Partida Rol por web

Se siente una voz suave, preguntando:

-Hola, ¿hay alguien ahí? Soy Natalie.

Los tacos repiquetean en el piso, el sonido se acerca y aleja. Luego un golpeteo en la pared.

-¿Knock Knock? Esto de no vernos es tanto divertido como frustrante, ¿no es cierto? ¡Todo un misterio!

Una risa divertida se cuela por el aire. Luego los pasos se detienen.

-¿Te gustan los animales?

El sonido apagado de unos pasos decididos, alguien parándose frente a la pared, luego más pasos lentos. 

-¡Hola, Natalie. Soy Morgan. ¿Qué tal? ¡Que ganas de conocerte! -es una voz algo grave, con ciertos matices andróginos, un punto profunda. Se nota amistosa.

-Natalie. Bonito nombre. Francés. Yo soy inglés. De Bristol. Hace cinco años me mudé a USA. -sigue escuchándose el sonido amortiguado de los pasos, el roce suave de ropa.-Sí, algo agobia, sobretodo cuando quieres estrechar a tu amada entre tus brazos- es atrevido pero en un tono divertido.

-Soy un poco hablador, jaja. Me enrollo fácil. Si me paso me lo dices, vale. -también se detiene.- ¿Por qué? ¿Eres un animal? Oh. Todo un desafío, Natalie. ¿Un animal salvaje? ¿Y ahora que estás, en tu forma humana o natural? Dicen que yo soy una nutria.

-Hola Morgan, lo mismo digo. Esto de no vernos hace aún más deseable el encuentro. 

La voz sube un tono, de emoción, cuando dice su procedencia: ¡Wow! Yo soy también inglesa, de Lancashire más exactamente. Mi nombre es Francés por mi padre, él nació en Toulouse. 

El dicho sobre estrechar a la amada entre los brazos provoca un hondo suspiro. 

-Ese romanticismo te da puntos extra, ¿sabías? 

Se escucha su volver a caminar. Otras risas acompañan a las palabras de él. 

-Me parece bueno que seas hablador: así la comunicación no será un problema. Yo soy abierta, no soy tímida pero a veces puedo parecerlo. 

El ruido de cosas suaves, como mullida, se acrecienta.

-Me voy a sentar en el suelo, cerca tuyo. ¿Eres una nutria? Yo creo que soy un colibrí, siempre en movimiento. Lo preguntaba por tener mascotas. ¿Te gustaría? 

-Mezcla, diversidad, mola. Me gustan los colores, no el monocromo. Mi familia siempre fue Bristol, hasta donde se. Marinos. Mi padre y yo rompimos la tradicion. -parece que se ha parado cerca de la mampara.

-Vale, me siento también, frente a frente. Sin calzado, me gusta caminar descalzo en casa. -se oye esa acción- Hablo un peu de francés. Ingleses, comunicativos, ya tengo puntos...también soy de no parar.  Inicio tremendo, mademoiselle, con estas coincidencias -ligera risa.- 

-Me gustan los animales. Pero en el mundo salvaje. Representan una responsabilidad, debes dedicarles tiempo. Y necesitan una casa grande. De peques, teníamos un conejito. -duda

-Con mis horarios poco regulares, no puedo ocuparme de una mascota. Además, pienso que nosotros acabamos siendo las mascotas de ellos -añade en plan divertido.-¿Tú tienes compañía en casa? 

-A mí también me gusta la diversidad. Sería un mundo aburrido si fuésemos todos parecidos, ¿no? Yo solo he vivido en Inglaterra, aunque un día me gustaría conocer más del mundo. 

Su voz, suave al hablar, suena cerca, lo más cerca que puede estar dada la separación. 

-Me gusta andar descalza también. Me alegro del inicio, siento que eres fácil de tratar. Eso me alivia... estaba un poco nerviosa. Creo que es natural. 

Una sonrisa se entrevee en su tonada. 

-Es cierto, pero también te hacen ver las cosas de otro modo. Son simples y amorosos. 

El silencio y un murmullo de pensar en voz alta, un mmm acompañó a la última pregunta. 

-Tengo a alguien en casa. No es un animal pero requiere mucho cuidado. 

