Partida Rol por web

A lo lejos podéis divisar la chimenea humeante de una gran casa. Tiene esos aires de casona que posee la virtud de servir como fonda, posada o refugio para viajeros. Una fina lluvia cae desde hace rato empapándoos lentamente pero con una efectividad que os tiene calados hasta los huesos. Al lado del caserón, a medida que os acercáis, podéis ver una alta torre de reciente construcción, con una única puerta de hierro. La zona, aunque resulta encantadora, muestra una particularidad algo extraña. En vuestro camino hacia el núcleo de la población vais pasando junto a algunas granjas desperdigadas. Os dais cuenta de que algunos campos son extremadamente fértiles, con hermosas cosechas y algunas vacas y ovejas gordas y sanas. Mientras que las tierras de otras granjas, en cambio, poseen campos pobres y descuidados, repletos de plantas raquíticas o enfermas. Allí la tierra parece incapaz de entregar ningún fruto que merezca la pena. En algunas de éstas últimas, veis algunas vacas escuálidas y otros escasos animales prácticamente en los huesos. A un lado del camino, justo cerca de la entrada a la villa, podéis ver el cartel con la imagen de una jarra en la primera casa que se encuentra en los límites de la pequeña comunidad. Parece un lugar perfecto para descansar y recobrar fuerzas por el largo camino.

Atwater, al margen de las familias que no han sido favorecidas por los dones de Ella, es una próspera comunidad. Situada en una hermosa región, tiene cuanto precisa para conseguir desarrollar una vida en prosperidad y desarrollo. Como todos los puntos donde se desarrolla algo de civilización, ésta tiene que lidiar con los peligros de las tierras colindantes, escondrijo de todo tipo de criaturas. Por ello es normal que casi todas las localizaciones donde se halla un asentamiento tengan algún tipo de defensa. Sin embargo, Atwater se extiende libremente, sin asfixiantes muros alrededor. Casas y granjas se desarrollan por terreno abierto como en los viejos tiempos, cuando un señor local y su milicia profesional salvaguardaban de los peligros a gentes que habitualmente eran vasallos de éstos. Señores que a su vez procuraban cumplir con la misión, en mayor o menor medida, de brindar su protección. Aquí se respira el aire de los días de antaño, cuando existía la seguridad del rey.

Elfire se encuentra completamente mojado cuando el grupo llega, por fin, a la villa. Lo primero que le llama la atención es la diferencia entre una granja y otra, en una tierra tan fértil como al parecer se encontraban no debería haber tanta diferencia entre dos parcelas colindantes. Se pregunta a si mismo haber porque ocurrirá eso así, tenía que averiguarló. Cuando ve el cartel de la jarra espera haber que es lo que el resto propone, aunque da un par de pasos hacia la casa para inspeccionarla mejor.

Parece ser un buen lugar para que descansen después de las últimas semanas de viaje y haber dormido en el camino. No es algo que le importe a Elfire, pero siempre se agradece algo de comodidad después de tanto tiempo durmiendo en el saco de dormir.
 

Raro pienso, la diferencia entre granjas es demasiada. Luego le digo al grupo: Aunque este lugar no me gusta, deberíamos ir a esa posada a descansar un poco, mañana investigare este pueblo y si alguien quiere hacer lo mismo que me acompañe mañana

Los gruñidos del enano se cortan en seco al ver la jarra pintada en la madera chirriando según le da el viento. La sonrisa en la cara del enano es como un amanecer tras un aguacero - ¡JA! Por Moradín, incluso aquí hay tabernas, vamos muchachos, empapemos el gaznate para que esté a tono con nuestras ropas - parto a la carrera levantando barro a velocidad inusitada para una raza de piernas tan cortas. Casi parece que huyo de un dragón por la velocidad que llevo.

Supongo que ya no hay quien lo pare. Sonrió y sigo al enano al interior de la posada

Espero que no todos los enanos sean tan bebedores porque sino esa raza no va a durar mucho tiempo... Elfire sigue al resto de sus compañeros hacia el interior de la taberna. Aunque llevaba viajando un tiempo con Horgar, Elfire todavía no se había acostumbrado a esa costumbre suya de beber toda la cerveza que pudiera antes de caer desmayado. A veces tenía la sensación de que el enano preferiría dejar de respirar en vez de dejar de beber cerveza.

En cuanto vi el letrero con la jarra eché un vistazo a nuestro amigo el enano, no iba a dejar escapar semejante provocación. Así que mi mano se dirigió instintivamente a la bolsa de dinero, sopesándola, y esperando que no tuviera mucha sed. De todos modos tenemos que secarnos un poco, en mi pueblo se decía a esta clase de lluvia "la lluvia que no moja pero empapa". Pasamos por una tierra rica, de labranza, aunque los granjeros tienen una suerte desigual. Los dioses son caprichosos a veces. Pienso mientras me encojo de hombros.

