de ocurrir"

En caso de ataque, tengo preparado Escudo para utilizarlo y obtener + 5 en CA frente al primer ataque

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05/04/2020, 20:37
Kara Ashenstorm

Kara estaba preparada para encontrar enemigos en su camino, pero no para unos que se movieran a esa velocidad.La niebla, el escarpado camino y la humedad les había hecho demorarse horas en la ascensión. No daba crédito a sus ojos. Era imposible que la figura se acercara a ese ritmo. Tenía que ser una ilusión creada por la niebla. Miró a sus compañeros para dar la voz de alarma, Hilda y Otto parecían haberse dado cuenta de que algo venía en pos de ellos. La verdad sea dicha, no parecían muy confiados. El resto no parecía haberse dado por enterado. Su estómago se encogió sin previo aviso ¿Dónde estaba Astrid? Había desaparecido en el peor momento. Kara no tenía opción. Se acercó a sus compañeros y desenfundó el arco, dispuesta a ensartar una flecha en (lo que ella creía) la cabeza de su atacante. Por muy sorprendente que fueran las habilidades de ese ente, confiaba en que juntos podrían con él.

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05/04/2020, 21:06
Otto Ironwood

-¡Por las barbas del Sumo Forjador! Ash, calma, chico, que en peores situaciones nos hemos metido… ¿reconoces ese olor? No consigo discernir qué es… ¡Ashenstorm! ¿Qué ven tus ojos de bardo? – gritó el explorador a una exaltada Kara.

La juglar se gira con un gesto de extrañeza y sorpresa. Una sombra rápida se mueve entre la niebla, que impide distinguir la figura. Se trata de algo pequeño y veloz, por lo que Otto descarta rápidamente que sean ogros o trols de las montañas, lo cual le tranquiliza momentáneamente. Ash sigue gruñendo, y Otto decide gastar un instante para girarse y para ver la situación del resto de la compañía.

-Maravilloso, esto es maravilloso- el explorador vislumbra a Amber quieta en el sitio sin poder moverse mientras murmura palabras ininteligibles, parece que preparando un hechizo defensor. Willow agazapado detrás de una piedra con la cabeza metida entre las piernas gritando como un loco. Vaya ayuda del legendario maese explorador… Los ponis relinchan nerviosos mientras patean el suelo. Dirk y Flint intentan contenerlos y calmarlos como pueden. El aire parece volverse aún más húmedo por momentos y se empieza a condensar en la espesa barba de Otto mientras su corazón se acelera. Por lo menos la joven maga parece colocarse en posición defensiva, Otto empezaba a tenerla en gran estima dentro del grupo.

-Bueno, la primera en el yelmo. No llevamos ni un día de caminata, y demasiado bien nos estaba yendo hasta ahora. Ash, busca a la princesita, o lo que quede de ella, y vuelve a buscarnos. Voy a ver qué nos depara en la niebla… ¡Goldstaff, Ashenstorm, os quiero preparadas ante cualquier adversidad!

El montaraz enano enarbola la ballesta, carga uno de los virotes y se aventura en la espesa niebla.

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05/04/2020, 23:34
Astrid Copperforge
Sólo para el director

