Partida Rol por web

Esta ensimismado observando algo en el suelo del caminito, ajeno a las acciones del resto, que se han adelantado. Se rasca la cabeza, intentando pensar de que le suena, aunque parece no dar resultado.

-Este simbolo, se que lo conozco y no se de que ahora mismo.

La rubia dice algo, que le devuelve a la realidad, reuniendose con el grupo.

-Pues si vamos a repartir, empecemos pronto.

Chasqueandose los nudillos, y sonriendo.

- Ya nos contarás cuando te acuerdes. - susurro a Andrey. Debemos darnos prisa. El equipo Alpha ya hace tiempo que entró en las instalaciones.

Me alegra volver a ver al Andrey que conocí antaño. Es un gran avance y sin duda un gran apoyo en estos momentos, sobre todo con Ivy y sus pocas ganas de trabajar en equipo.

Tras estas palabras empiezo a avanzar hacia la caseta.

Ivy arrugó la nariz de nuevo. Siempre haciendo caso, siempre obedeciendo. Había pasado de dirigir su vida y de marcarse ella misma las pautas a cumplir órdenes de una simple desconocida que jamás le había caído bien, pese a que se había esforzado a lo contrario.

Suspiró y resopló y, en su interior, quiso pegar una pataleta, enfurruñarse, cruzarse de brazos y negar con la cabeza para salirse con la suya y querer ganarse un poco de respeto… aunque, precisamente, ese no era el mejor camino. Pero, en ese momento, Ivy no pensaba en ello. Sólo pensaba en que estaba harta de que la pisaran, de sentirse, sin saber muy bien por qué, en un felpudo, y de tener que aguantar a una persona que se las daba de diva sus órdenes sin poder rechistar.

Ivy no estaba hecha para recibir órdenes, y mucho menos para acatarlas, por lo que, hacer lo que llevaba haciendo las últimas horas le estaba costando tosa la paciencia del mundo y no sabía si podría resistirlo más.

Sin embargo, sacudió la cabeza y se quitó las ideas de la mente. No era el mejor momento para ellas, no era el mejor momento para ponerse en plan egoísta y darle vueltas continuamente al mismo tema. Debía crecer, madurar y tomar las decisiones correctas a partir de ese momento. Si no quería recibir más órdenes, si quería ser ella misma la que tomara sus propias decisiones con respecto a las misiones, era muy fácil.

Lárgate, le dijo una pretenciosa vocecita en su cabeza. Vete de ahí y deja de dar por culo, niñata.

Resopló de indignación y puso los ojos en blanco para sí misma, harta de la dicotomía que vivía en su interior y de la particular batalla que estaba viviendo.

Miró a Shara y se mordió los labios. Era el mejor momento para querer cambiar y comenzar a ser una buena chica y a ser obediente. Pero, no estaba segura de si era eso lo que realmente quería.

Joder, qué asco de vida, se dijo para sí misma, mientras se escondía entre follaje de la selva y miraba a aquella caseta con el entrecejo fruncido y los labios en una ligera sonrisa, pese a todo.

-Podría encargarme de ellos- murmuró para sí misma sin la intención de que la escucharan los demás y pensando en la capacidad que tenía para que los demás hicieran lo que ella quisiera-. Pero, no sé si saldrá bien- dudó, arrugando aún más la nariz.

Las dos chicas, comienzan a caminar hasta llegar sigilosamente hasta la pared trasera de donde se encuentran los guardias, ahora solo falta rodear la casa y atacar... ¿lograran hacerlo con exito...?, mientras en el otro lugar, se encuentran los dos hombres del grupo junto con el narco, agazapados esperando una señal...

Al llegar a la parte trasera de la casa hago una indicación a Ivy para que vaya por el lado derecho de la casa mientras que yo voy por el izquierdo.

- Ten cuidado. - susurro. Y hazlo rápido y en silencio. - añado con un guiño de ojo.

Dicho esto me pongo en movimiento.

Consigo avanzar cautelosamente y sin hacer ruido hasta el borde la pared donde supuestamente se encuentran los guardias llevando cuidado de posibles ventanas en la pared y trampas en el suelo.

Al llegar al borde echo un rápido vistazo para observar la situación de los objetivos.

- Ivy, a la de tres saltamos sobre ellos y los noqueamos. - susurro por el comunicador mientras desenfundo la Pistola para usarla a modo de cachiporra. Una, dos y tres.

En cuanto pronuncio el tres salto hacia el Guardia más cercano a mi propinándole un buen Golpe en la cabeza con la culata de la pistola.

One observaba las evoluciones de sus compañeras desde la distancia mientras jugueteaba con el rifle de energia. A su lado, Juan Valdez parecia comportarse comi dios manda. 