-Entremos sin demora amigos- digo extendiendo los brazos y dejándolos pasar, siendo yo el último en atravesar el umbral con mi corpachón de casi dos metros de altura.

No podéis evitar pensar en la cantidad de fauna de la región, pues incluso en la villa hay multitud de aves de muchas clases, en especial cuervos negros. Posados sobre los tejados y árboles cercanos, acechantes.

En el mismo instante en el entráis por la puerta, os dais cuenta de que la tensión flota en el ambiente. Un grupo de lugareños parece mantener una seria discusión, aunque sin levantar la voz demasiado. Cuando entráis os miran bruscamente, para acto seguido entregarse a tomar sus bebidas de forma más discreta y en silencio. Se percibe claramente que los ánimos están tensos y los rostros acalorados por el sofoco, al parecer, que acarrea el intercambio de duras palabras.

La Posada Corby es un lugar próspero y majestuoso. hacía ya tiempo que no encontrábais un sitio tan acogedor, en cuanto a alojamiento se refiere.

Mmm-pienso-Hay mas de lo que se ve en este pueblo.
Bueno- les digo a mis compañeros- Ire a pedir habitaciones antes de que Horgar termine con las reservas de alcohol y acabe por los suelos.

De acuerdo, yo iré a donde la camarera a pedir una mesa. Yo quiero algo de vino y un poco de queso. Me acerco a la camarera y le digo. Una mesa para cuatro, por favor. Somos ese elfo que va a la barra a pedir, aquel enano que entro corriendo y se va a acabar toda la cerveza de la posada, este humano tan grande que me acompaña y yo. Nos gustaría una mesa tranquila que acabamos de llegar después de un viaje que se nos ha hecho más largo de lo esperado. Me fijo en la gente que se comporta de forma extraña y le susurro a la camarera. ¿Qué ha pasado aquí que la gente tiene esas miradas tan fijas y están bebiendo todos en silencio?

La Posada Corby es un lugar de encuentro social más allá del salón de reuniones, y sólo un poco más ameno que éste. Corby, rico y bien establecido sólo tiene que dar una patada a su huerto para que salten las calabazas y las coles directamente al enorme caldero de la cocina, donde su mujer las prepara en silencio. Los pocos viajeros y las ocasionales caravanas, además de los buhoneros, buscan aquí alojamiento sin pulgas ni piojos. Algo garantizado por muy poco dinero. Corby no es ambicioso ni tacaño. Su bienestar proviene de otras fuerzas que lo bendijeron con una hija hermosa.

Corby, maduro, de tez rosada, bigote poblado y algo grueso, atiende al elfo sin problemas, sirviéndole vino y queso, mientras Fara; su hija de doce años, lleva abundantes cantidades de cerveza al enano.

- Estos no son asuntos que podamos tratar aquí y ahora, y tampoco en estancias con público. - chista el hombre al arquero - Disfrutad de la cena y hablaremos cuando los parroquianos se hayan ido.

Horgar sonrie al ver las tres pintas de cerveza que la muchacha deja sobre la mesa, sonrie tanto como su primo Flint en la noche de bodas antes de retirarse - Esto no está nada mal para empezar, pero no te demores en traer amigas de estas jajaja - comenta señalando con el pulgar a las jarras. Aunque rie poco, tan solo el tiempo que tarda en alzar una de ellas y llevarsela a los labios para beber el más de medio litro de un trago.

- Ahh, bendito sea Moradin por inventar la cerveza - su mano izquierda agarra un taco de queso al que le da un buen bocado. Mira a sus compañeros y comenta - ¿seguro que no queréis que os invite a una buena cerveza? - tan solo oyendo la palabra invitar referida a los elfos ya sabríais que esta de buen humor sin que os hiciera falta ver la enorme sonrisa de satisfacción en su cara mientras masca queso - oh, está bien, no pongáis esas caras y seguid con vuestro vino aguado - *pfff* emite un sonido desdeñoso - no sabéis lo que os perdéis - intercala a mitad de frase un largo trago de la segunda jarra - no es cerveza enana, pero no está nada mal. Nada mal si señor.

Al ver que el posadero rehuye de las preguntas de Elfire, me abstengo a hacer mas preguntas, pido 2 habitaciones para 2 personas cada una, voy a nuestra mesa y cojo un pedazo de queso. Las habitaciones están en el segundo piso,y por cierto la ultima vez me toco estar con Horgar borracho en la misma habitación y no pienso volver a hacerlo de nuevo hasta que vuelva a ser mi turno. Digo esto recordando la ultima vez, el enano ronca como dragón rugiendo y es insoportable al día siguiente por la resaca.

