Partida Rol por web

No puedo sonreir ni hacer la mayoría de muecas que cualquier raza de carne y hueso, pero aún así, se puede intuir un gesto de superioridad hacia el Gnoll.

Aprovecho que se enfoca en mí para dejar caer mi espada sobre su, cada vez más, frágil cuerpo.

- No te resistas, ya casi hemos terminado.

Judge maniobra y le propina un duro golpe con su espadón de dos manos. Podéis escuchar el crujir de los huesos con el metal hundiendose en su piel. Pero antes de que la herida pueda ser fatal el gnoll maniobra el escudo arriba y se quita la espada de encima mientras chorrea sangre a borbotones.

Estaba a punto de perder la consciencia y movía su hacha de un lado a otro mas preocupado en mantener una distancia de seguridad que de intentar atacar a nadie.

El otro gnoll estaba solo y saltó en un ataque de suicidio a intentar dañar a Judge. Falló el golpe y quedó en posición vulnerable, lo que aproveché para acercarme a él e intentar eliminar lo que quedaba de la amenaza.

La suerte, de momento, parecía estar de parte de los aventureros, pero todavía quedaba un gnoll con vida y había que dar buena cuenta de él. Myrmex volvió a invocar una descarga de fuego, esta vez intentando concentrarse mejor. Movía sus pequeños dedos grises al compás de unas palabras atávicas que pronunció en un murmullo. En cuanto una chispa apareció en sus manos, enfocó el conjuro contra la criatura.

Threkor aprovechó para buscar el lado menos protegido del gnoll y clavó su espada corta con saña varias veces, la criatura dio unos pasos hacia atrás agarrándose la herida. Apoyado en la barandilla se miró la mano ensangrentada sin acabar de entender que era lo que había pasado cuando el proyectil de fuego de Myrmex impactó en su pecho en un estallido de llamas que lo empujó y lanzó al vacío de Sharn.

A los pocos segundos el timonero del barco salia de su escondite y reconducía la barcaza para que no chocara contra una de las torres. El barquero os miró sonriente. -Vaya bienvenido eh?- se secó el sudor de la frente y poco a poco su rostro pálido fue recuperando el color.

Cuando la barcaza se detuvo en uno de los puentes se había congregado bastante gente que quería observar que había pasado y quienes erais. Entre ellos destacaba una figura

Una persona destacaba en la multitud, alto, apuesto y con una barba cortada con precisión y pulcritud. Tenia un halo noble en su porte y postura, pero sus ropas - o mas bien armadura - indicaban que no era alguien que le tuviera miedo a ensuciarse las manos.

Pero aunque llevara un justillo de cuero y sus botas estuvieran sucias de fango, podíais apreciar la fina manufactura, las brillantes joyas y el brillo tornasolado de la costura mágica de la Tela-Glamurosa.

Sin duda manufacturada de manos de artesanos Andurianos.

-Eso ha sido una demostración de astucia y habilidad digna de los bardos.- Dijo con una sonrisa conciliadora mientras se acercaba a vosotros y os acercaba la mano para ayudaros a bajar de la barcaza.

-Nuevos a la ciudad, ¿verdad?-

-Mi nombre es Gregory.-

Señaló vuestro equipamiento, que claramente no era de granjero.

-Parecéis personas en busca de trabajo, y yo podría proporcionar una buena paga a estas habilidades.-

Sonrió de nuevo mientras pagaba vuestro peaje al barquero por vosotros.

-Pero que tal si hablamos de esas cosas en una taberna, lejos de las orejas indiscretas.- Sonrió amigablemente de nuevo. -Invito yo.-

El tipo que nos habia acercado habia dicho las palabras mágicas.

Por una buena paga yo soy su hombre. Me interesa ese trabajo. Me llamon Threkor.

Salí de la barcaza y estire los músculos después del viaje y del combate. No había tenido que buscar mucho para conseguir un trabajo. Aquella ciudad estaba llena de oportunidades.

Parece que habíamos llamado mucho la atención en nuestro pequeño paseo, mucha gente se había reunido para saber del tema. No dio tiempo a aterrizar cuando ya había alguien esperándonos con dudosas intenciones. 