Su tono era más tenue, sopesando las palabras. 

-Tengo un... tengo un hijo.

La voz se tornó nerviosa, un poco trémula.

-¿Cuántos años tienes, Morgan? ¿Y cómo rompiste la tradición familiar? 

-Tú también pareces cercana, abierta. Pero sí, es natural algo de nerviosismo. -se nota que sonríe- Yo, es que estoy acostumbrado a tratar con mucha gente desconocida. Me gusta hacer nuevas amistades, soy extrovertido por naturaleza. Me gusta conducir, tengo una moto, me da una gran sensación de libertad. No es que sea motero, no me van las quedadas y eso, alguna vez solo. ¿Te gustan las motos, la velocidad?

Hay un silencio de unos segundos tras tu confesión. Reflexionando sobre la información recibida.

-Un pequeño animalito, jaja. –bromea- ¿Qué edad tiene? Debes estar entretenida. ¿Cómo se llama?

Reacciona rápido al tono de tu voz- No pasa nada. Son tus circunstancias, lo más importante de tu vida, seguro. Quédate tranquila. –una pausa.

-Treinta y uno. Un beibi –risa suave- Pertenezco al mundo de las artes escénicas. Nací para eso. Teatro, publicidad, algo de modelo. Animación en fiestas o eventos. Canto un poco, bailo, soy poeta. Y no se me da mal la magia con las cartas. ¿Te gusta la magia? ¿A qué te dedicas, Natalie?

-Soy tambien abierta, sí. Me gusta comunicarme bien con los demás, eso es muy importante. Me gustan mucho las motos aunque nunca he montado en una. Sí, es raro pero no lo he hecho aun. Serías mi primera vez –aclara con un poco de diversión.

Se nota el alivio en su voz al decir lo siguiente.

-Matthew, tiene dos años –el tono es dulce, lleno de ternura –es un buen niño. Sí… lo es.

-Yo tengo 24. Soy maestra en un jardín de infantes.

La emoción retoma las riendas.

-Me gusta mucho la magia. Le hago trucos a mi bebé, usando cosas y haciéndolas desaparecer… pero es magia casera. No soy muy buena solo que él no se ha dado cuenta.

-¿Cómo eres cuando te enfadas?

-¿Maestra? Oh...Oh... me aplicaré entonces. La verdad es que yo fui un trasto de jovencito. –se vuelve a reír- Debes ser muy dulce y paciente, se necesitan ese par de cualidades, entre otras, para enseñar a los niños. 

Un silencio -Tenemos cierta diferencia de años. Pero bien, ¿no? Yo estoy super joven y en forma. -el tono es risueño. Hay un sonido de movimiento, quizá cruzaba las piernas en el suelo. - ¡Te gusta la magia! Qué genial. Te enseñaré algunos trucos con las cartas. Matthew alucinará, ya verá. Flipará con sus amiguitos. Te haré una demostración ahora -su voz es entusiasta.

-Deja que me concentre...piensa en una carta, piensa con fuerza...La tengo. ¡El as de corazones! ¿He acertado? - Se escucha su risa traviesa -Bueno, a veces soy un tonto soñador que quiere hacer sonreír a su dama. -el tono sigue siendo jovial, cercano, desenfadado. A tu siguiente pregunta sigue unos momentos de, quizás, reflexión.

-Te han hecho daño, ¿no? -se oyen golpecitos en un punto determinado de la pared- Pon la palma de tu mano aquí, y yo la mía. Te transmitiré con mis poderes mentales, una buena dosis de energía positiva. Vamos. Confía.

Unos segundos...-Me estoy concentrando...¿qué tal? A ver...Evito enfadarme. De jovencito tenía un pronto muy bestia. Ahora, procuro hablarlo. O transformo ese mosqueo en algo creativo. O bien me largo a dar una vuelta. No me van los malos rollos. ¿Y tú, como llevas los cabreos?

Se escucha un vago rumor de...¿barajando cartas? - Va, preguntas clásicas. ¿Cuáles son tus aficiones? Dime si practicas algún deporte, ¿te gusta bailar, los juegos de mesa? 

Su risa es cristalina, como musical. Se nota en la voz un tono relajado, los nervios parecen haberse quedado atrás.