Mañana daré una vuelta por el pueblo e investigare un poco sobre el, haber que encuentro.

Yo iré contigo Durza que también me apetece investigar mañana por la mañana. Me acerco al oído de la camarera y le susurro. Te estaré esperando en la habitación mientras terminas tu turno y después nos contarás a los que todavía estemos en condiciones lo que ocurre aquí. Cojo el vino y el trozo de queso que me han servido y me voy a una mesa vacía en una esquina de la estancia que me permite observar quien entra y quien sale de ella.

El estableciemiento es muy acogedor y me encanta, saludo con la cabeza a los parroquianos, sólo lo justo para entablar contacto visual y ser amisotoso. Cuelgo mi sobretodo mojado al lado de la puerta junto con los demás y me saco los guantes.

Cuando me siento en la silla, esta protesta bajo mi peso, pero aguanta sin mayores tambaleos. Me Bebo codo a codo con el enano las jarras que nos van trayendo. La primera rápido para aplacar mi sed, la segunda mucho más despacio, he aprendido hace mucho que no puedo seguir su ritmo.

Los otros dos chicos ya están averiguando cosas, siempre tan diligentes, por eso nos llevamos bien, ya me llamarán si las cosas se ponen feas.

-Estoy tan cansado que podría dormir abrazado al enano- le guiño un ojo y provoco un inevitable choque de jarras con el consiguiente trago largo. Maldita sea, ya me pilló otra vez.

Horgar se lleva numerosas jarras al gaznate, pero sin un efecto inmediato. Lonfelow es más moderado. Aún así, cuando lleváis un rato, la mesa donde estábais sentados está recubierto totalmente de jarras de cristal pulcramente cuidadas.

La noche envejece, y los parroquianos se van yendo, poco a poco. Sólo queda Corby, el cual ha estado ausente un rato, y acaba de regresar. Su mujer acaba de anunciar que se va a dormir. El tabernero limpia la barra con un trapo, mientras os mira de reojo; bien diciendo que os largárais a dormir y a la vez diciendo que si querían conversación privada, era el momento.

Bueno, creo que es el momento de que hablemos. Digo mientras miro por la ventana la oscuridad de la noche para confirmar de que nadie nos está espiando. Toda precaución que pueda tomar es poca por lo que bajo la voz. ¿Qué esta pasando aquí? ¿Porque una granja es fértil y en la que está al lado suyo no sale nada decente? Eso es antinatural y créeme que llevo viviendo en los bosques desde antes de que tu nacieras. Digo mirando al posadero directamente a los ojos.

- Bueno, Ella nos ha bendecido. Ella valora la belleza, y favorece a quien es bello. Y nosotros tenemos a nuestra Fara. Fara es tan hermosa que las aves se detienen unos instantes para contemplarla cuando la alcanzan con su mirada. Cuando nació, los cuervos volaron veloces, raudos como nunca hicieran antano, a comunicar la buena nueva a su Reina que, orgullosa, ordenó a los vientos y a las cosechas alumbrar las tierras de la bienaventurada familia con sus  bondades. En su interior, la dicha de Ella no tenia limites, pues el don de la niña seria su propio don, un trato en la que la reina siempre gana. Fara es la niña perfecta y la víctima inocente que queda mas alla de las mezquindades y males de este mundo. Pero hace una luna, floreció, y Ella la reclamará algún día.

Corby es padre y hombre de suerte. Su familia, siempre agraciada con muchos dones, no es que hiciera un enorme esfuerzo en contentar a la Reina, pero la fortuna toca de forma ciega en su juego anónimo. Y cuando llega la fortuna casi siempre sucede que el tiempo pasa veloz, ansioso por cobrar por el favor.

- ¿Por qué no marcho con mi familia muy lejos? Dejar todo cuanto hemos hecho con tanto esfuerzo no es fácil y comenzar en otra parte es arriesgarse con la misma muerte. ¿Adonde vamos a ir, si adentrarse en las tierras solitarias es peligro seguro de ataques de bandidos o algo peor?

- ¿La reclamará? - se lleva la mano a la boca y al cabo de un momento continua - ¿Parece como si hubierais hecho algún tipo de pacto? - dice con aire inseguro. Vete a saber, entre los piernas largas hay costumbres muy extrañas - ¿Y quién o que es esa Reina? - La muchacha no parece muy ansiosa de cumplir con su parte ahora que es "mujer", y Horgar con el estómago lleno de cerveza esta de buen humor, no le importaría escuchar más de esa historia.

Me quedó en silencio sentado en la mesa a la espera de la respuesta del tabernero a la pregunta de mi compañero enano, que a pesar de haberse más de un barril de cerveza, todavía tiene no ha caído desmayado.