Muy directo me parece este tal Gregory ofreciendonos trabajo sin saber de nosotros. Podríamos ser simples ladrones o asesinos y a él parece importarle poco. A saber que pretende que hagamos...  

- Taberna...  Invito yo...  El combate me ha abierto el apetito y además tengo mucha sed. Estoy dispuesto a oir lo que tengas que decir, pero no prometo nada. 

Con un pequeño salto, Sicho bajó de la barcaza mirando atrás el estado en el que había quedado todo, el cuerpo del gnoll que quedaba arriba y varias manchas de sangre que había manchando los listones de madera.

- ¡Sentimos el revuelo que se ha formado aquí! -dijo con una sonrisa comprometida y dirigiéndose un poco hacia la multitud.- Vuestra ciudad es magnífica y no pretendíamos causar jaleo.

Tras esto y después de escuchar a Gregory, le echó un vistazo de abajo a arriba al estilizado humano, poniendo atención en algunos de los detalles que indicaban que ese hombre pertenecía a algún tipo de clase alta.

- Tengo muchas ganas de probar qué bebidas tenéis por aquí, estoy seguro de que nos llevaréis a un buen lugar para mojar la garganta. Soy Sicho. -haciendo una presentación escueta.

La idea de la taberna despertaba interés en el mediano, desde que habían llegado no habían podido sentarse tranquilos a disfrutar de lo que la ciudad podía ofrecerles. Mucho más interés que las palabras de Gregory, pero estaba dispuesto a escuchar su oferta.

Sin demasiado entusiasmo bajo de la barcaza el último siguiendo a los demás y pasando junto a Gregory indicando que estoy de su parte con un movimiento de cabeza y un simple:

- Por los Soberanos.

La taberna es un buen lugar para empezar a ver cómo tratan a los dioses en esta ciudad de las ciudades. Además, tengo que comprobar mi arma, seguramente esté desequilibrada y por eso he fallado al darle al Gnoll una vez.

Según avanzado miro alrededor signos de religión o fé que pueda identificar.

Myrmex sonrió satisfecho cuando vio caer al gnoll por la barandilla. Se encendió la pipa de nuevo y dio un par de caladas victoriosas mientras la barcaza atracaba. Allí les esperaba una nueva sorpresa, aunque esta vez más elegante y amistosa. O al menos eso parecía en un principio.

El gnomo entornó sus pequeños ojos como intentando escrutar más allá de lo que aparentaba aquel humano. No terminaba de fiarse, pero al fin y al cabo estaban allí en busca de trabajo, y en su experiencia aprendió a dar una oportunidad a la gente.

-Cuente conmigo caballero. Mi nombre es Myrmex, y escucharé gustoso su propuesta.

No pudo evitar, no obstante, llevar su mano hasta la parte derecha de su mochila, donde dentro reposaba uno de sus libros, y comprobar que seguía allí. Fue como un tic inconsciente, ya habitual en el mago.

Acompañáis a Gregory por los puentes, pasarelas y calles de los distritos superiores de Sharn. 

Y pronto llegáis a una taberna llena de gente y jolgorio. Al entrar os envuelve un ambiente cálido y lleno de olores de bebidas y comidas que os abre el apetito.

Es una taberna del gremio Ghallanda, llevaba por los medianos de la marca del dragón de la hospitalidad. Pero aunque los medianos sean sus patrones, los trabajadores de la taberna son de un variado racial mas típico.

En la primera planta todas las mesas están llenas pero al llegar al segundo piso hay algo mas de tranquilidad y podéis encontrar un lugar algo mas reservado donde entablar una conversación.

Una mediana de gran busto apetece pronto y al ver a Gregory lo saluda afablemente.

-¡Sir Gregory! Hacia muchos días que no pasabas.- Decía con tono alegre y fingida tristeza.

-¡Mi querida Lucia! Si, he estado bastante atareado, ya sabes como son estas cosas ... pero créeme, he echado en falta todos y cada uno de tus manjares.-

-Eso no lo dudo- Rió ella. -Aún me debes un vuelo en tu grifo.-

Gregory sonrió.

