Partida Rol por web

—El bien siempre prevalece —repito, contenta por haber resuelto el problema. Ahora ya estamos listísimas para cualquier examen sorpresa que nos puedan poner. 

Me meto la agenda en el bolsillo de la sudadera y doy algunos pasos saltarines, hasta que llega la pregunta de Arashi que me hace mirar primero al cielo.

—Mmmm... Pues quizás... a ver qué hora es... 

Saco el móvil para mirarlo y se me abren los ojos como platos del susto. 

—¡Arashi! ¡Quedan tres minutos para que suene el timbre! 

Y al ritmo de paseo que llevamos tardaríamos como diez en llegar. ¿Cómo ha sido eso? ¿Hemos caído en un bucle temporal? ¿La Oscuridad nos ha robado el tiempo? ¿Puede hacer eso? ¿O es que estoy tan a gusto con Arashi que se me ha ido la olla y hemos ido demasiado despacio? 

La miro, con las mejillas sonrojadas y cara de susto. 

—¡Tenemos que correr! O el señor Kimi nos dejará fuera.

En un impulso cojo su mano y tiro de ella para arrastrarla y que corra conmigo.

Abro los ojos al saber lo poco que falta para empezar las clases. Creía que aún teníamos media hora, pero siempre me pasa igual, no sé en qué hora vivo. Cuando me mira con esa cara de susto, le dedico una sonrisa. Estoy acostumbrada a confundirme y esto no es nada para mí, casi siento que me sobra incluso un minuto, aunque la emoción que trasmite Mimi para que corramos me entusiasma y, total, tendría que hacerlo en un minuto si quiero llegar. Así que me dejo llevar sabiendo que tampoco nos va a pasar nada, no debería, creo…

―¡Vamos! ―le digo, porque en el fondo tampoco quiero que se preocupe―. ¡Qué no llegamos! ―añado, entre risas. Esta siendo muy divertido este paseo, una pena que Katsumi se lo haya perdido.

Faltan sólo dos minutos para que suene la campana cuando las cuatro os reunís ante el instituto. Da la impresión de que Katsumi y Momoka acaban de aparcar la moto y están empezando a hablar con Haruka e Iwata, que llegan caminando juntos. Por el otro lado Arashi y Mimi llegan a toda prisa juntas. Van apuradas, conscientes de que tienen el tiempo justo: si cualquiera de ellas llega tarde es probable que el señor Kimi las deje fuera. Además, para hoy teníais que haber terminado de leer el libro que os había mandado, el de la historia de los tres amigos samurais.

Justo en ese momento Iwata está dando un codazo a Haruka, animándolo a hablar. Este último señala hacia la espalda de las dos chicas.

—Creo que vienen por ahí —dice mientras sus pómulos empiezan a enrojecer.

A su lado Iwata sonríe, como si aquello le hiciera bastante gracia. A la que no se ve por ninguna parte es a Sayaka. Mientras tanto, el chico hace un gesto hacia Katsumi.

—Hemos pensado que sí iremos a uno de vuestros ensayos —le dice—. ¿Hoy os va bien? Estamos libres después de clase.

El enfado hacia la propia Oscuridad refleja lo profundo de la herida que ha hecho en tu alma. Si no hubiera removido unos recuerdos tan dolorosos, si no hubiera jugado con la memoria de tu primo, probablemente tu poder no se manifestaría de una manera tan sólida. Pero la Luz te da toda la fuerza que necesitas para combatir. El poder de ese árbol verde crece en sintonía con todo lo que eres, y cuando las Marionetas lanzan sus ataques chocan contra su corteza vibrante sin llegar a alcanzarte.

Durante un instante puedes ver cómo las tres que quedan te miran fijamente hasta que una de ellas lanza un siseo parecido al de una serpiente. Sabes que en otras ocasiones, al encontrarse contra algo así, han huido y buscado víctimas más fáciles, pero parecen empeñadas en enfrentarse a ti. Puedes ver cómo se mueven a tu alrededor, esperando el momento ideal para atacar.

