Partida Rol por web

Le gustaría haberse visto la cara en un espejo cuando se topó con los dos hombres de bata blanca. Su vestimenta le indicaba cual era su lugar de trabajo, y eso era un problema. Tenía que alejarlos de allí. No sabía cómo, pero tenía que hacerlo. Por el momento no tenía que preocuparse por Noemí. Pero en el sótano estaba el resto de la pandi y lo iban a pasar mal si los pillaban sin permiso en ese laboratorio.

—Mmmm... Soy Pepe Walren, y estoy esperando a la policía de guardia. Un amigo ha desaparecido y fue a comprobar si se encontraba aquí. Pero está tardando mucho, tal vez tenga problema con esos zombis y necesite de su ayuda. Se fue por allí, por allí...— indicó con el dedo en sentido contrario a la escalera del sótano intentando por todos los medios ser convincente.— ¿Escuchan? Algo sucede ahí dentro, deben ir, yo iría, pero soy un civil, y no creo que me lo permitan.— Realmente Pepe escuchaba algo, pero eran sus compañeros, no podía creer que no tuvieran la precaución de hacer el menor ruido posible.

Esperó unos segundos, para ver si su poder de convicción había hecho efecto, solo necesitaba un par de minutos para avisar al resto  que estaban en problemas y que tenían que salir rápidamene de allí.

Noemí hizo bajar al chofer de camión alejándolo lo suficiente para que no viera lo que sucedía cuando P ablo se quitó los grilletes con una solvencia que Noemí envidiaría. Al quitarse las cadenas liberó a los tres zombís que había tras él, que también bajaron del camión.

El ayudante del camionero detectó que algo raro sucedía y se dirigió hacia la puerta trasera del vehículo a verificar qué sucedía.

Mientras tanto la polizombi miraba todo confundida con la reja a medio abrir.

El señor fue hacia la puerta señalada por Pepe y la abrió. Era una oficina vacía. En ese momento de distracción llegó Florencio.

—Ah, aquí está tu amigo. Menos mal. Por un segundo pensé que sería el humano ese que embarcaron mezclado entre los zombis que iban para la cueva del vampiro. No entiendo por qué envían zombis para allí en lugar de darnos más a nosotros que les daríamos más utilidad. Digo quizá... algún día... podríamos hallar alguna cura... para algo. En cualquier caso, no deberían andar civiles pululando por aquí. No es un lugar adecuado. ¿Tienen familia, o alguien que los espere allí afuera? Si no podríamos hacerles una visita a nuestro laboratorio.

Jennifer se quedó sola con la niña zombi y lo demás trozos de zombi desparramados por allí, que al juntarlos formarían quizá más de veinte cuerpos, aunque sin cabezas suficientes.

—Charly. Carlos Fernandes... o Fernández—se presentó la cabeza que hablaba en un acento extraño; el tener el cuello cortado probablemente influyera en la pronunciación.—Si soy un zombi. Esos doctores me fueron cortando pedazo a pedazo. Creo que intentaban ver cuánto podían cortarme antes de morirme. Y me habían matado, creo. Una vez me morí. Me golpeó un tren. Y me revivió la bruja de la cueva del vampiro. Pero ella no está aquí.—Movió los globos oculares de un lado a otro, intentando abarcar la habitación. Anita llevó sus manos a la espalda y volvió a esconder en su manga lo que había sacado antes.

—Hay, que me pasa?—Los ojos de Charly hicieron un par de pestañeos lentos.— Creo que me estoy quedando dormido.

Al salir de allí, se dio de bruces con aquel tipo que hablaba de cosas muy extrañas.

- ¡Hola! Si estoy con el. Pero dígame, ¿qué es eso de la cueva del vampiro? Ya que ese humano que iba con los zombis es amigo nuestro. Es un tipo normal y corriente y nos gustaría poder ayudarle. Si es posible y aun estamos a tiempo.- Zombis, vampiros, pero qué es lo que estaba pasando en Madrid. 