-¡...! No... no puede ser. - Astrid musitó cuatro palabras a modo de talismán, como si por decir esas palabras lo que tenía delante fuera a parecer menos real. Se quedó helada y paralizada, temía que incluso parpadear le fuera a hacer perder el mínimo detalle o a borrar de su mirada aquella visión. No se estaba volviendo loca o al menos ese ser no era producto de locura alguna por el momento, era tan real como Mollig el cual no estaba dispuesto a dar un paso más. No podía ser, por qué tenía que pasarle esto a ella, demasiado orgullosa para perderse, demasiado orgullosa como para no encontrar la salida de aquel problema y decididamente demasiado orgullosa como para no ceder ante los impulsos que estaban llenando su cabeza de incitaciones para que entrara en acción. 
Mollig no quería caminar, ni avanzaría ni retrocedería por lo que algo había que hacer, estaba en riesgo la dignidad de jinete y poni. De repente una solución se le ocurrió a Astrid, que le quitó las bridas al asustado animal y notando cómo el calor de la prometida acción que se estaba fraguando en su cabeza le devolvía la sangre a su impactado cuerpo dejó por fin salir la furia que había estado acumulando durante todo el trayecto. Pequeños flashes se abrieron paso desde sus recuerdos queriendo ser recordados unos antes que otros: "...Un portazo, una mano preparando un hechizo contra ella, ya no queda cerveza, brazos que no le dejaban pelear, Mollig casi se parte una pezuña, unos ancianos entrometidos, un perro sarnoso llevándose el trozo de guiso que se había dejado especialmente para el final, un ser inexplicable entre una bruma que le había hecho perderse..." Astrid empezó a correr ciega de furia hacia aquel ser con sus hachas a mano, las bridas de Mollig sujetadas a la cintura y elevando el hacha sobre su cabeza asestó el mejor golpe que tenía preparado para pillar por sorpresa a la criatura. La gran hacha cortaba bien, era capaz de partir grandes rocas en dos, era uno de los mejores tesoros de Astrid ya que había sido forjada para un auténtica heredera al trono de un prestigioso clan, tan pronto como pudo empuñarla la arrastraba de aquí para allá. Los detalles eran preciosos y se sorprendía descubriendo alguno nuevo cada vez que la limpiaba con esmero y cariño para quitarle restos de tierra, barro o sangre. El caso era que si bien el hacha era afilada y la empuñadura preciosa y robusta, más lo era el metal con el que estaba hecha. Astrid dirigió su brazo con relativa puntería y contenida fuerza para una enana ciega de ira hacia la cabeza de la criatura, giró la muñeca para que fuera la hoja quien golpeara y no el filo. Lanzando un enorme grito que hizo un extraño eco asestó el golpe que fue más que suficiente para dejar seco en el suelo a aquel ser. "Lo siento, espero que no hayas muerto" - dijo Astrid mientras ataba con las bridas de Mollig a la critatura. Lo esperaba de verdad, su plan no era quitarle la vida a aquel bicho. No podía verle bien, tampoco estaba segura de querer saber del todo qué era, ya solo el tacto resultaba más que alarmante, pero estaba demasiado enfadada como para dejar pasar esa oportunidad.

Si ese grito que había lanzado hace apenas un par de minutos no delataba su ubicación, por lo menos traería un poco más de acción, con la cara ardiendo todavía y la cabellera hecha un nido de dragones sonrió ante la segunda posibilidad "No estaría mal ¿Eh Mollig?". El poni relinchó enfadado en respuesta, aún costaba creer que aquella fiel montura no hubiera abandonado a su jinete lo que resultó bastante conmovedor para la bárbara que pensó que había sido una irresponsable. Si perdía la manera de volver a buen paso a buscar la salida, hubiera sido tremendamente complicado avanzar, además, se dijo "¿Cómo iba a ser capaz de acarrear el paquete misterioso que tenía ahí atado?". Mientras tanto puso su caza en el lomo de Mollig, quien sintió un pequeño escalofrío y buffó a Astrid a modo de queja. "No te preocupes pequeño, le he atado bien para que no pueda hacerte daño" y poniendo sus brazos entorno al cuello del animal le pidió perdón con un abrazo que nadie hubiera imaginado que esta fuera capaz de dar para a continuación ir guiando a su montura caminando a su lado por el pequeño rastro que habían ido siguiendo. "Puffff ¿y ahora qué? a saber dónde nos encontramos..."

Notas de juego

Astrid entra en Furia

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06/04/2020, 00:58
Narrador

La situación parece tensarse por momentos. Al igual que el arco de Kara y la ballesta de Otto. Nunca pensasteis que sacaríais a pasear vuestras armas tan pronto, pero toda precaución era poca. Amber y Hilda preparan su magia en caso de que la cosa se tuerza. Llegado el momento lo más seguro es que harían llover fuego sobre sus enemigos. Pero nadie se mueve. El nerviosismo es evidente. La silueta se mueve fuera del área iluminada por la hoguera, como si esperara a que los últimos rayos de luz se desvanecieran. No podéis evitar pensar en Astrid. Si fuera la princesa ésta se habría aproximado de inmediato… ¿o no?

