Partida Rol por web

El zombi/policía comenzó a arrastrarme del hombro.

—Puto zombi que te crees policía, sueltame.— Y le arrojé un puetazo a la cabeza.

—Ey! Este me está llevando y el zombi es él.—Grite a viva voz.

​​

Estaba en la mierda. Las palabras de Noemí rebotaban dentro de su cerebro. “Malo. Malo.” Estaba rodeado por dos chicas guapas, y sin ningún compañero que pudiera echarle un capote para no cagarla otra vez.

—Pero, ¿qué he dicho? — La pregunta que lanzó al aire era retorica, pero miró fijamente a Jennife. Quería ver en su expresión un poco de apoyo.

—Malos los zombis, que la están liando, o ese policía que tiene retenido al pobre Pablo Nicolás, ¡¡ostras !! pero si es, es....¿Qué está pasando?

—Será mejor ir a ayu… —no pudo decir ni una palabra más, vio correr como alma que lleva al diablo a la chica que segundo antes parecía estar muy afectada por su triste comentario. La siguió “no,nononono, no, no en el agua no.”

La situación se estaba complicando, esa fue la única razón por la que se metió en la fuente, y echó a perder un bonito par de zapatos de piel que había adquirido en una subasta de objetos de una casa encantada de Madrid.

No tenía ni que decir que no entendía nada cuando escucho gritar de nuevo a Noemí . "¿Al bareto? Claro... por supuesto. Siempre lo había pensado, pero desde ese momento era oficial, no entendía a las mujeres."

—¡¡Pableteeee!! ¡¡no te entretengas!!, es un zombi, dale un zasca y ¡¡veeeen!!

Le sorprendio que aquella chica, la responsable de haber montado aquel lío, apareciese de pronto y le ofreciese un gajo de limón. Pero masticarlo, le ayudo a mejorar, dejo de toser y pudo recomponerse un poco.

-¡Muchas gracias! Se ve que sabes de estas cosas, seguro que has estado en más de una manifa. Pero al menos, podrías haber esperado a que terminase el partido. No creo que ahora sea un buen momento para hablar, perfiero salir de aquí antes de que nos detengan, o nos den unos porrazos o las dos cosas.- Y encontrándose algo mejor, miro a ver por donde andaban el resto. Y no sin cierto trabajo, gracias a Noemi con el brazo levantado, les vio en una esquina, a punto de abandonar el lugar.

-Me voy con mis amigos, pero si quieres puedes venir con nosotros, y cuando haya tiempo, podrías explicarnos que es eso por lo que estas luchando.- Tras lo que echo a correr hacia donde estaban el resto, esperando poder salir de aquella batalla campal. 

Aquí chicos aquí grito haciendo gestos con las dos manos para que la viesen el resto del grupo entre la marabunta de gente y zombies. Ella había tenido suerte pero aquel pobre chico estába retenido. Venga joder vamos dentro antes de que se llene les gritó para que se dieran prisa mientras miraba angustiada la pelea con aquél policía zombie Sueltale joder no ha hecho nada grito a aquella cosa.

—Lo siento, debo seguir. Pero después hablamos.

Salió corriendo a ayudar a otras personas, o zombis, vaya uno a saber. Al saludar, te dejó una tarjeta en la mano

Derechos Zombi

Calle de San Bernardo, 81

Tel. 4621-234-127-903

Se reunieron en la puerta del bar, a un cuadra de la plaza. Estaban todos bien, salvo que un poco agitados, y alguno con los pies mojados, nada grave. Florencio llegó chupando un trozo de limón.

—Disculpe, señor.—Una niña salió de detrás de un bote de basura y jaló del pantalón de Florencio para llamar la atención.—Se están llevando a mi hermano y no encuentro a mi mamá, ¿podría ayudarme?

La niña señalaba hacia la plaza, ya bastante vacía. En un camión de la policía estaban entrando un montón de zombis de las pintas más variadas. Y entre tanto muerto viviente destacaba la figura de Pablo.

Floren se quedo un instante mirando aquella tarjeta, que alguien estaría luchando por los derechos Zombi, era cuando menos extraño. Y pensó, que desde que hizo aquella investigación, se había despreocupado mucho de un asunto tan grave como el de los zombis.-¡Hasta luego Violeta! Seguro que hablamos en otro momento, tengo curiosidad por lo que haces, y la verdad es que desconozco muchas cosas de los zombis.-

Y cuando estaba a punto de entrar en el bar, aquella niña, una zombi. -¿Quién es tu hermano? ¿Y tu madre?- Las preguntas le habían salido solas, la tendencia, la costumbre de ayudar a los pequeños, pero aquella era una niña zombi. Sin poder evitarlo, se aparto un poco de ella. ¿Qué les estaba pasando? Se estaban volviendo locos. Si estaban rodeados de zombis. 

