Partida Rol por web

Terminando la charla matutina y la vestimenta, niñas y niños llegaron a la puerta del comedor. Allí reinaba un continuo jaleo de cuchicheos y risillas. Lo que había pasado era impresionante y fueron bastantes los que estiraron el cuello  cuando pasaban al lado de la ventana que conectaba con la cocina para ver como estaba. Aquello era impresionante. Una de las limpiadoras se frotaba el prominente trasero mientras discutía con Javi, que tenía expresión seria. Al parecer se había pegado un buen porrazo.

Javi esperó a que los niños terminasen de desayunar antes de hacer sonar fuertemente el silbato para que los niños se callasen y le escucharan. El muchacho moreno lanzó antes de hablar una mirada reprobadora sobre Marta, que parecía querer que la tierra la tragase y estuvo a punto de romper a llorar.

Bueno chicos, salvando este incidente que espero no vuelva a repetirse y no hagaís nada parecido, el campamento ha llegado a la mitad del recorrido. Hoy no habrá ninguna actividad especial por la mañana, pero por la tarde tendremos un concurso de figuras de arcilla y cenaremos pronto. Mañana iremos todos, salvo Marta que se quedará limpiando otro día más, al nacimiento del río Asón así que hoy cenaremos bien. Por la noche, durante la cena elegiremos al azar los grupos con los monitores. Espero que sepaís comportaros en lo que queda del día y que por las acciones de uno no tenga que pagar el resto.

Tras un breve silencio Castillo agregó

Recordad que las acciones tienen consecuencias. Hoy por ejemplo comeremos mas tarde.... y nos quedamos sin patatas fritas ni salchichas. Lo siento chicos, pero necesitan aceite para freirse y las acciones de cierto trastolillo nos han dejado sin él—dijo intentando quitar importancia al lio que había ocasionado la chica—. Chusa y yo iremos a buscar más en las bicis. No pasa nada Marta, añadió al ver la cara de la chica, pero ten un poco mas de cabeza ¿eh?

- Sin patatas fritas ni salchichas ¡noooo!

La verdad es que las salchichas no eran muy apetecibles, siempre me habían gustado las del carnicero de mi calle y no estas de plástico que ponen en el campamento. Pero por las patatas fritas si que no paso. Esa Martita se iba a enterar en cuanto me la cogiera por banda. Va a comer mucha arcilla esta tarde esa niñata.

- Bueno y ¿qué hacemos esta mañana? ¿podemos salir a dar un voltio?

Habíamos pagado justos por pecadores, al menos en lo que eran las salchicas o las patatas... ¡Salchichas y patatas! ¿En qué estaría pensando Marta? Lo cierto es que me preguntaba qué comeríamos, pues personalmente había muchas cosas que no me gustaba y que los mayores simpre decían eso de que "hay que comerlas para hacerse fuerte". Yo pienso que a veces deberían ellos hacer otras muchas cosas para "mantenerse" fuerte, y aún así no las hacían... El caso es que tampoco haríamos nada por la mañana...
 

¡Eso! -dije levemente (por mi timidez) ante la proposición de Guillermo-, ¿podemos salir por nuestra cuenta, Javi?

Al escuchar es silbato José se calló de inmediato y escuchó atentamente, seguro de que les contaban que actividades tenían preparadas para ese día.

Bueno, al menos no ha dicho nada de macarrones.- Pensó al escuchar lo de las patatas fritas y las salchicas. La otra opción eran las temidas lentejas, que tal vez tuviesen mucho hierro, pero no había forma de comérselas en aquel campamento.

Me apuntó.

Lo de la arcilla le había gustado pero saber que ni salchichas ni patatas fritas por culpa de aquella tonta... eso sí que no se lo iba a perdonar, sólo esperaba que no hubiera ninguna de esas comidas que no era capaz de tragar ni siquiera bajo la amenaza de la zapatilla de su madre.

Pero ¿qué iba a hacer toda la mañana? Seguro que se moriría de aburrimiento si no programaban algo interesante, aunque... podía ir bajo un árbol y dedicarse a leer un poco, tampoco era mal plan. Pero al oír a los chicos que querían salir a explorar ellos solos... eso sonaba mucho mejor y más emocionante, aunque... a ver quién era la guapa que se atrevía a decirles que quería ir con ellos, seguro que se empezaban a reír. Luci, tienes que intentarlo sino les preguntas no te van a invitar, eso seguro.

- Si se puede... ¿puedo ir yo también? -La voz apenas sonó audible y no estaba muy segura de que alguien la hubiera escuchado.

Enrique se sonrió cuando oyó lo del concurso de figurillas de arcilla. Su habilidad estaba fuera de toda duda, así que lo ganaría seguro y obtendría el respeto de los monitores por fin. No entendía por qué se empeñaban en tratarle como a uno más desde que estaba allí...

Lo de la comida no le importó demasiado. Al fin y al cabo, todo era poco más que bazofia en ese sitio. ¿Qué diferencia harían unas patatas y salchichas de menos? Resopló con dignidad, pensando que en casa comía mucho mejor, pero antes o después acabaría aquél sufrimiento.

Luego, por supuesto, oyó la proposición de ir a dar una vuelta.

- ¡Ja! ¿Pensáis ir vosotros solos? Os vais a perder en menos que nada... -dijo con suficiencia y una media sonrisa-. Y luego os echarán la bronca como a Marta, que no se puede ser más torpe, la verdad.

Escuché la pregunta de Lucía, y reconozco que me quedé en blanco en un primer momento, pues ni siquiera me planteaba qué podría responderle a una chica que quisiera salir a jugar, a explorar o tan sólo a estar con un chico... Justo cuando intenté articular palabras (pues si era tímido, imagínense ante una chica), Enrique se rió de la idea de salir, intentando desanimarnos o algo por el estilo...