Apenas puedo concentrarme en lo que me preguntan los chicos, pero parpadeo para despejarme. Miro de reojo a las chicas, quizá hoy no sea el mejor día para que vengan a un ensayo. Sobre todo después del ataque de ayer. Y la Oscuridad sigue libre...

Que sean ellas quienes digan algo. No me fío ni de mi propio criterio a la hora de decidir. Personalmente sí querría que vinieran, Haruka sobre todo. Pero, ¿y si es peligroso para ellos?

Entonces me apresuro a responder. 

- Depende. Si Sayaka no aparece no habrá ensayo hoy. - Comento mirando en todas direcciones buscando a mi amiga. Pero luego añado: - Deberíamos ir entrando. El conserje es muy estricto con los horarios. - Lo que todo el mundo no sabe es que el conserje ha sido siempre estricto con los horarios porque lo considera una muestra de educación y respeto. Llegar tarde afecta al resto de compañeros de clase y al profesor. No es una cuestión de perjudicar a uno mismo, sino a todos los demás. Menuda chapa me soltó un día al respecto. Menos mal que estaba contento conmigo porque no he llegado tarde ni un solo día a clase. Me decía que era un ejemplo para los demás.

Y, quizá un pelín tarde, caigo en la cuenta de que para hoy teníamos deberes. Menos mal que me acabé el libro hace tres días así que he cumplido con la parte que me tocaba. Solo espero que el profe no me saque a la pizarra con Narumi. Suele sacarnos por parejas para ir haciendo preguntas sobre la lección, y en esa clase Narumi no solo es la más mala... es la mejor. A mí se me dan bien todas las asignaturas en general, pero en lengua Narumi me supera.

- ¡¡¡Arashiiiii!!! -Corro a abrazarme a mi amiga pasando de largo a los chicos, como si no la hubiese visto en años, froto mi mejilla contra ella y le lloriqueo un poco.- Lo sientoooo... -Me disculpo por no recogerla hoy de nuevo y señalo la cestita de la moto hablándole en voz baja.- Te he traído unos onigiris de la abuela para compensar. ¡Pero ha sido muy buena idea ir a por Momoka! Hemos conseguido que su padre readmita a Rai... -miro un momento a los chicos porque Iwata me interrumpe y lo miro sonriendo.- Oooh entonces gen... -no termino, claro porque Momoka ha sido más lista que yo y ha pensado en todo, así que me acuerdo del insignificante detalle de la oscuridad- Oh, vaya, es verdad. Bueno, podemos buscaros en el recreo y ya os decimos si al final ensayamos o no. ¡Será divertido!

Suelto ya por fin a Arashi aunque no del todo porque me quedo agarrada a su brazo y asiento a Momoka que de repente le ha entrado prisa. Yo creo que tampoco es tan tarde y hoy voy relajadita porque hace una semana que me terminé el libro, porque soy aplicadísima en esta asignatura. Bueno, en realidad no tanto, aquí aplico el ying y el yang, eso desespera al pobre profe. Me llevo muy bien con él, aunque a veces se enfada conmigo, porque los libros son lo mío, las palabras también, pero los análisis me dan toooooda la pereza y el profesor se desespera. Aunque la paciencia no es lo suyo es muy majo, así que me perdona casi siempre, las veces que no me mete trabajos extra y ahí lo odio un poquitín. Sé que siempre lleva un libro encima pero a mi no me engaña, a este en su tiempo libre le gusta jugar a videojuegos, lo huelo, lo siento... Bueno y que también lo he visto muchas veces semi escondido entre los estantes de la tienda de videojuegos buscando chollos. 

- Bueno vayamos a clase antes que el viejo nos cierre, jijiji.

No ceden. He conseguido detenerlas de nuevo, pero siguen fijas en su objetivo: yo. Empiezo a comprender, la luz me ilumina el entendimiento, soy la más fácil de vencer en solitario, ellas lo saben. Más bien su Amo.

-¡No podéis vencer a la Luz! ¡Jamás!

Y también saben de la Fuerza, Voluntad y Sanación que ofrezco a mis hermanas. De la importancia de destruirme para luego enfrentar con más seguridad su ataque hacia ellas. Lo han aprendido de la noche anterior. 