Ver a Pablo, a punto de entrar en el camión de policía, le hizo volver a la realidad. Allí estaban los demás, algo tendrían que hacer, a el la verdad, es que tomar una birra y descansar un rato, era lo que más le apetecía en aquellos momentos. No quería involucrarse en los problemas de una niña zombi, no quería estar cerca de ellos, si podía evitarlo. Pero lo de Pablo era distinto, algo tendrían que hacer.

-Se llevan a Pablo, pero si vamos a por el, seguro que nos cogen al resto, como podríamos ayudarle, sin ser detenidos.- Y se apoyo, un poco contra la cercana pared del bar, tiro el gajo de limón al suelo, y se froto un poco los irritados ojos. ¿Qué podían hacer?

-No te fíes ni te acerques, Floren, a ver si te va a morder y tenemos un disgusto. -El zombie bueno es el zombie muerto.

Que mañana puedo ser una podrida y pensaré de otra manera, pero hoy es hoy.

Miro a la mocosa. Estoy por decirle lo que pienso pero, bueno, lo mismo conserva sentimientos infantiles y no quiero estropearle la infancia. Bastante tiene con lo suyo.

Parece que Jenni y yo andamos en sintonía, al menos con lo de buscar refugio en el bar. Pobre Pablete, no me la voy a jugar por un tío que apenas he tenido contacto durante quince años.

-Ya es tarde, Floren. Con tanto muerto viviente algún bocado se va a llevar. Venga, vamos dentro.

-¡Salta, Pablo, salta!¡Lucha por tu vida!- por lo menos que fuese consciente de que buena voluntad la había.

Leo el nombre del bar y abro la puerta. Observo su interior, que mujer precavida vale por dos, y ladrona espabilada por cuatro. A ver si esto está lleno de esos pellejudos. 

hostias que se lo llevan joder que se lo están llevando grito con aspavientos esperando que alguien se animase a ir a ayudarlo, mientras se situaba a distancia de aquella niña zombie que sín duda le daba cierto repelús.

—¡¡Mierda!! ¿no pensáis ayudar a Pablete? está bien —se dirigió a la niña zombi, —mira preciosa, —se aclaró la garganta después de decir aquella gran mentira, era difícil calificar a un zombi de esa manera, pero tenía que hacerlo o su compañero se convertiría en uno de ellos o en algo peor.

—Si nos ayuda con aquel policía nosotros te ayudaremos, acércate y pregúntale por tu mamá, si lo distraes un poquito, podrás reunirte con tu hermano nosotros iremos a por él.

Miró a sus compañeros, era evidente que si no habían movido un dedo, por el momento, para yudar a su compañero, no lo harían para ayudar a una niñita zombi, pero ese problema ya lo resolvería más tarde.

—¡¡Pableteee aprovecha!!

Miró en dirección al bote de basura por si había otro niño zombi en algún tipo de problema.

—Mi mamá se llama Daniela, nos dejó temprano en la plaza, a mi hermano Celedonio y a mí.—respondió la pequeña zombi a la pregunta de Javier.—Ahora a Cele lo están subiendo a camión, y mamá no volvió.

Prestó mucha atención a las instrucciones de Pepe con sus grandes ojos muy abiertos. Las ropas de la niña hedían a mugre y carne en descomposición.

Sin responder sí ni no, Anita salió directamente a buscar uno de los policías. Cuando llegó el camión ya estaba saliendo.

—Señor, señor. Perdí a mi mamá, y a mi hermano lo llevan allí. ¿A dónde lo llevan? ¿No me lo devuelven? Porfa.

—Tu mamá y tu hermano los tiene ahora la Dirección de Evaluación de Asuntos Zombis. Si no querés ir adentro con ellos mejor andate nena. Dale, dale, corré para allá antes de que llame a más policías.

El suboficial le dio la espalda a la niña y se alejó caminando hacia el centro de la plaza.

20 segundos corriendo le llevó a Anita regresar hasta Pepe e informarle lo que había averiguado. Luego siguió caminando hasta la siguiente esquina y se sentó sobre una bolsa de basura con la cabeza entre las manos.

Mientras los chicos se entretenían conversando con una zombi Noemí se acercó a la ventana del bar para evaluar la situación que había adentro. Las mesas estaban llenas, y gente parada bebiendo cerveza, en lata los más acaudalados, y los más pobres en esas bolsas plásticas que habían inventado recientemente para abaratar costos en envases. En la pizarra el precio de las cervezas estaba tachado y escrito el nuevo precio con tiza: 500 una y 700 la otra, más del doble de lo normal.

Un grito de gol los anotició de que el segundo tiempo había empezado y España estaba aventajando a Argentina.