¿Pero cómo nos vamos a perder? -decía un poco cortado y mirando al suelo-, Lo de Marta es muy fuerte porque se la ha cargado bien, nosotros no vamos a hacer trastadas como esa...

- Que buena idea has tenido Enrique, como eres un experto guía y explorador deberías hacerte cargo de Lucía y así no nos pasa como con Marta y nos evitamos broncas de los mayores. Y el resto podemos explorar los alrededores.

Toma, dos pájaros de un tiro.

El suceso con la comida le daba igual, comer iba a comer algo puede que no le gustara, pero sabía que tendría que comerlo. De pequeña Alicia siempre se enfurruñaba a la hora de comer y el resultado era siempre el mismo tenía que acabar comiendo lo que había en el palto daba igual que llorar, tenía que acabar comiendo, para eso su hermana mayor era inflexible. Finalmente la niña decidió que era mejor comer y no lloror.

Escucho la conversación de los niños, era lo más interesante que podía hacer. Yo me apunto. Puede que encontremos algo interesante en los alrededores…. o puede que algo interesante nos encuentre a nosotros agrego con tono lúgubre para luego reírse.

Había metido la pata... desde luego siempre que abría la bocaza metía la pata. Lucía se quedó pasamada, sonrojándose como una bombilla, al oír hablar al gordito. ¿Con Enrique? No... con aquel insoportable no quería ir. Jo, si yo sólo quería pasar un buen rato, ¿por qué son tan malos los chicos?

Lucía agachó avergonzada la cabeza, consiguiendo así que las gafas resbalaran hasta casi la punta de su nariz, y musitó para el cuello de la camisa.

- Deja es igual... no pasa nada si no puedo ir...

¿Qué pasa que todavía estaís por aqui? dijo una voz imperativa por detras del pequeño grupo. Ya está todo el mundo fuera, venga..moveos

Castillo apareció también en escena:

Tranqui Laura...No te mosquees más que te saldran arr... ehhh —el monitor rastas cambió inmediatamente de tema al ver la mirada de la enfadada Laura.—Luci ¿estas bien? Pareces tristona

"Poder", si "puedes"... -dijo Uzo a Lucía cuando Castillo le preguntó qué le pasaba-. En realidad me habían salido las fuerzas y las había gastado en hablarle a una chica... lo cual me sorprendió de mi mismo... Sin embargo, no pude continuar... Me lié demasiado como decirle que no había probema alguno (al menos por mi parte) en que fuéramos a jugar fuera. El caso es que por ello salí "escopetado" hacia el patio de fuera (también porque temía a la "reguñona" de Laura, y no me atrevería yo a rechistarla)...

Enrique se encogió de hombros al escuchar la respuesta de Guillermo. Luego esbozó una media sonrisa, lo que parecía ser un gesto habitual en él.

- Sí, es probable que Lucía esté mejor conmigo -dijo.

Luego se quedó expectante para ver qué hacía el grupo, aunque tenía bastante claro que el saldría afuera, y no porque Laura lo mandase.

Negó con la cabeza ante la pregunta de Castillo, un poco más animada al ver que a algunos no les importaba que ella fuera también de exploración.

- Nada, nada... de verdad Castillo.

Y echó a correr hacia fuera ante el enfado permanente de Laura, mejor no estar cerca de ella porque sino aguaría la diversión.

Carai que humor tenía siempre Laura.- José no entendía como alguien con tan mala leche podía trabajar en el campamento cuidando niños, aunque no pensaba quedarse allí para preguntárselo.

Tonto el último- Dijo echando a correr tras Uzo y Lucia.

¡Tonto el último! Repitió entre dientes a modo de burla mientras movía la cabeza de un lado a otro. ¿Cómo que correr demostrara quien era el más listo? Pero sin dudarlo la escuálida niña salia corriendo detrás del grupo.  

Los niños salieron corriendo asaltos,con excepción de Enrique que caminaba con un andar adulto y nada dispuesto a correr sin motivo alguno. Aquello eran cosas de niñatos. Nada mas salir, pudieron ver como Felipe corría detras de una musaraña y Santi estaba rodeado por un montón de chavales: había conseguido convencer a un chico para que le empujasen de nuevo en el carretillo, esta vez con escayola incluida. Lidia, Mercedes, Pedro y las dos Susanas jugaban a la comba; Marcos leía, subido en un árbol y Pili jugaba con Juanan al ajedrez.

Enrique enarcó una ceja en cuanto vio que cerca se estaba jugando una partida de ajedrez. Se acercó sin disimulo para echar un vistazo a la posición. El ajedrez le gustaba, en el colegio iba a la actividad extraescolar donde se enseñaba, y obviamente era de los mejores de la clase.

Seguro que alguno de los dos chicos que estaban jugando agradecerían un par de consejos.

Eché a correr ante la "amenaza" de ser "el tonto" aquella mañana, y corrí tan rápido como pude, aunque mi carrera se vio mermada una vez en el exterior por un par de razones: yo no era un muchacho muy atlético. Lo cierto es que aún era pequeño, seguramente un poco más que la mayoría del resto, y por otro lado porque vi a Marcos leyendo bajo un árbol. Fui andando entonces mientras observaba la comba de las chicas, la escayola botando sobre la rueda de la carretilla (¡vaya cuadro!) y la partida de Ajedrez, cuyo transcurso había absorbido por un instante a Enrique... que por cierto, había sido "el tonto" en esa carrera... jiji.

Hola -le dije a Marcos nada más llegar-, ¿Qué libro es?