Partida Rol por web

En cuanto vio que el pequeño goblin escapaba, Norm le siguió y trató de ocultarse también... aunque el goblin se había escondido de tal manera que parecía haberse fundido con el paisaje. 

Norm sigue a Flog, logrando desaparecer tras el mismo edificio, mientras tanto Alice y varios de sus hombres escalan el tejado encontrándose con que no hay nadie.

Norm hizo un gesto a Flog. Bueno, dos gestos. Uno era de continuar con el ataque y otro era de escabullirse sigilosamente. Cualquiera de las dos cosas le valía. 

Flogdegnur hace una seña con la mano derecha describiendo un círculo, como dando a entender que podrían repetir la operación, en vista del buen resultado que había dado. Por su parte, apostado en el árbol, volvió a disparar sobre Alice.

Norm no iba a dejar a su compañero, si tenía que morir, morirían todos. Así que se hizo uno con la piedra, escondido y oculto a la vista de todo el mundo excepto de los más avezados avistadores, se movió en dirección al otro lado haciendo el círculo que le había señalado. 

Flog se hace visible al disparar una flecha que golpea el tejado tras el cual se esconde Alice. Norm aprovecha la distracción para bajarse del tejado y esconderse pegándose a la pared de la casa.

Alice corre hacia Flog saltando de tejado en tejado mientras grita: MATARLE.

Al aterrizar en el tejado tras el que se oculta el goblin lanza una teja hacia el de una patada que el explorador evita con facilidad. En cualquier caso la joven es increíblemente rápida y pronto esta acosándole con su sable.

El resto de los hombres de Alice corren hacia la casa, logrando uno de ellos subirse al tejado y el guardaespaldas ponerse a cubierto contra la pared de la casa. El resto queda a medio camino.

Otros dos guardas salen del edificio uniéndose a la refriega.

La situación era desesperada. La sed de venganza del goblin era incontenible, pero el saberse avocado a una muerte segura sin conseguir su objetivo, le hizo reaccionar. La tal Alice se echó sobre él como una posesa. Por suerte, su precipitación fue su ruina y los rápidos ataques que lanzó contra el gobin fueron un fracaso.

Flog decidió correr en dirección opuesta a Alice y a sus guardaespaldas, intentando en primer lugar, conducirla a una situación en la que Norm tuviera un tiro directo contra ella y en segundo lugar, poner su pellejo a salvo. Lo primero parecía relativamente fácil. Lo segundo, no tanto. Por el camino, fue sacando su espada.

Flog se gira dispuesto a saltar a tierra mientras desenfunda su arma, pero dejar solo ese resquicio a alguien de la habilidad de Alice es peligroso, la joven ve el hueco y temblando de excitación intenta rebanar el pescuezo del goblin, pero el ataque se le va demasiado bajo haciéndole un feo corte en el hombro.

Con mucha menos pericia el guardia deja caer su arma sobre la cabeza del pequeño goblin, la sangre no tarda en manar debajo de su casco de cuero.

A pesar de los golpes el explorador logra poner espacio entre él y los guardaespaldas.

Flog se retiraba y Norm no iba a dejar que le pasara nada al goblin, que ya iba sangrando. 

Sin dudarlo, se retiró con él, situándose entre su compañero y los obstinados enemigos. Como una última acción de desafío disparó una flecha al cuello de la maldita mujer. 

Creía que le había dado, pero no estaba muy seguro. 

La flecha lanzada por Norm rápidamente es letal y se clava tan profundamente en el pecho de Alice que solo asoman las plumas. Sin hacer ruido la joven se desploma.

Todos los guardias quedan parados mirando hacia ella y rápidamente se forma un grupo que lleva el cuerpo hacia la casa.

No les perseguían pero Norm era cauteloso. —Demos un rodeo, Flog, creo que la última flecha mía impactó porque no nos persiguen. Busquemos que no nos sigan y volvamos al templo. Luego larguémonos de esta sucia ciudad donde sólo importa el dinero. 

Aún así, muchos habían sido curados por sus desvelos aunque Flog quisiera quemar la ciudad y dejarla reducida a cenizas. 

Flog no daba crédito. Cuando lo daba todo por perdido, norm apareció como salido de la nada y con un disparo certero, disparó una flecha que se metió dos palmos en el pecho de Alice haciéndola caer.

Sus secuaces parecían más preocupados por atenderla que por darles caza. Lo cierto es que por él, se daba por satisfecho.

-¿Creez? Ze hundió en el pecho de Alice hazta la mitad ¡Ha zido increíble! Pero tienez razón. Mejor marcharze de aquí cuanto antez.
 

Las siguientes semanas son una locura en Puertoeste, principalmente en los muelles. Alice Saddler, una de las cabecillas de la familia, muere desangrada de un flechazo en los muelles. La ocasión es aprovechada por los Karrymain para recuperar el control de los puertos occidentales.

Con Bradford Saddler enfrentado a su hermano y Alice muerta, los Karrymain aprovechan las disensiones internas de los Saddler para desmantelar en pocos días su organización el puerto. Sin su principal fuente de ingresos controlada la situación de los Saddel parece débil y a lo largo de la semana cada vez más lugares importantes de la familia son atacados y destruidos.

Finalmente los barcos de los Saddler se reúnen a pocas millas del puerto y empiezan la evacuación de la familia y de sus posesiones más importantes. Con cierto recelo las otras grandes familias se preparan para rellenar el hueco.

Apenas los barcos dejan el puerto se unen a una flota del Dominio que empieza a bombardear el puerto. No da tiempo a enterrar a los muertos y apagar el fuego cuando El Dominio anuncia oficialmente un bloqueo naval de Puertoeste. Exige la elección de un gobierno fuerte que garantice el reino de la ley en la ciudad, la restitución de sus propiedades a los Saddlers, y el cese del contrabando y la piratería con base en ella.