Pepe podía tener razón, no habían hecho nada para tratar de ayudar a Pablo, pero qué podían hacer, sin que por ello acabasen ellos también en el camión de la policía.-Pepe, no veo que podamos hacer por Pablo, sin que acabemos detenidos. Pero creo que mandar a la niña zombi, tampoco ha servido para nada.- 

Luego tras observar la calle, donde aun había mucha gente y policías, decidió que lo mejor era que se apartasen de la posibilidad de ser detenidos, y luego ya tratarían de que liberasen a Pablo. -Podríamos entrar al bar, hasta que se calme la policía, aquí aun estamos expuestos a que se acerquen y nos metan en un camión. Entremos y ya trataremos, cuando las cosas estén más tranquilas, de ayudar a Pablo.-

Floren estaba muy mosqueado con la enorme cantidad de zombis que estaba viendo últimamente, si hasta algunos de los policías parecían zombis. ¿Cómo no se había dado cuenta antes de algo así? Si los zombis estaban en la policía, ¿hasta donde habrían llegado en la Administración?

Mi perplejidad se reflejó en mi cara al escuchar lo que decía Jenni y las sugerencias de Pablo con la pequezombie. El camión se largaba y nosotros que tiramos para el interior el bareto.

-Eso, Floren, vamos. Podéis ver terminar el partido. ¡Mira! Otro gol de la Roja. ¡España, España, España, tralará! -me uní a los cánticos, así pasamos desapercibidos y que no nos miren como raritos, aunque no creo que nadie nos mire , con lo entretenidos que están en la pantalla.

-Vaya precios abusivos, que aprovechados con el partido. Ladrones... -murmuré. Luego llaman a otros ladrones, cuando los más gordos están a plena vista y en sillones de piel.-Va, pedid algo, y qué, qué es de vuestra vida en estos años. 

Alzo la mano que me vea el camarero -venga, cervezas para todos, en lata o caña, ¿tienes de barril? 

Con todo esa atención en el partido lo mismo me puedo agenciar unas cuantas carteras.

No estaba para nada orgulloso de cómo había terminado su plan, el tonto de Pablete no había sido capaz de salir del furgón. Suspiró ruidosamente y se acercó de nuevo a la pequeña, mientras que sacaba una pequeña libreta de uno de sus bolsillos.

—Muy bien, Daniela Zombi y Celedonio Zombi, mmm... Dirección de Evaluación de Asuntos Zombis —dijo mientras apuntaba los nombres.

—Mira, mi mamá siempre me decía que si me perdía en alguna ocasión, tenía que permanecer en el lugar donde nos habíamos separado y que ella llegaría lo antes posible a buscarme. Así que te vas a quedar aquí, sé con toda seguridad que no te va a pasar nada. —“o por lo menos nada peor de lo que ya te ha pasado.” —Mientras, buscaré información y me aseguraré que os volváis a encontrar.

No sabía si iba a poder realizar todo lo que estaba diciendo, pero lo intentaría. Sonríó y entró en el bar detrás de sus compañeros. Miró a las pantallas, pero un pensamiento le molestaba sobremanera, se acercó a Florencio, —¿no te parece extraño que se lleven a un humano a esa cosa de Evaluación de Asusntos Zombies.?

Mientras Floren rumiaba su pregunta se dedicó a mirar a las Jenni y Noemí, no estaba muy seguro de que el local fuera un lugar seguro para ellas.

Tras celebrar el gol de la seleccion, ESPAÑAAAAAAAAAAAAAAAAA, Campeones, campeones oe oe oe , se giro hacia sus antiguos compañeros Oye chicos me sabe mal por pablo, jo hacia mucho que no le veia pero siempre fue buen tio y venia con la camiseta y todo y tras una pequeña pausa se armo de valor y sin saber muy bien porque les pregunto. ¿Alguno se anima a acercarse a preguntar que esta pasando? y mirando uno a uno a sus compañeos esperando que alguno conestase afirmativamente.

Mientras algunos planifican cómo averiguar ahí del paradero de Pablo sin perder detalle de partido, Noemí se ocupaba de recolectar el dinero necesario para pagar las birras.

Faltando menos de cinco minutos para el final r marcador central español mordió la oreja de un atacante arrancandole un trozo. Expulsión. Penal. Gol. Empate. El partido se extendería hasta la definición por penaltis.

Dos tiros convertidos por bando, el tercer tiro argentino se perdió en la tribuna y el tercero de España fe adentro. Luego una atajada agónica con el pie cuando el guardavalla estaba callendo hacia el lado contrario dejó al siguiente ejecutante español en situación de que si convertía España sería campeón por tercera vez en la historia.

Tomó carrera, tiro a media altura hacia la derecha, el arquero se arroja hacia el lado contrario y GOOOOOOOOOL. Campeones, oé.