No puedo permitirlo. No. No puedo huir. El brillo en el talismán con forma de árbol sigue fluctuando intensamente. El Árbol Verde también es energía que fluye junto con la Luz, recuerdo la primera vez...Fue Dormilón quien me descubrió su poder, como tantas otras cosas...Esas cosquillas recorriendo todo mi cuerpo...Me dio la risa, no pude contenerme y Dormilón me miró con esa expresión muy suya de enfado y concentración. Me hizo reír de nuevo.

Dormilón... Mis amigas...

Continuo aferrando mi fiel violín. Cierro los ojos, abro mi corazón a la música, a la vibración de los astros, a la bondad y al bien, a mi fuerza de voluntad y piedad. El Poder de la Luz me envuelve,  destellos de luz en forma de torbellino giran en derredor y me fortalecen. Las notas surgen, emanan lazos de energía, tentáculos de pura esencia musical, igual que una enredadera para atarlas, sujetarlas, mientras preparo mi ataque definitivo.

-Soy Melodía Astral -susurró, rodeada del viento helado del cosmos...

Llego corriendo de la mano de Mimi y cuando veo en la distancia a Katsumi y Momoka, ya estoy gritando y saludando con la otra mano. Hemos llegado y, lo más importante, a tiempo para el examen sorpresa. Enseguida que estoy a la distancia apropiada de Katsumi, salto sobre ella pegando un grito de felicidad y casi precipitándonos al suelo; pero tenemos práctica, mantenemos el equilibrio y enseguida siento la mejilla de Katsumi junto a la mía, mientras nos abrazamos tan amistosa como efusivamente. Por supuesto, no estoy enfadada y no necesito de disculpa alguna, solo estoy súper feliz de verla. Y muchísimo más aún cuando anuncia que ha traído onigiris, pego otro grito de jubilo. Ya tengo ganas de que sea la hora del almuerzo.

―¡Es genial! ¡Todo! Que readmitan al señor Rai y que tu abuela haya hecho onigiris ―digo, apretando los puños emocionada―. ¡Qué hambre! ―Hago una pausa, dándome cuenta que ya vuelven a estar esos dos y les saludo con la mano, pasando un poco de ellos, y les suelto―: Hola, chicos. ¿Os habéis leído el libro? Ese de las cuatro pruebas... 

Como siempre que es viernes, en el ambiente se respira algo más de alegría y jubilo, y es normal, llega el fin de semana y todos van a poder hacer un montón de planes. Se oyen comentarios sobre un campeonato de kendo, sobre una fiesta que organiza no se quien y algo de que un profesor ha puesto un examen para la semana que viene y les ha fastidiado los planes a toda una clase, esos no están tan contentos. Pero más allá de todo ese ambiente que solo puede definirse como de «finde», hay algo más que me escama, una sensación que me llega directamente al corazón y nubla la alegría con la que nos hemos reunido. Es extraño, no me gusta. Frunzo un poco el ceño y sigo mirando a mi alrededor hasta que me fijo en algo diferente, una sombra que cruza los cristales del edificio de forma inusual. Casi no me lo puedo creer, pasa muy rápido, pero he podido sentir perfectamente como me ha helado la sangre. Me aferro más al brazo de Katsumi. No tengo miedo, eso por supuesto, pero necesito que me haga caso. Le doy un golpecito en el costado y muevo la cabeza, señalando nuestro edificio. Quizás llevo demasiado tiempo guardando silencio, así que decido meterme en la conversación de nuevo, para mantener esa coartada con los chicos.

―Claro que tiene que haber ensayo, aunque seáis cuatro. Podéis venir ―comento, solo que mi voz parece algo distante―. ¿Nos queda tiempo, no? ―pregunto, con el mismo tono.

Mis ojos se mueven hacia un grupo de chicos y chicas que están un curso por debajo, o dos, la verdad es que solo sé que son más pequeños. Uno de ellos está señalando la azotea y eso me preocupa, ahí mismo fue donde tuvo lugar nuestra batalla.