-Exijo una foto tuya de pequeño cuando nos podamos conocer. Yo fui una niña tranquila, creo que la tranquilidad es mi rasgo más notable. No apática, sino serena.

-Es poca diferencia. No cuenta –alega con énfasis.

Asevera con sonidos de asentimiento que quiere el truco. Se siente un golpecito cuando apoya su mano tras la mampara que separa ambas habitaciones.

-Adivinaste –bromea –en realidad sí estaba pensando en corazones. Eso lo adivinaste… pero- espera unos segundos para dar misterio –era un dos. Dos corazones son mejor que uno, ¿no?

Cuando responde lo del daño lo hace sin timidez.

-No a mí personalmente, pero sí a una querida amiga. Mi daño viene por otro ángulo. Lo diré a su tiempo. Pero creo que por lo que siento de ti, te lo diré muy rápido. Me haces sentir en confianza, ¿sabes? Es lindo.

El ruido de las cartas se acompaña por el de aplausos del otro lado.

-Si me enfado mucho, salgo a caminar. No suelo enojarme pero de hacerlo prefiero calmarme antes de enfrentar una discusión.

Un suspiro largo.

-Me gusta la pintura y la moda. No soy frívola, no valoro a las personas por lo que llevan puesto: lo que me gusta es combinar telas y colores. Soy buena en eso… creo. Pero amo a los niños así que ellos son mi vocación. Soy mala bailando, pero quiero aprender. Me suelo caer más de lo que me gustaría admitir. Creo que mi coordinación no es brillante.

Se ríe, avergonzada.

-No hago deportes, pero nado un poco. ¿Y tú, qué deportes practicas? ¿Has estado alguna vez casado antes?

-Puedes exigir pero eso no garantiza que te la de. Quizá una caricia de labios vale de trueque -es un tono vacilón pero gracioso. -Dos corazones. Buena apreciación. Lo voy a tener en cuenta para mejorar el truco -bromea de nuevo.

Hay risa cercana cuando dices lo de la confianza y que es lindo. La misma que brota al hecho de que salgas a caminar en un enfado.

-¿Y qué pintas? ¿Acuarela, óleo, a carboncillo? Entonces también eres modista. En ocasiones necesito trajes o alguna ropa en particular, ¿me harás descuento? Jaja. No es malo ser un poco frívolo de vez en cuando, dejarse llevar, fuera rigideces. La verdad es que yo hasta los temas serio los afronto desde una perspectiva relajada. Supongo que es mi naturaleza.

Suelta una carcajada al escuchar la última pregunta -Nooo, qué va, ni antes ni después. Ni tampoco he vivido en pareja. A lo sumo con algunas plantas, ¿vale eso como parejas? No creo. He compartido piso, eso sí. A ver, ¿tú sí que te has casado? Me precipité y pensé que eras madre soltera. -se escucha que sigue barajando las cartas.

-Salgo a correr con cierta regularidad. Voy al gimnasio, algo de mantenimiento. Desde hace un año le doy un poco al boxeo, sin pasarme. No está mal, ejercitas todo el cuerpo. Y me desestresa, jaja. Va, cuenta, tú con las preguntas inteligentes y yo con las habituales. ¿Música, comida, libro preferido? ¿Cocinas? ¿Viajes? Hum...¿Qué me respondería el pequeño Mathtew si le pregunto cuál es la virtud más destacada de su madre? 

La mención de la caricia de labios provoca una exclamación con aire de broma:

-¡Oh, qué atrevido! –pronuncia en medio de risas –no sería capaz de tomarme semejante atrevimiento, mi señor.

Usa su acento inglés para imitar el tono que podrías presenciar en una película de corte histórico.

-Sí, diseño en algún sentido ropa pero por mi cuenta. Mmm… para explicarlo mejor: no es que diseñe ropa desde las telas sino que busco cosas que combinen y creo nuevos estilos. Me encantaría vestirte.

No puede evitar jugar con el doble sentido, para agregar: -o desvestirte, dependiendo de la ocasión.

Lo otro es algo que responde en un tono un poco más apagado, pero no se muestra reacia a hacerlo.