Primera parte del plan cumplida. ¿Qué plan? Ahora tocaba pirarse en el camión. Pero Pablete y los zombis ya se estaban apeando del vehículo. Y los compis no aparecían.

Pues oye, mala suerte.

Pillo de un brazo a Pablete, le guiño un ojo, que me siga el rollo. Bueno, y le echo un vistazo buscando mordidas.

-Este es el cabrón activista. Me lo llevo-aprieto bien fuerte el brazo- Ni hables, capullo prozombi. Te vamos a meter un puro que se te va a caer el pelo. 

Voy tirando de él hacia la verja. Mis ojos señalando e indicando a la polizombi que entretenga al conductor y ayudante. 

-Tienen que esperar a otro cargamento, ya salen -le digo al conductor. -órdenes de última hora, lo siento, hoy es un día caótico. A este me lo llevo a la Comisaría Central, para interrogatorio, yamentendéis.  

Vamos, Pablete, mueve el culo, y nos vamos largando por la verja abierta. Si el resto espabila lo mismo pueden agenciarse el camión.

Que, un tren, te mato tartamudeaba Jenny preguntando mientras lentamente muy lentamente daba pequeños pasos hacia la puerta horrorizada  te revivio, que bruja, una cueva donde siguió preguntando en una inconexa conversación mientras seguía retrocediendo hasta el dintel de la puerta de aquella sala de los horrores, y es que la pobre Jenifer ya no aguantaba mas aquella dantesca escena.

Cueva del vampiro, al escuchar esas palabras sonrió y recordó una noche apasionante, pero no era momento de perderse en remembranzas— si, venimos con un grupo, pero !!están buscando el baño, no creo que tarden¡¡—dijo alzando la voz para que Jenni y la pequeña supieran que había más personas en el piso superior.

—Por lo que nos están diciendo han visto a nuestro amigo. Mmmm ¿y dicen que se lo llevan?. ¡pero si no ha hecho nada!!Será mejor salir¡¡ a ver si lo vemos—volvió a levantar la voz. Sabía que Noemí estaba fuera, y que la polizombi había dicho que salía un autobús en poco tiempo y el doctor confirmó todo aquello. En ese momento el exterior le parecía el lugar más seguro, aunque aquellos dos señores no parecían del todo peligrosos.

—¡Jenni! ¡Anita!! ¡¡Es hora de irse!!

Noe!—casi se me escapa. Pero me mordí la lengua justo a tiempo. Sabía que tarde o temprano me iban a salvar. Dejó que mi compañera me arrastre afuera, siempre preparado a recibir otro bastonazo, pero esperando que no suceda.

—La bruja... Frente a Atocha... Una negra... El tren... Un V...

Y los ojos volvieron a cerrarse y ya no se abrieron.

—Pobre Charly. No puede vivir mucho sin un cuerpo. Creo que va a ser mejor que lo dejemos descansar así. ¿Quién habrá sido el joputa que lo cortó en pedazos?

La niña iba enjugandose las lágrimas mientras subía las escaleras con Jennifer para encontrarse con Florencio, Pepe y los dos doctores. Por cómo habla cualquiera podría tomarla como a una adulta.

—La bruja esa de la cueva ha de ser de esas brujas que controlan zombis de las que me habló mamá. Por suerte a mí y a mi hermano no nos domina ninguna bruja.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacían allí abajo? ¿Cómo que hablaron con Charly, si estaba muerto? ¿Y qué es eso de las brujas?...—El doctor evalúo la situación durante dos segundos, y luego, cogiendo a la niña de un breazo—Debo hablar con esta zombi, esa información puede impulsar nuestras investigaciones diez años hacia adelante

El monólogo se interrumpió por un griterío proveniente del patio.