—¡Hola, chicas! —saludo a mis amigas al llegar a su altura, sin hacer mucho caso de los chicos que hablaban con ellas, pero enseguida me doy cuenta de que falta una—. ¿Y Sayaka? Como no llegue rápido el conserje la va a dejar fuera. 

Miro a un lado y a otro, buscando su cabecita azul sin éxito, y aprieto los labios. Sin pensármelo mucho saco el móvil y marco su número.

—¿Se habrá quedado dormida?

Espero los tonos mientras cambio el peso de una pierna a la otra, con impaciencia y prisa. Por el rabillo del ojo he visto entrar en el insti a Narumi con su sukeban y ya sé perfectamente qué maldad va a hacer ahora mismo: ir a clase de lengua y decirle al profe que ya no hay nadie fuera, que puede ir empezando. No es la primera vez que nos hace algo así, la muy asquerosa. 

—No queda tiempo, no —le respondo a Arashi mientras escucho tonos—. Como no responda rápido vamos a tener que entrar.

Sayaka no llega a responder a la llamada de Mimi. Mientras tanto Iwata ríe con naturalidad al ver la efusividad con la que se saludan Arashi y Katsumi. Haruka, por su parte, vuelve a sonrojarse aún más cuando la batería se dirige a ellos.

—Sí, vamos entrando —dice Iwata, dando ya los primeros pasos hacia el interior.

Haruka, sin embargo, queda quedado algo embobado mirando hacia el edificio... justo al mismo lugar al que ha mirado Arashi. Todo su rubor ha desaparecido y está algo pálido. Acto seguido empieza a caminar hacia la clase apretando el paso, dejando a su amigo algo descolocado.

—Perdonadle —les dice mientras Haruka se da prisa sin despedirse, y levanta un poco la voz para que su amigo oiga las siguientes palabras—. Creo que tiene problemas de vientre.

Sin embargo, ni siquiera con aquella broma Haruka se da la vuelta.

Cuando llegáis a clase ya están casi todos los alumnos en sus sitios. Incluso Haruka está sentado como los demás, aunque es el único que no ha preparado su cuaderno. Está mirando hacia abajo, hacia la mesa. Llegáis justo al mismo tiempo que el profesor Misawa, y lo primero que veis es a Narumi de pie ante la puerta, con una sonrisa en los labios: es evidente lo que pretendía. El profesor le lanza una mirada de advertencia por no estar en su asiento, y vosotras tenéis el tiempo justo para llegar a vuestros asientos antes de que cierre la puerta. La única que no ha llegado es Sayaka. Su sitio permanece vacío, y no tenéis ningún indicio de dónde puede estar.

El silencio en la clase es casi absoluto, como siempre. Sin embargo se respira algo de tensión en el ambiente, quizá por el posible examen. El profesor mira a los alumnos un momento antes de saludarlos.

—Buenos días a todos —les dice—. Espero que el libro que habréis leído os haya gustado. Veamos quién puede sarlir hoy... —Repasa la clase con la mirada antes de fruncir un poco el ceño—. ¿Sayaka? ¿Alguien sabe dónde está Sayaka? —pregunta antes de buscar a otra candidata con la mirada—. Bueno, Narumi entonces. Narumi Maraka y... Arashi Nagai. A la pizarra.

En ese momento Haruka estira el brazo hacia la mochila para coger el libro del que el profesor habla, y al retirarse un poco la manga Mimi puede distinguir algo extraño en él. Es sólo un instante, pero suficiente para llamar su atención.

A pesar de la fuerza que irradia de tu interior, las Marionetas son rápidas. Estaban ya preparadas a la espera de que tu escudo se debilitase, y en cuanto este se lo permite se lanzan de nuevo a por ti.

Sientes la Luz en tu interior. Sabes que está ahí para ti. Cuando cierras los ojos, la sientes, y sólo tienes que extender la mano para tocarla... pero no eres lo suficientemente rápida. Cuando las notas están surgiendo, pero antes de que tu poder sagrado tome forma, sientes de nuevo el tacto incorpóreo de las Marionetas. En esta ocasión son sus garras las que te atraviesan: la primera en el vientre, la siguiente en el pecho. La tercera, además, no es tan incorpórea como las otras. Te agarra por el cuello y te levantar en el aire sin demasiada dificultad, dejándote en un buen aprieto. Además hay algo distinto en aquella ocasión. Sus golpes no evocan tu culpa, sino tu rabia. Sientes cómo el enfado crece en ti, cómo el rencor galopa por tus venas y crece sin parar.

