Partida Rol por web

Soy el Sheriff hamilton, abran la puerta-Dijo con tono autoritario. - Hemos venido para ayudarles- Dijo con tono tranquilizador

Las voces y los gritos siguen siendo contantes, y bastante molestos, pero de alguna forma la voz del sheriff consigue imponerse lo suficiente como para que al menos una de las puertas se abra. Hay un cartelito escrito a mano en la puerta en el que se puede leer "Amos Foster". De a puerta sale una cara pálida de un señor mayor que señala con el dedo hacía la otra puerta donde hay un cartel en el que pone "Brenton  Quadling".
Hay una tercera puerta pero tiene unas letras de esas de ferretería muy grandes en las que se puede leer "WC".

¡Agentes! Algo ha pasado en esa habitación, ¡Algo horrible! ¡Hemos oído los gritos! ¡HAN MATADO A ALGUIEN!
¿Podemos salir? Agentes, ¡Aquí hay mujeres!

El agente Schnautz con cara de pocos amigos se asoma a la habitación que han abierto para controlar que efectivamente esté todo en orden. Quizá dejarlos salir no sea una buena idea, dentro de una habitación pueden tenerlos controlados.

¿Qué opina Sheriff?

El gesto precipitado del agente Schnautz provoca que el señor cierre rápidamente la puerta sin darle la oportunidad a inspeccionar la habitación abierta.

Mientras tanto en la otra sala se oyen ruidos, os parece que están empujando algo por el suelo. Algo pesado...

Sheriff Hamilton, llame a sus hombres, tenemos que derribar esa puerta. El resto de feligreses estará bien mientras se mantengan escondidos detrás de la otra. 

El pecho de Schnautz sube y baja rápido, la adrenalina recorre su cuerpo y está preparado para saltar a la mínima. 

El sheriff de Atwood Acres se mantiene callado y observa al agente Schnautz fijamente antes de hablar.

- Muchacho, creo que es más importante ahora mismo abrir esa otra puerta - dice señalando la puerta donde pone "Brenton  Quadling". Mi ayudante se puede encargar de revisar esa otra habitación y sacar a los supervivientes - y señala la puerta donde pone "Amos Foster".

Coincido con usted, por eso he dicho esa ya que los feligreses están detrás de la otra.

Siempre hay tiempo para tirar la puerta, pero a veces si le das a la gente una oportunidad, puedes arreglar las cosas hablando.

Se dirigió a la puerta  y dijo- Soy el Sheriff Hamilton, hemos venido alertados por los ruidos. Por favor abran la puerta, hemos venido a ayudarles 

¡Abran o tendremos que tirar la puerta abajo!

Gruñe el detective

El sheriff de Atwood Acres os oye hablar pero el ruido aquí dentro es intenso ya que se oyen voces en las dos habitaciones, ruidos de cosas moviéndose y todos habláis a la vez aquí así que finalmente cuando vuestros intentos no han sido fructíferos se acerca a la puerta. Se queda observando el nombre allí escrito y tras unos instantes de silencio eleva la voz.

¿HARRY? ¿HELEN? SOY FORREST, EL SHERIFF. ¡ABRIR LA PUERTA!

La voz conocida del sheriff parece servir para calmar los ańimos y la puerta se abre mostrando a un hombre obeso que gime de miedo que lanza una mirada aterrorizada al exterior de la habitación. Después de observar en silencio la sala, mientras se oyen susurros y llantos desde el fondo de la habitación accede a abrir la puerta y dejaros pasar.

Os llama la atención el estado de la habitación con todas las cosas por el suelo como si nada estuviera en su lugar correcto. El ataúd está volcado boca abajo en el suelo y no se puede ver su contenido. Podéis contar siete personas aquí dentro, cinco de ellas están acurrucadas al fondo de la habitación mirándoos con ojos de verdadero terror, otra es la persona que os ha abierto la puerta y en el suelo esta el cuerpo sin vida del agente crawford. Su cuerpo esta al lado de una pared con el cuello doblado en una postura no natural y con el cráneo deformado por los golpes. Su pistola está en el suelo a su lado y en la estancia huele intensamente a pólvora.

El hombre gordo es quien os habla precipitadamente.

¡Brenton! ¡BRENTON SE LEVANTÓ! ¡ESTABA MUERTO Y SE LEVANTÓ! ¡Como atontado! Quisimos sujetarle pero nos atacó. ¡Crawford le disparó, pero falló y Brenton lo lanzó contra la pared y le golpeó hasta matarlo! ¡COMO UNA BESTIA! ¡Y luego salió a matar a más gente, tropezando, como loco! ¡ESTABA MUERTO! ¡SE HA VUELTO LOCO! - intenta explicarse el hombre.

Conduces por una carretera que conoces así que con la sirena puesta consigues evitar el poco tráfico que te encuentras y llegar a Atwood Acres en un tiempo récord. Sabes que el camposanto esta a las afueras del pueblo así que allí te diriges mientras observas a gente correr asustada que se aleja del lugar.

