Partida Rol por web

Adentrarnos en las tripas de la ciudad, donde podría haber objetos interesantes que valieran mucho oro. Aquello me empezaba a interesar más. Si de paso había que encontrar información sobre ese culto y recibir una recompensa por ello, tanto mejor.

Cogí un trozo de carne y lo mordí. Aquella comida estaba deliciosa, a pesar de haber estado creada con magia.

Yo me apunto. Una ciudad, sobre una ciudad, sobre una ciudad. Interesante, cuanto menos.

Tras dejar claras mis prioridades y presentarme. Saboreo un buen trozo de ese faisán tan apetitoso que me llamó la atención en cuanto apareció en la mesa junto con una de esas patatas asadas rellenas de carne. Mientras sacio mi hambre escucho con atención los detalles de la misión.

- Supongo que el tema del pago lo discutiremos en el gremio. En cualquier caso puedes contar conmigo para esta empresa.- Comenté mientras rellenaba mi jarra con más cerveza.

- ¿No habéis llegado a encontrar nada en esa guarida o es que no habéis llegado a bajar allí?- Pregunté por si se le hubiera olvidado darnos alguna pista del asunto.

-Solo ha bajado la guardia, no hemos podido mandar a nadie en esos dos días.- Respondía Gregory a Kai.

El ambiente de la taberna, tranquilizaba mucho al mediano, sabía que se encontraba entre gente de su raza y era sinónimo de que la comida y la bebida eran buenas. Ya había visto antes actuar a algún mediano marcado, pero generar comida desde cero era algo que le seguía impresionando mucho. Cogió una de las jarras de vino y empezó a servirse mientras permanecía atento a toda la conversación.

- ¡Anda, los engranajes! He oído rumores de que circulan ríos de lava por debajo de la ciudad. Espero que sea sólo un rumor. -dijo mientras masticaba una salchicha- No es precisamente el destino que habría preferido, pero podemos ver qué encontramos. Todo sea por contribuir al bienestar de la ciudad, mesas como esta, repletas de comida, no se encuentran en todos los sitios. ¡Gracias!

Sus ojos recorrían la mesa buscando el siguiente trozo que llevarse a la boca. Quizá un trozo de queso... aunque ese estofado de ahí también tiene una pinta increíble... Estaba maravillado con la cantidad de comida y bebida que se encontraba ante ellos y casi parecía no prestar demasiada atención.

- ¿Obtendremos algo de ayuda del gremio? Lo que he escuchado acerca del Dragón Inferior difiere mucho de un par de gnolls e imagino que el asunto es bastante importante como para enviar a cinco desconocidos. En cualquier caso, estaría bien poder hablar antes con alguno de los guardias antes de bajar ahí, yo soy más de estar en la superficie.

El rostro de Mymex se tornó serio cuando Gregory mencionó las profundidades, aunque también parecía atisbarse algo de nostalgia en su mirada. Su vista estaba fija en la mesa, pero su cabeza no estaba allí. Los pensamientos se perdían entre los recuerdos de su antigua comunidad gnoma, cuando todavía vivía en la oscuridad de la tierra. La mayoría eran malos, pero también había algunos buenos. Se aferró a estos últimos para coger ánimos y volver a la realidad de la taberna.

-Cuente conmigo maese Gregory. El subsuelo es mi entorno por naturaleza, y no negaré que me intriga descubrir más sobre ese culto y poder capturar a sus viles acólitos.

-No os preocupéis, no cero que estéis mucho tiempo allá abajo.-

-Los cultistas huyeron fuera.-

Sonrió ante la pregunta del mediano.

-¿Ayuda? Mas o menos, si encontráis a donde han huido venid al gremio, os podemos proporcionar transporte hasta el destino. Pero si esperas una espada de mas a tu lado, no. No tenemos mas gente libre por ahora.-

-La recompensa para la cabeza de su líder, son de 200 piezas de oro para cada uno.-

Gregory se levantó a de la mesa.

-Cuando terminéis con la comida pasaos por el gremio, voy a ir allí para que os preparen los documentos y un gnomo Sivis lo haga todo oficial.-

El noble se despidió de la mesa y antes de irse del local pasó por la barra para dejar un pequeño saquito de oro que pagara vuestra comida.

Termináis de comer en la taberna y después de eso os toca la marcha juntos, si bien todos sois recién conocidos, hasta llegar a la torre donde se alberga el gremio de los aventureros. El edificio es antiguo pero bien cuidado y al entrar podéis ver un sinfín de banderas de distintos países, armaduras y memorandos de los héroes que han tenido.