Me preocupa que Sayaka no esté en clase y que no haya respondido a la llamada. Miró el reloj y es, obviamente tarde. La mirada de Narumi... es casi como si estuviera saboreando el momento.

Pero trago saliva y me concentro. No podemos hacer mucho más hasta que acabe la clase, salgamos y veamos si podemos contactar con nuestra amiga. Espera... sí hay una manera. Cuando el profesor pide que salgan Narumi y Arashi doy un pequeño respingo pero la lanzo una mirada significativa a mi amiga. Tú puedes, Arashi.

Entonces toco la hebilla de mi cinturón y me concentro en comunicarme con Sayaka. Debería de ser capaz de responderme si está bien. La verdad es que me preocupa. Me percato también de que en uno de los pupitres del lateral está sentado Renzo. Pobrecito. Es, con diferencia, el peor estudiante de la clase. Una vez estuve a punto de suspender un examen por un trabajo en grupo que me tocó hacer con él... los dos solos. Menos mal que al final saqué un notable alto y que pude suplir las partes que le tocaban a él. A mi padre no le hizo gracia, pero como fue la peor nota que he sacado en mi vida tampoco se lo tomó muy a mal, siempre y cuando continuara sacando sobresalientes en el resto de asignaturas y examenes... siempre.

Parpadeo y sacudo un poco la cabeza. Pongo cara de concentración para que el profe no se enfade ni se piense cosas raras, y vuelvo a concentrarme en Sayaka, a ver si puedo comunicarme con ella. ¡Holi! ¿Estás bien? Estamos preocupadas.

Y es en ese instante, aun sin saber si podré comunicarme con nuestra amiga, cuando se me ocurre una idea genial. Miro a Katsumi, y miro a Mimi. Luego hago un gesto con la cabeza disimulado en dirección a la pizarra, y me señalo la hebilla del cinturón. No está bien... no es justo... pero... Quizá Narumi se lo merezca. ¿Podríamos ir chivándole las respuestas a Arashi? Con nuestra ayuda fijo que puede vencer a Narumi. ¡El profesor estaría sorprendido gratamente! Y la cara de Narumi no tendría precio.

Vuelvo a hacer un movimiento de cejas, a ver si Mimi y Katsumi pillan lo que quiero decir. Primero señalo al libro que tenemos encima del pupitre, y luego a la pizarra en dirección a nuestra amiga. Y luego otra vez la hebilla de mi cinturón.

Al final entro en clase un poco preocupada porque Sayaka no me haya cogido el teléfono. ¿Se habrá quedado dormida? ¿Estará enferma? Son las preguntas más lógicas, pero siendo lo que somos no puedo evitar preguntarme si habrá sido otra cosa. ¿Y si nos necesita? Bueno, si nos necesitase nos llamaría con el talismán, así que seguro que se ha quedado dormida. Por si acaso, mientras entro lo hago sosteniendo la púa de mi cuello con la mano.

Me fijo en Narumi, que ya estaba preparada para ser mala, como siempre. Ya sabía yo que eso era lo que pretendía. Pues que se fastidie, que no le ha salido bien. Al pasar cerca de ella le hago una mueca tirando del párpado inferior con un dedo mientras saco la lengua. 

Cuando el profe llama a Narumi, pongo los ojos en blanco, siempre Narumi, qué pesada es, está en todas partes... pero entonces nombra a Arashi y abro los ojos como platos. ¡Menos mal que hemos venido todo el camino hablando del libro! Le hago gestos de triunfo cuando se levante a la pizarra, estoy convencida de que lo va a hacer genial y Narumi va a morder el polvo literario. 