En el patio los pocos zombis que habían bajado comenzaron una caos descomunal volteando unos barriles y saltando sobre un auto que empezó a sonar la alarma. Los zombis que quedaban sobre el camión sataban haciendo que esté de bambolee. El ayudante del camión intentaba infructuosamente contener la situación mientras el chofer buscaba la orden de traslado perdida.

Esa confusión fue aprovechada por Noe y Pablo para salir caminando, la poli-zombi arrimó la reja luego de que ellos pasaron

—¿Cómo? ¿Uno sólo? ¿Dejarás al resto?

Solo uno, solo uno, ¿en serio, te parece poco? A ver, estamos locos o qué. Que ya hice dos buenas obras samaritanas hoy, con Anita y Pablete ¡No!, tres, si contamos las birras en el bareto. 

Mira pasma-zombi, que espabilen, yo no soy superwoman ni la madre Teresa-pensé. Sonaba brusco. Pero real.

Enfoqué, con falsa mirada ofendida, sus ojos mortecinos y sus paliduchos y prominentes pómulos.

- Tú deja la verja entreabierta, agente García. Controla al chófer y su colega, que ahora vienen refuerzos. No desesperes. Ten coraje y fe. -respondo con seguridad y firmeza.

Voy tirando de Pablete y alejándonos. 

-Vamos, vamos, no te veo en forma. En cuanto giremos en la esquina salimos corriendo -cuchicheo. 

Allí estaban pasando muchas cosas. Y Floren no terminaba de entender nada. Al parecer, de alguna forma, habían logrado detener el camión en el que trasladaban a Pablo, y le habían sacado. Y aquella historia de una cueva con un vampiro, o con una bruja que controlaba a los zombis.

-No entiendo nada, hay una cueva y en ella algo o alguien que al parecer tiene el poder de controlar a algunos zombis.- Pero a la vista del lugar en el que estaban y de lo que allí les podría pasar, estaba claro que tenían que salir de allí cuanto antes.

-¡Vámonos! Ahora que ya estamos todos, salgamos fuera y dejemos de molestar a estos señores.- La idea era salir de allí, aprovechando el caos, antes de que terminasen encerrados.

Jennifer se giro sobre sus talones para irse, ya no aguntaba mas aquella cabeza que hablaba que decia cosas que no era capaz de asimilar en medio de aquel horror. Cuando se encontro con aquel hombre su sopresa fue aun mayor, y spor primera vez en muchos años Jennifer se quedo sin respuesta , en medio de aquella carniceria no era capaz de mentir, asi que pego un ligero empujo a aquel hombre que retenia a aquella niña zombie y la grito ¡Corre!, mientras trataba salir a grandes zancadas hacia las escaleras buscando huir lo antes posoble de aquel edificio.

Aire libre. Sol. Ya creía que estaba destinado a vivir a la sombra y rodeado de zombis. Pero Noemí llegó a liberarme como caballero andante rescatando a su princesa. Si hasta daban ganas de darle un beso como más de una vez soñé en mis sueños de adolescente. Y si no fuera casado quizá lo hubiera hecho. O quizá no, que el coraje me faltaba con frecuencia.

Cuando ella me indicó corrí como me dijo.

Al final fueron los mismos zombis los que ayudaron en mi salida. No sabía que tenías una amiga zombi. Yo me hice amigo de uno que fue el que me consiguió la herramienta para abrir el candado.

Aprovechó que Jenni empujaba al hombre de la bata blanca para sacar su pistola táser y apuntar sobre él— deje a la pequeña, sólo quiere encontrar a su mamá. Hazle caso a Jenni, Anita, corre y sal a la calle, busca un autobús puede que veas a tu familia allí.

El sonido del tumulto se colaba en el interior del edificio y le impedía escuchar a su compañero con claridad, le pareció escuchar algo sobre controlar zombis. —¡Floren! ¿qué mierda es esa dee controlar a los zombis?—algo había pasado en el sótano y necesitaba información.

—¡Muy bien salgamos!—hizo un gesto con la cabeza a Florencio para que pasara delante de él.