Finalmente las viviendas desaparecen dando paso a la carretera que sale del pueblo y junto a ella un desvío que conduce hacía un pequeño cementerio rodeado de una vieja verja de metal de apenas un metro de altura. Cerca del cementerio se encuentra la iglesia que tiene sus grandes puertas cerradas y podéis escuchar claramente el sonido que hace la campana al ser usada repetidamente.

El cielo estaba encapotado pero hace un rato que han empezado a caer las primeras go­tas, pesadas y densas adelantándose a la tormenta que esta por llegar. La tranquilidad del bosque golpeado por las primeras go­tas contrasta con el intenso ruido que hay por la zona entre las campanadas y la gente asustada.

No tardas más de un minuto en alcanzar el lugar y entonces puedes ver una pequeña edificación adjunta a la iglesia donde se celebran los velatorios. Paráis el vehículo a unos 50 metros de la iglesia, junto a otros vehículos entre los que hay varios vehículos de la oficina del sheriff, y muy cerca de la carretera pues una pequeña valla de madera recorre el lugar impidiendo acercarse más con los autos.

Al salir del vehículo el sonido de la lluvia, el bosque y de la gente te llega de golpe como si hubierais estado a salvo y a buen recaudo dentro del vehículo pero ahora se hubiera desatado el infierno sobre la tierra. Algo que viendo a la gente que tenéis delante y sus reacciones no dejas de lado por ahora.
Puedes ver como la gente huye despavorida en cualquier dirección pero volviéndose a mirar hacía atrás para comprobar si los siguen mientras gritos de horror por doquier y las dichosas campanadas se convierten en un molesto ruido que penetra en tus oídos..

La lluvia comienza a mojarte poco a poco.

Con el corazón palpitando, Carla no puede evitar recordar las palabras que le Sheriff Hamilton le dijo una vez :

"La mayoría de los polis novatos cometen fallos, procura que cuando los cometas no pongan en peligro a nadie."

Contó mentalmente hasta 10, respiró profundamente y Carla empezó a actuar decididamente. Chequeó su arma reglamentaria, cargador ok, seguro quitado, hebilla de la pistolera abierta y mano en la empuñadura preparada para desenfundar. Porra en el cinto y linterna en la otra mano para iluminar sus pasos a través de la densa y húmeda noche. Antes de salir del coche dejaría las luces de emergencia del mismo encendidas para utilizarlas de referencia si perdía la orientación. Sin más dilación accionó la radio :

" Cambio. A todas las unidades, aquí la ayudante del Sheriff Carla Rinaldi, he acudido a la llamada de emergencia del Sheriff de Atwood Acres, me dispongo a entrar en la Iglesia, solicito refuerzos. "

- Hoy va a ser una larga noche .- Suspiro

Y salió del coche, linterna en mano y preparada para desenfundar, dirigiéndose hacia la Iglesia desde donde parecía que venía todo el alboroto.

Cálmese y cuéntenos qué ha pasado de nuevo. Está diciendo cosas sin sentido. ¿Quién ha matado al agente Crawford? Están seguros que quien se levantó del ataud era el muerto? Puede que algún terrorista os haya dado el cambiazo por alguna extraña razón. 

Lo que decía este hombre no tenía ningún sentido, si bien es cierto que poco de lo que había sucedido en las últimas horas lo tenía.

Cogiendo su propia radio. Agente Rinaldi, tenga cuidado, un supuesto difunto ha salido del ataúd, se ha vuelto loco y está matando gente por ahí. Nosotros nos encontramos en el tanatorio, los supervivientes están más o menos bien y se quedarán aquí refugiados, tenga cuidado ahí afuera. Nosotros salimos en breve, nos dirigimos a la iglesia para cubrirla. 

Espere a nuestra llegada. 

Todo lo que os ha contado el tipo este os suena a película mala de terror. Esas que van a ver los jóvenes al cine y luego emiten por la televisión de noche cuando la gente se va a dormir. Y encima los testigos están tan alterados que no te puedes fiar de su testimonio.

Estáis empezando a pasarle el marrón al sheriff de Atwood Acres para salir fuera del tanatorio cuando algo llama vuestra atención. En el suelo, cerca del ataúd pero a medio camino hacía la puerta hay un marco con el cristal roto donde hay una foto del difunto.

Lo que veís hace que un escalofrío os recorra durante un momento la espina dorsal. La imagen llama vuestra atención intensamente, os miráis el uno al otro como si no fuera posible lo que estáis viendo ahora mismo. En la imagen se puede ver la bondadosa cara de un hombre con la inscripción: "Brenton Quadling, te recordamos".
Reconocéis las facciones de ese rostro pues acabáis de ver a ese mismo hombre fuera del velatorio y de los jardines de la iglesia. Se encontraba vomitando incontrolablemente en lo que creísteis que era una reacción emocional a la situación.