-Sí… él murió. No quiero hacer de este ambiente algo sombrío, pero prefiero ya decírtelo. Nunca sabes cuánto tiempo te queda.

Contesta con efusividad lo demás:

-Mi libro favorito es Jane Eyre. Música de todo tipo, aunque no soy mucho de regatón. Prefiero algo más suave. Mat te diría “es linda”, sabe decir eso. Habla mucho de a ratos pero de a ratos se queda callado. Temo que sea por lo que pasó con su papá. Por eso venir aquí para mí es algo importante. Quiero sentir ese vínculo de nuevo… quiero estar enamorada, quiero sentirme a salvo.

-¿Tú que buscas aquí, en el programa?

Risilla divertida.

-Pues atrévete, Natalie. Las oportunidades vuelan en la vida. No sabes cuando ese pastel que te pone ojillos desde el alféizar de una ventana, desaparecerá. Y te quedarás sin tu porción.

A lo demás que vas exponiendo, se escucha murmullo de asentimiento, un "ajá" , y similar. 

-Oh, desvestirme. ¿Quién hablaba de atrevimientos? 

Se mantiene callado al resto.

-¿Qué busco?  -Hay otra pausa, cortita - Yo quiero encontrar a esa persona que me llegue y arrebate como un ciclón. Que me levante del suelo, me zarandee, y explote dentro de mí una nova. Jajaja. Vale, es mi vena teatral y poética.

Otra pausa- En realidad sí que quiero enamorarme mucho y profundo. Sin obsesionarme por ello. Pienso que no importa el físico, que una persona te puede caer como una patada por muy bella que sea, y a la inversa. Sin embargo el físico pesa lo suyo. Quiero descubrir eso también, si te puedes colar por una chica sin verla, sentirla, olerla. Me suena difícil.

Ya parece más serio. Aunque con su toque travieso de toda la conversación. -Y si no, pasarlo bien, un poco de diversión y conocer personas. Puede que no pase nada. O suceda todo. Veo muchos caminos en esta aventura. Las cartas me lo susurran.

-¿Por qué quieres estar enamorada? Eres muy joven para atarte a alguien. ¿A salvo? ¿En qué sentido, físico, económico, emocional? 

-Si algo he aprendido de lo que he vivido es a atreverme, o intentar hacerlo. Sé a lo que te refieres. 

Su sonrisa se nota en el "ajá" de cuando él le dice lo del atrevimiento. Luego escucha el resto, se siente ese silencio de cuando te prestan atención. 

-No, tampoco sé si es posible porque si no hay atracción física, ¿no sería como una amistad? Pero sí creo que lo físico no pesa tanto como nos hacen creer. Puedes enamorarte de su voz, de sus gestos. Solo me he enamorado una vez y sé que no fue solamente una atracción física. Busco ese vínculo, esa magia. 

Escucha lo que él le pregunta y sopesa la respuesta con un murmullo. 

-Porque desde que perdí a mi esposo la vida se ha vuelto gris. Me falta algo, no es económico, no es diversión... es emocional. Quiero tener a alguien que sea mi compañero de vida. Con quien proyectar un futuro sin dejar de disfrutar del presente. 

Se oye un chasqueo con la lengua. 

-Necesito protegerme de la soledad... y no voy a negarlo: mi hijo necesita un padre. No para reemplazar al otro, pero le hará falta ese tipo de afecto. Esto... ummm, sueño demasiado seria para ser tan joven. 

Otro suspiro. 

-Dime algo que te enamore de una mujer.

Oyes un murmullo de ropa, un cuerpo que quizá se tumba en el suelo ¿?

-Aquí, en las cabinas, no creo que nos enamoremos. Aunque sí puede que sintamos una atracción potente o como poco ganas de conocer en mayor profundidad a esa persona del otro lado. Esto es como un aperitivo, ¿no?

Te escucha hablar con sinceridad y determinación.

-Eres una mujer valiente, decidida. ¿con los pies en el suelo? Supongo que ser madre te cambia. -pausa- Pareces seria, pero supongo que tienes tu chispa, la has dejado entrever. Solo que...decirle a alguien todo eso, un compañero de por vida, un padre, un futuro.. Eres sincera y te gusta el riesgo. Los chicos pueden huir. 