En eso que me doy cuenta de que Haruka está raro, rarísimo. Desde que hemos entrado tiene los labios apretados y mira hacia abajo, es como si le doliese la tripa. Ladeo la cabeza al ver algo en su brazo, es como un tatuaje de color azul brillante, y parece que pone algo, son como unos ideagramas, pone... «Caba... Armo...». Jolín, no llego a leerlo entero. No sabía que Haruka tenía un tatu, eso le hace un 10% menos idiota y un 5% más interesante. El resultado final sigue siendo bastante bajo, en realidad, pero al menos ahora hay algo de lo que puedo hablar con él.

Vuelvo a fijarme en mis amigas a tiempo para ver las señas de Momoka y me da la risa al verla tan preocupada. Niego con la cabeza y muevo la mano, quitándole importancia. «No hace falta», vocalizo en silencio, «Se lo sabe genial». Y un pulgar arriba, para que se quede tranquila. Arashi es la mejor y está superpreparada para este examen sorpresa.

No puedo dejar que se filtre su veneno en mi corazón y me nuble el entendimiento. Por mucho daño que me hagan. físico, psíquico, o a nivel de espíritu, mi voluntad no desfallecerá. 

Soy una Magical Girl. El muro que no dejará pasar nunca a la Oscuridad.

Ni siquiera esas agujas que clavan en mí removiendo el dolor y la pena que siento y sufro por el desamor de mis padres conseguirá quebrantar mi voluntad. A pesar de la rabia hacia mí misma por no conseguir que se escuchen y se den una nueva oportunidad. 

Pero eso es lo que quieren ellas...¡NO! grito en mi interior mientras me siento elevada igual que si yo fuese la marioneta y no ellas. Con todo, faltándome el aire, faltándome el apoyo de mis hermanas, con el miedo sudando en mi cuerpo, la miro. Clavo mis ojos asustados en el monstruo que así me levanta y aprieta el cuello.

Y ya, sin pensar, sino actuar, le hundo la vara de pura luz de mi violín en su cuerpo de sombras.

Pues al final tenemos que correr un poco para llegar a clase. ¡Qué raro! Si la sensación no había sido la mejor al llegar al instituto, al llegar al aula es mucho peor, porque ahí está Narumi ―la más malísima de todas― y es evidente lo que pretendía. Quería fastidiarnos a todas solo porque están conmigo. Nada me molesta más que puedan meterse con mis amigas, y especialmente con Katsumi, por mí. ¡Qué rabia! Estoy a punto de decirle algo y que termine entrando con cara de tonta, pero claro, no se me ocurre a tiempo y el profesor nos manda a sentar. ¡Maldita, Narumi! Corro a mi sitio, porque no voy a dejar que se salga con la suya. Solo por eso. 

No se como consigo mantener silencio, porque quiero decirle algo a Katsumi, pero claro, el profesor está hablando y no quiero molestarlo. Así que le hago señas a Katsumi, con la esperanza de que las interprete correctamente. ¿Qué significan? Bueno, la verdad es que ni yo misma lo sé muy bien, diría que dicen: Cuidado con Narumi.

―¡Buenos días, profesor! ―suelto, sin dejar de hacerle gestos a mi amiga.

Me sorprende que no esté Sayaka, quizás por eso me aseguro bien mirando a todos lados, pero no, no está. «Pufff», pienso, moviendo los labios y soltando un bufido al oír otra vez el nombre de Narumi. ¿Por qué es tan pesada? Es insoportable. Me giro hacia ella, no quiero hacerlo, pero me resulta inevitable. Y ahí está levantándose con esos aires de superioridad y con su estilo impecable. Está contenta de salir, se la ve segura. Supongo que se habrá leído el libro, porque esa es tan estúpida que no seria capaz de inventarse un final. Su sukeban la jalea y le da ánimos, sabiendo lo mucho que le gusta llamar la atención. Narumi se sacude el pelo con un gesto de diva, es insoportable y parece que nadie sabe del todo lo malísima que es, y es la más malísima de todas.

Entonces, oigo mi nombre. «Mierda», pienso en un primer momento. «Espera, seguramente puedo dejarla mal con mi simple talento natural. No es que me guste hacerlo, pero ella se merece que le bajen un poco los humos. Es justicia divina».

