Partida Rol por web

Comienzan a avanzar, o retroceder, desandando el camino realizado hasta el momento. Pasando por el pasaje de las celdas caídas, las estatuas y el túnel recto, hasta la gran habitación con el hueco abierto por donde descendieron. Nadie parece seguirlos, y las cuerdas con que bajaron todavía se encuentran donde las dejaron, listas para subir si así lo desean. 

También está habilitado el túnel que los llevó a aquella trampilla cerrada. 

¿Dónde vive tu madre? Fadrique estaba asegurando una de las cuerdas a las axilas del chaval. ¿Has visto qué agujero más grande? ¿Te gusta jugar con el barro? Cuando tenía tu edad a mi me gustaba mucho.

Durante el camino de vuelta Galmor fue preguntando al chico sobre las salas por las que pasaban y sus detalles - ¿ Conoces estos túneles , has pasado por aquí antes...? si sabían donde llegaban los pasillos y puertas por las que no entraban, qué eran las estatuas, la ropa apoyada junto a la puerta metálica. - ¿ Por dónde bajaste aquí abajo?- pronunció el enano cuando llegaron hasta la grita que permitía acceder a los túneles subterráneos - Dinos dónde está tu madre y te llevaremos allí, quizás ella pueda contarnos más sobre este extraño lugar....

El pequeño iba respondiendo como podía ante las preguntas del enano.

Ante los pasillos que iban pasando, negaba continuamente su conocimiento sobre donde llevaban. 

- No, solo use el túnel de las jaulas, el resto esta prohibido para los que no son de la orden. - el tono de solemnidad con que responde y el respeto hacia el lugar, más allá de su tortuoso castigo, es destacable. Al llegar al gran agujero, el clérigo le pasa una cuerda por debajo de las axilas y responde por última vez. - Vine por allí. - Dice al señalar el pasillo que llevaba hacia la trampilla. - Es el viejo puesto de carretas de Waelvur.

Al salir todos a la superficie (al menos tengo entendido que hacen eso, sino modifico) el muchacho señala hacia el este cuando le preguntan donde vive su madre. 

Varios materiales de construcción ya han sido dejados a la vera del camino y notan algunos mineros acomodando maderas y puntales, claramente con intenciones de arreglar el hueco. 

Lo de las carretas de Waelbur, muy bien, chaval. Pero vamos a dejarte con tu madre. Y luego vamos a investigar todo esto. Miró por los alrededores por ver si la rata aquella les había seguido. Suponía quién era la rata, pero no terminaba de gustarle, la verdad.
 

El sacerdote tiene razón, te llevaremos con tu madre. Después iremos a ver a ese viejo gruñón, seguro que él sabe más sobre todo esto....

El niño dispara corriendo hacia lo que sería su casa. Una cabaña, de muy humilde construcción, bastante abandonada y dejada por los años, de techo de paja y bastantes trastos tirados en el ingreso.

El niño abre la puerta apresurado y grita.

- MAMÁ! MAMÁ! - la voz se pierde dentro de la vivienda. 

Pocos minutos después aparece una mujer, con cara de muy pocos amigos y un palo en la mano. 

- ¿Quiénes son ustedes y que le han hecho a mi hijo? - se observa por detrás que el niño esta tratando de explicarle, pero como toda madre, ha de hacer oídos sordos al notar que alguien le ha hecho daño a su retoño. 

Fadrique se plantó delante de la buena señora y le explico todo lo que había que explicar...

...y de trato tan cruel para con el crío lo sacamos, señora, y te lo trajimos sano y salvo. Ten a bien, pues, vigilar en qué anda metido tu marido, que le lleva a meterse por túneles y cuevas y secretos, dando trato tan salvaje a la sangre de su sangre. Y aquí te dejo al niño que, como el secreto ha sido desvelado, no temerá contátelo todo con pelos y señales. ¿A que sí, Braelen?

Y ya te dejamos con los dioses, que nosotros vamos a saber bien qué se está cociendo ahí abajo.

El enano siguió a duras penas al veloz chiquillo hasta su humilde morada. Dell interior de la sencilla construcción salió una mujer armada con un palo y dispuesta a todo por defender a su hijo. Galmor no se amedrentó en absoluto y  dejó hablar a Fadrique, pero al ver que el lenguaje que utilizaba el sacerdote era demasiado enrevesado, decidió intervenir

- Deja ya tu verborrea que no entienden ni los mismísimos  dioses...!! - espetó el enano enojado

- Señora, lo que este joven quiere decir es que encontramos a su hijo en los subterráneos recién descubiertos bajo Red Larch, de muy mala manera, castigado  bajo unas rocas y prisionero   para que no pudiera salir. Lo hemos sacado sano y salvo  y lo hemos traído para  saber más  de lo que pasa allí abajo. Según nos ha dicho el pequeño, su padre, el carretero y algunos viejos más son los moradores de esos túneles. Seguro que como esposa sabe algo más de lo que su marido hace allí abajo...

Silencioso y pensativo había permanecido durante todo el trayecto, toda la narración del pequeño eran evidencia obvia de los manejos de alguna secta que, como muchos grupos o religiones, se erigían como elegidos de alguna deidad, demonio, diablo o extraplanar cualquiera con el único fin de imponer su voluntad a los demás. Todo, incluso la alteración de su buen amigo enano había pasado desapercibido de los sentidos del gnomo quien se mantenía concentrado en el mejor medio de atacar el asunto, aquella organización podía tener ramas largas hasta todos los niveles de la pequeña localidad, no habría más que un puñado en quien confiar, incluso aquellos que ya les habían ayudado podrían ser miembros de la secta.