-Te lo prometí y cumpliré mi promesa, no te preocupes. Pero por ahora, tengo asuntos pendientes que tratar con mis invitados. ¿Que tal si nos sirves uno de los grandes?-

La mediana asintió orgullosa, su expresión cambiando a una mas profesional mientras se arremangaba una manga y dejaba al descubierto un tatuaje de la marca del dragón. Puso su mano en la mesa y cerró los ojos para concentrarse mientras su marca empezaba a brillar.

En su mano podíais ver que guardaba un pequeño cristal brillante, un fragmento de piedra de dragón que los usuarios de magia de Eberron gustaban tanto en usar.

Pudisteis ver como el tatuaje parecía cobrar vida, sus lineas moviéndose por su brazo y despertándose lentamente como si de una criatura se tratara. Pronto las lineas que estaban trazadas en su piel se extendían fuera de el en una danza de magia que se arremolinaba encima de vuestra mesa.

Una sensación de calidez llenó vuestros rostros y el olor a comida inundó vuestras fosas nasales mientras las volutas de magia se esparcían por la mesa y un enorme manjar llenaba la mesa. Faisanes, salchichas, quesos, vinos y cervezas, frutas variadas, pan y embutidos, patatas asadas rellenas de carne, pucheros de estofados y legumbres ...

Había comida para 10 personas en la mesa como mínimo.

-¡Buen apetito!- Dijo finalmente la mediana mientras os hacia un guiño y os dejaba a solas con Gregory.

Gregory tomó un poco de queso y se llenó una jarra con vino.

Saboreó la comida entrecerrando los ojos y disfrutando de la maestría Ghallanda.

-Como echaba en menos esto.-

-Como comenté soy Gregroy, noble de la familia ir'Faern y miembro honorifico del gremio de los aventureros.- Dejó una pequeña pausa para cortarse un poco mas de queso. -El gremio, para aquellos que no lo conozcáis, no es muy distinto de lo que seria un gremio de mercenarios.-

-Ya sabéis, espadas y varitas de alquiler al mejor precio.- Sonrió lánguidamente.

-Pero allá donde los mercenarios no tienen morales o escrúpulos y se venden al mejor postor, el gremio de los aventureros si tiene un patrón moral y se preocupa principalmente en intentar que este sea un mundo mejor. Así que solo suele aceptar encargos de aquellos que son confiables.-

Levantó un poco las cejas ante la ineludible conclusión. -Por supuesto el mundo no es blanco y negro, las decisiones no son siempre acertadas y siempre hay quien considera que no somos mas que mercenarios prepotentes.-

Sonrió esta vez con mas sinceridad y alegría.

-Pero no os dejéis engañar, al fin y al cabo, si no creyera en el gremio no seria uno de sus patrones.-

-Pero decidme, que os lleva a la ciudad de las torres- Dijo levantando la copa.

La magia no era algo que me apasionara, pero al ver aparecer toda aquella comida y bebida en la mesa la acepté en aquel momento. Cogí un trozo de pan y también me corté un trozo de queso.

Yo particularmente vengo buscando eso que ofreces. Busco ganarme la vida. Poseo ciertas habilidades para la búsqueda de objetos raros, que ahora uso para encontrar gente o entregar mensajes.

Dije esta última parte con cierta pausa, ya que no sabía como decir de manera que no pareciera un pendenciero, aunque en realidad lo era en alguna ocasión.

Siempre me he dedicado al "comercio" de objetos y busco algo que pueda solucionarme unos cuantos años de mi vida. Si necesita eso, soy su hombre.

Myrmex movía los ojos de un lado para otro entre la muchedumbre del local, pero nada captó tanto su atención como la maniobra mágica de Lucía. El gnomo no perdió detalle de todo el proceso, e incluso no pudo reprimir un aplauso cuando la comida hizo acto de presencia.

-¡Fantástico, fantástico!