Gregory os espera allí y enseguida que llegáis lo podéis acompañar por las majestuosas salas hasta llegar a una sala de reunión con una inmensa mesa de madera solida y gruesa, varias sillas a su alrededor y todo rodeado por armaduras ornamentales. En la sala están otros miembros del gremio que ocupan posiciones administrativas, así como un pequeño gnomo de piel pálida con ropajes del gremio de los escribas. La casa Sivis de la marca del dragón.

En el contrato solo se especifica básicamente vuestra disponibilidad para el gremio, la restricción de trabajar de forma exclusiva para ellos (aunque esto se aplica principalmente a no ir con otros gremios) y la necesidad de seguir una serie de directrices éticas para mantener el honor de la casa.

El incumplimiento de esas normas implica la expulsión.

Por su parte el gremio proporciona trabajo, ayuda administrativa, defensas legales en caso de que las acciones del gremio lleguen al conflicto con las autoridades y asistencia logística en caso que sea necesario y posible.

Es todo bastante tedioso y aburrido, pero necesario.

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Finalmente os encontráis de camino a los engranajes. Os acompaña un secretario del gremio; incapaz para la lucha. Vuestro viaje se inicia en una de las barcazas que se va sumiendo en la oscuridad de la ciudad, a medida que va bajando y las torres van ocultando el sol, todo se vuelve mas oscuro y dejado.

Cuando os dejan en el suelo, el aspecto de las personas que viven en esa zona es bastante mas pobre. Desde gente desafortunada, a grupos de personas de actitud poco amistosa.

Vosotros avanzáis hasta la entrada de una torre gruesa como todo un castillo y que parece tener muchas mas siglos de lo que seria posible. En las arcadas hay varias caras desgastadas pero no son humanas, si no mas bien tienen rasgos trasgoides.

El interior es oscuro apenas iluminado por antorchas sempieternas, el suelo y las paredes se oscurecen por la suciedad de los años y pronto os llega el olor de las brasas, hierro fundido y sudor. No tardáis mucho bajando escalones a llegar a las primeras forjas de los Engranajes.

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Medio hora mas tarde habéis dejado esa zona industrial, creéis haber visto incluso ogros trabajando en esas forjas. En todo caso, las cuevas y pasillos de esas profundidad siguen siendo calurosos, húmedos e incómodos.

Pero termináis encontrando vuestro objetivo.

El secretario del gremio lanza una plegaria a la Hueste cuando llegáis. -Por el amor de Aureon, pensaba que no íbamos a llegar nunca.- Una puerta inclinada a un lado indica vuestra entrada en las profundidades en lo que parece una torre hundida en la piedra que ha quedado tuerta.

El suelo, las paredes y el techo, todo está inclinado ligeramente a un lado, con grietas que amenazan en que todo se va a desmoronar. Aunque en realidad debe hacer una eternidad que está en ese estado.

Las salas están todas llenas de velas apagadas, símbolos arcanos y pintadas en las paredes en escrituras desconocidas.

En la ultima sala el secretario se queda en la portal.

Es una sala grande, desprovista de muebles, pero en una esquina se puede ver donde alguien estuvo durmiendo comunalmente. Como las demás salas, están llenas de velas (muchas agotadas), pero además aquí en el medio hay un enorme símbolo de invocación y aun lado hay un altar con una enorme piedra de color ámbar que brilla con luz propia.

Una piedra del dragón de Khyber.

Las paredes están garabateadas, escritas y pintadas por todos lados.

El lugar es bastante tétrico y espeluznante. -No me extraña que la guardia de la ciudad "no haya tenido tiempo".-

Los símbolos arcanos no eran lo mío, así que me acerqué a las paredes intentando encontrar trar algo oculto en ellas o algo tirado por el suelo que pudiera resultar de utilidad. Los magos que se encarguen de la piedra y las marcas en las paredes.

Caminaba lentamente con una mano en la pared y mirando al suelo y palpando las paredes.

A simple vista no había nada que pudiera ser de utilidad, numerosas salas con símbolos y escrituras totalmente ininteligibles para mi. Pero no por ello perdía detalle de todo lo que me rodeaba. Recorrí la sala fijandome cuidadosamente en cada esquina para intentar dilucidar el acertijo que se nos planteaba. 

Aquel lugar no era nada reconfortante, la Hueste hacia mucho tiempo que no iluminaba este sitio con su esperanza. Aunque me llamó la atención el símbolo de invocación e intente recordar algo, es el altar lo que más sentí cercano a mí.

Me acerqué, lo miré, pero no lo toqué. Una gran piedra ambar que no terminaba de encajar en ninguno de mis estudios.