Quien sabe? Quizas diga la verdad y no es mas que otra victima

Frunció los labios y miró por el rabillo del ojo a Shara en cuanto volvió a dar órdenes. ¿Es que no podía esperar a que saliera por propia iniciativa de Ivy, sino que tenía que ponerse el papel de líder y no quitárselo nunca? Tal situación la agobiaba y, pese a que se había comprometido a no saltar ni a revelarse ni a ser una desertora, cada vez, el sentimiento del orgullo aparecía con más fuerza, a su pesar.

Tragó saliva con dificultad y contempló la situación, mientras sentía cómo las piernas se le agarrotaban por la posición. Estiró las piernas y respiró tratando de controlar el ritmo de su corazón.

Estaba nerviosa, por todo lo que estaba pasando en ese momento, por la batalla que podría sucederse de un momento a otro, y por la lucha interna particular que ella misma vivía en su interior. No estaba preparada para ponerse a las órdenes de alguien, y mucho menos a las órdenes de Shara, quien no había recibido tal cargo porque realmente se lo mereciera, sino por pura suerte. O, al menos, eso pensaba el lado anarquista de Ivy.

La miró de forma fija en cuanto volvió a dar las órdenes. ¿Y si ella no quería? ¿Y si prefería quedarse quieta, usando mejor que la fuerza física y una simple pelea, los poderes de los que gozaban? Pensó en que, quizá, podría controlar a aquellos tipos con tal solo desearlo, con tan solo pensarlo durante una fracción de segundo, pero, cuando quiso darse cuenta y compartir tal pensamiento con ella, Shara ya estaba actuando.

-Joder- masculló, enfadada, arrugando la nariz, y notando cómo su lado anarquista y revolucionario se frotaba las manos en vistas a una posible victoria: los días de Ivy al mando de aquella chica estaban contados.

La mutante imitó a Shara y trató de hacer lo mismo que ella deseando que el tipo no se hubiera dado cuenta aún de todo lo que estaba pasando. Apretó los dientes con fuerza y deseó para sus adentros que el lado revolucionario de su interior terminara desapareciendo, pues estaba realmente quemada y cansada de tener que ser el perrito faldero de alguien.

Como si lo tuviesen ensayado desde hace tiempo, casi de una práctica diaria, con un movimiento sutil y felino, al mismo tiempo, las dos chicas se abalanzan sobre los dos guardias sí que estos se percataran del asunto, justo hasta el preciso momento que sintieron el impacto en la cabeza y su vista se nublo hasta volverse negro... ambas agarran a sus víctimas antes de que estos alcanzaran el suelo inconscientes, para apoyarlos sigilosamente contra la pared y dejarlos allí sentados por el momento, hasta que dieran un nuevo paso y tomaran nuevas decisiones...

Asiento con una sonrisa mientras levanto el pulgar de mi mano derecha indicando mi satisfacción por su ejecución del trabajo.

- Ivy, ¿crees que podrías encargarte con tus poderes del Guardia de dentro y de los Técnicos a la vez para que no den la señal de alarma? - pregunto a mi compañera de incursión.

Aguantaba la respiración mientras se encargaba de aquel tipo. No las tenía todas consigo y ni mucho menos creía que le iba a salir bien la treta y que conseguiría deshacerse de aquel tipo con un ligero golpe y con la agilidad y la discreción de un gato callejero.

Respiraba entrecortadamente y creía que el corazón se le saldría por el pecho. Hacía mucho tiempo que no sentía la tensión en sus músculos, la sangre golpeando sus venas y el corazón que se le quería salir de la boca. Estaba totalmente alerta, escuchaba con atención todo lo que le rodeaba y giraba la cabeza en cuanto veía una ligera rama moverse.

Se mordió los labios en cuanto escuchó la petición de Shara y la miro con el ceño fruncido a punto de decirle que no esperaba cumplir ninguna orden más, que estaba harta de tener que agachar la cabeza y hacer lo que le decían. Pero, sin embargo, a regañadientes, asintió y miró hacia el interior.

Asco de vida, volvió a pensar, amargada y pensando que podría estar aprovechando su tiempo mejor ensayando en el espejo del baño del restaurante la siguiente canción que tratar de convencer a un tío de que ese no es el mejor lugar para estar.

Suspiró de forma larga y se hizo a la idea de lo que tenía que hacer a continuación.

Una parte de ella quería esforzarse en esa campaña de forma extraordinaria, ganar, quería demostrar que podía hacer todo lo que le pedían y más; pero su parte de pequeña anarquista, revolucionaria, quería irse de allí y demostrar que no estaba a las órdenes de nadie, que no quería que la trataran como a un trapo ni nada de eso. Miró a Shara por el rabillo del ojo y se adentró en aquella caseta sin una idea clara de lo que iba a hacer a continuación.