Se rumorea que Galea esta reuniendo una flota en nombre de los Reinos del Sur dispuestos a intervenir.

La Nación Elfica promete oficialmente mantener abierta la ruta del rio Shaintar y amenaza al Dominio con represalias militares si se intenta hacer con el control de Puertoeste de manera ilegal.

Flogdegnurt sonrió satisfecho al tener la confirmación de que Alice Saddler había muerto y más aún a medida que se iban desvelando las consecuencias de su muerte. Lo único que lamentaba es que fuese la flecha de Norm y no la suya, la que acabase con su vida. ¡Norm!¡Menudo era! Su admiración por el humano había aumentado considerablemente desde entonces.

Además, sus heridas habían tenido tiempo de mejorar, así que se sentía de buen humor. Pero el tiempo iba pasando y la espera, sin obtener noticias de Frank, ni nuevos encargos, empezaba a hacérsele aburrida. Así que decidió matar el tiempo dedicándose a aprovechar la caída de los Saddler para realizar pequeños hurtos y gastar sus ganancias en las cantinas de la ciudad.

Pocas cosas sabían mejor que la venganza en esta vida. Era algo que había aprendido de su padre. De él había aprendido que si dejabas una cuenta pendiente, te acompañaría toda la vida, como esa astilla que se te clava en un pie, que hasta que la quitas te está fastidiando. Y si no la quitas, se te infectará, cada día te dolerá más y más. No, ninguna afrenta podía ser perdonada. Cada cual debía pagar por sus actos y Alice había pagado por los suyos.

Flogdegnurt nunca había sido especialmente fuerte, ni especialmente ágil. Pero desde su infancia puso en práctica ese principio. Lo hizo cuando le rompió la nariz a Smeg después de que éste le robase la bolsa de la merienda. Lo hizo cuando le cortó una oreja a Hegon mientras dormía por robarle a su hembra cuatro años más tarde.

Quizá fuese verdad que su forma de vengarse fuese un tanto excesiva. Tal fue el caso que por estuvo a punto de acabar en una mazmorra por este motivo cuando fue arrestado después de despeñar a Naztuk, un trampero que había cometido el error de poner una trampa en mal lugar, haciendo que Flogdegnurt estuviese cojeando durante dos semanas. No había muerto, ni nada. Pero no se lo había tomado muy a bien. Al final la cuestión se saldó con tres latigazos en público para Flog y con una daga clavada hasta el corazón para Naztuk, que ahora sí, murió en el acto.

Acto después del cual Flogdegnurt decidió poner distancia de por medio. 

Menos de 24 horas después del bombardeo del puerto, los sacerdotes del templo reúnen al grupo en una de las habitaciones del templo. Allí, en la semioscuridad les esta esperando Frank.

- Debo felicitaros por un trabajo impecable. Habéis salvado la vida a miles de persona y creo que sin lugar a dudas superareis la última prueba y lograreis entrar en los exploradores grises. - comenta preocupado - Por desgracia, queda claro la discreción no es vuestro fuerte. Es una pena, porque necesito operativos buenos en Puertoeste para encontrar a los asesinos de Alice Saddler. Probablemente agentes del dominio que querían causar la crisis. Es una pena, teníamos preparada una integración lenta pero pacifica de Puertoeste en los Reinos del Sur.

Los años y las arrugas del viejo luchador aparentan ser más profundas.

- En cualquier caso tengo una última misión para vosotros antes de ganaros las capas. Necesito que vayáis a la ciudad de Eon y que habléis con Garra Plateada, Reina de Eon'Voltuh.(*)

-  Su comercio más importante es la exportación de las perlas, que obtienen del océano y de los pantanos de sus costa. Estas perlas tienen mucho más valor que el de simple joyas: suelen ser mágicas.

- Últimamente han desaparecido varios envíos, y tiene razones para sospechar que los ladrones las están vendiendo a un mago para hacer algún tipo de ritual oscuro. Necesito que investiguéis y si es posible devolváis las perlas a la reina.

Frank estaba totalmente satisfecho con su trabajo, así que Norm sonrió de oreja a oreja. ¡Habían salvado la vida a miles de personas! Estaban a punto de entrar en los Exploradores Grises. 

—¿Alice Saddler? ¡Esa mujer mandó a doce asesinos eldakar arqueros a matarnos. Cosieron a Flechas a todos mis amigos, Yabitz y Abbot casi no lo cuentan! ¿La han matado? —Norm miró a su jefe extrañado de todo lo que había pasado— ¡Le está bien empleado! De todas formas este lugar sería como una pústula infecta en los Reinos del Sur, en breve todo sería pasto de sus familias corruptas y letradas. ¿Por qué querría encontrar a sus asesinos?

¿La discrección no era nuestro fuerte, si habíamos matado a... y nadie lo sabía?

Flogdegnurt estaba a punto de confesar que habían sido ellos los que habían matado a Saddler, por haberles intentado matar a ellos primero cuando Norm decidió encubrir el tema. Al ver el comportamiento de su compañero, decidió seguirle la corriente y no decir nada. Cosas de humanos, suponía.

-Zea quien zea el que la haya matado, ze merece una medalla. Puedo zer muy dizcreto zi la zituación lo merece, pero no colaboraré en buzcar al azezino para que sea caztigado por hacerle un favor a la ciudad y a los exploradorez grizez...pero con guzto aceptaré la mizión que noz encomienzaz. Encontraremoz a ezoz ladronez.