Una risa lejana, por la postura. 

-Algo que me enamore...Honestidad. Humor. Optimismo. Sus ojos. Su sonrisa. Un corazón amable y bello. Que tenga sangre en las venas. Sobre todo que tenga ganas de vivir. Citando a Jack London: Vivir y no solo existir, vivir el momento. La vida como aventura. 

Unos instantes de reflexión.

-¿Un deseo? ¿Un sueño? ¿Un lugar de vacaciones? Emm...¿Qué no te gusta en un hombre? ¿Y lo contrario? ¿Y de ti, qué es lo que más te gusta, lo que vendes a los demás? ¿Y lo que te disgusta o cambiarías?

Del otro lado se escuchan cojines siendo acomodados, como si ella los acomodara mejor o algo así.

-Un aperitivo… me gusta como suena.

Un tono más sutil se desprende de ella cuando la califica de una manera tan buena.

-No sé qué decir. Me halagas. Tengo los pies en la tierra pero el corazón bien alto, buscando de nuevo encontrar esa conexión que llena la vida de alegría. Soy seria solo cuando tengo que serlo, pero sí que puedo divertirme. No sé igual cómo tener citas. De verdad… mi esposo fue mi única experiencia y nos conocíamos desde niños.

Se ríe de su propia inexperiencia.

-Jack London… conoces de libros, eso es maravilloso.

Piensa un poco lo siguiente.

-Deseo casarme con la persona más especial. Deseo cumplir no mi sueño, sino los nuestros. Acompañarlo en sus proyectos y que él lo haga en los míos. De vacaciones quisiera ir a Hawai, quiero aprender a surfear.

Ríe fuertemente.

-Con mi coordinación medio que me ahogo.

Un murmullo reflexivo se oye antes de decir lo demás:

-De un hombre no soporto la crueldad, o que sea puramente materialista. De mí… oh, tengo que pensarlo. Creo que no me gusta que soy temerosa, me da miedo por ejemplo la oscuridad. Me encanta mi carácter, me gusta mi dulzura.

Suspira.

-¿Y tú, que te gusta y disgusta de ti mismo?

Nathalie habla, y él te escucha. La risa de ella es contagiosa.

-Yo tampoco se surfear más allá de una tabla de esas de críos para pelearse con las olas. Podemos comenzar con el baile, nos presentaremos a uno de esos concursos -bromea- Luego ya pasamos a cabalgar las olas. 

El ruido de movimiento indica que se ha sentado de nuevo. -Es bonito lo que dices, sueños y proyectos en común. Los dos corazones de los que hablabas antes. Suenas convincente. Y adulta. A tu edad yo era poco más que un crío. ¿Eres muy responsable con todo? ¿Te dejas llevar en ocasiones?

Escucha atento.

-Una chica dulce. Empiezan a escasear. Honey. -pequeña risa- De mí...Quizá que inicio proyectos y los dejo a medias. No soy constante. Estoy trabajando en esa parte de mi carácter. Y qué me gusta... Tengo facilidad de adaptación a las circunstancias. Se me da bien escuchar. 

Una suave palmada -Va, un poco de diversión, de desenfado, cuestiones banales. ¿Eres celosa? ¿Te gusta el mar? Se me hace difícil imaginar un mundo sin mar. A veces, en las ocasiones que puedo pasear por la arena de la playa en noches de verano, de otoño, no importa, miro al mar, y el rumor del oleaje me lleva a otros lugares y mundos. Me hace pensar en los antiguos navegantes...-sonaba con emoción contenida.

-Y qué más…¿Cuál sería un día perfecto para ti? ¿Qué haces los findes? Mmm…Y una pregunta más atrevida, ¿Cómo te gustaría pasarlo conmigo?

-Sí, sí –ella asiente emocionada –es más, primero iremos a un concurso de baile también. Tenemos que probar todo, la vida es demasiado corta para tener vergüenza de nada.

Se escucha la determinación en su voz:

-Soy responsable en todo lo que tengo que ser responsable. Desde muy chica tuve que ayudar a mi mamá y luego me casé muy joven. La desgracia hizo que tenga que crecer demasiado rápido aunque no me quejo.

Otro suspiro acompaña a lo de su dulzura.