El entusiasmo del gnomo se extendió durante el yantar. La magia y toda esa comida le habían puesto de buen humor. Pegaba un bocado de esto y de aquello, con curiosidad y disfrute, sin dejar de estar atento a lo que Gregory les contaba.

-La aventura y el descubrimiento es lo que me ha traído aquí-dijo al tiempo que daba un sorbo de cerveza-. Y sacar algo de dinero en el proceso, claro, pues de algo tiene que vivir uno.

Magia sin una oración a un dios, comida, bebida, muchedumbre, jolgorio. Un sonido de superioridad salió de mí cuando analicé todo lo que tenía alrededor. En ese momento me sentí como si estuviese con animales sin inteligencia que sólo están ahí para sobrevivir un día más e intentar que sus genes pasen a una siguiente generación en un ritual poco agradable.

Las palabras de Gregory me transportaron a algo mucho mas intelectual y superior. La moral, principios, términos que sin duda alguna hacian referencia a la religión y la forma correcta de actuar si no queremos otra catástrofe como la de Cyre.

Parece que sabe de lo que habla.

Miré a los lados antes de empezar a hablar para comprobar que era mi turno y no superponer mi voz con la de otro.

- Bien dicho. Trabajos en favor de la moral y la recuperación del mundo es lo que me ha traido aquí. Anteriormente parecía ser un tabú decir que el fin justifica los medios, pero veo que vosotros entendeis cómo funciona el mundo. Cuando sigues las normas correctas todo está más claro.

Yo hablaba sobre los dioses y sus doctrinas, por supuesto, aunque no me quedó claro si todo el mundo lo había captado.

Una taberna muy acogedora y un servicio impecable. En la mesa había comida y bebida más que suficiente para aplacar mi voraz apetito y calmar mi sed.  No sabía por donde empezar a devorar, pero tenía claro que iba a repetir de tan deliciosa cerveza. 

No tenía nada claro aún las intenciones de Gregory. Había algo en él que no acababa de gustarme. Pero no había duda de que sabía venderse muy bien y sus palabras no eran para nada de mi desagrado. 

- Mi intención es exactamente la de hacer algo por este mundo. Y si con ello puedo ganarme el pan, lo que ofreces es sin duda lo que busco. Lo que si debo dejar claro es que yo tengo mi propia moral, y si hay algo que creo que no debo hacer no lo haré e incluso podría enfrentarme a quien decidiera llevarlo a cabo. 

- Por cierto,  mi nombre es Kai. Un placer conoceros. 

-Bien!- Se alegraba de escuchar Gregory.

-Cuando terminemos deberemos pasar por el gremio para formalizar vuestra inclusión.-

Tomó una patita asada para darle un mordisco.

-Pero ya os puedo hablar de uno de los temas que tengo entre manos.-

-Hace unos dos días, se descubrió un pequeño culto al Dragón Inferior entre los cimientos de la ciudad, lo que por aquí llamamos los "engranajes" de Sharn. No se si lo sabéis, pero Sharn es una ciudad muy antigua construida sobre otra ciudad, construida sobre otra ciudad, sus cimientos llegan muy lejos en la profundidad y las cosas mas oscuras se ocultan entre sus sombras.-

Su tono de voz iba bajando como si no quisiera que oídos indiscretos se pusieran a escuchar.

-Y entre esas sombras, un culto a los demonios de Khyber confabulando contra la buena gente de Sharn no es algo que Breland necesite.-

-En todo caso, fueron descubiertos pero escaparon de la ciudad.-

-La ciudad no tiene suficientes guardias ahora mismo para investigar algo que, a todas luces, ya no es un problema. Pero han ofrecido una recompensa y el gremio de los Aventureros quiere darles caza antes de que puedan llegar a ser una amenaza para otra gente.-

Dejó el hueso en su plato, se limpió los labios con un pañuelo y tomó un sorbo de vino.

-Aquí es donde entraríais vosotros.-

-Bajar a los engranajes, tranquilos el camino es seguro y no os vais a encontrar ningún peligro, examinar la guarida de ese culto y encontrar alguna pista de donde pueden haber ido, para luego darles caza.-