El lobo, junto a su maestro, gruñe. El explorador mantiene su ojo sobre la mirilla, sin parpadear. No consigue ver a su objetivo a través de la niebla, pero intuye que no levanta un par de pies del suelo. Entonces cae en la cuenta de qué es lo que tiene tan nervioso a su compañero. Os encontráis a contraviento y la bestia no detecta olor alguno. Su mente viaja a aquel desdichado día y de pronto reconoce la figura que se mueve en la oscuridad. Antes de que el resto pudiese reaccionar un virote sale disparado y se pierde entre la niebla.

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06/04/2020, 00:59
Narrador

Algo antinatural rodea a aquella figura borrosa que se mueve en las sombras. Sujetas las bridas de tu montura y apoyas una mano sobre ella intentando que no haga ningún ruido. La criatura parece patrullar sin descanso la misma zona una y otra vez. Esperas, un minuto, dos, pero no parece tener intención de largarse. El rastro continúa justo por donde aquella silueta se encuentra, de eso estás segura. Sin pensártelo dos veces blandes tu hacha, liberando toda la tensión acumulada durante los últimos días. Cargas contra lo que sea que te espera tras la bruma, asegurándote de lanzar un golpe acerado. El metal de tu arma golpea contra el metal que recubre su cabeza con un sonoro repiqueteo.

Es entonces cuando oyes un sonoro chasquido en la distancia.

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06/04/2020, 00:59
Ingenio Eeléctrico

Aquella criatura mecánica cae sobre la roca, destrozada y desprovista de todo semblante de vida. La cabeza abollada por el impacto de un hacha. El único ojo atravesado por un virote. Una pequeña voluta de humo emerge de su interior. Una segunda silueta, una aún más grande, emerge de entre la niebla. Kara está a punto de disparar. Astrid a punto de cargar también contra sus compañeros. La tensión se disipa y ésta da paso a una sensación de alivio generalizado.

Kara, sin embargo, no puede despegar la vista del ingenio que yace en el suelo. Aquellos horrores eléctricos volvían a cruzarse en su camino.

- Bzzz… - el mecanismo chisporrotea una vez más. La única rueda con la que se mueve gira lentamente, intentando incorporarse - Alaaa… ¡aaarma!

Como si se trata de la cuerda de un arpa, la flecha se clava con una nota aguda en el cuerpo del constructo. Un líquido gotea de su interior empapándolo todo. No parece moverse ni emitir ningún ruido. “Muerto” al fin.

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06/04/2020, 01:00
Willow Ironwood

Pasado el primer susto y viendo que la noche ha caído nuevamente sobre las laderas de la montaña decidís armar el campamento. Amber se encarga nuevamente de preparar algo de comer mientras los demás os reunís nuevamente para poner todo en común.

- Lo creáis o no no es la primera vez que veo uno de esos engendros - Willow intenta mantener un tono sereno, ocultando sin mucho éxito su nerviosismo, pero no despega los ojos de los restos - Aquí y allá los vi en la Hondonada, siempre en la sombra, siempre observándome. Nadie más parecía verlos. De verdad llegué a pensar que me estaba volviendo loco. Debería haber puesto más cerrojos.

Amber se aproxima al grupo y sirve a cada cual una ración. Willow agradece con un gesto y ni se plantea de dónde puede haber sacado la sacerdotisa las anguilas para el caldo.

- Son los sirvientes de aquel que robó parte del mapa. Konrad Ashenstorm.

Notas de juego

Crítico del señor Otto en toda la faz del personaje. Astrid ayudó un poquito. Kara le dió pues pa hacerse la chula.

Cae la noche del segundo día y nuevamente Amber ha conseguido comida para todos (no preguntéis de dónde la ha sacado).