-También hay escasez de romanticismo, todos quieren todo rápido y a otra cosa. No buscan a largo plazo nada… solo disfrutar un momento. Yo también quiero pasarlo bien, pero no solo por una noche o dos.

La mención del mar la hace hablar de forma ensoñadora:

-El mar es mi primer amor. Solo que en Inglaterra es bastante frío demasiadas veces por año. Por eso quiero ir a países más cálidos y que tengan playa. Respecto a los celos… mmm. Creo que no lo soy demasiado pero sí algo. Supongo que cuando se ama tanto se teme un poquito perder.

-Un día perfecto: cualquiera en el que estés conmigo.

Deja un instante de silencio pero luego continúa. –Los días perfectos son los cotidianos. Creéme, cuando pierdes a tu ser amado extrañas todas esas pequeñas cosas comunes como el desayuno de a dos, o simplemente tenerlo entre tus brazos.

La otra pregunta le saca una risilla nerviosa:

-Sé más específico… ¿hablas de lo íntimo? Jajaja, si es así quiero detalles.

-Bueno, cuando inicias una relación no sabes cual será su recorrido. Aquí es distinto, hemos venido con la idea de construir un presente y futuro juntos. Duradero si es posible. O tal vez alguien lo haga por las risas. Puede terminar con corazones rotos.

El tono es neutro, no hay tristeza, o comicidad o ironía. Simplemente constatando un hecho.

-¿Cualquiera en el que estés conmigo? Uy. Gracias, mademoiselle. Si otro chico te pregunta lo mismo, ¿le vas a responder eso? Cualquier día con Morgan. -se escucha una risa, de nuevo divertida, no hay burla, más allá de la broma.

Él te acompaña en la risa nerviosa.

-No, no. No iba por ahí la pregunta. Si te preguntase acerca de eso, lo haría de manera directa, no suelo andarme con rodeos, en general. Claro que tú puedes interpretarla como quieras, Natalie. -pausa- Simplemente buscaba una idea de fin de semana. Yo te diría, por ejemplo, un viaje en moto, cortito, una carretera bordeando la costa. Abrazarte, oler tus cabellos, beber de tus labios. Conversar sobre mil cosas, recitarte alguna de mis poesías, maravillarte con la magia de las cartas y...bueno, hacerte el amor sobre una toalla bajo las estrellas. -pausa-

-Quiero hacerte sentir bien.

Se ríe.

-Y así todos los findes. Suena genial. ¿Tienes canguro? Jajaja -bromea. - Pero ya que has mencionado la "intimidad", te diré que no tengo tabúes. Es un asunto de los fundamentales en la pareja, se pueden probar cosas, charlar, respetar las negativas si no te apetece algo. Soy hetereo, eso sí. ¿Y tú, cómo vives el sexo?

Un murmullo de asentimiento acompaña a lo indicado por Morgan. -Espero que nadie lo haga por tales motivos. De corazón créeme cuando te aseguro que mi intención es sincera. Jamás le haría eso a nadie. Y también te siento sincero, es muy sencillo abrirme a ti.

Acompaña a su risa el sonido de algo mullido golpeando la mampara. 

-¡Qué cosas dices! No, no creo que diga así. Pero me siento muy bien contigo. Es la pura verdad. 

La explicación siguiente ocasiona una exhalación ensoñadora.

-Me encantaría recorrer la costa asida a tu cintura, sentir la brisa marina acariciando la piel. Encontrar algún pueblito escondido y ordenar un plato de mariscos, acompañado de un buen vino. Quiero ver tus trucos, los naipes hablando su lenguaje simbólico y haciéndome sorprender. 

Cuando él dice lo del amor, ella ríe nerviosa pero la diversión y picardía se escuchan en su voz.

-He tenido poca experiencia en eso. Pero tengo mucha imaginación. Créeme. Ahora mismo mi cabeza se Puebla de fantasías. Soy también heterosexual, nunca he probado estar con otra chica. Tampoco me ha tentado hacerlo.

Una pausa y luego:

-¿Tienes mucha experiencia en Eso? Ejem, ¿has estado con muchas chicas?? Juro que no prejuzgo ni me parece mal. Solo que soy curiosa.