Sin embargo, los gritos desaforados de la mujer lograron por fin romper su concentración y acudió pronto al auxilio de sus compañeros, de buena voluntad como siempre, pero con las formas de un gnomo de las profundidades. -Eha señora, nosotros hemos sido quienes trajimos al crio, nuestra intención nunca fue comerlos en pedazos Pese a la cara de hambre del hermano clérigo que nos acompaña. ¡Tome al muchacho y deje de amenazar a quienes bien haría en felicitar!

¡Anrü! Fadrique se había olvidado del gnomo, al que suponía quién sabe dónde, liberado, quizá, por el poder de sus dioses. ¡Oye! No te lo vas a creer. Antes vi una pequeña rata que tenía el careto talmente igualito al tuyo.

Como estaba un poco dolido por las críticas de Galmor, intentaba sin éxito emular el lenguaje del pueblo. Lo de los susurros no. Eso no conseguía controlarlo. Si hasta cuando declinaba una palabra en vocativo le salían las exclamaciones susurradas.

El gnomo no puedo evitar un largo suspiro de paciencia antes de contestar. -Quizá porque era yo, aunque mi cara hocico de rata nada tiene que ver con mi cara actual, ¿o quieres decir que mi cara parece un hocico?

Aquello no tenía ningún sentido, pero quizá el clérigo quería distraer a la mujer con aquella distracción, por lo que el gnomo sigue el juego. -¿O es que eres de esos monjes que se encierran en lugares lejos de todo el mundo y nunca habías escuchado hablar de un druida y sus habilidades?

Se dio una palmada en la frente y se acarició la calva. ¡Narices, claro! ¡Un druida! Pero yo, no se, te imaginaba transformado en seta, o algo así. Pero no, claro, con ese hocic... Nada, nada, que he sido, lo confieso, un poco impío, te pido humildemente perdón, porque mi mente se nubló con la desgracia de este chaval y con el hambre que me estaba dando la situación: ¡imagina que no se me ocurrió otra cosa que visualizarte atravesado con un espetón y todo hecho a la brasa, jugosito y... Oh, por la diosa, perdón, perdón, perdón, no quería... Olvídalo, te lo ruego.

El gnomo no hace sino dar un largo suspiro y omite comentar que él había rodeado de lejos al clérigo imaginándose justamente aquel final descrito por Fadrique, en fin, que al menos se había salvado literalmente por los pelos de una rata.

-Está bien, pero a lo que venimos, el muchacho ya está con su madre. Señora, me parece increíble que alguien hubiese raptado a su pequeño y usted no hubiese hecho nada para impedirlo o al menos solicitado la ayuda de alguien. – El gnomo mantenía mirada inculpadora sobre la pobre madre, por un lado, para ver si algún indicio de verdadero amor materno afloraba mostrando cierta culpa o si la mujer se limitaba simplemente a mostrar su complicidad con escusas.

Fadrique se encogió de hombros. En fin. Más no veo que se pueda hacer. Nosotros deberíamos volver a lo nuestro. A esos túneles.

La mujer escupe al piso y maldice al escuchar sus historias.

- Ese maldito, ya lo verá cuando vuelva. - comenta bajando un poco los humos - No se nada de túneles ni de lo que dicen, pero se que mi esposo usualmente desaparece a reuniones con otros viejos de la ciudad. Nunca cuenta nada, supongo que se gastará las pocas monedas que gana en vez de traer lo que corresponde a la casa. Pero ahora lo voy a fajar de lo lindo cuando vuelva. Ahora debo ocuparme de mi muchacho. Gracias por traerlo. - y sin más miramientos pega un portazo y se comienzan a escuchar los gritos adentro ¿Qué andabas haciendo en un túnel con tu padre? Anda a calentar agua así te das un baño que apestar. ¿Qué estas esperando? Límpiate esos mocos!! Entre otras tantas y varias frases celebres dedicadas de madres a hijos.

Galmor permaneció unos segundos parado sin saber muy bien qué hacer ni qué decir. Pero no tardó en reaccionar

- En fin, tendremos que ir a esos malditos túneles a averiguar lo que son, pero antes deberíamos advertir a Harburck de lo que tienen allí abajo y de las personas que andan implicadas en eso, sobretodo el carretero. Ese hombre nos miró mal desde el principio, ahora empiezo a entender por qué...

Fadrique observó al enano. Tienes razón, Galmor. Eres astuto. Me alegro de viajar contigo. Vamos a ver a Harbruck.

El colorido trío comienza a caminar hacia la carnicería, donde observan a Harburk dando ordenes a los escasos hombres que tiene a su cargo, lo que alcanzan a oír son disposiciones de ayuda a las cuadrillas de mineros que se iban a disponer a trabajar en el levantamiento del túnel y la reposición de la calle. Así mismo un dejo de preocupación se observa en su rostro, el cual desaparece cuando los ve.

- Mis amigos. ¿Qué han encontrado de útil en los túneles?

El gnomo gira el bastón con aire distraído al tiempo que mira el cielo en busca de algo. -Lo que hemos encontrado no son sino incógnitas. ¿Sabes que hay una serie de pasadizos bajo el pueblo unidos todos para unir una congregación secreta?, ¿Qué aparentemente se tortura a las personas y aquellas fuera del culto o lo que sea, son eliminadas? -Las preguntas fluyen sin dar tiempo a responder mientras el gnomo camina en pequeños semicírculos, las palabras tienen un peso específico por su propio significado, pero el tono del pequeño ser de los subterráneos es bastante desenfadado.

Lo pregunto tal cual, porque no tiene caso inmiscuirme en las costumbres locales, si a ustedes les gusta regirse por medio de una sociedad secreta y tal pues que bien, cosas más raras he visto con los drow, no quiero hostigar un régimen o costumbre popular donde al final terminemos simplemente como un grupo de mete narices. -Sentencia mientras respinga.