Myrmex volvió a sentir esa mezcla de nostalgia cuando se adentró en las profundidades. Además, la triste condición de aquellos que moraban allí no ayudaba al buen ánimo precisamente. Sin embargo, en cuanto llegaron a la torre la cosa cambió. El gnomo se frotó las manos intrigado.

Lo primero que llamó su atención fue el símbolo de invocación y el altar con la piedra luminescente. Quizás le sonara de haberlos visto o estudiado antes. Junto a Judge, los examinó con cuidado.

Entráis en la sala y os ponéis a investigar, pero aunque hay distintas zonas de interés no termináis de ver claro su utilidad, razón o posible pista que os pueda ayudar en vuestra investigación. De todos, Myrmex es quien se siente mas familiarizado en el entorno.

El gnomo de las profundidades reconoce rápidamente la piedra ámbar. 

Es un Fragmento de Dragón de Khyber.

Según las leyendas, el mundo fue formado por tres dragones. Syberis, Eberron y Khyber. Syberis y Khyber se pelaban y Eberron se interpuso en el medio. Al final sus cuerpos se materializaron como el mundo que conocemos, con Syberis en el cielo formando en anillo de asteroides que brillan mas allá de las nubes, Eberron en el medio, formando las montañas, planicies y bosques donde vive todo el mundo y Khyber en la profundidad donde se albergan las malvadas criaturas que lo adoran.

Los fragmentos de dragón son piedras mágicas que proceden de distintas zonas ... las piedras de Syberis caen del cielo como estrellas fugaces (mayoritariamente en Xen'Drik), las piedras de Eberron (las mas comunes) aparecen a lo largo del mundo como geodas. Y finalmente los fragmentos de Khyber aparecen en la infraoscuridad.

Cada una de las pierdas tiene unas finalidades distintas.

La mas común, la de Eberron, se utiliza un montón como componente mágico de muchos hechizos, pudiendo suplantar los componentes materiales mas comunes. Del mismo modo, los gremios de las marcas del dragón, utilizan esos fragmentos para potenciar sus marcas o artefactos mágicos.

Como esa tabernera Ghallanda que utilizó un fragmento para serviros ese festín.

Los fragmentos de Khyber sirven, principalmente, para toda la magia relacionada con el control o para apresar almas. Los gremios las utilizan para atar a grandes elementales a sus barcos voladores o trenes de electricidad. Pero también se conocen dagas de Khyber que capturan el alma de aquellos a los que se mata con ella y que luego se puede utilizar en oscuros rituales.

El fragmento que tenéis en esa sala posiblemente tenga el uso de capturar almas, sea para utilizar en sacrificio o por que ya hay un ente en su interior y se usa como "consultor". Teniendo en cuenta el tipo de culto. Si realmente hay algo dentro, seria fácilmente un demonio.

El circulo del suelo es claramente un circulo de invocación. Sin mas.

El gnomo no solo os puede hacer toda esa explicación. Además le queda claro que no se puede utilizar ese circulo sin libros, pergaminos o algún soporte escrito. Invocar un demonio es un proceso mas que peligroso. Incluso los hechiceros mas hábiles se aseguran de leer bien cada una de sus entonaciones, pues cualquier error puede ser fatal.

Myrmex, sabe que el culto tuvo que irse con prisas ... en algún lugar de la sala tiene que haber alguna zona secreta donde guardar esos libros o pergaminos.

El mediano permanecía atento a la explicación de Myrmex. Conocía la leyenda de los dragones, pero jamás había visto una piedra en persona y mucho menos una del Dragón de Khyber.

- De modo que al huir debieron olvidar esos pergaminos... Si el círculo de invocación está en esta sala, no deben estar lejos. No puedo pensar como un hechicero pero un montón de libros no es algo que cargar cuando tienes que salir corriendo.

Terminaba de hablar mientras, despacio, comenzó a examinar bien el altar y las paredes cercanas a este. Primero mirando atentamente y después palpando despacio con las manos y ejerciendo una leve presión por donde iba deslizando sus dedos. Intentando fijarse en un posible botón oculto tras un ladrillo, un falso muro o un hueco oculto.

Debe de estar por aquí en nuestras narices. Estas salas son muy muy antiguas, quizá si me fijo un poco en la suciedad del suelo o el polvo que se ha ido acumulado descubra por dónde se han movido. Espero que todo este tiempo viajando por Breland haya servido de algo.

-Deberíamos llevarnos esta piedra. Sería peligroso que la dejásemos aquí, al alcance de cualquiera, teniendo en cuenta lo que podría contener. Creo que es más seguro que la llevemos con nosotros.

Myrmex obvió decir que también quería llevársela para poder estudiarla en un futuro.

Mientras Sicho buscaba posibles puertas secretas, el gnomo centró su atención esta vez en los escritos que había en las paredes.