Me incorporo con toda la confianza del mundo, que evidentemente es más temeridad que otra cosa, solo que aún no lo sé. Golpeo la mesa con las palmas, haciendo un ritmo genial, uno que solo puede llevarme a la victoria. Sí, la sukeban de Narumi me dice cosas; no me importan. Si veo la ocasión, choco los cinco con Katsumi y Mimi y salgo a la pizarra como una auténtica estrella. Me resulta inevitable no salir de forma parecida a como lo ha hecho Narumi, es que no voy a ser menos ante esa pedorra. De un salto, me subo a la tarima. Que empiece el espectáculo.

―Más que lista profesor Misawa ―le digo, y cuando no está mirando hacia mí, hago una mueca hacia Narumi; le saco la lengua y muestro con la mano el índice y el meñique levantado―. Pregunta lo que quieras.

Solo que cuando digo eso, me doy cuenta que no tengo ni idea de como se llamaban los tres amigos. Sé que había una princesa, de eso estoy segura, pero qué más pasaba al principio. No pasa nada, con lo que sé tengo de sobra. ¡Vamos!

A mi lo del patio ya me ha dejado preocupada, lo que pasa que tenemos que llegar al aula o nos castigarán. Así que llegamos a clase al trote y justo a tiempo, menos mal, y nos encontramos a la petarda de Narumi que no sé qué quiere, seguramente molestar a Arashi así que la miro como diciendo: A ver si desayunamos más muesli bonita, que tanta mala leche de buena mañana no es normal. Pero en esto que ya llega el profesor y le sonrío encantadoramente mientras obedezco y me voy a mi asiento. Miro a Arashi que quiere decirme algo y voy descifrando su mensaje en nuestro código de súper amigas, si es que no nos hacen falta nuestros poderes, sé perfectamente qué me está diciendo: ¡Qué guay el libro! y ¡Qué hambre tengo! O algo así y claro que asiento, no sé si tiene mucho que ver una cosa con la otra pero para mi tiene lógica porque en el libro comen muchos onigiris y los de mi abuela son demasiado tentadores.

- ¡Buenos días profe!

El profesor Shinsuke es tan reservado que es el que más rumores ha despertado en todo el instituto por supuesto. Unos dicen que es mitad chino, otros que viene de una familia de antiguos samurai, los hay que afirman que ni una cosa ni la otra pero que fijo es millonario. Yo la verdad que no sé qué pensar, más allá de que se nota que guarda muchos secretos, cualquiera diría que el profesor que despierta pasiones en medio instituto se pasa las tardes jugando a videojuegos y no corrigiendo exámenes, sobre todo cualquiera de los que lo han visto trepar a un árbol ágil como un gato para bajar una pelota extraviada. En cualquier caso me centro en lo que ocurre y observo muy preocupada el asiento vacío de Sayaka. Entonces el profesor llama a Narumi y se levanta la tía muy ufana. Claro normal, si es que quiere impresionarlo, se nota. Sí el profesor también le gusta a Narumi, a mi no me engaña, por eso es tan pelota. Y en esto estoy pensando cuando oigo el nombre de Arashi y me preocupo todavía más. Miro a Momoka y a Mimi, una plantea el hacer trampas y la otra está convencidísima de que Arashi lo conseguirá. Que a ver, yo también, que hasta la animo y le choco la mano porque la veo segura, pero de pronto me entran dudas y no sé si confiar en que lo haya terminado del todo.... Porque me las conozco, especialmente a mi mejor amiga que a veces se queda dormida justo antes de que termine la peli cuando vamos al cine. Así que me quito el lazo y hago así como que estoy jugueteando con la cinta, pero estoy frotando la piedra.

 «¡ARASHI! ¿Te has leído el libro?» No me hace caso. ¿Por qué no me hace...? Giro mi cabeza y veo con espanto como se ha dejado las baquetas en el pupitre. ARASHIIIIIIIIIIIII... Tengo que analizar la situación, si le hago señas... ¿Si le hago señas me verá el profesor? Vale, decidido, voy a hacerle señas, cuando el profe las mire atentamente a ellas yo... así con cuidadito... si me mira mucho me escondo un poco detrás de la espalda de mi compañero.